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Bienvenido, Mark,
y muchas gracias por traernos esta exposición de dibujos de vuestra colección.
Una colección, la del British Museum,
que es una de las más importantes del mundo en dibujos y estampas.
Fíjate que estamos hablando de millones de objetos, cientos de miles de dibujos…
y, sin embargo, la colección de dibujos españoles es muy reducida comparativamente.
Pero no es porque el British tenga menos dibujos españoles,
es porque es una realidad que hay pocos dibujos españoles.
Durante mucho tiempo se decía que los artistas españoles no dibujaban o dibujaban poco.
Sin embargo, hubo coleccionistas,
y es aquí lo que me interesa un poco que comentes también.
Hubo coleccionistas españoles,
pero fueron precisamente personas venidas de Gran Bretaña
los que empezaron a coleccionar de forma casi sistemática podríamos decir, los dibujos españoles.
Ése es el origen de la colección vuestra, precisamente.
La idea de que los artistas españoles no dibujaron es un completo disparate;
el problema está en que no se han conservado muy bien.
Así que en cierto modo, en mi opinión,
fueron en realidad muchos más los dibujos que los artistas realizaron.
Por lo tanto, hoy en día nos encontramos
con multitud de dibujos españoles en un terrible estado de conservación.
Nuestros dibujos llegaron en el siglo XIX,
y tengo la impresión de que todos los coleccionistas eligieron
los mejores ejemplos que pudieron encontrar para comprar en ese momento en España.
Los excelentes dibujos que ahora se muestran, están en perfecto estado,
y fueron adquiridos por connoisseurs de dibujos de grandes maestros,
ansiosos por comprar los ejemplos más sofisticados que pudieron encontrar.
Precisamente, la exposición finaliza con Goya y finaliza con un dibujo
que formó parte de la colección de Tomás Harris.
Tomás Harris es un personaje, y digo personaje porque era artista,
era coleccionista, era historiador, era marchante de arte, era espía
-como sabemos por esa famosa historia…-.
Es decir, un personaje fascinante y un personaje fascinante que coleccionó a Goya.
Yo creo que para estudiar a Goya en la obra sobre papel hay dos lugares:
uno es éste, el Museo del Prado -para estudiar sus dibujos y sus pinturas, por supuesto-,
y el otro es el British Museum -para conocer su colección de estampas-.
¿Qué supone la colección de estampas de Goya en el British Museum?
Nos llegaron en 1975, tras la muerte de Harris.
Recibimos casi mil estampas de Tomás Harris,
incluyendo tres álbumes espectaculares de Goya elaborados con sus propias manos,
que contienen las pruebas más asombrosas de los grabados de Goya.
No sólo las bellas estampaciones, también segundas ediciones, terceras ediciones, cuartas ediciones...
así hasta seis álbumes de sus series,
Desde la primera edición hasta la décima edición
que ha llegado hasta nosotros.
Así fue como Tomás Harris transformó nuestra colección de estampas españolas.
La verdad es que esta exposición -para los propios españoles,
que estamos más habituados a ver dibujo español, lógicamente-
es una extraordinaria ocasión para efectuar un recorrido
alrededor de sesenta piezas por la historia del dibujo español.
Sabemos que esta exposición es la segunda sede donde se realiza
-tuvo una exitosísima y muy muy visitada exposición en el British-.
Porque tú lo has organizado con un discurso cronológico,
pero también con un discurso regional.
¿Por qué elegiste dividir la exposición en escuelas regionales?
Es importante entender que desde el siglo XVI hasta el siglo XIX
existían centros independientes en España.
Pensé que no tenía sentido tratar de mostrar
todos los dibujos del siglo XVII en la misma sección.
Así que no es una sola historia que va de aquí a allá,
sino que se separan puntos fuertes de la misma historia,
y esto parece hacer el planteamiento mucho más adecuado
para mostrar nuestros dibujos por separado
al mismo tiempo en el mismo espacio, pero por separado.
Precisamente la exposición, que comienza en este discurso cronológico,
lo hace con dibujos de artistas italianos que vinieron a trabajar al Escorial,
o de artistas españoles que viajaron a Italia
y que cuando llegaron a España
introdujeron en su práctica artística aquello que habían aprendido.
Yo creo que en ese pequeño grupo de dibujos de ese primer capítulo,
destaca uno que -me comentabas-
te llamaba especialmente la atención: es un dibujo de Alonso Berruguete,
un artista del que conservamos poquísimos dibujos.
Y yo creo que viendo el catálogo de Alonso Berruguete,
quizás el que vosotros poseéis en el British sea uno de los más bellos.
Sus dibujos son magníficos ejemplos que muestran
el traslado de las prácticas de dibujo de Italia a España,
y en la sección del siglo XVII vemos
de qué manera estos principios venidos de fuera se transforman en España.
Es importante entender que no es un artista español
simplemente copiando de otro artista y dibujando ejercicios.
En cierto modo, ellos asimilan algunas ideas y multitud de enfoques
para hacer sus dibujos de una forma específicamente española.
El siglo XVII es el conjunto más numeroso de dibujos de la exposición
y hay un dibujo de Carducho que es preparatorio para un cuadro del Salón de Reinos.
Es uno de los dibujos más bellos de la exposición, desde mi punto de vista.
Es muy interesante primero por el tamaño
-lo que nos está hablando de ese gusto de los coleccionistas por los dibujos grandes-;
está en muy buen estado; y en tercer lugar,
es un dibujo muy próximo a una pintura, es decir, son dibujos muy acabados.
Y resulta un poco sorprendente que, tantos años después,
esos dibujos que salieron de España en el siglo XIX
hayan vuelto al lugar donde se conserva la obra para la que fueron realizados.
Y lo que hemos hecho ha sido poner la pintura que conservamos en el Prado como fondo,
para que podamos un poco analizar para qué servía el dibujo.
En el siglo XVII, los métodos de dibujo en España cambiaron en todos los sentidos.
Un dibujo, con la pintura aquí cerca, muestra cómo [Carducho]
pensaba primero a través de la composición en papel
y más tarde transformaba ciertos pasajes en una pintura,
por lo que es fabuloso contemplarlos uno al lado del otro.
Ambos no son idénticos e imagino a Carducho
pensando en algunos aspectos desde un nuevo punto de vista, modificándolo.
Los otros setenta dibujos que aquí se muestran
abarcan fundamentalmente multitud de formatos y funciones,
así que no todos son el mismo tipo de dibujo:
algunos de ellos están bastante acabados y otros son bocetos.
Así que de eso se trata,
de explorar las funciones y procesos de la práctica del dibujo en España.
Eso es una de las virtudes también de la exposición, ver las distintas funciones del dibujo:
desde el dibujo totalmente vinculado con una pintura,
hasta el apunte o el dibujo de enseñanza pensado como modelo.
También podemos ver la evolución que se produjo en el dibujo en España,
porque desde los primeros tanteos que veíamos con Berruguete
a los dibujos muy acabados de Herrera Barnuevo,
se va viendo lo que ha sido el aprendizaje y el dominio del dibujo.
Hay una maravillosa selección de dibujos sevillanos
que comienza con Francisco Pacheco
pero que culmina con una bellísima muestra de dibujos de Murillo,
y Murillo es el gran dibujante del siglo XVII español,
el gran referente del arte español en Gran Bretaña en el siglo XIX ¿no?
En nuestra colección tenemos doce dibujos suyos y seis son los que aquí se exponen.
Éstos demuestran su total compromiso con la práctica de dibujo: algunos son primeros bocetos,
otros -son hojas muy grandes- y algunos dibujos están muy acabados.
En mi opinión, enseñó a muchos aprendices a través de una escuela de dibujo en Sevilla.
Muchas de sus hojas, procedentes de un libro de modelos,
formaron parte de un gran corpus para ayudar a los estudiantes a entender la utilidad del dibujo,
y además también existen muchas copias de sus dibujos,
lo que demuestra una propagación de sus prácticas de dibujo
y algunas influencias del mundo que le rodeaba en Sevilla.
José de Ribera -que estaría en el cuarto ámbito de la exposición,
que habla del dibujo en Valencia y en Nápoles-
merece un lugar muy especial en la historia del dibujo en España.
El otro día, cuando contemplaba los dibujos y la estampa que habéis traído,
hay una curiosa coincidencia: en todos ellos aparecen hombres mayores torturados.
¡Sí, un tema complejo!
Y es de una extraordinaria belleza, una extraordinaria belleza porque,
además, volvemos a encontrarnos la variedad del dibujo de Ribera.
A mi modo de ver, dibujando estas figuras torturadas
le permite estudiar complejas contorsiones físicas en el espacio que las rodea;
no como un ejercicio formal, sino más bien explorando en papel básicamente.
Quizá no sea para un grabado, pero es el dibujo más llamativo suyo,
un gran ejemplo sobre sus habilidades como dibujante.
El final de la exposición -que es Goya y el siglo XVIII-,
se ha realizado yo creo que un esfuerzo en seleccionar
aquellos dibujos de los contemporáneos de Goya.
Por ejemplo, de Luis Paret hay un preciosísimo retrato de la reina
y un maravilloso dibujo preparatorio
para una pintura que tenemos en el Museo del Prado, que es el Baile en máscara.
Pero desde luego, el final de la exposición es Francisco de Goya.
Es un poco un pequeño microcosmos.
E igual que la exposición es un recorrido por la historia del dibujo español,
la selección de dibujos de Goya es un recorrido por la historia de Francisco de Goya,
desde los primeros dibujos preparatorios para El agarrotado,
hasta los últimos dibujos realizados en Burdeos.
Yo sé que hay un dibujo que a ti especialmente te gustaba, que es el del Álbum C,
que es el de Por linaje de hebreos ¿Qué supone para ti ese dibujo?
¿Por qué ese gusto especial por esa imagen?
Es una pregunta realmente difícil.
Goya ha transformado toda la concepción del grabado y del dibujo.
Sin duda, Goya no comienza precisamente equivocándose,
y cada vez que aplica una nueva técnica, de repente ¡pum!: lo consigue a la perfección.
Y por eso, los dibujos de Goya continúan asombrándome: tan potentes, tan fuertes…
Yo siempre digo: cambia aquí y allá, nada es evidente,
y por eso me parece una oportunidad demostrarlo
a través de nuestros cuatro dibujos de Goya aquí presentes,
una gran oportunidad para exponer la amplitud de la práctica de dibujo de Goya.
No es sólo hablar de técnicas o de una técnica pictórica,
sino de cómo una técnica y un tema se unen para llegar a configurar algo tan potente.
Estos pequeños dibujos no son dibujos rápidos:
algunos parecen ser bocetos rápidos, pero no lo son.
Encuentro que continuamente nos hacen pensar, meditan sobre cosas de aquella época,
cosas importantes (las condiciones sociales y la superstición) y tan poderosas…
la variedad de la práctica de dibujo de Goya es extraordinariamente sutil,
tan genial que concluir con Goya supone un magnífico apunte sobre la práctica de dibujo,
hasta entonces desconocido en España.
Pensé que no tenía sentido tratar de seguir, y seguir, y seguir, y seguir...
Termino en Goya, por ser tan potente y tan fuerte.
Vengo, los veo y son fantásticos, de una gran fuerza.
Siento que la exposición organizada en seis apartados hace un maravilloso resumen
de la historia del dibujo en España
y refleja el compromiso que los artistas españoles tuvieron con esta disciplina.
No solo derriba la vieja idea de que los artistas españoles apenas dibujaban
sino que muestra la intensa práctica del dibujo en España
y la gran habilidad de estos artistas como dibujantes.
Yo creo que el público cuando salga de la sala,
y a través de la información que se les suministran en las cartelas,
va a sentir yo creo que la curiosidad de recorrer el Museo
y buscar aquellas obras para las que sirvieron estos dibujos que vemos en la sala.
Esta exposición es una invitación,
es una invitación que además encaja perfectamente en nuestra colección:
y es una de esas ocasiones en las que una exposición temporal
se imbrica perfectamente en lo que es las colecciones del Museo del Prado.
Por eso, te estamos muy agradecidos, a tí personalmente y al British,
porque sabemos que esto ha sido un esfuerzo por vuestra parte,
y que para nosotros, desde luego, ha sido un placer
y que espero que sea un placer para todos esos visitantes
que vengan a ver estos maravillosos dibujos que resumen el trazo español.
Muchas gracias, Mark.
De nada, es un placer.