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Usted conspiró...
Usted conspiró contra nosotros, señor.
Y nosotros...
Y nosotros, clementes, le perdonamos.
¿Qué es este delirio de a toda hora reclamar el honor de su hija?
Somos iguales, yo con la lengua, él con el puñal.
Yo soy el hombre que ríe, él, el hombre que mata.
¡Aquél viejo me maldijo!
Los hombres y la naturaleza me convirtieron en un vil malvado.
Rabia de ser deforme, rabia de ser bufón.
No deber, no poder hacer más que reír.
Me quitaron el derecho de todo hombre:
¡El llanto!
Dime tu nombre y el dolor que te entristece.
Mi nombre, ¿para qué? ¡Soy tu padre y basta!
Quizás muchos me temen. Otros me aborrecen.
Y acaso otros me maldicen.
¿Entonces no tienes patria, familia, amigos?
¿Patria, parientes, amigos?
¡Culto, familia, patria, todo mi universo está en ti!
¡Si pudiera hacerte feliz mi vida se colmaría de alegría!
¿Que hay de nuevo bufón?
Están más tediosos que de costumbre.
(¿Dónde la habrán escondido?)
Miren qué inquieto está.
Sí, miren qué inquieto.
Me alegro que la fresca de anoche no les haya dañado.
¿De anoche?
¡Sí, qué buen golpe!
¡Estuve siempre durmiendo!
¡Ah, dormiste!
Entonces lo habré soñado.
¿Entonces está aquí? Ella está con el Duque.
¿Quién?
La joven que anoche raptaron de mi casa.
Pero sabré recuperarla. Ella está ahí.
Si perdiste la amante búscala en otra parte.
¡Quiero a mi hija!
-¡Su hija! -Sí, mi hija...
¿Qué? ¿Ya no ríen de semejante victoria?
¡Ella está ahí, la quiero, me la devolverán!
Cortesanos, vil raza maldita.
¿A qué precio vendieron mi bien?
A cambio de oro, nada les repugna.
Pero mi hija, es un tesoro impagable.
Devuélvanmela, o esta mano, aunque desarmada...
será cruenta con ustedes.
Nada en la tierra asusta al hombre...
cuando defiende el honor de sus hijos.
¡Abran esa puerta, asesinos!
¡Todos están contra mí!
Y sí, lloro. Marullo, señor...
tú que eres noble de alma y corazón...
dime, ¿dónde la escondieron?
¿Está ahí, verdad?
¿Callas?
¡Ay de mi!