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… viven un grupo de ancianos de la Residencia Montserrat Cuadrada de Valls,
las sesiones terapéuticas basadas en estos animales.
Antonia pone un vestido a la perrita Samba.
Es una de las actividades que realiza durante la sesión terapéutica con perros adiestrados.
Ella tiene un problema de movilidad en los hombros y con este ejercicio trabaja
la movilidad de brazos y manos.
Antonia tiene un deterioro en los hombros
y el ejercicio de vestir permite ella sujete bien al perro, mover bien los brazos, no coger
la postura de tener siempre los brazos encogidos y permitir ampliar un poco lo que es el balance
articular de las extremidades superiores.
Cada lunes algunos abuelos de la Residencia Montserrat Cuadrada de Valls participan en
estas sesiones que buscan la estimulación, tanto a nivel físico como emocional, de la
gente mayor, con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
Hay que tener en cuenta que son personas que con la edad que tienen cada vez están más
anquilosadas, tienen problemas de huesos, artrosis,….
A través del perro potenciamos o facilitamos que se muevan.
Buscamos un poco la calidad de vida, dentro de lo que se pueda ya que cada
abuelo tiene sus limitaciones.
La mayoría de abuelos que asisten a las sesiones con perros, una docena
de residentes repartidos en dos grupos, sufren algún tipo de demencia senil y
esta terapia también les va muy bien para ejercitar la memoria y el intelecto.
El otro ámbito en el que trabaja la terapia es en la socialización,
la relación entre las personas que viven en este mismo espacio.
Usamos el perro para que entre ellos puedan decirse alguna cosa.
A veces pueden encontrarse en el pasillo y decirse algo, pero aquí tienen
la obligación de… “yo te facilito al perro, acabo de hacer esto, aquel me dice que te lleve,…”
Es una conducción de la comunicación.
Así pues, la terapia intenta incidir en tres aspectos:
motivar el diálogo y la interrelación entre los abuelos, trabajar la mente y potenciar las emociones
y capacidades psicomotrices.
Y todo como si se tratara solamente de jugar un rato con el perro.
Los perros adecuados para trabajar con gente mayor tienen que ser tranquilos,
pacientes y no asustarse de movimientos y ruidos repentinos.
No todos los perros sirven para trabajar de esta forma.
El entorno donde se hace este tipo de trabajo puede llegar a ser
muy estresante para los animales porque están sometidos a muchos
estímulos distintos.
Tienen que estar acostumbrados a muchas cosas.
Por eso tiene que ser un perro excepcionalmente tranquilo y
adiestrado sobretodo en ser auténticamente perro.
No es que hagan cosas muy especiales, estos animales son ellos mismos,
cada uno tiene sus características.
Son muy seguros de ellos mismos y no tienen miedo.
Todos ellos son animales que se han quedado sin propietario
y posteriormente han estado adiestrados para ser los protagonistas de estas sesiones.
El galgo lo encontramos en la carretera cuando tenia un mes.
Dana llegó de la perrera municipal de Tarragona.
Samba llego de la “Última Llar” de Reus.
Trabajamos con distintas perreras y vienen de distintos lugares,
pero siempre tienen la característica que han sido abandonados, perdidos,…
El caso de Dana fue una donación, la cual nuca agradeceremos suficiente,
de una persona que no se podía hacer cargo y se puso en contacto con nosotros.
Gestos tan simples como puede ser cepillar el pelo al perro,
tirar de una cuerda que el animal muerde con la boca o darle de comer,
estimula altamente al abuelo y sobretodo lo mantiene en alerta.
Según los especialistas la terapia con perros les permite trabajar aspectos,
que muchas veces, sin el estímulo que les proporciona el perro,
les sería muy difícil conseguir.
Muchas veces con enfermos de Alzheimer o con enfermos que van deteriorándose,
cuando queremos trabajar un ejercicio activo, es decir,
sin ayuda, muchas veces no lo realizan.
En cambio, a través del perro, podemos hacerle hacer que tire
una pelota y el perro la recoja.
Es una forma de hacer el ejercicio.
De otra manera, si yo se lo pidiera puede que no lo hiciese.
Pero no todos los residentes son tan receptivos a la terapia,
al menos en un primer momento.
Dale comida y se bajará
Vete! Ves fuera! Vete! Ves fuera!
Tenemos a Benita que es una señora que normalmente acostumbra a
rechazar los perros, y tiene esta parte negativa, de ira.
En cambio, cuando llevamos un rato trabajando conseguimos que lo acaricie
y le de comida.
Es una abuela que tiene las dos partes, y le sirve para sacar esta agresividad.
De la misma forma que es necesario escoger los perros más adecuados ara la terapia,
también hay que escoger las personas a las que les pueda ir mejor estas
sesiones con perros.
Hacemos una reunión interdisciplinar, de todos los profesionales,
y vemos las personas más candidatas para esta terapia con animales.
No todo el mundo es activo dentro de estas sesiones,
con lo cual hacemos una selección desde nuestro punto de vista.
La psicóloga, la fisioterapeuta, la trabajadora social, el mundo sanitario,…
todos tienen algo que decir o decidir que es lo más conveniente para cada persona.
Trabajamos o intentamos trabajar a nivel más individual del usuario,
qué objetivos y qué actividades nos planteamos para cada uno de ellos.
Cual es la actividad o terapia que nosotros podemos ofrecerle para
mejorar o mantenerse.
La Residencia Montserrat Cuadrada empezó a ofrecer estas terapias
con perros hace dos años.
Actualmente el centro se hace cargo de 50 abuelos.