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"Sí, ahí está. Baja la velocidad."
"Podemos aparcar por ahí."
"Podemos ir en círculos, no me voy a acercar mucho."
"Pronto le saludaré, pero todavía no"
"¿Perdón?...El lago no está congelado."
"Precioso. Precioso."
Hay un árbol en particular en el lago Kussharo...
...con el que me tropecé por primera vez en el invierno de...
...en enero de 2002 creo.
Y probablemente lo haya visitado...no sé, una docena de veces.
Y en los distintos momentos que he estado en Kussharo.
Cuando lo fotografíe por primera vez, tenía la sensación de ser un bonsai.
Muy rígido, sin ninguna referencia de tamaño.
Muy bellamente japonés, a su manera.
Cada vez que volvía...
...una de las ramas se caía, o cambiaba completamente.
Y ahora es de alguna forma como la figura de una anciana agachada, vieja...
...que se extiende por el lago.
Verdaderamente siento que hago fotos como un retratista...
...cuando le hablo a los árboles, cuando les fotografío. ¿Entiendes?
Me gusta pensar que no soy un paparazzi...
...que llega, hace una foto y vuelve corriendo otra vez.
No creo que eso sea justo...
...no lo haría con un humano, así que no veo por qué hacerlo con un paisaje.
Con los árboles, como con los humanos, cuanto más tiempo estés con ellos...
...y te familiarices con ellos, más amistosos son.
Cuanto más sabes de ellos, más sutil y profunda se vuelve la relación.