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El 50% del cerebro humano se encarga del proceso visual.
Esto puede parecer una sobre estimación,
pero imagínense batear una pelota de béisbol.
El lanzador se prepara, lanza la pelota,
ves como la pelota va hacia ti,
tensas los músculos para mover el bate y darle a la pelota.
Piensen en como nos comunicamos.
Nos comunicamos a través de la palabra escrita, a través del Internet.
Piensen en como nos expresamos.
A través de las artes visuales, fotografía, televisión, películas.
No hay duda de que somos seres visuales.
Existen más de dos millones de personas en los Estados Unidos
que sufren de enfermedades fotorreceptoras.
Y cerca de 400 mil de estas personas sufren de ceguera.
Y mientras la cantidad de habitantes aumente y vivan por más tiempo,
se estima que este número aumente.
Estimamos que aumente un 50% en los próximos 10 años.
Y lamentablemente, aún no hay mucho que se pueda hacer.
No se ha llegado a acuerdos con la FDA para combatir esto,
pero eso no significa que la gente no esté trabajando en esto.
Se han buscado formas de combatir estos problemas desde hace décadas.
Vayamos a hace 250 años, cuando Charles Le Roy
hacía uso de la electricidad
para recuperar algo de percepción visual en sus pacientes.
En este caso, él se refería a que "además, de provocar llantos,
a causa del dolor por las corrientes eléctricas,
el paciente percibía una llama descendiendo rápidamente ante sus ojos".
Desafortunadamente, la tecnología no mejoró mucho
el siguiente siglo.
Esta es una imagen de Duchenne, él está del lado derecho,
aplicando corriente eléctrica a su paciente.
La diferencia es que este paciente podía ver con normalidad.
Lo que Duchenne trataba de hacer era provocar ceguera,
para tratar de entender como vemos.
Luego avancemos otro siglo más.
Él es Giles Brindley.
Él creó la primera prótesis visual.
Brindley la implantó detrás de la cabeza,
en el lóbulo occipital para estimular la corteza visual.
Él hizo esto como un intento de recuperar la vista,
pero desafortunadamente, en la década de los 60
la tecnología no estaba lo suficientemente avanzada,
y el costo era muy alto como para justificar una terapia.
Por estas razones, se abandonó el proyecto.
Los ojos son el primer paso de la visión.
La luz entra por la córnea y los lentes, y choca con la retina,
que tienes distintos tipos de células:
fotorreceptoras, células bipolares y células ganglionares.
De esta manera, la luz entra por las células ganglionares
y bipolares para activar las fotorreceptoras.
Y así es como logramos ver.
Personas que padecen enfermedades degenerativas de la retina
pierden los fotorreceptores y dejan de capturar la luz.
Sin embargo, las células bipolares y ganglionares permanecen en la retina.
Ahora nos formulamos las siguientes preguntas: ¿Qué sucedería si fuésemos capaces de
hacer estas células sensibles a la luz?
¿Podríamos recuperar algo de visión?
Gracias a una colaboración masiva aquí en USC,
MIT, la Universidad de Florida y Eos Neuroscience,
hemos encontrado un gen que codifica
una proteína de algas sensible a la luz,
introduciendo esta proteína en un virus.
Estos son virus que han sido usados, actualmente,
en 36 distintos estudios clínicos de humanos.
y básicamente crea una terapia génetica
que les permite a las células ser sensibles a la luz.
Inyectamos estos virus en el ojo,
luego estos infectan las células reduciendo
el ADN que codifica la proteína sensible a la luz.
Las proteínas sensibles a la luz se producen dentro de las células bipolares,
y luego estas células se vuelven sensibles a la luz.
Déjenme mostrarles algunos datos.
Estos son ratones que han sido entrenados en un laberinto de agua.
Se les enseña a nadar hacía una fuente de luz en una plataforma.
De hecho los ratones son buenos nadadores,
aunque no les gusta mucho el agua.
Aquí le mostraré el primer video.
Estos son ratones con vista normal.
Verán que luego de mucho entrenamiento
ellos son capaces de nadar directo a la luz.
No siempre lo hacen perfecto,
pero se auto corrigen rápidamente
y finalmente alcanzan el objetivo.
En contraparte, tenemos otros ratones que son completamente ciegos.
Estos representan lo que vemos en las personas:
retina dispigmentosa y degeneración muscular relacionada a la edad.
Y luego de dos semanas de entrenamiento estos nadan al rededor del laberinto,
pero no son capaces de usar información visual para llegar a la luz.
Los ratones van hacia las paredes,
van de un túnel al siguiente, y así sucesivamente,
hasta dar, finalmente, en el blanco.
Y al final, estos son ratones que perdieron sus fotoreceptores,
pero ahora tienen células bipolares sensibles a la luz.
En algún momento estos ratones fueron ciegos,
pero ahora tienen sensibilidad a la luz gracias a esta terapia genética.
Para mí lo emocionante es que la tecnología finalmente ha avanzado
y nos permite aprovechar la existente,
que tiene mil millones de años
como el virus proveniente de las algas
que nos permite combinarla de tal manera
que, en algún momento, podamos
esperar una cura para la ceguera.
Muchas gracias.
(Aplausos)