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Incesante a mi vera se agita el Demonio;
Flota alrededor mío como un aire impalpable;
Lo aspiro
y lo siento que quema mis pulmones Y los llena de un deseo
eterno y culpable.
A veces toma, sabiendo mi gran amor al Arte,
La forma de la más seductora de las mujeres,
Y, bajo especiosos pretextos de tedio,
Habitúa mis labios a filtros infames.
Me conduce así,
lejos de la mirada de Dios,
Jadeante y destrozado por la fatiga,
en medio De las llanuras del Hastío,
profundas y desiertas,
Y despliega ante mis ojos llenos de confusión
Vestimentas mancilladas, heridas abiertas,
--Y el aparejo sangriento de la Destrucción
Hombre: Me parece a veces que mi sangre corre a raudales,
Igual que una fuente con rítmicos sollozos.
La escucho bien que corre con un prolongado murmullo,
Pero, me palpo en vano para encontrar la herida.
Mujer: Me parece a veces que mi sangre corre a raudales,
Igual que una fuente con rítmicos sollozos.
La escucho bien que corre con un prolongado murmullo,
Pero, me palpo en vano para encontrar la herida.
Hombre y Mujer: A través de la ciudad,
como en un campo cercado,
Se marcha,
transformando los adoquines en islotes,
Saciando la sed de cada criatura,
Y en todas partes colorando en rojo la natura. He implorado frecuentemente a los vinos traicioneros Adormecieran sólo un día el terror que me consume; --Qué el vino hace ver más claro y afina más el oído!
Mujer: He buscado en el amor un sueño olvidadizo;
Hombre: He buscado en el amor un sueño olvidadizo;
Pero el amor no es para mí
sino un colchón de agujas
Hombre y Mujer: --Hecho para dar de beber a esas crueles mujeres!
Me parece a veces que mi sangre corre a raudales,
Igual que una fuente con rítmicos sollozos.
La escucho bien que corre con un prolongado murmullo,
Pero, me palpo en vano para encontrar la herida.
A través de la ciudad, como en un campo cercado, Se marcha, transformando los adoquines en islotes,
Saciando la sed de cada criatura,
Y en todas partes colorando en rojo la natura.
He implorado frecuentemente a los vinos traicioneros Adormecieran sólo un día el terror que me consume; --Qué el vino hace ver más claro y afina más el oído!
He buscado en el amor un sueño olvidadizo;
Pero el amor no es para mí sino un colchón de agujas --Hecho para dar de beber a esas crueles mujeres!
La mujer, entretanto, de su boca de fresa,
Retorciéndose igual que una serpiente en la brasa, Y estrujando sus pechos en la cárcel de su corsé,
Dejó correr estas palabras impregnadas de almizcle:
-"Yo
tengo los labios húmedos, y conozco la ciencia
De perder en el fondo de un lecho la antigua conciencia.
Enjugo todas las lágrimas sobre mis senos triunfantes, Y hago reír a los viejos con risa de niños.
--Reemplazo, para el que me ve desnuda, y sin velos,
--Reemplazo, para el que me ve desnuda, y sin velos, La luna, el sol, el cielo y las estrellas! Soy, mi sabio querido, tan docta en voluptuosidades, Cuando ahogo a un hombre entre mis brazos temidos,
O cuando abandono a sus mordeduras mi busto, Tímida y libertina, y frágil y robusta, --Que sobre estos acolchados, desmayándose de emoción, Los ángeles impotentes por mí se condenarían!"
Cuando hubo de mis huesos succionado toda la médula, Y lánguidamente me volví hacia ella, Para devolverle un beso de amor, ya no vi más Que un odre con los flancos viscosos, --todo lleno de pus!
Cerré los dos ojos, en mi frío espanto,
Y cuando los reabrí a la claridad viviente, A mi vera, en lugar del maniquí pujante
Que parecía haber hecho provisión de sangre, Temblaban tan confusamente restos de esqueleto, Que ellos mismos producían el grito de una veleta
O de un cartel, al extremo del vástago de hierro, Que balancea el viento durante las noches de invierno.
Cupido está sentado sobre el cráneo De la Humanidad, 0:11:40.0:11:44 Y sobre este trono el profano, Con risa desvergonzada,
Escucho al cráneo, en cada burbuja
Rogar y gemir:
-"Este juego feroz y ridículo,
¿Cuándo acabará?"
C.Baudelaire, Les Fleurs Du Mal