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(Aplausos)
A principio de la década de los setenta, yo era un rabino muy joven
en una enorme congregación en Ciudad del Cabo en Sudáfrica.
Ese fue el periodo en el que el Apartheid, las leyes de discriminación hacia la gente
por su raza, por su color,
estaban en su punto máximo.
Y era obvio tanto para mí como para muchos creyentes,
que este sistema que privaba a las personas de sus derechos humanos más fundamentales,
estaba en total conflicto
con las creencias religiosas y las enseñanzas de las escrituras
que afirman que la dignidad de todas y cada una de las personas,
sobre su fundamental, inalienable libertad y dignidad,
provenientes del hecho de que cada ser humano
es creado a imagen divina, como se indica en el Génesis.
Así que me era obvio que tenía que comprometerme en acción social,
para tratar de hacer lo que pudiera dentro de este contexto perverso.
Y me uní con otros en varias actividades.
Pero era importante para mí que mi comunidad,
que mi tradición de fe,
fuera vista involucrada en esta prueba.
Una las pocas opciones que uno podía tomar para
lograr unir a la gente
a través de la división racial de la época, fue a través de la religión.
Y así junto con los líderes de las comunidades católica, anglicana,
metodista, musulmana y judía, fundamos un foro interreligioso
un concilio de cristianos, musulmanes y judíos,
uno de los primeros de su clase en el mundo.
Así que llegué a las relaciones interreligiosas, de hecho,
por un compromiso con la justicia social.
Pero a medida que me involucraba con este proceso,
descubrí algunas cosas muy importantes.
Primero que nada, quedé impresionado por cómo estas personas
de quienes suponía que sabían un poco sobre el judaísmo y los judíos,
eran tan ignorantes sobre mí y mi tradición.
Tenían ideas equivocadas y a menudo partidismos y prejuicios
simplemente por no saber sobre mí o mi comunidad.
Entonces se me hizo obvio
que si quería combatir el prejuicio y la intolerancia hacia mí y mi comunidad,
las relaciones interreligiosas eran realmente importantes.
Pero para ser sinceros, descubrí algo más,
descubrí que yo también era increíblemente ignorante sobre ellos,
yo también tenía prejuicios y malentendidos sobre ellos.
Y además del hecho obviamente era justo y correcto,
que los representara de una manera que se entendieran a sí mismos
Si realmente quiero que ellos... quería que ellos, me conocieran,
entonces era mi responsabilidad llegar a conocerlos.
Además de eso, llegué a estar aún más consciente del hecho de que
incluso si había profundas diferencias teológicas
entre las distintas comunidades, distintas tradiciones de fe,
compartíamos valores extremadamente profundos, extremadamente esenciales:
nuestro sentido de la presencia trascendente en el mundo y el significado de la vida,
nuestra apreciación de la presencia divina en todos y cada uno,
que todo ser humano es creado a imagen divina
y su importancia relacionada con
promover justicia, virtud y paz en el mundo.
Si uno realmente cree en esas cosas, entonces uno tiene la responsabilidad
de trabajar junto a los otros que creen en ellas,
de modo que nos volvamos más grandes que la suma de nuestras diferentes partes.
Y mientras buscaba entrar con mis colegas en esas áreas,
se me hizo aun más claro, incluso más importante,
el profundizar mi propio conocimiento de quién soy y el porqué de mi postura,
para así poder presentarme apropiadamente a mis colegas.
Es así que las relaciones interreligiosas me ayudaron a adentrarme en mi propio compromiso de fe
y mi propio entendimiento.
Algo más, sin embargo, ocurrió durante el transcurso de este compromiso,
donde conocí a gente maravillosa que realmente fueron una inspiración
una inspiración de tantas formas.
Se me ocurrió, de repente, que nunca había realmente pensado
en el significado de otras tradiciones religiosas.
A pesar de que ya era un rabino, incluso si era uno muy joven.
Y me di cuenta de que allí había una paradoja.
A través del curso de la historia, nuestras religiones
que han enseñado la idea de una deidad omnipresente,
un Dios que es la fuente de todo en el cosmos,
la energía que lo motiva, que nos guía,
que nos ha creado a todos nosotros en toda nuestra diversidad,
han, al mismo tiempo, tratado de encapsular
esa presencia divina en una sola tradición.
Si Dios nos ha creado en toda nuestra diversidad y, como dice el salmo 145:
"La misericordia de Dios se extiende a todas sus criaturas",
entonces seguramente si Dios se relaciona con nosotros de diferentes maneras,
debe haber diferentes maneras de relacionarse con Dios.
Y, de todas formas, ¿cómo puede una religión encapsular la totalidad de lo divino?
Dios es más que cualquier religión.
Y me di cuenta de que entre más me involucraba con este encuentro interreligioso,
que a medida que conocía más gente,
estaba consiguiendo una visión de algo más allá de mi propia tradición.
Afirmamos que hemos conocido a Dios de muchas maneras diferentes
y que el ser humano es creado a imagen divina.
Y, por lo tanto, cuando conocemos a otros,
como los filósofos judíos Martin Buber y Emmanuel Levinas pensaron,
cuando conocemos a otros en la plenitud de su humanidad,
eso de hecho es un encuentro con Dios, eso es un encuentro con lo divino,
especialmente si uno está conociendo a alguien en su sentido de la presencia divina,
en su vida y comunidad.
Y me di cuenta, por eso, de que para mí las relaciones interreligiosas eran una experiencia religiosa.
Era una experiencia que expandía mis horizontes,
mi entendimiento de la presencia divina.
Entonces, además de profundizar mi propio entendimiento de quién era yo,
los encuentros interreligiosas me dieron un mayor sentido de lo divino en el mundo,
y son un regalo enormemente enriquecedor para mí en mi vida.
Mencioné la historia
de cómo había trabajado junto con mis colegas
para establecer un foro interconfesional en Sudáfrica.
El proceso para lograr esto no fue sencillo.
No solo debido a las realidades políticas,
sino también debido a ciertos obstáculos religiosos.
En esos tiempos en Sudáfrica,
la gran mayoría de esos que apoyaban el grupo dominante,
los "nacionalistas", conocidos como afrikáners de origen holandés,
eran miembros de la iglesia calvinista holandesa.
A menudo se llamaba "el Partido Nacionalista de la Oración".
Y sabía que cualquier iniciativa interreligiosa
solo iba a ser significativa si podía conseguir a alguien de esa comunidad.
Había oído de un ministro calvinista holandés, "duminy" en holandés o en afrikaner,
que se estaba reunía con católicos en el centro de Ciudad del Cabo.
Ahora bien, pienso que para la mayoría de Uds., eso no es algo especial.
Pero para quienes están familiarizados con la demonología
de la iglesia calvinista holandesa de ese periodo,
puede que sepan que la iglesia calvinista holandesa enseñaba,
o debería decir que la comunidad religiosa afrikaner enseñaba,
que había dos grandes peligros.
Uno era el "Swart gevaar", el peligro ***,
y el otro era el "Rooms gevaar", el peligro católico romano.
Y pensé, si este tipo está teniendo un diálogo con los católicos,
¡quizás también se reuniría con judíos!
Así que, en mi ingenuidad, concerté una cita para verlo,
y me senté, me recibió gentilmente.
Y comencé con mi estrategia, que había funcionado bien hasta ahora.
Había dicho, "Ud. sabe, padre/pastor/reverendo/jeque,
las cosas que nos unen son mucho más importantes
que las cosas que nos separan".
Y todos ellos estaban de acuerdo y estaban felices
de participar en esta particular iniciativa.
Pero cuando le dije esto a este duminy, contestó,
con un muy marcado acento sudafricano,
"Para ser sincero, rabino, no estoy de acuerdo con Ud.,
porque la cosa más importante en mi vida nos mantiene separados:
mi creencia en Jesús como mi salvador,
y todos los que no comparten eso se irán al infierno,
y por lo tanto, rabino, solo puedo encontrarme con Ud.
si cumplo con mi deber cristiano de salvarle".
Afortunadamente, no perdí la calma.
Y mi respuesta, de la que no estoy seguro
de haber entendido la extensión de su importancia en ese momento,
le dije, "Pues gracias, duminy, por su honestidad.
Todavía quiero que acuda a estos encuentros
porque creo que es importante que me entienda a mí
y yo ciertamente quiero entenderle a Ud.
¿Y sabe qué?, tiene que venir ahora,
porque le estoy dando la oportunidad de contarme sobre su fe".
Y vino, volviéndose, diría...
mucho más abierto en el curso de nuestras discusiones,
y trajo a otros consigo.
Esta fue una experiencia muy beneficiosa para mí.
Porque, antes que nada, mostró la importancia de no perder la calma
y no sentirme ofendido por lo que me dijo,
pero sobre todo, la importancia de permitir a la gente el descubrir ese encuentro humano,
ese encuentro interreligioso, que puede expandir no solo nuestro sentido de lo divino,
sino que también puede cambiar nuestro entendimiento teológico,
y hacerlo mucho más amplio, abarcador y tanto más acogedor.
También vi esto cuando fui a Irlanda.
Después de Sudáfrica, nos mudamos a Irlanda donde fui gran rabino.
Esto fue en el pináculo de los problemas de finales de los años setenta y principio de los ochenta,
cuando la gente estaba usando... abusando de la religión,
en el contexto del conflicto para demonizarse unos a otros.
Junto con los primados cristianos de Irlanda,
fundamos un concilio irlandés de cristianos y judíos.
Y ahí nuevamente, pudo verse que cuando uno logra unir a la gente,
y permitirles verse unos a otros como creaciones a imagen divina,
cada uno como un hijo de Dios,
en lugar de que la religión sea una barrera, la religión puede ser un puente milagroso
que permite a la gente acogerse, trabajar juntos
y ser una fuente de sanación y reconciliación.
Por supuesto, las cosas mejoraron enormemente después de que me fui de Irlanda,
de la misma forma en que mejoraron milagrosamente en Sudáfrica después de irnos.
De hecho, las cosas tienden a mejorar en la mayoría de los lugares cuando nos vamos,
y algunas personas quieren que me vaya de Jerusalén,
con la esperanza de que las cosas estarán mejor en Tierra Santa.
Pero en serio, en todos estos lugares, la religión ha sido abusada.
Y no solo en estos lugares, sino también en muchas otras partes del mundo.
Hemos oído de Nigeria, Sri Lanka y Cachemira.
Y no basta, creo,
simplemente culpar a políticos despreciables por manipular la religión.
Hay algo más con lo que necesitamos ser un poco más autocríticos,
en términos de la forma en que la religión es usada y abusada.
Por supuesto, mucho de esto tiene que ver con el poder,
como hemos escuchado de parte de Brian Grim.
Estoy simplificando este maravilloso análisis sociológico.
Pero el poder es a menudo el problema, cuando la gente tiene demasiado de él,
frecuentemente tienden a abusar de él.
Y uno necesita equilibrio y reflexión, pero este es un problema humano.
Pero creo que hay otro aspecto
para entender por qué la religión es a menudo abusada de manera terrible.
Y creo que tiene que ver con la relación entre religión e identidad.
La religión busca dar significado a nuestro entendimiento de quiénes somos,
como individuos, como parte de una familia, de una comunidad,
como parte de la gente, e incluso como parte de la humanidad.
Y porque está envuelta en estos diferentes componentes de la identidad humana,
la religión nutre esas identidades,
les da significado, les da propósito.
Pero cuando esas identidades están en situaciones de conflicto,
y cuando la gente se siente amenazada,
se dirigen a lo que nutre esas identidades,
buscando apoyo,
buscando socorro,
buscando confianza en sí mismos,
buscando seguridades,
buscando auto justificación.
Entonces a veces, eso se convierte en prepotencia.
Y luego se convierte en despreciar y denigrar al otro
e incluso deslegitimarlos.
La religión ha sido abusada de maneras terribles a través de la historia
y todavía lo es hoy en muchas partes del mundo.
Y eso a veces lleva a la gente a pensar que por lo tanto la solución
es alejarse de la religión,
y también alejarse totalmente de las identidades.
Esa era la visión que John Lennon tuvo en su maravillosa canción "Imagine".
Recuerden, "Imagina que no hay más países,
no es difícil de lograr, nada por qué vivir o morir ni religiones, tampoco".
Pero estoy seguro que mientras la motivación de John Lennon fue el más noble de los impulsos
esta es una completa falacia.
Porque identidad es quienes somos.
Si no tienes una identidad, si no sabes quién eres,
como esos diferentes componentes de persona, familia, comunidad, nación,
ya no tienes un norte, te has quedado sin una seguridad psicológica.
Pierdes no solo la estabilidad de tu propio entendimiento de ti mismo,
te vuelves vulnerable a toda clase de influencias y fuerzas
y especialmente a ideologías extremistas que manipulan a la gente
que no tienen un norte, que son vulnerables dentro de la sociedad.
El desafío es no alejarse de estos componentes importantes,
que nos hace quienes somos,
y también es la fuente del significado y el entendimiento de nuestra existencia,
lo que es lo que la religión es.
El desafío es como usar la identidad,
como usar la fe y el compromiso,
de una forma que nos lleve a acoger a otros, a servir a otros,
y a no denigrarlos, no menospreciarlos,
y tampoco a, Dios no quiera, demonizarlos.
Ciertamente el desafío de todo en este mundo,
de todo dentro y alrededor de nosotros,
es asegurarnos de que lo que tenemos y a lo que nos podemos comprometer
es una fuente de bendición y no, Dios no quiera, una fuente de maldición.
Por lo general es esa imagen negativa de la religión
en la que los medios tienen mayor interés en poner atención.
Y las cosas maravillosas, la fuente de inspiración,
que viene de la religión,
y la fuente de entendimiento, de compromiso,
y aprecio por los otros,
que viene de las relaciones interreligiosas,
a menudo se ignora.
Pero la verdad es
que nunca ha habido tanto entendimiento interreligioso
y cooperación en nuestro mundo tanto como ha habido hoy en día.
Ya sea a través de diálogo, de entendimiento,
o ya sea por unión de iniciativas por valores y el bien común.
Las relaciones interreligiosas hoy en día están creciendo exponencialmente.
Hay cientos y cientos de organizaciones,
probablemente miles en nuestro mundo,
buscando promover el entendimiento, la cooperación, la colaboración,
y abordando los desafíos de nuestro tiempo, uniendo comunidades de fe.
Aquí, en Italia, hay muchas.
Puede que mencione algunas,
como, en esta ciudad, la maravillosa comunidad de Sant'Egidio
o "El movimiento de los focolares".
Y hay organismos internacionales,
como la "Conferencia mundial de religiones por la paz",
la que acoge alrededor de 15 religiones de unos 70 países alrededor del mundo,
la "Iniciativa de religiones unidas".
Han escuchado la referencia hecha
a la "Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas".
Recientemente, el rey Abdullah de Arabia Saudita estableció en Viena,
junto con los gobiernos de Austria y España,
un centro de diálogo interreligioso e intercultural.
Y, por supuesto, aparte de todas estas organizaciones internacionales,
están esas, la plétora de organizaciones,
en ubicaciones diferentes a través del mundo.
Donde yo vivo, en Israel,
mi organización, el "Comité judío americano",
del que soy responsable por sus relaciones interreligiosas a través del mundo,
ayudaron a fundar el "Concilio de coordinación interreligiosa".
Esta es una organización paraguas para más de 60 organizaciones en Israel,
promoviendo el diálogo interreligioso y el entendimiento,
entre musulmanes, cristianos y judíos,
y muchas cruzando, entre Israel y la Autoridad Palestina.
AJC, mi organización,
también ayudó a establecer organizaciones de liderazgo en Israel.
Tenemos un "Concilio de líderes religiosos en Israel",
que acoge todas las denominaciones diferentes en la Tierra Santa.
Todas las denominaciones cristianas, Islam, judaísmo,
drusos, samaritanos, bahaísmo,
ahmadía,
todas las comunidades diferentes se reunieron.
Incluso tenemos un "Concilio de instituciones religiosas de la Tierra Santa",
que une el liderazgo de la Autoridad Palestina
y el liderazgo religioso.
Musulmanes y cristianos junto con el Gran rabinato de Israel,
en una organización, la primera de su clase en la historia.
Estas organizaciones no van a traer un fin a los conflictos, desafortunadamente.
Eso está en manos de los políticos.
Pero son testimonios críticos de lo que es posible.
Y son un enorme recurso para el día en que la paz finalmente llegue.
Y la gente aprenderá
cómo ser una fuente de enriquecimiento y de dones para otros.
Donde sea que estemos en el mundo,
las relaciones interreligiosas, el sincero compromiso con aquellos de otras fes
amplía nuestra perspectiva de lo divino,
nos da un mayor sentido de la presencia divina en el mundo,
nos permite superar nuestros temores, sospechas y hostilidades,
pero sobre todo nos permite ver nuestras diferencias,
no como, Dios no quiera, algo para denigrar,
sino como algo que celebrar.
Gracias.
(Aplausos)
(Locutora) Y gracias a Ud. Rabino David Rosen.