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Girl Rising es una película que presenta
las historias de nueve mujeres jóvenes de distintas partes del mundo
y el papel crítico que la educación juega en cada una de sus vidas.
Este capítulo presenta a Suma, una joven de Nepal.
Suma suma se interpreta a sí misma
en una historia de la célebre escritora nepalesa Manjushree Thapa.
Las niñas que van a la escuela ven beneficios inmediatos
que van más allá de lo que están aprendiendo.
Ser una estudiante mejora su estatus en la comunidad.
Mejora su salud.
Las saca del peligro.
Pero en los países en desarrollo, el obtener una educación
no es lo que la gente espera que hagan las niñas.
Las niñas tienen que trabajar.
Deben ir a buscar agua.
Cuidar a los niños más pequeños.
Encontrar trabajo.
O peor.
EL 80% DE LAS VÍCTIMAS DE LA TRATA DE PERSONAS
SON MUJERES
Les pasa a las niñas como Suma.
Los padres de Suma no la mandaron a la escuela.
La mandaron a trabajar. A eso se lo conoce como "kamlari".
Egoístas eran mi madre y mi padre...
Oh, amigas y compañeros, yo nací con mala suerte...
Escribo canciones para recordarme a mí misma que mis recuerdos son reales.
Y a menudo, porque hay tanta tristeza dentro de mí,
lo que sale es triste.
Mis padres trabajaron como kamlar y kamlari en su niñez.
Así han sido las cosas por aquí.
Así han sido para los pobres.
Tienes que unirte a un amo, de lo contrario, ¿cómo vas a vivir?
Suma - Bardiya, Nepal Por Manjushree Thapa
Esta era la casa de mi primer amo.
Mi madre y mi padre me dieron como esclava para que yo pudiera tener donde vivir
y alimentos suficientes para comer.
Tenía seis años.
Toma esto. Hazlo rápido. Tienes que ir a la granja. Rápido.
Faggu Tharu era un propietario y un molinero.
Me hacía trabajar desde las 4:00 a.m. hasta tarde en la noche.
Yo tenía que limpiar la casa y lavar los platos
e ir al bosque para buscar leña.
Cuando no estaba cuidando las cabras, tenía que cuidar a los niños.
Las cabras eran más agradables.
Las hijas se reían de mí porque mi ropa estaba desgarrada.
Se burlaban de mí. Me golpeaban.
Yo quería que mis padres vinieran por mí.
Quería que me dejaran quedarme en casa e ir a la escuela,
como mi hermano.
Pero cuando pensaba en lo pobres que eran
y lo mucho que ellos también habían sufrido,
me sentía débil.
No podía pedírselos.
Esta fue la casa de mi segundo amo.
Janak Malla usaba uniforme para ir a trabajar.
Él y la señora de la casa tenían corazones de piedra.
Solían llamarme "niña desafortunada".
"Oye, niña desafortunada, haz esto", gritaban.
Me hacían dormir en el establo de las cabras y vestirme con trapos
y comer sobras de los platos sucios.
En realidad no puedo hablar de todo lo que me pasó aquí,
pero nunca lo olvidaré.
Aquí es donde empecé a escribir canciones.
Solo las canciones me ayudaron a resistir.
Egoístas fueron mi madre y mi padre...
Que trajeron al mundo a una niña...
Que trajeron al mundo a una niña...
Mis hermanos van a la escuela a estudiar...
Mientras que yo, desdichada esclava, estoy en la casa de un amo...
Es una vida dura, recibir golpes todos los días...
Esta fue la casa de mi tercer amo.
Tenía 11 años cuando llegué a casa de Chaitey Tharu.
Había sido una kamlari durante 5 años.
Aquí no estaba tan mal.
Es decir, era malo porque había mucho trabajo,
pero había un huésped en esa casa.
Un maestro llamado Bimal Sir.
Él me cambió la vida.
Bimal Sir convenció a mi amo y a su señora
de que me inscribieran en una clase nocturna.
Todas nos reuníamos después de terminar el trabajo del día
y aprendíamos a leer y a escribir.
Me gustaba tanto esa clase nocturna.
Era dirigida por trabajadoras sociales para niñas como yo, kamlaris.
También hablábamos con los maestros acerca de...
qué se siente ser una kamlari.
Y mientras hablábamos,
nos dábamos cuenta de que el trabajo en servidumbre...
era— ¿acaso no es esclavitud?
Buenos días. Somos de una organización...
Los maestros que dirigían la clase nocturna empezaron a ir de casa en casa.
Hay una niña pequeña trabajando aquí.
- Estoy aquí para llevármela. - ¿Por qué?
Nos querían liberar.
Una maestra, Sita-didi, le dijo a mi amo que estaba infringiendo la ley
por tenerme como una kamlari.
Habló sobre la ley contra el trabajo en condiciones de esclavitud
y las leyes sobre los derechos de los niños y las leyes sobre los derechos laborales
y la ley contra la violencia doméstica y el tráfico humano.
Entra.
Habló con él sobre la justicia y la injusticia.
Y le exigió que me pusiera en libertad.
Mi amo se negó. Una vez hechos, los pactos no se pueden romper.
Sita-didi no se dio por vencida. Siguió discutiendo.
Regresaba día tras día.
Y al final, me llevó de vuelta a casa de mis padres.
Ahora yo soy mi propia dueña.
No tengo ninguna ama.
Yo fui la última de mi familia que trabajó en servidumbre de esclavitud.
Después de mí, todos estarán libres.
Me siento poderosa. Siento que puedo hacer cualquier cosa.
Y tengo cosas importantes que hacer.
Dentro de esa casa hay una niña, como lo era yo.
Lejos de sus padres, trabajando día y noche,
queriendo profundamente ser libre.
Hemos venido a esta casa, la casa de su amo,
a decir: "Sabemos que tiene una kamlari trabajando para usted.
Debe dejarla ser libre".
He visto de dónde viene el cambio.
Cuando llega, es como una canción que no se puede detener.
De repente, hay un hálito moviéndose dentro de ti, y...
¡estás cantando!
Y otros captan la melodía y comienzan a cantar también.
Y una dulce melodía sale al mundo
y toca el corazón de una persona.
Y de otra.
Y otra.
El uso de las kamlari se prohibió en Nepal en el año 2000.
Ahora, con la ayuda de niñas como Suma,
finalmente está llegando a su fin.
Para Suma, no es suficiente que ella sea libre.
Ella está usando su educación para asegurarse
de que todas las niñas vayan a la escuela.
Porque Suma sabe que cuando los padres deben elegir,
usualmente eligen educar a los niños.
Así que las niñas tienen menos oportunidades.
Menos libertad.
Y menos educación que los niños junto a quienes crecen.
HAY 33 MILLONES MENOS NIÑAS QUE NIÑOS
EN LAS ESCUELAS PRIMARIAS EN TODO EL MUNDO
Esto significa que las niñas sufren más hambre,
más violencia y más enfermedades.
75% DE LOS CASOS DE SIDA EN ÁFRICA SUBSAHARIANA SON MUJERES Y NIÑAS
Es un simple hecho. No hay nadie más vulnerable que una niña.
CADA AÑO, 150 MILLONES DE NIÑAS SON VÍCTIMAS DE VIOLENCIA ***
UNA NIÑA CON CORAJE ES UNA REVOLUCIÓN
GIRL RISING ADQUIERE LA PELÍCULA HOY