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Nuestra sociedad reconoce el sufrimiento de un animal tras los barrotes
de una protectora, pero no así en la vitrina de una tienda
Y sin embargo, la gran mayoría de esos animales
pasan por un terrible circuito comercial.
La denuncia contra la cadena de venta de animales Mr. Guau, por la que la empresa
ya ha sido sancionada, forma parte de una campaña mucho más amplia
de la asociación Libera!
Uno de sus objetivos principales es que los centros de venta acaben
por reconvertirse en centros de adopción,
algo que ya es realidad en otros países.
Los siguientes testimonios son sólo algunos ejemplos del sufrimiento
de los afectados por el oscuro negocio de compraventa de animales.
Fue un amor a primera vista porque además me lo trajeron al trabajo tan dormidito,
tan precioso, un amor a primera vista.
A partir de ahí estuvo una noche con nosotros, al día siguiente
empezó a encontrarse mal, a tener como una tos, el perro no estaba bien.
Un día pasando por la tienda de Mister Guau de la calle Aribau decidimos entrar,
fue el peor error que hemos hecho a nuestra vida.
Vimos un labrador pequeñito, que estaba cómo muy tranquilito,
nos enamoramos del perro.
Nos escogió él a nosotros, realmente, y decidimos comprarlo.
Claro, nuestra hija encantada de tener un perro en casa, además un cachorro,
muy guapo pero al cabo de cuatro días de tenerla en casa, cuando además tenía
que empezar la socialización, salir a la calle, y empezar a disfrutar un poco
de tener el perro empezó a quedarse tumbada por los rincones de casa,
a hacer diarreas, a vomitar, a no tener energía, no quería moverse.
Ya te la dan, estás allí jugando con ella, te ponen en un recinto aparte
para que te familiarices con ella un poco.
Le pusimos nombre y cuando estábamos haciendo todos los trámites,
nos habían cogido los nombres, habían hecho lo del microchip
de repente la señora se queda mirando el ordenador
y nos dice que ahora se da cuenta que Trufa tiene inestabilidad de rótula
y cadera bilateral.
¿Qué queréis hacer? Nosotras con el perro encima ¿qué implica esto?
Vamos a comprar todo el ajuar, estuvimos como una hora entre la cama,
los juguetes… las mejores cosas.
Y aparece otra vez la vendedora y nos dice que le acaban de comentar
justo en ese momento que estaba compartiendo jaula con una perrita
que estaba un poco constipada y que si notábamos algún síntoma en casa,
moquitos o alguna cosa que rapidísimamente
la lleváramos al veterinario de urgencias.
Yo me quedé extrañada, no sé, ¿un constipado?
Nos planteamos la compra de un perro y, vivimos en Barcelona,
vemos las tiendas de Mister Guau ... espectacularmente bien montadas,
con un "empaque" perfecto, con una aparente seriedad, y nosotros que nunca
habíamos tenido un perro ni conocíamos el sector nos daba toda
la confianza comprar un perro allí.
Encontramos a Bruce, un perro con cinco meses,
nos encantó, las primeras carantoñas fueron brutales
y nos lo llevamos a casa.
En el puente de la purísima de ahora hará dos años compré un gato persa
en Mr. Guau con la idea de que haga compañía a una gatita que yo ya tenía
y que se había quedado muy sola al morir mi padre.
Para mi cumpleaños me regalaron una cobaya que se llama Bichobola.
Bueno, se llamaba Bichobola.
Llegó a casa, todos contentos porque era un bichito muy cariñoso y muy gracioso.
Era muy, muy chiquitito, demasiado pequeñito para haberlo comprado, pero bueno,
lo tuvimos en casa y al tercer día se puso malito, le empezaron a salir
legañas muy grandes del ojo, estornudaba.
Y haciendo uso de la garantía de Mister Guau lo llevamos al veterinario.
Allí se quedó ingresado, por mes y medio
El bichito tenía neumonía.
Un día acompañé a mi hermana a la tienda Mister Guau porque ella
había estado cuidando perros y se había enamorado de los cocker
entonces fuimos a ver qué había por allí.
Mi hermana y yo salimos las dos con los perros de la tienda,
emocionadísimas, encantadas con nuestros cachorros.
Tenía un parvovirus, osea, inestabilidad de rótula y cadera bilateral
y aparte parvovirus que venía de la tienda.
La llevamos, hicieron todo el tratamiento del parvovirus que es una enfermedad mortal.
Nos dicen que resulta que Trufa le falta un riñón y el otro no tiene la morfología
que tendría que tener un riñón, con lo cual tiene enfermedad crónica de riñón.
Le empezamos a notar un gesto extraño al caminar en las patas de atrás.
Al principio no crees que sea nada, un mal gesto, que se ha dado un golpe
y lo seguimos llevando al pipican y de repente un día se detiene en seco
y ya no corre, le cuesta mucho caminar y nos empezamos a preocupar.
Estamos hablando de un perro con 6 meses.
Le hacen una radiografía y tenía una displasia de cadera en los dos caderas
a un nivel muy alto.
Sobre todo el lado derecho que requería una operación de inmediato
o el perro podría quedar inválido para toda la vida.
Lo llevamos al veterinario de Mister Guau, justo el que hay en la calle de al lado.
Nos dicen que es un resfriado, una irritación de garganta…
no sé por qué, no se si fue un sexto sentido nosotros no nos vamos convencidos
porque veíamos que no era una tos frecuente, que no era un resfriado.
El perro nos lo mandaron para casa y su mejoría no existía, empeoraba, empeoraba
Pero ellos minimizaban el asunto en todo momento que esto era un simple resfriado,
una inflamación y nosotros decidimos indagar por otro lado, investigar, preguntar,
asesorarnos con otros veterinarios y todo iba encaminado
a la enfermedad que finalmente tuvo.
Avisamos al veterinario “¿descartáis esta situación?
¿descartáis que sea parvovirosis?”
A los 5 meses le hicieron las pruebas de la displasia que salieron positivas 100%
Entonces nos dijo que tenía displasia, bursitis y además tenia
la pata derecha trasera una fractura mal curada, entonces la pata
se le había soldado mal y le estaba creciendo en forma de arco.
Por eso tenía ese caminar, a parte de la displasia, tan raro, y también veías
que cada vez que crecía el perro iba sufriendo más.
El veterinario una vez lo revisó de inmediato dijo que lo temía mucho
pero debía ser parvovirus.
Tres meses estuvo ingresada, con el punto de inflexión de que se quedó
sin anticuerpos el día 31 de diciembre.
Nos llamó el veterinario "Está sin anticuerpos, si supera esta noche se salva
y si no se va a morir". Imaginaos el fin de año que pasamos.
El bichito cuando llegué a casa de trabajar empezó a convulsionar.
Lo bajamos desde Manresa hasta Barcelona corriendo.
Cuando llegó todavía estaba vivo.
A las 9 de la mañana del día siguiente el bichito se había muerto.
Se le detectó un secuestro ocular, se le detecto un soplo de nivel 4 en el corazón,
eso llevo a ecografías y demás.
La realidad es que le operaron de los dos ojos.
De por vida se tiene que tratar del corazón con un cuarto de pastilla cada día
y cada año le tengo que hacer un ecocardiograma.
El trato fue pésimo desde que cuando llamé a la persona responsable,
que se ve que sólo hay una, estaba de vacaciones,
y nos teníamos que esperar hasta que volviera. No nos atendía nadie.
Volvimos a insistir, quedamos con una tercera persona.
Tuve que pedir fiesta en el trabajo. Me presenté ese día a Mister Guau,
la persona no estaba porque no se había acordado, nos dejó allí tirados.
Como si fuera un electrodoméstico, cámbialo, ven aquí, tráelo.
Que como es que la hemos operado a otro lado.
Lo que fue el trato fue agresivo, vulgar, llego un momento que la chica de atención
al cliente llegó a decir que ellos venden muchos animales y que si un 10% salía mal
pues que estaba dentro de un orden.
Yo le dije, un 10% son 500 familias
Me ofrecían cambiarlo, ¿qué destino le esperaba a Cósimo? ¿que lo sacrificaran?
No, yo ese papel vamos ni se me planteaba jugarlo.
Nos dicen que tienen que sacrificarla y que nos dan otro animal del mismo importe
o inferior, superior no porque no fuera que perdieran dinero.
A los días nos llaman diciendo que su veterinario había hecho un informe también
pero diagnosticando cosas completamente diferentes.
Al perro no lo había visitado nadie, ni lo habían visto, nada.
¿La solución que nos daba? Pues que devolviéramos el perro,
que a veces estas cosas pasan, pero que no podían hacer otra cosa.
Claro la implicación emocional la teníamos nosotros, no ellos.
Y estamos hablando de sentimientos, tanto nuestros como de los perros.
Se volvió a quedar ingresado y cuando el perro creo que ya estaba
en su fase casi terminal que ellos decían que no, que estaba mejorando
y no era cierto porque nosotros vimos la decadencia del perro,
cómo iba menguando su energía, su vitalidad día a día, se atrevieron a confirmar
con boca pequeña que sí, que podría ser una parvovirosis pero que
me lo decía ese veterinario en concreto a nivel personal.
Que yo el perro no lo quería cambiar era lo primero que me ofrecieron,
que encontraba vergonzoso que lo plantearan,
que no era una mercancía, era un animal.
Que yo haría todo el tratamiento posible para que se salvara y que,
por tanto, ellos asumieran el coste de este tratamiento.
Había una chica, nos dieron el teléfono, que se supone que es la que hace este tipo
de reclamaciones y la llamé.
La llamé desde teléfono móvil, la primera vez me cogió el teléfono,
no me lo volvió a coger nunca más con este teléfono
Llamé desde el fijo de mi casa, me lo cogió una vez más, no me lo volvió a coger.
Llamé desde el fijo de mi hermana, desde el móvil de mi hermana,
desde el fijo de mi padre, desde el móvil de mi padre… y no me lo cogían.
Me lo cogían una vez y me daban largas, siempre me daban largas.
Marley, Marley acabó falleciendo.
La verdad es que lo pasamos muy mal, porque vimos como moría día a día,
una impotencia terrible porque tú ya sólo querías salvarle la vida.
¿Qué vida ha tenido este animal?
Ha salido de estar en una jaula a estar un día en casa.
Lo único que me preocupaba a mí. La vida que le habíamos dado.
¿Ese animal qué vida había tenido? Vivir entre cuatro cristales,
a saber cómo vivía en el criadero de donde lo traían, que lo traían de países del Este.
Hablábamos con la tienda, con el veterinario:
“Haced lo que sea no queremos que nos devolváis el dinero.
No queremos nada, no son unos pantalones”.
Porque la tienda nos hablaba de: “No pasa nada, el dinero os lo devolveremos”.
Pero, ¿cómo? No estamos hablando del dinero.
O “te puedes llevar otro animal”.
No queremos otro animal, queremos que cures a este.
Porque este es nuestro perro aunque lleve 6 días con nosotros pero ya era nuestro,
ya era de nuestra familia.
Yo lo pasé fatal. Cuando íbamos a los veterinarios, a médicos,
íbamos haciendo pruebas yo me cogía al último resquicio de esperanza
que pudiera tener diciendo a ver si finalmente es cualquier otra cosa que tenga solución,
pero una displasia de cadera ya es de por vida
Lo hemos tenido que operar del arqueo de la pierna, le tuvieron que fracturar
la pierna completamente y ponérsela bien y estuvo un mes o así con los hierros.
Comida especial, medicamentos cada día.
Trufa tomaba 5 pastillas cada día, para el corazón,
para ayudar a trabajar al riñón, a filtrar.
La comida especial, que evidentemente no era pienso eran latas porque
el pienso cuesta mucho mas de digerir y teniendo problemas en el riñón pues...
Estuvimos así un año, cada semana al veterinario, visitas, revisiones y tal
hasta que finalmente ya no aguantó más y nos recomendaron que era mejor "dormirla".
Acabó falleciendo, delante nuestro además, el último día que fuimos a verlo,
parecía que nos… perdón… parecía que nos estaba esperando.
Cuando llegamos, fue vernos y dejar de respirar.
Murió.
No se curó, porque no se ha curado nunca, el parvovirus lo que ha hecho
es destruir el sistema digestivo y le ha afectado mucho al sistema inmunitario.
El coste fue muy elevado pero fue peor el coste anímico, porque cogimos el perro
en un momento en que emocionalmente estábamos muy débiles y la situación
hizo estallar completamente este estado de ánimo delicado.
A nivel emocional lo pasé personalmente yo muy mal porque veíamos
que podiamos tener que llegarlo a sacrificar que por suerte no ha pasado.
Pero siempre tienes esa espada de Damocles encima.
Y yo que hago las cuentas de todo creo que llevo invertidos
entre el coste del gato, y demás alredor de unos 4.000€
El choque emocional es impresionante, lloreras en casa...
ves que el perro está sufriendo y decides que tienes que actuar.
Después de esta experiencia, ¿yo qué pienso?
que toda esta industria montada de coger perros de países del Este,
comprarlos a peso, bajarlos en camión, venderlos después triplicando
o cuadruplicando el precio que les ha costado,
no dar ningún tipo de apoyo sensible, compras un perro y te dicen que
has comprado un utensilio ...
Todo esto a mí me crea moralmente un enfado y una vergüenza brutal.
Si es que los seres vivos están completamente desprotegidos.
Legalmente, es increíble el vacío que tienen.
Lo primero que tenemos claro es que nunca más compraremos un perro,
adoptamos la segunda que tenemos. Se debe de adoptar.
Estas tiendas que venden animales deberían perder cualquier licencia
de venta de animales, deberían dedicarse a vender pienso y accesorios
que a todos en encanta y los perros lo necesitan.
Si realmente lo que te apetece es tener un animal y disfrutar
y vivir experiencias entrañables que te ofrece el compartir con un ser vivo
vete a la adopción, que te aconsejen y seguro que
será mucho más satisfactorio.
Recomiendo y yo lo pondré en práctica cuando compre otro perro,
quien dice perro, dice gato, o así, me plantearé muy seriamente
el tema de la adopción.
Luego me regalaron otra cobaya.
La cobaya que me regalaron era adoptada, la tengo en casa,
se llama Bichomopa.
Cada uno tiene la opción que quiera.
Yo desde luego voy a adoptar.
La tienda sabía en todo momento que ese animal no estaba en condiciones, lo sabía.
Porque veíamos cómo nos trataban como nos engañaban.
Nunca más, nunca más volveré a comprar en ninguna tienda, nunca más.