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- ¿DEBERÍAN OBLIGARTE A VOTAR? -
Muchos creen que una baja participación electoral es un problema.
Como solución, algunos defienden el voto obligatorio.
Hay leyes de voto obligatorio en países como Australia
que requiere a los ciudadanos votar bajo amenaza de multa o sanción.
¿Son buena idea estas leyes? Yo diría que no.
Acá tienen una razón: por más de 50 años...
los politólogos vienen comprobando que la mayoría de los ciudadanos están mal informados.
Por ejemplo, la mayoría no puede identificar a los incumbentes.
Si las cosas van bien, no saben a quién agradecer.
Si las cosas van mal, no saben a quién culpar.
Y la ignorancia no es ni siquiera el mayor problema.
Los ciudadanos parecen cometer errores sistemáticos sobre los temas más básicos
en economía, ciencias políticas y sociología.
Aunque podéss obligar a alguien a votar, no podés obligarlos a saber mucho de un tema.
Los ciudadanos típicos desaprobarían Economía 1.
¿Realmente queremos forzarlos a tomar una decisión sobre política económica?
Los ciudadanos típicos sobreestiman sistemáticamente los beneficios de la guerra
y subestiman sus costos humanos y materiales.
¿Realmente quiere forzarlos a elegir entre el candidato belicista y el pacifista?
Cuando los politólogos y economistas estudian el conocimiento político
descubren que los ciudadanos que se abstienen de votar son típicamente
incluso más ignorantes o desinformados que los ciudadanos que sí votan.
Obligar a todos a votar resulta en un grupo más desinformado de votantes.
Eso lleva a candidatos políticos que reflejen las percepciones de los votantes.
Y eso nos lleva a malas políticas públicas.
Eso no beneficia ni al electorado ni a los miembros más vulnerables de la sociedad.
Una objeción común a mi argumento
es que la concurrencia al voto no es uniformemente baja en todos los grupos.
Los desaventajados, pobres, desempleados y de baja educación
es mucho menos probable que voten que los aventajados, ricos, empleados y educados.
Así que el argumento es que quizás debemos obligar a los desaventajados a votar
para asegurarnos que los que están mejor no se aprovechen de ellos ni ignoren sus intereses.
Pero esta objeción recae sobre una falsa suposición.
Asume que la gente vota principalmente por su interés propio.
Van a encontrar esto difícil de creer, pero cuando los politólogos estudian el comportamiento al votar
encuentran una y otra vez que la gente no vota egoístamente.
Los politólogos mismos han sido reacios a aceptar esto.
Por eso han hecho tantos estudios.
De hecho, encuentran que los votantes tienden a votar por lo que creen que es el interés nacional.
Así que no tenemos que preocuparnos de proteger a los no-votantes de los votantes egoístas.
La gente tiene buenas intenciones. No quiere explotar a sus vecinos.
Más bien deberíamos preocuparnos porque la gente no invierte tiempo en aprender
qué políticas realmente sirven al bien común.
Obligar a la gente a votar no arregla el problema.
Las elecciones son de alto riesgo. Si tomamos malas decisiones en el cuarto oscuro,
contribuimos a malos gobiernos, guerras innecesarias, leyes homofóbicas, sexistas y racistas,
prosperidad perdida y más. Todos los ciudadanos deben tener igual derecho a votar
pero si alguien quiere no votar, porque no siente que tenga las respuestas correctas
o por cualquier otra razón, debería permitírsele.
Podés obligar a la gente a votar, pero no a votar de forma inteligente y bien informada,
no importa qué tan buenas sean sus intenciones.
El voto obligatorio garantiza una alta participación, pero no un mejor gobierno.