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Tengo un recuerdo de guerra.
Eso es lo que recuerdo.
Cuando era niño, había guerra.
Una guerra en España.
Y bueno, los recuerdos de la gente de aquella época
son más bien pocas alegrías.
Preocupaciones...
Pocos juegos había...
Jugaba al fútbol en la calle con los niños.
Y se acabó.
Como mucho con una pelota de trapo.
Cuando acabó la guerra yo tenía...
seis años.
Y la distracción más grande que teníamos
era fregarle los suelos a las vecinas,
vivía en una corrala en Fernández de la Hoz.
Les fregaba los suelos y me daban diez céntimos.
Los iba juntando para luego irnos al cine.
Hasta que me hacía 1,45.
Desde las 4 de la tarde hasta la 1 de la noche
nos echaban películas repetidas.
Esa era la diversión más grande.
Era un chico que no tenía mucha diversión.
Mi padre tenía un supermercado
y era un chico que llegaba del colegio
y a trabajar.
Era una infancia distinta.
Ese es el problema,
por eso no me gustan los videojuegos
o no he conectado como la gente normal.
¿Por qué?
Porque yo pertenezco a una generación...
que no era...
Hay una generación, pero no me divertía igual.
Siempre decíamos: "En mi casa no comeremos
pero nos reímos mucho".
Yo era físico,
pero de electrónica digital, nada,
no había investigado nada.
Nada.
Amplificadores con módulos
y cosas de estas, la electrónica
y electricidad.
La electrónica me gustaba.
Me metí en los montajes como hobby.
Recuerdo que montaba los "sales kit".
Tú ibas a una tienda de electrónica
y te vendían los componentes ya ordenados
y clasificados y tú los montabas.
Entonces te daban tu placa de circuito impreso,
y tú ponías los componentes
y los soldabas en la placa.
Luego estudié Electrónica Digital
y trabajé en una cosa que se llamaba
la unidad aritmética
de un futuro ordenador
fabricado en España.
Un ordenador cumplía la función
de ayudar en el trabajo.
Eso no era abrir ventanitas y escuchar música.
Era puro trabajo.
Ese tipo de cálculos
es de lo que se ocupaban los ordenadores.
No de otra cosa.
Sobraba todo.
Sobran los gráficos, el sonido...