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-Buenas tardes, estamos en la Universitat Jaume I
en la Facultad de Ciencias de la Salud
para realizar una entrevista a Francisco Ros,
profesor de Anatomía en este centro.
Nos hablará sobre la investigación sobre una molécula que pretende
erradicar la malaria.
-¿Nos podría decir qué es la malaria?
-Es una de las enfermedades de transmisión más importantes
junto con el sida y la tuberculosis.
En esta enfermedad, una persona está infectada por un mosquito,
el mosquito Anopheles que transmite un parásito, el Plasmodium.
El ser humano se infecta por la picadura del mosquito,
llega hasta el bazo, ahí infecta los glóbulos rojos y,
a través del bazo, llega a la sangre destruyendo los glóbulos rojos.
Hay un individuo infectado y otro mosquito Anopheles
pica al individuo infectado y, posteriormente,
al picarle a otro sano, le transmite la enfermedad.
-¿Se puede erradicar?
-Hoy en día, erradicar la malaria es un poco utópico.
Sin embargo, existen dos estudios bastante importantes que inciden
sobre el hecho de que erradicar la malaria podría ser posible.
Estos dos experimentos son: por una parte, diseñar mosquitos
que no sean capaces de transmitir la malaria y el otro estudio
se está desarrollando sobre un individuo enfermo
y lo que trata de hacer es impedir
la multiplicación del parásito dentro del bazo y la destrucción
de los glóbulos rojos.
-¿Cómo se ha comprobado su efectividad?
-Con estos dos estudios de los que estamos hablando.
Con los mosquitos transgénicos, se ha probado en modelos animales.
Se prueba con estos mosquitos, los Anopheles transgénicos,
y la idea es erradicar y acabar, poco a poco, con la población
de los Anopheles salvajes y sustituirlos
por mosquitos transgénicos.
El otro modelo es un compuesto, el LQ300.
Este es un modelo, un tratamiento
que se ha utilizado en ratones humanizados.
-¿Su aplicación se prevé a corto o a largo plazo?
Cuando hablamos de modelos experimentales, hay que ser
muy precavido para poder establecer
si estos modelos experimentales en animales
se puedan utilizar con seres humanos.
Porque primero hay que seguir la evolución.
Primero se experimenta con animales, luego con primates
y, posteriormente, con humanos.
No tenemos mucha experiencia pero calculo que en unos
15 o 20 años se podrá comercializar
o utilizar estos tratamientos,
aunque espero equivocarme y sea mucho antes.