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Hace 2 años le dije a mis padres:
"Mamá, papá, quiero ser humorista gráfica".
A lo que respondieron: "Cielos, ¡cariño eres programadora!
¿Crees que realmente eres tan graciosa?"
(Risas)
Pero lo hice, quería ser humorista gráfica
y creo que mi pasión era suficiente para lograr cualquier sueño.
Solo se necesita pasión, ¿no?
Bueno, resulta que si uno quiere ser humorista gráfico,
tiene que tener además un montón de ideas.
Me faltaban ideas, así que les pedí consejos a mis padres
y papá me dijo: "Mira, como dicen los escritores 'escribe lo que conoces'".
Le dije: "Sí". Y él: "Bueno, ¿por qué no haces lo mismo?
Dibuja lo que conoces.
Eres programadora, ¿por qué no dibujas cosas de programación?"
En ese momento pensé que era una idea brillante,
así que empecé a dibujar esas pequeñas cosas graciosas
que me ocurrían durante el día como programadora.
Pero al cabo de un par de meses,
empecé a aburrirme.
Verán, ya no veía la gracia en los problemas informáticos
que encontraba día a día.
(Risas)
Así que dejé ese género
y dije: "Bien, ¿sobre qué otra cosa tengo muchas ideas graciosas?,
¿sobre qué más podría dibujar?"
Y fue allí frente al espejo que advertí:
"¡Dios mío! Soy una chica".
Al parecer, después de todos esos años acababa de caer en la cuenta.
(Risas)
Hay muchas cosas relacionadas con ser mujer,
de las que podía reírme.
¿Cosas como qué?
Bien, ¿qué tal nuestro cambio de percepción del peso a lo largo de los años?
(Risas)
¿Y cómo la tecnología ha afectado nuestras relaciones?
(Risas)
¿Qué tal la autoestima y la mujer?
En realidad, la falta de autoestima en la mujer.
(Risas)
(Aplausos)
Dibujaba lo que fuese.
Y sigo dibujando este tipo de cómics
hasta febrero de 2011,
con la Primavera Árabe.
[Nivel Egipto y Túnez no fue difícil, ¡Nivel Libia es imposible!]
(Risas)
(Aplausos)
Durante la semana que publiqué ese cómic
recibí más de 150 000 visitas a la página.
y creo que no me equivoco al decir que fue el primer cómic viral,
y también el primer cómic considerado controvertido por algunos,
pero también abordaba el gran acontecimiento que ocurría en el mundo árabe.
No se preocupen, que no vine a hablar
de un mensaje político detrás del cómic en sí,
o si fue o no exitoso,
sino de lo que fue este cómic para mí.
Este cómic me abrió la mente y concentró mis pensamientos
en problemas que ocurrían en el mundo
ya sean políticos o sociales,
sobre lo que antes no había pensado.
No digo que me haya convertido en activista o algo así,
simplemente daba mi opinión.
Nunca lo había hecho antes.
Es como si mi cómic me hubiese obligado,
a reflexionar en todo lo que pasa en el mundo,
y me diese un medio maravilloso con el que expresar mis opiniones.
Y pensé: "Bien, espera un minuto, espera un minuto",
y mirando a mi alrededor
me di cuenta de que como libaneses nos habíamos adaptado tanto
a los problemas que nos rodeaban
que ya no los veíamos como problemas.
Cosas como los cortes de energía.
(Risas)
Cosas como nuestra generación de madres.
Mi madre mirando... prometo que no seré así,
no se preocupen, no me convertiré en ella.
Cosas como, perdón que los ponga tristes
pero cosas como el racismo en nuestras playas libanesas.
¿Qué tal un adorable laberinto para que los libaneses
resuelvan y ayuden al pobre Sami a llegar al trabajo (Risas)
sorteando los neumáticos en llamas, y las huelgas,
y los encapuchados armados.
(Aplausos)
Por cierto, no se molesten en resolverlo
porque el pobre Sami nunca llegará al trabajo.
Perderá su trabajo y su esposa se irá con su mejor amigo.
(Risas) No se preocupen.
Y la ley más controvertida
en la historia de Líbano:
La Ley de No Fumar.
(Risas)
(Aplausos)
Y nuestros adorables políticos corruptos.
(Aplausos) (Risas)
Pero fue a través de estos cómics que pude identificar
cómo nuestra vida cotidiana como libaneses era absolutamente ridícula,
o, me atrevería a decir, cómica, de caricatura.
Pero cuanto más dibujaba este tipo de cómics,
más gente se identificaba con ellos y veía
que está bien reírse de uno mismo.
Y creo que eso es lo más importante que mi cómic me ha enseñado:
que no importa lo grave de la situación en la que estemos
no importa los problemas que enfrentemos, está bien reírse de uno mismo.
Y está bien encontrarle el lado amable a la vida
ya sea que nos riamos del empleo o del género,
o del hecho de ser libaneses; está bien reírse de uno mismo.
Sé que mi cómic puede que no salve al mundo
para los estándares de TEDx.
Esta es, por cierto, Patricia nuestra adorable curadora.
(Aplausos) (Risas)
Piensen... (Aplausos) (Risas)
Cada lunes cuando publico mi nuevo cómic
y veo las reacciones de la gente, me gusta pensar
que pude aliviar sus problemas, aunque sea por un rato.
Gracias.
(Aplausos) (Aclamación)