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En lo más íntimo de mi noche me adentro.
¿Serás sueño suspendido sobre mi frente?
Te mantendrás solemne y silencioso
y descansarás sobre mi almohada,
¿Cuando llore lo harás conmigo?
Derriten mis labios tu boca,
sonrisa leve.
En lo profundo de las estrellas
me acuesto satisfecho.
Me toca morir
a la medianoche.
Pienso, de la muerte en la vida desperté.
Pienso, juego devotamente con las criaturas del Señor.
Piensa que aún estoy lejos
y tú a mi lado.
¡Del dolor, escapa, clama!
El verano florece el dulce hogar de mi hermana
Bendita el alma, que sin miedos al bien,
en el eterno invierno confía.
¡Abre tu corazón, hazte presente, oh paz!
El sol flotante besa el rostro de mi hermana
bendecida con las últimas canciones,
sobre los templos de la muerte, teje coronas.
Tú, mujer pura de luz y marfil,
Tú, hermana, me iluminas en mi fangoso lecho.
Tú, el último refugio de mi sangre.
Tú, alma de la montaña, profunda y fresca y pura.
como si tu retoño hubiese nacido en mí,
¡Así se hospeda mi corazón siempre en tu amor!
A ti, dulce santa,
nadie puede profanar ningún deseo, pero a mí
tu hijo, puede salvarme del doloroso fuego.
Escucho en las noches, el galope salvaje de los jinetes,
sus pantalones me respiran en la cara
¡No, no me ayudes! Déjame tolerar esto también.
A ti,
a ti, que me elevas cuando me lastiman.
Conozco la palabra,
la palabra, las noches de todos los días
"¡Lo haré, te amo!"
"¡Mira, se hizo la luz!"
"¡Se hizo la luz!"