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La UNED y la Filmoteca Nacional
recuerdan a uno de los más polémicos y admirados directores de Hollywood,
Nicholas Ray, el máximo responsable de "Rebelde sin causa".
De esta forma las dos instituciones homenajean al realizador
cuando se ha cumplido el primer centenario de su nacimiento.
Los títulos más importantes de su carrera, y son unos cuantos,
se han proyectado en la pantalla del Cine Doré
para recordar a un gran conocedor de su trabajo.
Nicholas Ray, fue un cineasta
con una notoriedad innegable en su época y en las venideras.
Primero fue aplaudido en Hollywood,
pero la constante lucha por mantener su independencia
le provocó el destierro
de la industria cinematográfica norteamericana.
En este ciclo de puro cine
se han visionado cintas de toda la trayectoria de Ray,
como esta "Los amantes de la noche" de 1949,
que supone su debut como director en un relato intenso, sin pausa.
Unas imágenes poéticas que destacan por su dramatismo,
tanto en la interpretación como en la dirección.
En "Los amantes de la noche"
Ray expone, por primera vez, sus intereses más allá de los géneros.
El realizador de Wisconsin refleja la desesperanza de las personas
ante una carrera fatalista, llena de obstáculos,
un universo donde los jóvenes se sienten desplazados, sin hogar
y expuestos a un mundo que ni les interesa ni les comprende.
La guinda del cine fórum
y el máximo exponente de la firma Nicholas Ray es "Rebelde sin Causa".
Con el malogrado James Dean y Natalie Wood a la cabeza,
es la expresión más fiel de esos jóvenes incomprendidos,
lejos de las convenciones sociales
ante un mundo hostil que les atormenta.
Sin embargo, no es sino el personaje interpretado por Sal Mineo
el verdadero protagonista de esos debates psicológicos
a los que se enfrenta Ray.
Los años 50 fueron la década
en la que Nicholas Ray generó lo más exquisito de su obra.
Utilizando los géneros como mera excusa,
el cineasta mantenía la figura humana como centro de sus historias,
metiéndose en el interior de las personas
para sacar lo que llevan dentro.
Tras ser rechazado por el aparato de Hollywood,
Ray recaló en Europa, concretamente en España,
donde participó en el grandilocuente proyecto
de crear una industria alternativa a las afueras de Madrid.
Además de la novedosa reinterpretación que ofrece
de la vida de Jesucristo en "Rey de Reyes",
de esta época es "55 días en Pekín",
inicio de la decadencia de Nicholas Ray.
El cine fórum de la UNED no puede estar completo sin
"El amigo Americano", de Win Wenders,
donde Ray se pone delante de la cámara
en un homenaje al cine americano.
Nicholas Ray deja como legado un puñado de títulos memorables,
algunos de ellos joyas del cine clásico norteamericano
de la mano de un soñador del que, por entonces era,
un joven séptimo arte.