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La carnicería que se muestra en estas imágenes,
conseguidas de un canal de televisión local,
no ha sido obra de un típico terrorista suicida.
La persona que mató a 41 víctimas en Peshawar, Pakistán, el 12 de octubre
era un niño.
Los investigadores no saben su nombre,
pero dicen que tenía entre 12 y 14 años.
Saben que fue entrenado en un campo militante de Dera Ismail Khan,
una ciudad del noroeste que sirve de entrada
a las zonas tribales de Waziristán,
el hogar de muchas fuerzas militantes.
Este hombre trabajaba para una organización militante
llamada Jaish-e-Muhammed.
Nos pidió mantenerlo en anonimato por razones de seguridad.
La ventaja de usar niños como terroristas suicidas
es que nadie se espera que los niños vayan a inmolarse,
así que pueden pasar fácilmente por los controles de seguridad.
Dice que muchos de estos niños son reclutados
en colegios religiosos conocidos como madrazas.
Muchas de estas madrazas se encuentran en el sur de Punjab,
a solo 20 Km. de Waziristán.
Las madrazas tienen sus propios enlaces con los campos de entrenamiento.
Las madrazas también les preparan mentalmente para la yihad.
Maulvi Qavi está a cargo de una en la ciudad de Multan.
Dice que muchas madrazas están enseñando a los alumnos a odiar.
Nuestras madrazas les están enseñando a apuntar con el dedo a los demás
y a llamarles pobres musulmanes y en consecuencia a justificar los ataques hacia ellos.
Les acabamos prometiendo que aquellos que luchen contra los enemigos del Islam
tendrán un lugar en el cielo.
Muchos de los alumnos creen solo eso:
que matar a los que no son musulmanes, les garantiza un lugar en el cielo.
Los analistas dicen que la enseñanza del odio en las madrazas está llevando a los niños
a tomar armas y amarrarse correas cargadas de bombas.
Atacar a aquellos que son enemigos del Islam,
a los que se gastan los dólares y a aquellos que hacen daño al país,
está justificado.
Aquellos que no logran justicia y aquellos que son pobres y están hartos de la pobreza,
son aquellos que se inmolan.
Los talibanes y otros grupos militantes niegan usar a niños como terroristas suicidas.
Según el libro talibán de reglas militares: "el Layeha",
no se permite a los muyahidines usar chicos jóvenes
que no tengan pelo en la cara, para el campo de batalla.
Pero en realidad, los militantes islámicos
dirigen sus mensajes cuidadosamente hacia los jovencitos.
Un grupo, Jaish i Muhammed, usa su página Web para contar historias
como la reciente historia de un chico llamado Norman.
Dijo que quería ser muyahidín y matar a los enemigos del Islam
para dar una gran alegría a su madre.
El misterioso chico que hizo volar la plaza del mercado en Peshawar
es solo el último niño en hacer caso a este llamamiento.
Meses atrás en Lahore, unos pistoleros dispararon al equipo de críquet de Sri Lanka que visitaba Pakistán.
Todos los pistoleros eran adolescentes.