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Cada día me levanto y agradezco a Dios que soy artista.
Luego doy gracias por mi mamá que me alentó a estudiar arte,
porque es muy ilógico, en especial para
alguien de un país pobre,
alentar a su hijo a estudiar algo poco práctico como arte.
Crecí en Nigeria, y me di cuenta fácilmente de que
no éramos ricos.
Sentí que no tenía oportunidades
así que tuve que buscarlas.
Vi a EE.UU. como el lugar donde
los sueños se hacen realidad.
Cuando tenía 16 años, medía 2 metros,
lo primero que te preguntan es:
“¿Juegas básquetbol?”.
Pero ni conocía el básquetbol.
Una vez que aprendí a jugar,
me dieron una beca para venir a los Estados Unidos.
y jugar básquetbol en la universidad.
Creo que el resto es historia.
Me gusta venir aquí cuando llueve.
Me alegra venir a mi estudio
porque me recuerda a Nigeria. Tenemos techos de metal y
cuando llueve, hace ruido, ah.
El sonido es como música para mis oídos.
Me he percatado de que amo el alma humana,
amo el gozo de la humanidad.
Esos cuerpos son como casas, un edificio que alberga
este noble, majestuoso espíritu del hombre o la mujer.
No sé cómo lo hago. Simplemente lo hago.
Esto es lo mejor. Hacer algo que amo.
Proviene de mi corazón.
Fue un día fantástico.
Fue una exhibición excelente. No podré levantarlas a las dos.
Voy a trabajar pensando en que hay un Dios
y Él inspira a todos Sus hijos.
Creo que Él puede inspirarme como esposo,
como padre y también como artista.
Me llamo Nnamdi Okokwo. Soy padre.
Soy esposo. Soy artista.
Amo la vida. Amo la lluvia.
La amo, la amo, y soy mormón.