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¿Alguna vez has soñado
viajar en el tiempo,
quizá saltando siglos
y ver el futuro lejano?
Bueno, es posible viajar en el tiempo,
y es más,
ya se ha hecho.
Conoce a Sergei Krikalev,
el más grande viajero del tiempo en la historia humana.
Este cosmonauta ruso tiene el récord
de permanencia
en la órbita del planeta;
un total de 803 días, 9 horas y 39 minutos.
Durante su estancia en el espacio,
él viajó a su propio futuro
0,02 segundos.
Viajando a 28 000 km por hora,
experimentó un efecto
conocido como dilación del tiempo,
y algún día el mismo efecto
podría hacer que los viajes al futuro
significativos sean algo común.
Para ver por qué moverse rápido en el espacio
afecta el paso del tiempo,
tenemos que volver a la década de 1880,
cuando 2 científicos estadounidenses,
Albert Michelson y Edward Morley,
trataban de medir el efecto
del movimiento de la Tierra alrededor del Sol
en la velocidad de la luz.
Cuando un haz de luz se movía
en la misma dirección que la Tierra,
esperaban que la luz viajara más rápido.
Y cuando la Tierra se movía en la dirección opuesta,
esperaban que fuera más lento.
Pero hallaron algo muy curioso.
La velocidad de la luz seguía siendo la misma
sin importar lo que hiciera la Tierra.
Dos décadas después, Albert Einstein estaba pensando
en las consecuencias
de esa velocidad invariable de la luz.
Y fueron sus conclusiones,
formuladas en la teoría de la relatividad especial,
que abrieron la puerta
al mundo de los viajes en el tiempo.
Imagina a un hombre llamado Jack,
de pie en medio de un ***ón de tren,
viajando a una velocidad constante.
Jack está aburrido
y empieza a rebotar una pelota hacia arriba y hacia abajo.
¿Qué verá Jill, en la plataforma,
por la ventana
conforme oiga el silbido del tren?
Bueno, entre que Jack deja caer la pelota
y la vuelve a atrapar,
Jill lo habría visto moverse
un poco más abajo de la pista,
y como resultado ve que la pelota
sigue una trayectoria triangular.
Esto significa que Jill ve la pelota
viajar más lejos de lo que la ve Jack
en el mismo período de tiempo.
Y como la velocidad es la distancia dividida en el tiempo,
Jill realmente ve que la pelota se mueva más rápido.
Pero, ¿y si a la pelota saltarina de Jack
la reemplazamos por 2 espejos
que hagan rebotar un rayo de luz entre ellos?
Jack aún ve el rayo descender
y Jill aún ve el rayo
viajar una distancia más larga,
salvo que esta vez Jack y Jill
no pueden diferir en la velocidad
porque la velocidad de la luz
siempre permanece invariable.
Y si la velocidad es la misma
mientras la distancia es diferente,
eso significa que el tiempo también será diferente.
Así, el tiempo debe transcurrir con ritmos diferentes
para personas que se desplazan una respecto de la otra.
Imagina que Jack y Jill tienen relojes muy precisos
que sincronizan antes de que Jack suba al tren.
Durante el experimento, Jack y Jill verían
que su reloj funciona con normalidad.
Pero si luego se encuentran nuevamente
para comparar los relojes,
habría transcurrido menos tiempo en el reloj de Jack,
para equilibrar el hecho
de que Jill viera la luz moverse más distancia.
Puede que parezca una idea loca,
pero como toda buena teoría científica,
puede probarse.
En los años 70, algunos científicos subieron a un avión
con unos relojes atómicos súperprecisos
sincronizados
con algunos otros que quedaron en tierra.
Después que el avión volara alrededor del mundo,
los relojes de a bordo mostraron una hora diferente
de los que se quedaron en tierra.
Claro, a la velocidad de trenes y aviones,
el efecto es minúsculo.
Pero cuanto más rápido uno va,
más se dilata el tiempo.
Para los astronautas que orbitan la Tierra durante 800 días,
empieza a tener sentido.
Pero lo que afecta a los humanos también afecta a las máquinas.
Los satélites del sistema de posicionamiento global
también están orbitando la Tierra
a miles de kilómetros por hora.
Por eso la dilación del tiempo actúa allí, también.
De hecho, su velocidad provoca
que los relojes atómicos de a bordo
difieran de los relojes en tierra
en 7 millonésimas de segundo al día.
De no corregirse,
esto haría que el GPS perdiera precisión
de algunos kilómetros por día.
Pero, ¿qué tiene todo esto que ver con los viajes en el tiempo
al futuro lejano?
Bueno, cuanto más rápido uno vaya,
mayor será el efecto de la dilatación del tiempo.
Si pudieras viajar muy cerca
de la velocidad de la luz, digamos 99,9999 %,
en un viaje de ida y vuelta al espacio
en lo que sería para ti 10 años,
en realidad regresarías a la Tierra
cerca del año 9000.
¡¿Quién sabe lo que verías?!
La humanidad fusionada con las máquinas,
extinta por el cambio climático
o el impacto de un asteroide,
o habitando una colonia permanente en Marte.
Pero el problema es que
llevar cosas pesadas como las personas,
por no hablar de naves espaciales,
a tales velocidades requiere
cantidades de energía inimaginables.
Se requiere enormes aceleradores de partículas
como el Gran Colisionador de Hadrones
para acelerar diminutas partículas subatómicas
a velocidades cercanas a las de la luz.
Pero algún día, si podemos desarrollar las herramientas
para acelerarnos a velocidades similares,
entonces podremos enviar periódicamente viajeros del tiempo
al futuro,
llevando consigo cuentos de un pasado remoto y olvidado.