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Gracias.
Hoy quisiera empezar contándoles una corta historia.
Hace más o menos 1200 años, un grupo de polinesios se trepó en una pequeña embarcación
y empezaron a bogar hacia el oriente del Océano Pacífico.
Los días se hicieron semanas, las semanas se convirtieron en meses,
olas inmensas se ensañaron con el pequeño bote de madera
y seguramente muchos de estos hombres empezaron a preguntarse si valía la pena,
si serían capaces de regresar a casa algún día.
Hasta que por fin divisaron un montículo de tierra en el horizonte.
Un montículo que llamaron Rapa Nui,
y que la mayoría de nosotros conocemos como la Isla de Pascua.
La Isla de Pascua es el lugar habitado más remoto del planeta,
situado a más de 2 mil km de la isla más cercana.
Y lo más sorprendente de todo es que, hasta donde la historia permite saberlo,
los polinesios no estaban explorando por necesidad,
lo estaban haciendo por curiosidad.
No tenían que arriesgar sus vidas en este épico viaje, pero lo hicieron.
Durante siglos la gente ha explorado por diversas razones:
supervivencia, beneficio económico, nacionalismo,
pero hoy en día, el motivo principal es la ciencia,
una forma moderna de la curiosidad que impulsó a los polinesios.
Uno de los principales objetivos de la exploración científica es Marte,
donde varios instrumentos están buscando signos de vida.
Como astrobiólogo, la mayor parte de mi trabajo se ha centrado en lo mismo
y me gustaría hacerles una breve introducción
de algunos de los ambientes extremos
a donde mi trabajo me ha llevado,
para mostrarles como la exploración en la Tierra complementa la exploración en el espacio.
Todo con miras a darle respuesta a una de las principales preguntas de la ciencia de nuestro tiempo:
¿Estamos solos?
Este es el río Tinto en España
donde el agua tiene apariencia de anilina roja
y un pH de ácido de batería.
Estos minerales, que también se consiguen en Marte,
requieren condiciones de acidez
que hacen muy dificil que la vida pueda darse.
Las cuevas glaciares de Islandia
experimentan temperaturas bajo cero a lo largo del año
como en la mayor parte de Marte,
y son esta clase de cristales de hielo los que hacen dificil
que las células mantengan sus ambientes fluidos.
En el Canto Hydrate, a más de medio km bajo la superficie del océano,
los microbios festejan en las grandes cantidades de metano que son expulsadas de la corteza terrestre.
Podemos comparar estas infiltraciones modernas con las inactivas de las montañas Atlas en Marruecos
y ver cómo moléculas biológicas se descomponen en cientos de millones de años.
Y esto es importante porque en Marte se ha encontrado metano recientemente,
aunque desaparece de la atmósfera más rapido de lo que pudiéramos predecirlo.
Nadie sabe qué está pasando,
pero es posible que organismos como los de estas infiltraciones de metano
pudieran tener algo que ver.
En todos estos ambientes extremos la vida ha encontrado un camino.
Esta clase de expediciones científicas cambian nuestra idea de lo que la vida es capaz de hacer.
¿Y qué importancia tiene todo esto?
¡Pues bien! Yo diría que hay razones científicas y económicas ciertamente importantes para explorar,
pero que también hay algo más profundo involucrado.
Algo que me emociona verdaderamente cuando de descubrir nuevos lugares se trata,
independientemente de su aplicación potencial.
Para ilustrar este punto, quiero que piensen
en los momentos históricos claves que les ha tocado vivir.
Momentos que hayan marcado su generación,
o que de alguna manera hayan alterado el curso de la historia.
Momentos acerca de los cuales ustedes puedan decir:
"recuerdo donde estaba cuando pasó esto o aquello".
¿Tienen una lista? ¿Un par de ellos? Bien.
Tuve esta charla un par de años atrás
con un grupo interesante de científicos, académicos y escritores
y logramos identificar cuatro eventos
en nuestra vida colectiva que cumplían con los requisitos.
La lista es diferente para cada cual, pero la nuestra incluía:
el asesinato de John F. Kenedy, el alunizaje,
la muerte de la princesa Diana y el 11 de septiembre.
Esta lista nos revela algo notable.
Tres de estos eventos fueron tragedias,
uno fue un triunfo.
Tres hicieron aflorar en nosotros sentimientos de ira y tristeza.
Uno nos provocó orgullo y optimismo.
La exploración da cuenta del único momento positivo
que impacta la conciencia colectiva
dejándonos ver de manera tangible
de lo que somos capaces como especie.
Por algo es que los políticos estadounidenses
siempre que proponen hacer un esfuerzo para el cambio mundial
piden un "jonrón alto".
Como los descubridores de la Isla de Pascua nos enseñaron,
la exploración está en nuestras raíces.
Es una característica humana única
que ha producido algunos de los momentos
positivamente unificadores más importantes de nuestra historia
y creo que, de darse, el descubrimiento de vida en Marte,
será un momento de una trascendencia muy similar.
Estos momentos acercan a las personas y le dan otra connotación a lo que es ser humano.
Y es por eso que exploramos.
Gracias. (Aplausos)