Tip:
Highlight text to annotate it
X
Allá por el siglo XV, cuando los exploradores europeos llegaron al archipiélago de Indonesia,
se debieron quedar pasmados ante tanto desparrame de selvas y volcanes
un mundo impenetrable y otro mundillo lleno de misterios.
Por la arena de estos manglares, pululan criaturas nunca vistas.
Una de ellas se vale de su periscopio para controlar la situación.
Es el Cangrejo Violinista; su nombre se lo debe al tamaño desmesurado de una de sus pinzas.
El fango es su fuente de alimentación....y de regodeo.
Con las pinzas recoge terrones de limo y los coloca en unos palpos que tiene frente a la boca, unas finas cerdas lo filtran y ¡adentro!
Pero claro, el macho sólo puede utilizar una de sus pinzas. La otra es tan grande que no le vale para recoger el limo.
Esta pinza sí le sirve para marcar el territorio... y como no, para atraerlas a las violinistas hembras.
Para ello, el macho la mueve de forma muy enérgica.
En el manglar conviven varias especies de cangrejos violinistas
A pesar de ello, estas damas no tienen problemas para distinguir a sus galanes.
Cuando la hembra se acerca a su territorio, el “figura” de turno intenta aproximarse a ella, pero se le va la pinza…
Bueno, en realidad se le va la hembra, que al final elige al otro candidato.
Ambos se irán al refugio del macho para aparearse sin que nadie les moleste.
También es frecuente ver a dos machos en la frontera de sus dominios litigando por alguna cangreja.
Tantos admiradores juntos, y todos tan monos, sólo produce altercados.
Doy un saltito y me planto en Papúa Nueva Guinea
Al norte de Australia, en Papúa Nueva Guinea, están las Highlands.
Los Eneca se han reunido para preparar el mono, una antigua receta en la que todos intervienen
Aquí no necesitan pedirle el mechero a nadie, para encender un buen fuego.
Eso sí, manteniendo siempre la ortodoxia y los rituales de la tradición.
La cocina es un agujero excavado en la tierra, ahí calientan las piedras que después les valdrán de horno.
Los “monos”son unos pequeños plátanos dulces que raspan con una caña de bambú, hasta triturarlos.
La masa que resulta parece una bechamel, algo espesa. Además de plátanos este plato lleva ñame, calabaza, maíz y patatas.
El hoyo lo rellenan con hierbas y hojas de platanera.
Luego van colocando las piedras calientes, por capas, separándolas del alimento con más hojas de platanera.
El caso es que la comida se cueza pero sin que se quemen las hojas
Esta forma de cocinar requiere mucha humedad y mucha paciencia.
Dos horas más tarde la comida estará lista.
La primitiva pero eficaz olla express comienza ahora su labor. Es lenta, pero seguro que no explota.
Sólo queda retirar las hojas y disfrutar de los primeros aromas.
Eso sí, hay que tener cuidado con las piedras, que siguen calientes.
Por fin, la comida está servida.
Esta fuente de bambú, ayuda a mantener las buenas costumbres.
Nadie debe recibir de más, pues eso provocaría un conflicto.
Yo me como el mono tan a gusto, aunque es difícil cocinar a gusto de todos.
De nuevo en Kenia, un país que nunca deja de sorprenderte.
En la Reserva de Shaba, a una sequía le sucede una inundación
“pero no pasa nada” aquí la mayoría se ha adaptado a esta alternancia enloquecida.
Aunque unos más que otros
Esta vez he venido para conocer a un animal que no es una gacela, ni es un avestruz.
Gerenuk, es una palabra somalí que significa “cuello de jirafa”.
Los Gerenuks son las gacelas que mejor se han adaptado a esta falta de líquido.
Los machos presentan unos cuernos discretos.
Las hembras no.
Este macho, aprovechando su ramoneo, marca el territorio con sus glándulas faciales
Los Gerenuks pueden pasar meses enteros sin beber. Ellos tienen suficiente con la humedad de los brotes y las hojas. Yo no
Aunque siempre nos han dicho que hay que comer sentados, estos Gerenuks son culo de mal asiento.
Y como durante la sequía, los brotes más frescos están en las copas, ellos se estiran.
Sus adaptaciones van más allá:
Su labio superior flexible y su nariz fina les permite comer entre los espinos.
Eso sí, en la sabana de Shaba, los Gerenuks no pueden presumir ante el pivot más alto del planeta.
Hacia 1.800 un explorador suizo descubría entre montañas y desiertos una ciudad de ensueño rodeadaza de bandidos llamada Petra.
Para llegar hasta ella , Burkhardt un intrépido aventurero, tuvo que disfrazarse de musulmán y aprender árabe.
Durante un par de siglos, uno antes y otro después de Cristo, Petra llegó a tener 30.000 habitantes.
Fueron sus días de mayor auge.
La ciudad apareció como un tesoro escondido cuidadosamente en la roca.
El color predominante en Petra es el rosa, de ahí su nombre “La Ciudad Rosada”
Una ciudad camaleónica, que a medida que avanza el día cambia de tonalidad.
Yo también cambio de color… pero a causa de la temperatura.
Los Nabateos eran los habitantes de la antigua Petra.
Estos pueblos solventaron la escasez de agua, trayéndola de lejanos ríos mediante numerosos canales.
Así Petra se convirtió en un oasis.
A través de este angosto cañón llamado Siq, me quedo pasmada ante Al Kazneh Forum, el tesoro del faraón.
Una ciudad-oasis que atrajo a numerosos pueblos, que fueron dejaron su impronta.
Por eso su arquitectura es asiria, egipcia, helénica y romana.
Pero como suele ocurrir, cuando la ruta comercial se desvió hacia la ciudad de Palmira, el sueño de La Ciudad Rosa terminó.
A partir de ese momento, Petra entró en decadencia.
Tengo que irme. Desde el avión, El desierto de Wadi Rum resulta bastante lunar, tal vez por eso, significa el Valle de la Luna.
Cuando las tierras de Australia y la Antártida se divorciaron, la Antártida se quedó helada.
Flotando Australia a la deriva, se topó con las costas asiáticas y sus corrientes tropicales,
y lógicamente, ganó en temperatura. Tanto continente suelto, modificó todo el sistema de corrientes.
La Antártida no le guardó rencor y aún hoy manda sus aguas cargadas de nutrientes a la costa australiana.
Cuando las dos corrientes se encuentran, la vida resurge.
A partir del mes de Julio, y hasta Octubre, aparecen las Yubartas. Unas ballenas que pesan ni más ni menos que 30 toneladas.
Es fácil reconocerlas por las enormes aletas pectorales que tienen de hasta 5 metros de longitud.
Las Yubartas se alimentan cerca de la Antártida, pero para reproducirse prefieren estas costas australianas.
Pesar pesan lo suyo. Y en cuanto a medidas, tampoco se quedan cortas, ya que alcanzan los 18 metros de largo.
El viaje que hacen para llegar hasta aquí, también lo es. Son 7.000 kms. sin parar a “tomar algo”.
Supongo que como grasa no les falta, tirarán de sus reservas.
Y como no se sabe mucho acerca de ellas, los expertos se preguntan
¿por qué demonios hacen esto las Yubartas?
¿Será porque les divierte?
Yo también doy un salto… al continente asiático.
En Mongolia, en las llamadas tierras bajas, todavía disfrutan del “verano”
En cambio en las montañas de Dorkhod Sayani, el otoño se ha presentado de golpe
Como yo, que me presento así en el poblado de los Tsaatan, una tribu pequeña y desconocida, cuyo nombre quiere decir “El pueblo del Reno”.
Los Tsaatan son nómadas y su vida es muy dura. Dependen totalmente del reno para sobrevivir.
Estamos en Agosto, y ya hay nieve. Pero eso no les disgusta: “si hay nieve no hay mosquitos”
Es más, para los Tsaatan ésta es la mejor estación del año.
Los pesados insectos han desaparecido, y todavía hay alimento para los renos.
A los renos les ordeñan un par de veces al día. De la leche obtienen mantequilla, queso y yogur.
Pero no sólo viven de la leche, también comen carne y frutas del bosque.
Después del ordeño, los renos pasan el resto del día en libertad, hablando de sus cosas.
Mientras los renos pastan, los Tsaatan a veces bajan al valle a comprar té, tabaco, harina y sal.
Eso sí, la nevada sigue arreciando y el frío te hiela los pies y el alma.
Aquí todo el mundo arrima el hombro y los más jóvenes cortan leña.
Saben que hay que alimentar la hoguera.
Mientras, dentro de las tiendas las horas pasan entre charlas y tés.
Ser hospitalario es dar lo que tienes…y ellos te lo dan.
El Jefe del Clan se llama Gombo, está casado y tiene ocho hijos.
La sobremesa se prolonga, procurando siempre que el fuego no se apague.
Afuera, el viento endemoniado parece que se va calmando, momento que se aprovecha para dar el toque de queda a los renos.
Cuando regresa el obediente ganado, cada familia separa sus renos, les ordeñan y les dan sal.
A pesar de las dificultades, los Tsaatan no han perdido ni el buen humor ni la sonrisa.
Hecha polvo pero contenta, llego a la frontera sur de Nepal con la India,
donde habita “la leyenda”, una criatura de ojos diminutos y solitario cuerno: el Unicornio.
Hacía 4.000 años que no me subía a un elefante
pero sigue siendo el medio de transporte más confortable, seguro y barato;
y los vaivenes me divierten, aunque a otros les descoloquen las cervicales.
Encaramados aquí arriba, nos aseguran que estamos a salvo de los tigres.
¿A quien no le gustaría esta experiencia?
Los Mahout son los cuidadores de estos paquidermos.
Antes temían por la decadencia de su uso, pero ahora que se está fomentando este nuevo “deporte” la cosa va bien.
Pero lo mejor de todo es que el resto de la fauna, al estar habituada a su presencia, no se asusta ni se incomoda.
Cualquiera que visite los Parques Nacionales de Chitwan y Kaziranga, no debería perderse este viaje elefantiásico
Los elefantes y sus cuidadores se crían juntos desde pequeños.
Esta estrecha relación se ha convertido finalmente en una estupenda fuente de ingresos.
Además, el elefante no contamina y cuando deja de funcionar, es reciclable.
La presencia del tigre de Bengala nos recuerda que aquí hay que andar con cuidado
Si el que se acerca es el miope unicornio, ese extraño bulto sobre el elefante puede que le parezca un sombrero
¡Al cuerno con los supuestos poderes medicinales del cuerno de rinoceronte!
Y al cuerno también, con el comercio ilegal que casi termina con él
Por suerte, los indios y nepalíes se han dado cuenta de que más vale rinoceronte vivo,
que cuerno disecado en el living room del cazador de turno.