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¡Hola, Lindsay! ¿Qué tal estamos esta mañana?
Tengo folletos de algunas universidades. ¡Muchos son en color!
Señor Rosso, ¿por qué no me deja tranquila?
Porque es mi trabajo. Soy un consejero académico.
- Intento guiarte. - Bueno, vaya a guiar a otro.
He oído las palabras, pero tus ojos decían otra cosa.
Decían: "estoy perdida, necesito tu ayuda".
- "No me escuches, guíame". - No necesito su ayuda.
Ok, te diré una cosa, ¿por qué no voy y te visito... en la cárcel,
donde vas a estar viviendo, y te doy buenos consejos?
Como "¿debería ser apuñalada en el patio o en el comedor?"
O cuando tengas un bebé, "¿cual de los guardias debería cuidarlo?"
Ese tipo de cosas. Eso sería una buena manera de hacer mi trabajo.
- ¿No crees? - El tiempo lo dirá.
Lo veo en el patio de la prisión.