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¡Fuerte las palmas para recibir a la nuestra querida
Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner!
¡Que ha venido a celebrar la misa a nuestra iglesia de Caacupé!
¡Fuerte el aplauso!
¡Fuerte el aplauso para ella que quiso venir a pedir
a la iglesia por la paz, por la vida,
por la democracia de nuestro pueblo argentino,
y en nuestros pueblos de América Latina!
¡quiso a venir a compartir la vida de este pueblo!
¡quiso venir a nuestro barrio humilde, sencillo, de Barracas,
a celebrar la santa misa!
Le damos un fuerte aplauso a la señora Presidenta
de la Nación, la doctora Cristina Fernández de Kirchner,
acompañada por ministros del poder ejecutivo nacional,
por representantes del cuerpo diplomático,
por la comitiva oficial de nuestra hermana
República Bolivariana de Venezuela,
vecinos de la comunidad Villa 21, 24, Zabaleta,
en este miércoles de ceniza,
comenzando el periodo de cuaresma,
hacia la pascua de resurrección de nuestro señor Jesucristo,
la señora Presidenta de la Nación,
Cristina Fernández de Kirchner,
para celebrar junto a su familia en esa barriada,
esta fecha tan cara a los sentimientos cristianos.
¡Le damos un fuerte aplauso todos juntos
a nuestra querida Presidenta de la Nación,
que ha querido venir a rezar la santa misa!
¡Por la vida, por la paz y la democracia!
En el primer aniversario de la partida,
del fallecimiento de nuestro queridísimo Hugo Chávez,
quien partiera a la casa de Dios, a la casa del Padre.
Vamos a disponernos,
ya ha llegado nuestra invitada especial.
Vamos a disponernos, entonces, con todo el calor de este pueblo,
con todo el calor y el cariño de nuestro pueblo,
a celebrar la santa misa al comenzar nuestra cuaresma,
con la imposición de las cenizas,
de este gesto de fe, de sencillez,
también de nuestra Presidenta que se ha acercado a rezar
a nuestra parroquia de Caacupé.
Este es el pueblo argentino
que sigue recibiendo también a su Presidenta.
Es el pueblo argentino que se ha acercado
a seguir la iniciativa de la Presidenta de la Nación,
que quiso venir a celebrar esta misa
en el día del comienzo de la cuaresma,
en el día de las cenizas,
donde empezamos nuestro camino de vuelta a Dios,
de vuelta al Padre.
Vamos a prepararnos ya, a comenzar con el canto,
si los muchachos...
Vamos a comenzar con el canto ya para...
Vamos a comenzar entonces con el canto de entrada
ya para celebrar la santa misa,
y acompañar la oración popular de nuestro pueblo en esta tarde.
Del cancionero cantamos el número 1.
Abre la puerta y entra a mi hogar
amigo mío que hay un lugar
deja un momento de caminar
Siéntate un rato a descansar...
¡Fuerte las palmas!
Los que quieran y puedan se ponen de pie
para comenzar nuestra misa, y recibir a los celebrantes,
al padre Toto, nuestro párroco,
que va a presidir esta misa.
... manos sencillas, manos de amor
tienden la mesa y le dan calor
el pan caliente sobre el mantel
el vino bueno y un gusto a miel
abre mi casa mientras estés
Que felicidad amigo mío
tenerte conmigo y recordar
hacer que florezca pecho adentro
ardientes capullos de amistad
toma mi guitarra y dulcemente
cántame con ella una canción
que quiero guardar en mi memoria
el grato recuerdo de tu voz, el grato recuerdo de tu voz
el grato recuerdo de tu voz.
Muy buenas tardes a todos y a todas.
Muy buenas tardes, señora Presidenta.
Buenas tardes, autoridades, vecinos y amigos
de la Villa 21 de Barracas,
y de tantos lugares que vinieron hoy a encontrarse
con nosotros en este inicio de la cuaresma
camino a la semana santa.
En esta misa, en la cuál rezamos en el primer aniversario
por el eterno descanso de Hugo Chávez.
Y hacemos juntos la señal de los cristianos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La paz y el amor de Dios este con todos ustedes.
¡Y con tu espíritu!
Y el amor de Dios es bien grande,
y por eso le pedimos perdón a Dios por nuestros pecados.
Señor ten piedad de nosotros.
Señor ten piedad de nosotros.
Cristo ten piedad de nosotros.
Cristo ten piedad de nosotros.
Señor ten piedad de nosotros.
Señor ten piedad de nosotros.
Dios es un padre bueno y misericordioso.
Le pedimos que el perdone nuestro pecados
y nos lleve a la vida eterna. Amén.
Oremos.
Señor nuestro, concédenos iniciar con el santo ayuno cuaresmal
un camino de verdadera conversión,
y de afrontar con la penitencia la lucha
contra el espíritu del mal.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Y ahora vamos a escuchar atentamente la lectura
de la palabra de Dios.
Nos podemos sentar.
Lectura de la Profecía de Joel.
Ahora dice el Señor: “Volved a mí de corazón,
con ayuno, con llantos, y lamentos.
Desgarrad vuestro corazón y no vuestras vestiduras,
y volved al Señor vuestro Dios,
porque Él es bondadoso y compasivo,
lento para la ira, y rico en fidelidad,
y se arrepiente de sus amenazas.
¿Quién sabe si él no se volverá atrás y se arrepentirá
y dejará detrás sí una bendición,
la ofrenda y libación para el Señor vuestro Dios?
Tocad trompeta en Sion,
prescribid un ayuno,
convocad una reunión solemne,
reunid al pueblo, convocad a la asamblea,
congregad a los ancianos,
reunid a los pequeños y a los niños de pecho.
Que el recién casado salga de su alcoba
y la recién casada de su lecho nupcial.
Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes,
los ministros del Señor, y digan:
“¡Perdona, Señor, a tu pueblo,
y no entregues tu herencia al oprobio,
para que las naciones se burlen de ella!
¿Por qué se ha de decir entre los pueblos:
Dónde está su Dios?”.
El Señor se llenó de celos por su tierra
y se compadeció de su pueblo”
-Es palabras de Dios. -Te alabamos, Señor.
En el cancionero que todos tenemos hay una canción
que se llama Bendeciré al Señor.
Vamos a cantar juntos el salmo con nuestro coro de Caacupé.
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
y mi boca no dejará de alabarlo.
Mi alma se enorgullece en el Señor,
que lo oigan los humildes y se alegren.
Prueben qué bueno es el Señor,
-¡A ver las palmas! -hagan la prueba y véanlo.
Dichoso aquel que busca en El refugio.
Prueben qué bueno es el Señor,
hagan la prueba y véanlo.
Dichoso aquel que busca en El refugio.
Engrandezcan conmigo al Señor,
ensalcemos todos su nombre.
Busqué al Señor, y me dio una respuesta,
-me libró de todos mis temores. -¡Todos juntos, vamos, fuerte!
Prueben qué bueno es el Señor,
hagan la prueba y véanlo.
Dichoso aquel que busca en El refugio.
Prueben qué bueno es el Señor,
hagan la prueba y véanlo.
Dichoso aquel que busca en El refugio.
Vamos a ponernos de pie para escuchar el santo evangelio
que nos va a leer el Padre Charlie,
y después de eso escuchar las palabras del Padre Toto.
Perdona a tu pueblo, Señor,
perdona a tu pueblo, perdónalo, Señor.
Perdona a tu pueblo, Señor,
perdona a tu pueblo, perdónalo, Señor.
-Que el Señor esté con ustedes. -Y con tu espíritu.
Les anuncio el santo evangelio de nuestro Señor Jesucristo
-según San Mateo. -Gloria a ti, Señor Jesús.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Tengan cuidado de no practicar su justicia delante
de los hombres para ser vistos por ellos,
de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa
del Padre que está en el cielo.
Por lo tanto, cuando des limosna,
no lo vayas pregonando delante de ti,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles,
para ser honrados por los hombres.
Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda
ignore lo que hace la derecha,
para que tu limosna quede en secreto,
y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagas como los hipócritas,
a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas
y en las esquinas de las calles, para ser vistos.
Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores,
retírate a tu habitación, cierra la puerta
y ora a tu Padre que está en lo secreto.
Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ayunes, no pongas cara triste,
como hacen los hipócritas,
que desfiguran su rostro para que se note que ayunan.
Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes,
perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
para que tu ayuno no sea conocido por los hombres,
sino por tu Padre que está en lo secreto.
Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
-Palabra de Señor. -Te alabamos, Señor.
Podemos tomar asiento los que tienen su sillita.
Vamos a escuchar ahora las palabras del Padre Toto
en el día de miércoles de las cenizas,
en este día tan especial donde venimos a rezar
esta misa por la vida, por la paz,
y por la democracia en nuestro pueblo.
Bien, acá estamos en nuestra querida Villa 21,
a los pies de la virgencita azul de Caacupé,
esta venerada imagen que hace 17 años
el Padre Pepe con la comunidad de Barracas trajo
para que presida la tarea de la iglesia
y de nuestro pueblo aquí en la Villa.
Estamos en este miércoles de ceniza,
iniciando el tiempo de cuaresma.
Preparándonos para la semana santa,
cuando vamos a renovar el gran regalo de la vida nueva
que nos consiguió Jesús con su muerte y resurrección.
Por supuesto unidos también a los que profesan
otras creencias, y a todos los hombres y mujeres
de buena voluntad.
Somos el pueblo de Dios.
Hoy reunidos también por el pedido que nos hizo
la señora Presidenta, rezando en el primer aniversario
de la partida de Hugo Chávez.
En este mismo lugar celebró misa tantas veces
el actual Papa Francisco, en este barrio obrero,
porción de la querida patria grande
que soñaron nuestros mayores y la seguimos construyendo.
Dios quiso bendecir al mundo con este Papa
que llega desde este continente de la esperanza.
Los pueblos de América Latina estamos fuertemente unidos
por la fe que nos dieron nuestros mayores.
fe que también profesó Hugo Chávez,
y que lo llevó a soñar y trabajar
por un socialismo humano y cristiano.
Hoy agradecemos a Dios por el don maravilloso
de la vida, y por quienes la honran y dignifican
al ponerla al servicio de los demás.
Jesús nos invita a reconocer la igual sagrada dignidad
de todo hijo de Dios,
que toda vida humana sea siempre defendida,
que se destierre de nuestros corazones todo lo que atente
contra la vida.
Latinoamérica cuenta con miles de mujeres y hombres
que a lo largo de la historia dieron, y dan testimonio,
del amor a Dios con obras concretas.
Muchos son vecinos de nuestro barrio.
Otro hijo de nuestras tierras, San Alberto Hurtado de Chile,
decía: “En nuestras obras, nuestro pueblo sabe
que comprendemos su dolor.”
Y así estamos en la cuaresma, iremos encaminándonos
hacia el viernes santo cuando Jesús
nos muestra que la vida se acrecienta dándola,
y se debilita en el aislamiento y la comodidad.
Ojalá cada uno ponga lo mejor de si mismo
al servicio de una vida plena para todos.
Hoy también pedimos por la paz.
Sabemos que los seres humanos somos capaces de lo mejor
y de lo peor.
De dar vida, y de destruirla.
Tenemos el testimonio de mujeres y hombres
que hicieron grandes hazañas por los demás.
Algunos son conocidos, y otros no tanto.
También existe tristemente quienes destruyen vidas.
Jesús nos enseña que el que es fiel en lo poco,
es fiel en lo mucho.
Las grandes acciones, buenas o malas,
no se improvisan,
son el fruto de pequeñas acciones de todos los días.
Pidamos al Señor que todos los días hagamos algo
positivo por la paz en el lugar que nos toca.
Sabemos que el egoísmo y el individualismo,
tan criticado por Chávez,
muchas veces engendra violencia.
Jesús nos llama a ser apóstoles de la paz.
Hoy también pedimos por la democracia
en nuestros pueblos,
que sea participativa y basada en la promoción
y respeto de los derechos humanos,
que todos los ciudadanos seamos conscientes
de nuestros derechos fundamentales
y de nuestros deberes correspondientes.
Con la fuerza de la religiosidad
de nuestro pueblo, arrancamos entonces esta cuaresma.
Tiempo de oración y conversión.
Queremos aprovechar este tiempo para avanzar
en nuestro camino de conversión personal.
Que haya también conversión en nuestro modo de encarar
el compromiso social que a cada uno le toca
en los distintos ámbitos.
Que Jesús, el hombre nuevo, nos impulse a cambiar
la mentalidad y el corazón según sus enseñanzas,
y según lo que necesitan nuestros hermanos.
Que la Virgen de Guadalupe, patrona de América Latina,
allí está su cuadro, nos siga trayendo la protección
del Dios cercano a los pobres y a los que sufren.
-Que así sea. -Que así sea.
Y ahora toca el rito de bendición e imposición de las cenizas.
Oramos a Dios, nuestro Padre, para se digne bendecir
con su gracia estas cenizas que vamos a imponer
sobre nuestras cabezas en señal de penitencia.
Nos unimos a este gesto que hoy se realiza en todo el mundo,
que significa la humildad de reconocer
que venimos de la nada y vamos hacia Dios
en nuestras vidas.
Dios nuestro que te conmoves antes quienes humillan
y hacen penitencia, escucha con bondad nuestra suplica,
y de la gracia de tu bendición
sobre estos hijos tuyos que van a recibir las cenizas
para que sean fieles a las prácticas cuaresmales,
y así lleguen a celebrar con un corazón puro
el misterio pascual de tu hijo,
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Y ahora con el sacerdote nos vamos a acercar
a los distintos sectores a llevar la imposición
de las cenizas, marcando nuestras frentes
con la señal de la cruz, y con las cenizas,
en este gesto de humildad que nos hace pensar
en la necesidad de una conversión.
Vamos a, es un momento muy importante
para el pueblo cristiano, para el pueblo de Dios.
Momento muy importante para la religiosidad
popular de nuestro pueblo católico.
Por eso, con mucho respeto, con mucha fe,
con una gran devoción en nuestro corazón,
vamos a recibir las cenizas
en nuestra frente como signo de conversión,
tras cantamos y vamos acompañando este gesto
religioso con nuestro canto.
Si yo no tengo amor yo nada soy, Señor.
Si yo no tengo amor yo nada soy, Señor.
El amor es comprensivo, el amor es servicial,
el amor no tiene envidia, el amor no busca el mal.
Si yo no tengo amor...
¡Fuerte, con devoción, con el deseo de convertirnos
en el deseo de cambiar el corazón!
Con el deseo de ser mejores personas,
mejores cristianos en nuestra vida diaria.
El amor nunca se irrita, el amor no es descortés...
Con la intención de cuida la paz, la vida,
la democracia de nuestro pueblo, de nuestros barrios,
-de nuestra sociedad. -Si yo no tengo amor
yo nada soy, Señor.
Si yo no tengo amor yo nada soy, Señor.
Todos pasamos a recibir las cenizas
en este día que todos los cristianos
queremos volver a renacer espiritualmente
para ser mejores, para ser más buenos,
para amar más a los demás.
Si yo no tengo amor yo nada soy, Señor.
El amor soporta todo, el amor todo lo cree,
el amor todo lo espera, el amor es siempre fiel.
Si yo no tengo amor yo nada soy, Señor.
Si yo no tengo amor yo nada soy, Señor.
Nuestra fe, nuestra esperanza, junto a Dios terminarán,
el amor es algo eterno, nunca, nunca pasará.
Si yo no tengo amor yo nada soy, Señor.
Si yo no tengo amor yo nada soy, Señor.
Como somos muchos vamos ahora a hacer las intenciones
mientras los sacerdotes que han venido a acompañar
también esta misa van también haciendo el gesto
de las cenizas a todos los que puedan acercarse,
obviamente después de la misa si alguno faltó,
nos vamos a quedar los sacerdotes para hacer el gesto
de la ceniza hasta el último que quiera venir,
no hay problema.
Les pido a todos lo que van a rezar las intenciones,
que vayan pasando acá adelante.
Y a cada intención vamos a cantar, con las palmas.
Es tu pueblo Virgen Pura y te da su amor y fe
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé,
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé.
Te pedimos señor que en este mundo entero,
para que haya paz, reconciliación entre los pueblos.
Oremos.
Es tu pueblo Virgen Pura y te da su amor y fe
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé,
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé.
Te pedimos también por toda la iglesia, pueblo de Dios,
para siga siendo presente en todos los rincones
del mundo la luz del evangelio. Oremos.
Es tu pueblo Virgen Pura y te da su amor y fe
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé,
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé.
En el primer aniversario de la partida
del Presidente Hugo Chávez, queremos pedirte, Señor,
por nuestra patria grande de América Latina,
para que se fortalezcan los valores de la vida,
de la paz y la democracia en nuestros pueblos.
también quiero pedirte para que sigan bendiciendo
a nuestra Presidenta y a todo nuestro pueblo,
la Villa 21. Oremos.
Es tu pueblo Virgen Pura y te da su amor y fe
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé,
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé.
También te rogamos por nuestra patria,
por sus gobernantes y por todo el pueblo argentino,
para que comprendamos que la cultura del encuentro
es el único camino que nos hace descubrir
en el otro a un hermano. Oremos.
Es tu pueblo Virgen Pura y te da su amor y fe
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé,
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé.
Te pedimos por nuestro querido Papa Francisco,
que supo caminar por los pasillos de nuestra Villa,
comer en nuestras casas y querer a nuestra gente.
Para que su espíritu humilde, alegre y servicial
pueda irradiar el amor de Cristo en la iglesia
y en el mundo entero. Oremos.
Es tu pueblo Virgen Pura y te da su amor y fe
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé,
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé.
No queremos olvidarnos de los que más sufren,
los enfermos, los que están privados de su libertad,
los ancianos, lo que no tienen un techo,
aquellos los que les falta el pan en la mesa,
y todos aquellos que necesitan hoy de nuestra oración
y de nuestro amor. Oremos.
Es tu pueblo Virgen Pura y te da su amor y fe
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé,
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé.
Pidamos por fin por todos nosotros,
para que comenzar este tiempo de cuaresma,
la imposición de las cenizas nos ayude a volver a Dios,
a querer más a los hermanos y a convertinos de corazón.
Oremos.
Es tu pueblo Virgen Pura y te da su amor y fe
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé,
dale tu paz y ventura en tu edén de Caacupé.
Te pedimos Señor también por las más de mil familias
de nuestro barrio afectadas por la sentencia denominada
Camino de Sirga, por tantas familias que deber ser
relocalizadas, para que se tenga en cuenta la dignidad
de todos los vecinos, y esto se haga
con la seriedad que esto merece.
Todo esto te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Vamos a ofrecer ahora el pan y el vino
mientras cantamos.
Al altar del Señor vamos con amor
a entregar al Señor lo que Él nos dio.
Pan le traemos, trigo de Dios,
para la mesa que Él nos preparó.
Vino traemos, viña de Dios,
para la fiesta de la comunión.
Al altar del Señor vamos con amor
a entregar al Señor lo que Él nos dio.
Recemos para que esta misa que estamos celebrando
sea agradable Dios, Padre Todopoderoso.
El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Al ofrécete el sacrificio con el que iniciamos
solemnemente la cuaresma, te pedimos Señor
que por las obras de penitencia y caridad
dominemos nuestras pasiones, y limpios de pecado
podamos celebrar con fervor la pasión de tu Hijo,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
El Señor este con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor nuestro Dios.
Es justo y necesario.
De verdad es justo y necesario, nuestro deber y salvación
date gracias siempre y en todo lugar.
Señor Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo el Señor nuestro.
Por que concedes generosamente a tus fieles disponerse
con gozo a la celebración de la Pascua,
con un corazón purificado,
para que dedicados con mayor entrega
a la oración y a las obras de caridad,
y participando en los misterios que nos dieron nueva vida,
llegamos a ser plenamente hijos tuyos.
Por eso, unidos a los santos, con entusiasmo te alabamos
y cantamos.
Santo es el Señor, Santo es el Señor,
Santo es el Señor, Dios del universo,
¡Hosanna en las alturas! ¡Hosanna en las alturas!
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Santo eres en verdad, Señor.
Y eres fuente de toda santidad.
Por eso te pedimos que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu,
de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre
de nuestro Señor Jesucristo,
El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión,
voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias,
lo partió y lo dio a sus amigos, diciendo:
"Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por ustedes".
Señor mío y Dios mío.
Señor mío y Dios mío.
Señor mío y Dios mío.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz,
y dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos,
diciendo: "Tomen y beban todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por ustedes por muchos
para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía". Señor mío y Dios mío.
Señor mío y Dios mío.
Señor mío y Dios mío.
Queridos amigos, Jesús está acá con nosotros,
este es el misterio de nuestra fe.
¡A ver esas palmas!
¡Vamos todos!
Por eso Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte
y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el Pan de Vida
y el Cáliz de salvación.
Y te damos gracias por que nos haces dignos
de servirte en tu presencia.
Te pedimos, humildemente, que el Espíritu Santo
congregue en la unidad a cuantos participamos
del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra.
Y con el Papa Francisco, con nuestro Obispo,
el Cardenal Poli, y todos los pastores
que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección en el amor.
Acuérdate también, Padre, de nuestros hermanos
que se durmieron en la esperanza de la resurrección.
Hoy te pedimos muy especialmente por Hugo Chávez,
también te pedimos por Néstor, te pedimos por Daniel,
y por todos nuestros difuntos.
Admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María,
la Virgen Madre de Dios, los apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
Por Cristo, con Él y en Él,
a ti, Dios Padre todopoderoso,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Somos la gran familia de los hijos de Dios,
eso es la iglesia, eso es el pueblo de Dios.
Así que unidos recemos la oración que Jesús nos enseñó.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre
venga a nosotros tu reino
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén
Líbranos de todos lo males, Señor, y concédenos la paz
en nuestros días para que ayudados por tu misericordia
vivamos siempre libres del pecado
y protegidos de toda perturbación.
Mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro salvador
-Jesucristo. -Tuyo es el reino,
tuyo es el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
"La paz les dejo, mi paz les doy",
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Que la paz del Señor esté con todos ustedes.
Y con tu espíritu.
Como verdaderos hermanos démonos el saludo de la paz.
Señor, haz de nosotros un instrumento de tu paz.
Señor, haz de nosotros un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Donde haya ofensa, pongamos perdón.
Donde haya discordia, pongamos unión.
Donde haya error, pongamos verdad.
Señor, haz de nosotros un instrumento de tu paz.
Señor, haz de nosotros un instrumento de tu paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Ten piedad de nosotros. Ten piedad.
Pedimos por la paz, la iglesia celebra
en cada rincón de la tierra.
Que la paz que le pedimos para nuestros argentinos,
para nuestros pueblos, para América Latina.
Cordero Dios, que quitas el pecado del mundo.
Danos la paz. Danos la paz.
Nos vamos preparando para recibir la comunión
en este día de miércoles de ceniza.
Vamos a recibir la comunión por distintos sectores
de la vía de nuestro pueblo.
Va a ir un ministro allá, un sacerdote acá,
otro sacerdote de este lado, otro sacerdote de este lado,
para ir recibiendo la comunión, para poder rezar
y seguir cantando.
Aquí adelante está Jesús, nuestro salvador.
Es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Felices nosotros que hoy fuimos invitados a comer con el Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra tuya bastará para sanarme.
Que el cuerpo de Cristo nos proteja para la vida eterna.
Amén.
Vamos a ir cantando la canción de la comunión.
Para la comunión vamos a cantar la canción número 7
del cancionero que todos tenemos.
Como Cristo nos amó nadie pudo amar jamás.
Mientras nos acercamos a comulgar,
los sacerdotes va a ir ubicándose como puedan
por que hay verdaderamente mucha gente
para recibir la comunión.
...es el pan de la amistad, el pan de Dios
Es mi cuerpo, vengan a comer,
es mi sangre, vengan a beber,
porque soy la vida, yo soy el amor,
a tu amor eterno llévanos Señor.
Como Cristo nos amó nadie pudo amar jamás,
Él nos une como hermanos en su reino de bondad.
Para siempre junto a Él viviremos sin temor
nada puede separarnos de su amor.
Es mi cuerpo, vengan a comer,
es mi sangre, vengan a beber,
porque soy la vida, yo soy el amor,
a tu amor eterno llévanos Señor.
Como Cristo nos amó nadie pudo amar jamás,
al morir en una cruz nos dio su paz y libertad.
Pero al fin resucitó por la fuerza de su amor
y salió de su sepulcro vencedor.
¡Fuerte, a ver!
-Es mi cuerpo, vengan a comer, -¡Todos juntos!
es mi sangre, vengan a beber,
porque soy la vida, yo soy el amor,
a tu amor eterno llévanos Señor.
Como Cristo nos amó nadie pudo amar jamás,
Él nos une como hermanos en su reino de bondad.
Para siempre junto a Él viviremos sin temor
nada puede separarnos de su amor.
¡Todos juntos!
Es mi cuerpo, vengan a comer,
-es mi sangre, vengan a beber, -¡Vamos, más fuerte!
porque soy la vida, yo soy el amor,
a tu amor eterno llévanos Señor.
Vamos a seguir cantando esa canción que decía
hace ratito nada más que cantábamos
y practicábamos, la canción al Cristo de los Villeros,
la canción que representa en muchos la fe
de nuestro pueblo.
Vamos a pedir a nuestro coro que cantemos todos juntos
en un momento de silencio, de oración,
al Cristo de los Villeros.
Amigos voy descubriendo, a un Cristo de cuerpo entero,
Un Cristo tan compañero, que anda llevando en la villa,
la misma vida sencilla, del Cristo de los villeros.
Nació a orillas de un poblado, vivió en país extranjero,
fue un pobre tan verdadero, que del cielo donde vino,
solo se trajo el camino, lo mismo que los villeros.
¡Todos juntos!
En ese Cristo yo creo, el mismo Cristo que espero.
Es un Cristo sin dinero, que trabaja con sus manos,
el Cristo de mis hermanos, que vuelve entre los villeros.
Este es el Cristo que vive, cuando a mi hermano lo quiero,
Cristo de rancho y madero, Cristo de amor y sin techo,
Cristo fraterno y derecho, con el alma del villero.
Cristo muerte, Cristo vida,
Cristo señor y pueblero,
palabra y no palabrero, sufre muere y resucita,
inquieta llama me invita, desde el rancho de villeros.
Y si usted va descubriendo, a un Cristo de cuerpo entero,
tan concreto y compañero, que se hace vida sencilla,
es el Cristo de la villa, el Cristo de los villeros.
En ese Cristo yo creo, el mismo Cristo que espero,
es un Cristo sin dinero, que trabaja con sus manos,
El Cristo de mis hermanos, que vuelve entre los villeros.
Este es el Cristo que vive, cuando a mi hermano lo quiero,
Cristo de rancho y madero, Cristo de amor y sin techo,
Cristo fraterno y derecho, con el alma de villero.
¡Un fuerte aplauso al Cristo de la Villa!
El Cristo de los villeros, el que seguimos,
por el cual trabajamos todos los días
en nuestra iglesia de Caacupé.
Vamos a hacer la oración final para esperar
la bendición final de la misa.
Oremos.
Te damos gracias, Señor, por el alimento que nos diste,
y que nos podamos disponer a prepararnos
como corresponde para renovar la salvación que nos trajiste,
por Cristo Nuestro Señor. Amén.
La verdad es que nos da mucha fuerza esta misa,
esta celebración, iniciando la cuaresma,
preparándonos, camino ya, de a poquito,
hacia la semana santa.
Y en esta misa con tanta envergadura,
que nos renueva en nuestro compromiso por seguir
construyendo la patria grande, con la fuerza que tuvieron
nuestros mayores. Así que, desde la Parroquia Caacupé,
para toda la gente del barrio, les avisamos que ya estamos
anotando para tantos grupos que tenemos,
para los chicos, para los adolescentes,
para los jóvenes.
La Parroquia Caacupé trabaja en la línea de la prevención,
en la línea de la recuperación,
para que podamos crecer con la contención
que da la fe y la comunidad.
Y también, antes de despedirnos, queremos humildemente,
señora Presidenta, entregarle el libro “Cuerpo a Cuerpo”
que narra la historia del hogar de Cristo
en las villas de Buenos Aires.
Es el libro que relata la historia de nuestro
hogar de Cristo, aquel que nacía en el 2008,
y que hoy aún sigue acompañando tantas familias de nuestro barrio.
Y también un vecino trae un humilde regalito
de la Virgen de Caacupé.
Oscar, nuestro vecino de acá del frente
le regala la santísima Virgen de Caacupé,
para que la señora Presidenta de la Nación
lleve siempre con ella el cariño y la bendición
de la Virgen de Caacupé.
La va a bendecir.
Te pedimos Señor que bendigas esta imagen
de la Virgen azul de Caacupé.
Que la fuerza del pueblo devoto de ella
también entre en nuestros corazones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
-¡Fuerte el aplauso! -El mismo color de pelo.
¡Fuerte el aplauso a la Virgencita de Caacupé!
Y vamos a rezarle un Ave María a la Virgen.
Dios te salve María llena eres de gracia
el Señor es contigo,
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén
Virgen de Caacupé, ruega por nosotros.
Queremos agradecer a todos los vecinos
por esta presencia, a todas las autoridades,
al embajador de Venezuela que está presente
también acá con nosotros, que nos honra mucho.
Al embajador del Paraguay, Duarte Frutos.
¡Un aplauso también!
Bueno, a los ministros, funcionarios,
y a todas las agrupaciones del barrio
por el cariño con el cual prepararon esta celebración.
Y vamos a recibir toda la bendición final,
y luego le cantamos con ganas a nuestra,
la Virgen de Caacupé.
-El Señor esté con ustedes. -Y con tu espíritu.
Descienda sobre todos la bendición de Dios,
Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
Hemos compartido esta misa, nos vamos a ir en paz.
Demos gracias a Dios.
Cantamos con fuerza el himno a la Virgen de Caacupé.
Ya la caravana de los promeseros
Asciende la loma de Caacupé
Campanas de bronce tocando oraciones
Llaman a los fieles con un canto dulce para el "ñembo'e"
Virgencita santa recuerdo que un día
Con salmo en los labios hasta ti llegue
Y allí de rodillas en tu santuario
Con fervor creyente como un peregrino yo también ore.
Virgencita de los milagros tu que eres buena
Oye mis ruegos vengo a pedirte que tus perdones lleguen a mí
Caudal de hechizos y de ternuras hay en tus ojos que son azules
Como ese cielo que cubre el suelo donde nací
Como en un misterio de leyenda sacra
De un tiempo remoto que no ha de volver
Evoco tu imagen que es la de mi raza
De estirpe serrana Virgencita india de Caacupé
Un día quisieron llevarte muy lejos
Pero en un milagro dijiste "tove"
Desde entonces ciego creyente y sincero
Tu pueblito humilde Virgencita santa se postro a tus pies.
Virgencita de los milagros tu que eres buena
Oye mis ruegos vengo a pedirte que tus perdones lleguen a mí
Caudal de hechizos y de ternuras hay en tus ojos que son azules
Como ese cielo que cubre el suelo donde nací.
-¡Viva la virgen! -¡Viva!
-¡Viva la iglesia! -¡Viva!
-¡Viva el Papa! -¡Viva!
-¡Viva Chávez! -¡Viva!
-¡Viva Cristina! -¡Viva!
Un llamado a la solidaridad tenemos, por favor,
a ver si podemos prestar atención un segundo, gracias.
Un niño de 5 años, Román Ezequiel Miranda,
tenía puesto una chomba de Boca,
pantalón de jean crema, pelo castaño.
Atención, un niño de 5 años se extravió.
Cualquier tipo de información, por favor, al pie del escenario.
Ezequiel Miranda, Ezequiel Miranda.
Sí alguno lo ve, si estás escuchando,
acércate acá al escenario así te vemos,
y tu mamá te puede ver.
Vamos a seguir cantando con fuerza, con alegría,
con la fe de nuestro pueblo.
Lo que en la iglesia pasó, lo que en la iglesia pasó,
Aquellos no lo saben lo que en la iglesia pasó,
lo que en la iglesia pasó, lo que en la iglesia pasó.
Vino la Presidenta, vino la Presidenta,
vino la Presidenta a la Iglesia de Caacupé.
Vino la Presidenta, vino la Presidenta,
vino la Presidenta a la Iglesia de Caacupé.
Aquellos no lo saben lo que en la iglesia pasó,
lo que en la iglesia pasó, lo que en la iglesia pasó
Aquellos no lo saben lo que en la iglesia pasó,
lo que en la iglesia pasó, lo que en la iglesia pasó
Vino la Presidenta, vino la Presidenta,
vino la Presidenta a la Iglesia de Caacupé.
Vino la Presidenta, vino la Presidenta,
vino la Presidenta a la Iglesia de Caacupé.
Aquellos no lo saben lo que en el barrio pasó,
lo que en el barrio pasó, lo que en el barrio pasó
-¡Fuertes las palmas! -lo que en el barrio pasó,
lo que en el barrio pasó, lo que en el barrio pasó
Vino la Presidenta, vino la Presidenta,
vino la Presidenta a la Iglesia de Caacupé.
¡Fuerte las palmas, a ver!
Vino la Presidenta, vino la Presidenta,
vino la Presidenta a la Iglesia de Caacupé.
...en medio de las barriadas populares,
ese era el lugar donde él pensó y soñó con esa Venezuela
que luego construyó y ahí está,
uno puede ver ese Cuartel de la Montaña,
que es muy lindo, donde él está,
está rodeado de barrios populares,
es como sí su pueblo, los pobres estuvieran custodiándolo.
Más allá de que también los custodian, obviamente,
las Fuerzas Armadas y todo lo demás,
pero a Hugo Chávez, como a Néstor
y como a otros los custodian definitivamente su pueblo.
Muchas gracias.