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Pastor Caio, para mí usted era un poco loco, sabia? (yo, ella).
Y antes yo participaba de la iglesia de R. R. Soarez aquí en España.
Bueno, fue cuando mi esposo comenzó a mirar "Papo de Graça".
Entonces le dije a mi pastora de la iglesia en que me congregaba,
que él estaba viendo el programa;
entonces ella dijo que usted no era un hombre según el corazón de Dios y para mí,
ella dijo que tenía que ponerle miedo en mi marido para que él no salga de la iglesia.
(Si, causarle terror) Resultado:
yo le dije a mi marido sobre esa historia del miedo
y salimos de esa iglesia y estamos viendo "Papo de Graça" todos los días
y que ha sido una bendición para nosotros.
Entonces te pregunto, Caio, hay Camino de la Gracia aquí en España? Un abrazo.
Mira, estás tú, tu marido. Tú y tu marido ya son dos,
un amigo más: tres. En armonía y en amor, Jesús en el medio.
Y, si quieres más orientaciones, escribe a Marcelo Quintela, marceloquintela@caiofabio.net,
y él los encaminará para la persona que supervisa
las acciones de Camino ahí en Europa, pero, no necesariamente
te digo o a cualquier otra persona interesada en la misma cosa,
que necesites esperar ordenación o estímulo del que sea.
Mi oración aquí todos los días es para que se cumpla lo que el Señor Jesús dijo,
que entendamos que el Espíritu Santo sopla donde Él quiera,
oímos Su voz pero no sabemos de donde Él viene ni hacia dónde Él va.
Mi oración es para que cada caso, y hoy son millares y millares
espontáneamente que solo crecen, de personitas mirando el Papo de Graça,
Vem e vê TV, oyendo el Evangelio, creciendo en Jesús, en el amor de Dios,
leyendo la Palabra, comprendiendo el significado simple y libertador de ser de Jesús.
Que cada uno de esos se haga de hecho un sacerdote del Evangelio.
Que cada casa sea una iglesia, una puerta abierta.
Que cada pareja se haga ministradora del Evangelio abriendo su casa como una iglesia,
invitando a los amigos, invitando a otros, invitando a vecinos y así,
lo que vayan oyendo aquí de mí, que viene de la Palabra,
lo vayan traduciendo para sus propias palabras, para sus propias expresiones,
para su modo de ser y de decir; nadie está aquí intentando crear clones de repetición.
Queremos solo que, según la individualidad de cada uno, la personalidad de cada uno,
que cada uno entiendo, absorba, internalice, viva, practique lo que ya entendió,
lo que está practicando, eso lo vas enseñando a los demás y no intentes inventar nada.
No intentes traer novedades. No intentes ser un oráculo vivo de cosas nuevas.
No. Sea un seguidor puro y simple de Jesús y vaya de casa en casa;
dos ya son una multitud, fue lo que Jesús envió, separó de setenta,
treinta y cinco grupos de dos y los mandó ir de casa en casa.
Era la revolución que Él estaba proponiendo.
Tú y tu marido, por el amor de Dios, ustedes ya pueden ser una revolución ahí,
ustedes van invitando a los amiguitos, a los compañeros.
No para discutir religión, pero para abrir la Palabra, y van hablando.
Y lo que estoy enseñando y que sé que es Evangelio,
y no estoy falsificando, nada aquí, van transmitiendo con sus palabras,
confiriendo todo lo que digo en el Evangelio. Van confiriendo en el Nuevo Testamento!
Vayan a ver si las cosas son de hecho así; lea, lea, lea,
porque mientras más vaya entrando en ti,
dejando de ser una cosa que aprendió solo de mi,
y se va haciendo algo que disciernes,
que usted mismo está encontrando con exactitud la misma cosa en la Palabra,
mas intrepidez en la fe tendrás, mas madurez tendrás,
mas osadía, mas alegría, mas comprensión,
mas entendimiento y más poder en el Espíritu Santo.
De modo, que me gustaría que tú y tu marido
fuesen agentes inmediatos de esa decisión.
Que la Gracia de Dios repose sobre ustedes y que nadie controle la comprensión,
el entendimiento y el poder de la Palabra que se está instalando en ustedes.
Que independiente de las estaciones, de los grupos o de vínculos con el Camino de la Gracia,
ustedes, mis dos amigos y millares de otros en la misma situación tomen hoy la decisión.
Abran las puertas de sus casas y dejen que el Espíritu Santo comience la revolución.
En el nombre de Jesús. Amén.
Es lo que tengo para decirles. Después, escríbanme, ok?
Manden noticias de lo que Dios les hizo e hizo con otros como ustedes,
porque esa es la revolución que nadie impedirá.
Es cuando dejamos de preguntar:
- Mira, hay alguna estación del Camino de la Gracia aquí?
En los días del Nuevo Testamento la estación del Camino de la Gracia
era donde la Gracia se había instalado en el corazón y el tipo decía:
- Yo comprendí, abriré la puerta.
Invita a un amigo, invita a otro amigo, invita al empleado,
invita al esclavo, invita al patrón, va invitando, va invitando, va invitando;
eso fue lo que dio inicio a una revolución durante trescientos años en el Imperio Romano.
Como nunca antes hubo y como nunca antes después sucedió.
Porque después de eso el diablo usó a Constantino,
entonces él decidió y la iglesia surgió en los modos constantinianos,
prevalece en esos modos hasta hoy, donde la iglesia es un edificio que se alquila,
con un letrero, con una jerarquía, pastores y sacerdotes profesionales,
con dinero que tiene que ser mandando para aquél cofre central,
con esa parálisis diabólica, con ese ídolo, con ese templo de Dagón
en lugar de ser esa cosa libre del Espíritu entrando en todo lugar,
cada casa una iglesia, cada discípulo un sacerdote, un predicador del Evangelio
en los modos de su personalidad, según su entendimiento
y su comprensión. Cuando eso suceder de nuevo,
la Tierra tendrá otra vez la oportunidad verdadera de ver el impacto del amor de Dios,
sin letreros, sin neón, sin teatros, sin estadios, hormiguitas,
hormiguitas millares, colmenas derramando miel de la Gracia de Dios por la tierra.
Espero que sea eso lo que Dios haga de la vida de ustedes, en el nombre de Jesús. Amén.