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Hola a todos.
Durante el último año, los últimos 18 meses,
ha habido un florecimiento espectacular de la actividad política
en todo tipo de lugares: en la red, a pie de calle,
a veces incluso en las carpas.
Y yo me pregunto:
¿a qué se debe todo esto?
¿Por qué tanta gente se involucra en la política
en su sentido más amplio, mucho más que antes?
No puedo dar una respuesta exhaustiva,
pero al menos puedo contarles mi propia experiencia.
Verán, mi formación es de lo más convencional.
Crecí en una familia de clase media en Dorset.
Los libros eran importantes, escuchábamos mucho la radio...
Soy muy consciente de que mi infancia
no es comparable a la de la gran mayoría en los 80s.
Pero, sin duda, al final de mi niñez tuve la sensación...
-Y aquí tienen una fotografía para que me sientan más cercana.
Espero que dé resultado.-
Pensaba que era importante, así que ahí está.
Sin duda, llegué el final de mi niñez sintiéndome segura,
con la sensación de vivir en un país
donde todo funcionaba relativamente bien,
donde todos tenían una oportunidad al amparo de la ley
y donde el trabajo duro
podría encontrar su recompensa,
por muy ingenuo que pueda sonar.
Pero no creo que sea poco frecuente,
crecer en este país
y tener tales espectativas.
Así que, más adelante, fui a la universidad,
fui más o menos obediente, seguí las reglas... más o menos.
Y, en parte por esto,
quizá debido a mi temprana relación con la literatura, como han visto antes,
terminé trabajando en publicidad.
Conseguí un buen trabajo
en una compañía, con gente a la que apreciaba,
con más libros de los que podía llegar a leer,
viajes internacionales...
La verdad es que me iba bastante bien.
Así que, en ese sentido,
Naomi, venga, ¿de qué te quejas?
Y me encantaría poder contarles
que lo que me hizo cambiar las cosas
fue resultado de un análisis económico detallado
del Estado donde nos encontramos
y una preocupación por
la gente más joven que yo,
que lo estaban pasando peor.
Y aunque estaba al tanto de todas esas cosas,
no fue exactamente mi motivación.
Lo que me hizo cambiar
fue algo muy, muy específico.
Fue algo que le sucedió a un joven soldado galés-americano
en detención militar en Estados Unidos.
Se trata de Bradley Manning, que, dos años después de su detención,
sigue en espera de juicio en Estados Unidos.
Se le acusa de filtrar
información diplomática y militar a Wikileaks.
Seguramente ya sepan todo esto.
En aquel momento, estaba detenido
en estricto régimen de confinamiento solitario,
lo que hacía pensar que le estaban castigando
aún antes de ser sometido a juicio.
Y sucede que la comisión de tortura de la ONU,
casualmente, opina lo mismo.
Me acuerdo de estar leyendo el artículo
que me puso al tanto,
y aún puedo recordar
el profundo impacto que tuvo en mí.
la sensación visceral de que algo estaba mal.
Y que no debía ser así.
Y junto a esta sensación visceral
me vi sorprendida por el hecho de que,
debido a sus conexiones con el Reino Unido
-su madre es galesa,
Bradley pasó gran parte de su adolescencia en Gales-,
el gobierno británico tenía que hacer algo,
algo más de lo que hacía en aquel momento,
que era nada.
Y aunque no me dí cuenta en ese momento,
o no tomé conciencia de ello,
una vez que tienes la convicción de que algo está mal,
y una noción de qué puedes hacer al respecto,
entonces tienes una campaña.
Así que comencé a actuar siguiendo las reglas,
actuando de manera apropiada y convencional.
Comencé a a escribir cartas.
Escribí a miembros del parlamento y a otros
que pensé podrían ayudarme.
Luego me dirigí a la red,
Y empecé a hacer lo que, a mi parecer,
son los elementos básicos de cualquier campaña en Internet.
Defendí mis argumentos en la red
con pruebas que los respaldaban,
empecé a hablar con la gente y a convencer
a los que hablaban de los mismo temas,
luego me dirigí y convencí a algunos
que hablaban de temas menos relacionados,
pero había una conexión, estábamos construyendo
una red, una coalición de gran alcance.
Comencé a contactar con personas de los medios de comunicación,
de la política,
y otras personas con presencia pública
que podrían ayudar.
Y sólo una vez que todo estaba en su lugar
-y era ya una gran red
de gente diversa y experimentada,
con mayor habilidad que yo,
y un mayor conocimiento de lo que estaba pasando-
empezamos a trabajar juntos para organizar un acontecimiento
en el momento más oportuno de la política.
Conseguimos llevar
el tema británico del caso Bradley,
a la primera plana de los periódicos.
Y con la ayuda de Ann Clwyd,
llegamos al Parlamento
y nos dirigimos directamente a la Oficina de Relaciones Exteriores,
hasta que se vieron obligados a hacer algo al respecto.
Me gustaría pensar que sacar a la luz
este aspecto del caso Bradley
pudo ser de ayuda.
Y surgió en un contexto de intenso activismo,
no sólo en el Reino Unido,
sino también en Estados Unidos y Europa.
Y al final del mes de abril del año pasado,
Bradley fue trasladado a un sitio con mejores condiciones.
Sucede que su proceso previo al juicio aún continúa.
Y es algo que merece mayor atención
que la que suele dársele.
Pero lo que aprendí de esta experiencia fue...
En realidad, comprendí algo muy valioso:
que realmente puedes influir
en una historia política que se desarrolla
en el más amplio escenario que te puedas imaginar,
con recursos muy, muy limitados.
La mayor parte de la tarea la hice
con un blog de Wordpress y una cuenta de Twitter,
ambas gratuitas.
En cierto momento,
fue de utilidad contar con un teléfono,
pero jamás necesité una oficina.
Y si me paro a pensar en lo que pasaba
en otras partes, hace un año por estas fechas,
puedo ver que ese concepto se estaba adoptando,
en un sentido más amplio,
con personas muy distintas.
Lo que nos lleva al movimiento Ocupa Wall Street.
Y aunque los precursores del movimiento son...
-bueno, uno puede mirar atrás,
y ver algo que resulta evidente,
que hay activistas "online" en Estados Unidos llevando a cabo
la difícil transición de actuar en el mundo real.
Y, por supuesto, el increíble fenómeno
que se está dando en España. Hay cientos
de miles de personas en las calles.
Por alguna razón, es la presencia de la gente
diciendo, "Somos el 99 %"
y colocando tiendas de campaña en el corazón
del distrito financiero de Nueva York
lo que realmente parece generar algún cambio.
Y se libera una gran cantidad de energía.
Y, entonces, algo sucedió en Nueva York.
Es casi inevitable.
Parecía imposible que no
sucediese nada en Londres.
Me enteré del proyecto de Londres
de la misma manera que la gran mayoría.
Me topé con una de las cinco
páginas de Facebook que decían:
"Eh, vamos a hacer algo en Londres",
y algunos e-mails después,
formo parte de un grupo que se reúne para
pensar, "Bueno, ¿cómo lo hacemos?"
Y la verdad es que no teníamos ni idea.
Pensábamos que iba a pasar algo.
No teníamos idea de cómo.
No teníamos idea de que terminaríamos
fuera de la Catedral de San Pablo durante cinco meses.
Porque lo que planeas es acampar enfrente de la Bolsa de Valores.
Y no diré que todo lo que sucedió
durante ese tiempo fuese perfecto,
pero creo que hay ciertos elementos
interesantes, profundos, que nos muestran cómo
el compromiso político está cambiando,
y cómo el compromiso de la gente en la política
va a cambiar, avanzando.
Y lo primero que quiero señalar
es que todo sucedió increíblemente rápido.
La etapa de preparación para el 15 de octubre
tomó sólo un par de semanas.
Y, como ya he dicho, había una verdadera inercia
que nos llevó hacia adelante en aquel momento.
Pero, incluso al empezar la ocupación,
aquel soleado sábado,
en unas 72 horas
teníamos instalada la infraestructura
básica de una pequeña ciudad:
abrigo, comida, servicios sanitarios, asesoría legar, Internet.
Todo estaba ahí.
Y nada de esto estaba dirigido de manera consciente.
Creo que teníamos previsto un generador
para usarlo el segundo día si conseguíamos pasar la noche.
Pero todo lo demás sencillamente sucedió.
Y sucedió porque todos teníamos la sensación
de estar trabajando con un mismo objetivo,
una idea común de lo que hacíamos.
Así que no hacía falta una jerarquía que te dijese:
"Haz esto, haz aquello".
Y cuando tienes tal sentido de solidaridad,
todos trabajan por un mismo fin,
la organización horizontal es increíblemente eficiente.
No estoy segura de que lo hubiésemos conseguido
si todos hubiéramos intentado dirigirlo.
Y eso es todo.
Lo otro que destaco de Ocupa Wall Street
es que la gente comenzó a organizarse,
como digo, alrededor de una idea.
Y esa idea de -veo que se me acaba el tiempo-
esa idea es la del 99%.
Se alimenta de la necesidad de utilizar
los medios sociales para tal fin,
debido a la velocidad con que las ideas sencillas
se difunden por los medios sociales.
Pero existe otra dimensión,
que considero importante tener en cuenta.
Y es que el movimiento nunca pidió
que todos tuvieran todas las respuestas.
Sólo pidió que entendieras
que ciertas preguntas eran importantes.
Ocupa Wall Street, en un comunicado,
lo expresa claramente:
"Si te identificas con los objetivos de este movimiento, entonces es tuyo."
No hacía falta registrarte para unirte a Ocupa Wall Street.
Basta con entender que "Somos el 99%"
es algo con lo que me siento muy identificada.
Y quizá no entienda del todo
por qué quería estar ahí aquel sábado y unirme,
pero para mí era muy importante hacerlo.
Así que es la naturaleza de movimientos ciudadanos como Ocupa Wall Street,
el acercar a personas que, como yo,
poco tiempo antes habían sido activistas por accidente,
o activistas primerizos,
y es el hecho de limitar
o bajar las barreras a la participación,
no intentar controlar lo que otros deberían estar haciendo,
y permitir a los demás venir y descubrirlo por sí mismos,
lo que, en mi opinión, nos permite avanzar.
Ahora bien, uno de los riesgos de involucrarse
en algo como Ocupa es que puedes encontrarte con personas
que dan por hecho y te acusan de tener
alguna clase de interés oculto.
Y en este sentido, les seré sincera:
tengo intereses ocultos.
Y lo que de verdad quiero es que
la gente común entienda
el poder que tiene,
posiblemente sin saberlo.
Porque todos podemos,
sobre todo si contamos con los recursos
a nuestro alcance, que son ahora
más accesibles que nunca antes,
podemos causar un impacto en el mundo.
Das tu opinión y la respaldas,
hablas con la gente y difundes lo que piensas,
creas los vínculos adecuados.
Titulé esta charla "Cómo me convertí en una activista por accidente",
pero creo que, básicamente, queremos
eliminar la distinción entre ser una activista
y un ciudadano común.
De la misma manera en que hoy vemos como erróneo
el dejar la política a los políticos,
creo que sería un error dejar el activismo
o la actividad política fuera del Parlamento,
fuera de lugares como éste,
a personas que lo hacen todo el tiempo.
Realmente, es responsabilidad de todos nosotros
levantarnos y hacer algo.
Aún si no tienes las respuestas,
plantear las preguntas es bien importante.
Y creo que sólo con esto
podemos sentar las bases de nuestra democracia.
Muchas gracias.
(Aplausos)