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Los parques nacionales de EEUU están en peligro por batallas políticas
sobre recortes presupuestarios. ¿Por qué? Reciben más de mil millones de visitas anuales.
¿Cómo pueden salvarse?
Soy Holly Fretwell. Enseño Economía en la Universidad Estatal de Montana e investigo
asuntos ambientales y de recursos naturales. Vivo en Montana porque amo el aire libre.
Adoro esquiar, pescar, escalar y montar bici, y puedo hacerlo justo fuera de mi puerta.
Pero también me gusta usar nuestros parques públicos. Por años he investigado cómo podemos
proteger mejor esos recursos, y la conclusión a la que llegué la puede
tomar con escepticismo. Podemos salvar estos lugares públicos poniéndolos bajo
administración privada.
Entiendo el escepticismo. Muchos temen que el lucro es sinónimo con avaricia y sobreuso.
¿Cómo se puede confiar en que una empresa privada sea guardiana de nuestras tierras públicas?
Pero aclaremos: No hablo de venderla al mejor postor.
Hablo de arrendar a un emprendedor bajo parámetros muy estrictos. Funciona así: el parque queda bajo dominio público
pero el mantenimiento, los campamentos, los senderos y la infraestructura es arrendada por
un periodo limitado de tiempo a una administración privada. Esa compañía queda contractualmente
obligada no sólo a cuidar y proteger responsablemente el medioambiente del parque, sino también
a lograr ciertas metas subyacentes, como mantener los precios de admisión bajos y accesibles al público.
Si se rompen los términos de la concesión, la pierden. Adicionalmente, la compañía
adminstradora paga al Estado por la concesión. O sea, el parque ya no es un lastre
político que drena fondos públicos, sino un generador de dinero, ayudando a estos parques a
permanecer abiertos. Dadas las restricciones de la concesión, no tenemos que preocuparnos por precios
elevadísimos, ni por norias o campos de golf en Yellowstone. La meta del adminitrador privado
es lucrar, y sólo pueden hacerlo respondiendo a los deseos de los visitantes.
Lo que la mayoría de los visitantes quieren al visitar estas áreas de recreación es una experiencia natural virgen
a un bajo precio. Es del interés del proveedor privado ofrecer justamente eso.
De esta forma, parques administrados privadamente tienen ventaja sobre los que administra el Estado.
Los emprendedores tienen mejores incentivos para reducir costos e invertir en mejoras de infraestructura
que atraigan más visitantes, y pueden responder mejor y más rápido
a condiciones locales. Con menos obstáculos burocráticos y presupuestarios, también tienen
mayor flexibilidad para encontrar soluciones más eficientes a los problemas.
La administración privada ya se usa con éxito en miles de áreas de recreación pública
y campamentospor todo EEUU. De hecho, casi la mitad de los campamentos del Servicio Forestal son
manejados por empresarios privados. La mayoría de los campistas no lo notan porque, al contrario de
algunos campamentos en tierras privadas que son muy ostentosos, estos otros protegen las amenidades
silvestres y paisajísticas. Estos ejemplos demuestran cómo podemos proteger nuestros parques y mantenerlos
accesibles a todos mientras los escudamos de futuros recortes presupuestarios. En vez de ser peones
políticos, los parques pueden ser las joyas que deben ser y permanecer abiertos y protegidos
para las generaciones futuras.