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Muchos de Uds. aquí han estado leyendo en los
diarios en los últimos días sobre lo que está pasando en Siria.
Y probablemente estarán tan horrorizados como todos
con las imágenes de asesinatos en masa por todas partes,
con que se tome la vida de niños inocentes, mujeres,
personas completamente indefensas.
Y probablemente se preguntarán:
"¿Por qué no se está haciendo nada para detenerlo?"
Quiero hablar un poco del sistema de leyes internacionales
lo que les permitirá comenzar a responder esta pregunta.
Y quiero hacerlo refiriéndome a un caso que tomó lugar,
al final como deduzco, en el Parlamento,
la resolución dada en noviembre de 1998
en un caso que a muchos de Uds. les será familiar, que involucró
al senador Augusto Pinochet. El momento decisivo corre
paralelo al tipo de temas de los que estamos hablando
cuando preguntamos:
"¿Por qué no se le ha impedido al presidente Assad seguir matando?"
Trabajo como abogado internacional. Probablemente han
oído sobre derecho internacional. Probablemente no sepan
tanto sobre lo que es el derecho internacional.
Tradicionalmente se le describe como las leyes que gobiernan
las relaciones entre Estados.
Me levanto en las mañanas, enciendo mi computador,
tengo correos del tipo de casos y temas en los que estoy involucrado:
la protección de los derechos humanos en la antigua Yugoslavia, los casos de Vukovar;
el derecho de los chagosianos de retornar a la isla de Chagos,
parte de los problemas de descolonización que involucran
al Reino Unido y cantidades de otros casos.
Y clásicamente el mundo con el que trato
es un mundo entre Estados,
es un mundo que gobierna la relación entre
los más o menos 200 países que forman el mundo.
Si uno diera un paso fuera de este planeta, saltara a la Luna,
y mirara cómo nos hemos organizado
pensaría que es bien extraño.
Nos hemos dividido en cerca de 200 países,
y la idea básica del derecho internacional es que
al interior de estos 200 países —solían ser
solo 40 o 50 en los siglos XVIII y XIX—
Estados, gobernantes, son libres de hacer lo que quieran
a sus ciudadanos.
Pueden torturarlos, matarlos,
desaparecerlos,
pueden aprobar leyes que digan, saben:
"se matará a toda mujer mayor de 60 años de edad",
"se matará a todo hombre menor de 15 años de edad".
La regla clásica del derecho internacional estaba soportada
en el concepto de la soberanía, del poder: poder absoluto para el Estado.
Esto cambió drásticamente en el siglo XX
y es la idea que está en el corazón de ese cambio,
la idea que finalmente da un rol y un lugar al individuo,
la que es el corazón de la respuesta a la pregunta que puse al principio
y que domina la respuesta a ese tema.
Es de la que quiero que piensen.
¿Qué pasó? Sabemos de las atrocidades de la Unión Soviética estalinista.
Sabemos de las atrocidades en Alemania
y en muchos países ocupados en los años 30 y 40,
y que el argumento de los gobernantes de esos países
en su momento fue: "Bueno, teníamos nuestras leyes internas
que limitaban lo que podíamos hacer pero ninguna
internacional que parara las muertes".
Los individuos no tienen derechos.
Un muy pequeño número de personas a mediados del siglo XX
empezaron a desarrollar la idea de que en realidad los individuos sí tenían derechos.
Y que los derechos de los individuos podían ejercerse contra el Estado.
Por primera vez, la muy reciente idea
de que un individuo podía pararse y decir:
"A Ud., Sr. Presidente no le está permitido hacer eso.
Ud. está sujeto a restricciones, no las restricciones de
su ordenamiento legal interno, sino las de
su orden legal internacional".
Y fue lo que culminó en la creación de instrumentos
con los que están familiarizados la mayoría de Uds.:
la Declaración Universal de Derechos Humanos,
la Convención Europea de Derechos Humanos y
otros instrumentos que aparecieron al final de los 90, como...
incluso en 1998, año del caso Pinochet,
el estatuto de la Corte Penal Internacional.
De hecho ese año fue vital por otra razón:
en el mismo año, 1998, por primera vez,
por primera vez en la historia humana, un jefe de Estado en ejercicio
fue acusado por una corte internacional:
Slodoban Milošević. No había pasado nunca antes.
Esto es un cambio vital. Un cambio fundamentado
en la sencilla idea de que los individuos tienen derechos en contra de sus Estados.
Este fue un desarrollo que fue duro de pelear
y que, tengo que decirlo ahora, está cuestionado
y amenazado ¿por qué? Bien, muchos recuerdan
los eventos del 11 de septiembre
y con esos eventos, un número de gobernantes
que habiendo estado en el corazón de la promoción de la idea de que
"todo ser humano tiene derechos", una idea reflejada por
primera vez en un muy oscuro documento llamado
la "Carta del Atlántico" adoptada en 1941 por Churchill y
Roosevelt, esta idea, que "todo ser humano tiene derechos,
sin importar quiénes sean, en dénde estén, en cuál
circunstancia se puedan encontrar", está ahora bajo
amenaza por aquellos que la promovieron.
¿Por qué? Bueno, muchos de Uds. están familiarizados con
las historias del gran daño que se le ha hecho a personas que se alega
que son terroristas y se les tiene presas sin cargo,
indefinidamente, por el resto de sus vidas. Escribí un libro al respecto.
Es sobre Mohammed al-Qahtani, arrestado en
2002, detenido aún en Guantánamo, sin cargos,
sin fecha de salida y que parece que permanecerá preso por el resto
de su vida natural, debido a la "llamada" guerra contra el terror.
Están familiarizados con la idea de los "drones", la idea de que
de repente, debido a que estamos "en guerra",
somos libres como nación,
o como estadounidenses, para definir qué individuos son
una amenaza a nuestra sociedad y simplemente eliminarlos.
Otras personas llaman a esto ejecuciones extrajudiciales.
Se hace en Afganistán y se extiende más allá de la zona de guerra
a lugares como Pakistán y como Yemen.
Bien, si Uds. van a eliminar personas
porque dicen ser de Al Qaeda, en Pakistán,
¿por qué no en Edgware? ¿Dónde están sus límites?
¿Cuándo empezarán a decidir que, simplemente, eliminarán aquellos
individuos, abandonando las reglas que adoptamos
en el notable período de la década posterior a
la Segunda Guerra Mundial?
Así que afrontamos un reto fundamental con relación a
si nos importan estos derechos. La idea de que una persona
es ahora un actor en el contexto internacional y tiene derechos
que puede ejercer no solo en relación con sus congéneres
sino contra los Estados. Derechos no solo frente a las cortes nacionales,
sino frente a cortes e instancias internacionales.
Fue una dura victoria en la década de los 40,
fue única, por milenios no había habido esos derechos
y hay ahora personas en este país también,
en este parlamento incluso, que dicen que llegó el momento de
que el Reino Unido se retire de la Convención Europea
de Derechos Humanos. ¿Por qué? Porque no les gustan
los juicios sobre el derecho a voto de los prisioneros, ni
la forma en que a ciertos inmigrantes se les permite tener
ciertos derechos, pero esa es la esencia de los derechos humanos.
Esta es la esencia del sistema que se puso en marcha:
que nadie puede caer en un agujero ***.
Todos tienen un mínimo de derechos en todo momento y en toda circunstancia.
Y en el corazón de esta idea está el que
todo ser humano tiene derechos indivisibles que ejercitar en todo momento.
Mencioné este edificio, el Parlamento, y el porqué fue significativo.
El 24 de noviembre de 1988 estuve involucrado
en recibir la decisión de un caso que llevaba:
el caso Pinochet. Y en esencia el caso articulaba el
momento en que la idea de los derechos individuales se convirtió en muy real.
¿Cuál era el tema? Algunos de ustedes recordarán lo sucedido.
El senador Pinochet vino al Reino Unido para tratamiento médico.
Tomó el té con algunos amigos, más bien importantes, y
entonces un día, algo totalmente inesperado, golpearon a su puerta
y fue arrestado. Arrestado alegando crímenes
internacionales cometidos en Chile, mucho tiempo atrás, ni siquiera contra
ciudadanos británicos.
La idea fue fundada en algo llamado "jurisdicción universal",
la idea de que ciertos crímenes —tortura, desaparición, asesinato a una escala significativa,
crímenes contra la humanidad— son tan terribles
que cada país puede ejercer jurisdicción en relación con ellos.
Y un juez de procedimiento español decidió acusar al
senador Pinochet de esos crímenes y fue arrestado en Inglaterra,
arrestado con la intención de garantizar su extradición a España.
El senador Pinochet hizo exactamente lo que uno
esperaría que hiciera, dijo: "No me pueden arrestar, soy el Estado".
Es la visión del siglo XIX del derecho internacional.
'L'Etat, c'est moi'. Tengo poder absoluto y Uds.,
las cortes inglesas, los Lores jueces de la Casa de los Lores, no
están autorizados para sobrepasar mi inmunidad.
El caso se discutió unos pocos días y un par de
semanas después de discutirlo fuimos enviados
a la Cámara de la Casa de los Lores, donde toda la gran tradición
ha cambiado ahora, tenemos una Corte Suprema,
cinco Lores jueces asumieron el caso para sentencia.
Fue el momento más decisivo
y definitivo de mi vida profesional, en el
que el derecho internacional, el viejo sistema, fue arrojado lejos.
Nunca antes un anterior jefe de Estado había sido detenido
por la cortes de este país o de cualquier otro país, fuera
del suyo, que no tuviera derecho de inmunidad por crímenes en masa.
Y los Lores jueces dieron su voto, muy pronto dos
fijaron su posición. Dos de cinco habían votado por la inmunidad.
Y después fue 2-1 y luego 2-2 y faltaba
que un juez expresara su punto de vista y llegado el momento
este juez con un balance muy fino expresó su opinión.
Uno puede ir con el viejo sistema, inmunidad absoluta para un anterior jefe de Estado
o uno puede ir con el nuevo sistema,
el sistema que dice que los individuos tienen derechos
y que estos incluyen el de proceder, proceder legalmente contra
quienes cometieron crímenes que son particularmente atroces.
Y el quinto juez, el quinto juez, dijo "no inmunidad",
y en ese momento Uds. pueden oírlo, pueden aún verlo
en la web de CNN, de la BBC si van al archivo,
hubo un marcado respiro de alivio.
Fue un momento memorable porque fue el momento,
más que ninguno otro, en que se reconoció que el sistema
había de verdad cambiado y no había lugar a la complacencia.
Mucho ha pasado desde entonces. Es extraordinariamente importante
que no perdamos el derecho de las personas de ser protegidas
contra sus propios gobernantes en cualquier tiempo.
Cada una de las personas en Siria que está sujeta hoy, en Homs,
o donde sea, a la clase de ataques terribles, indiscriminados y atroces
que están pasando, tienen derecho a mirarnos
y decirnos, a nosotros y nuestros gobernantes:
"Uds. adoptaron un nuevo sistema en la mitad del siglo pasado,
están obligados a respetarlo
y están obligados a protegernos de la clase de
hechos que se están dando".
Este es el nuevo derecho internacional.
Este es el nuevo conjunto de reglas del que habló
quien habló, cantó asombrosa, creíble, conmovedoramente,
antes que yo.
Este es el sistema que refleja una sencilla idea:
el lugar del individuo en la sociedad internacional.
Y los invito a pensar sobre ello
y a defenderlo con todo lo que tengan.
Muchísimas gracias.
(Aplausos)