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Nos encanta el reconocimiento,
pero lo hacemos mal.
Queramos o no admitirlo,
el reconocimiento juega un papel muy importante en nuestra vida cotidiana,
en nuestra felicidad, en nuestro bienestar,
tanto en lo laboral como en nuestras relaciones personales.
Pero, ¿cuál es el problema?
Lo hacemos mal.
Somos malos para darlo
como para recibirlo yo incluido.
Y el problema es que la mayoría de nosotros no lo sabemos.
Tuve una regla durante un año
de que, sin importar junto a quien me sentara, en un avión o en el metro,
aun si tenían audífonos o si estaban dormidos,
yo tenía que conseguir su atención
y tenía que entrevistarlos.
Mi primera pregunta era siempre,
"¿Qué hace un reconocimiento o cumplido de un jefe o supervisor bueno?"
Tan pronto se daban cuenta de que no estaba coqueteándoles,
tratando de venderles algo, o intentando convencerlos de unirse a un culto,
se abrían y me contaban historia tras historia
del jefe que nunca les brindó reconocimiento,
de los padres cuyo apoyo querían conseguir,
o del maestro que hizo una profunda diferencia en sus vidas.
365 entrevistas después
llegué a entender una cosa claramente:
estamos locos. (Risas)
¡Lo estamos!
Y nuestra relación con el reconocimiento es confusa,
no tiene mucho sentido.
Por ejemplo, entrevisté a mi casera cuando vivía en Boston.
Le dije, "Cathy, ¿cómo te relacionas con el reconocimiento?"
"Ah, me encanta el reconocimiento, pero me hace sentir muy incómoda",
Cathy me explicó, "Estaba en mi fiesta de jubilación"
--Cathy trabajó en esta organización por más de dos décadas--
"todos mis colegas estaban contando historias y agradeciéndome.
Y me encantó, pero me sentía muy apenada".
Lo que vi con Cathy es lo que vi en casi todas mis entrevistas,
que la mayoría de nosotros
a menudo tiene una relación conflictiva y polifacética con el reconocimiento.
Me encanta, pero me avergüenza mucho;
me motiva,
pero me preocupa no poder producir el mismo resultado en el futuro;
o, no me gusta el reconocimiento;
o, no lo necesito.
Pero después de hacer algunas preguntas,
siempre se llega a, "No me siento cómodo con el reconocimiento",
o "Se supone que yo no debo necesitar reconocimiento".
Así que, no sé ustedes,
pero yo siempre creí que se suponía
que el reconocimiento era algo positivo, ¿no?
¿No?
Así que, eso es lo que no tiene sentido.
Por eso es que estamos locos.
¿Por qué, si se supone que esto es algo positivo,
todos tenemos estas relaciones conflictivas con ello?
Así que, justo después de que Cathy dijo,
"Me hace sentir avergonzada", enseguida le pregunté por qué.
Sin pensarlo dos veces,
"En cuarto grado, en la escuela,
a mitad de clase, mi maestra dice: '¡Cathy, de pie!'"
Así que Cathy, lentamente, se levanta.
"Miren todos a Cathy.
Ese sí que es un uniforme perfecto.
Todos sus uniformes se deberían ver justo como el de Cathy." (Risas)
¡Qué incómodo! (Aplausos)
Todos tenemos estas experiencias pasadas o asociaciones con el reconocimiento
y son estas experiencias pasadas o asociaciones
las que dictan cómo experimentamos el reconocimiento ahora.
Ahora, no soy psiquiatra
y no vamos a... no me voy a poner como Freud
y a hablar de nuestros traumas de infancia,
de lo que te pasó en quinto grado,
de lo que tu mamá te dijo y no voy a hablar de ti.
No vamos a discutir todos nuestros traumas de infancia.
De lo que sí quiero hablar
es de algunas de las cosas que nos hacemos
y que hacemos a los demás
que mantienen estas asociaciones conflictivas ocurriendo
limitando nuestra habilidad de dar y recibir reconocimiento efectivamente
limitando nuestra habilidad de realmente vivir el presente
de nuestros propios logros.
Si volvemos al ejemplo de Cathy...
¿Pueden ver que lo que la maestra de Cathy hizo no fue, realmente, brindarle reconocimiento?
Seguro, tal vez su uniforme estaba prístino,
era perfecto.
Pero, en realidad, ella no estaba reconociendo a Cathy,
la estaba usando para enseñarle a los otros niños de la clase una lección.
Eso no es reconocimiento, eso es manipulación.
Les conté que mi primera pregunta cuando estaba haciendo entrevistas, era
"¿En qué consiste un buen reconocimiento de un jefe o supervisor?"
9 de cada 10 veces, la gente no me decía en qué consistía un buen reconocimiento,
en cambio, me hablaban de uno malo.
Y, así, pude establecer varias prácticas ineficaces
que, en realidad, minan la confianza,
lastiman nuestras relaciones y nuestra conexión con otros.
Quiero comenzar hoy compartiendo tres de ellas con ustedes.
Número 1: Odio cuando mi jefe me hace un cumplido
justo antes de pedirme algo. (Aplausos)
Joe Habibi. (Risas)
Fuiste la estrella la semana pasada en esa reunión de ventas, ¡la estrella!
¿Me puedes tener este reporte listo para las cinco?
¿Cuántas personas tienen un jefe o amigo que haga eso?
Sí, por cierto, esto está siendo grabado.
(Risas)
Bien, esta es la verdadera cuestión:
¿Cuántos de ustedes hacen esto?
¡Ah, menos manos!
¡Todos ustedes son unos mentirosos! (Risas)
Porque ustedes también hacen esto.
"Mamá, ¡eres tan linda!
¡Te amo!
¿Me das 5 dólares?"
Todos lo hacemos.
Número 2, y por cierto, mi madre está viendo esto.
Mamá, eso no tuvo que ver contigo.
Bien.
Número 2: Odio cuando mi jefe hace un sándwich con retroalimentación
o críticas entre dos cumplidos.
Práctica también conocida como "sándwichear", menos elocuentemente conocida como,
si disculpan mi lenguaje, "el sándwich de mierda".
(Risas)
"George Rona, eres invaluable para nuestro equipo,
pero si vuelves a cometer un error como el de la semana pasada,
vamos a tener que despedirte.
¡Pero estamos muy contentos de tenerlos aquí, en serio, en serio!"
¿Cierto?
O, "De verdad, eres un gran tipo, pero sólo quiero que seamos amigos...
¿Abrazo?"
(Aplausos)
Cualquier cumplido seguido por un "pero" no es realmente un cumplido.
¿El problema? Nos han enseñado para hacerlo.
Este es un modelo estándar de respuesta.
Si van a cualquier escuela de negocios, les van a enseñar esto.
Cuando reciban una respuesta, sólo pónganla entre los dos sándwiches.
Y eso no siempre está mal,
si de verdad creemos los cumplidos que estamos diciendo en cada extremo.
Pero, la mayoría de las veces, no es así.
Usamos los cumplidos para hacernos sentir más cómodos.
¡Bien! Número 3:
Esto es lo que hacemos cuando otra gente está recibiendo reconocimiento, y nosotros no.
Imagínese en una reunión de personal, en un retiro para familias,
y ese otro chico o chica está recibiendo reconocimiento, y ustedes no.
Si nos caen bien, nos alegramos por ellos.
Con celos, pero felices por ellos.
Pero si no, somos desagradables.
"Imbécil, lameculos...
Lo han visto. Realmente no hace ningún trabajo, ¿o sí?"
¡Sí!
Y esta es la cuestión:
Cuando están recibiendo reconocimiento público,
¿qué les preocupa que la gente esté pensando de ustedes?
¿Similar? Usualmente lo es.
Antes de juzgar, dénle a la gente el beneficio de la duda.
Además, creo que es hora de dejar la idea
de que el éxito del otro es nuestro fracaso.
¡Porque eso sólo es un invento!
(Aplausos)
Ahora, cuando realizamos estas prácticas ineficaces
nos preocupamos de que otros las vayan a usar con nosotros.
Y si uno quiere dejar de preocuparse por ellas,
tiene que dejar de usarlas.
Así que, esto es lo que le hacemos a los otros.
Quiero hablar ahora de una de las cosas que nos hacemos a nosotros mismos.
¿Han visto lo que pasa cuando uno comienza un nuevo proyecto en el trabajo,
o se imponen así mismos una meta?
Uno se mete en la cabeza una idea de
lo que el resultado final será.
"Voy a organizar un evento y 1000 personas
o 1200 personas van a venir".
(Aplausos) ¿Verdad? ¡Vamos, TEDx!
¡Muy bien!
"¡Y va a ser extraordinario!"
Y entonces, uno produce un resultado.
Y, digamos que vienen 800 personas,
y la gente se te acerca diciendo,
"¡Muchas gracias, fue un evento genial, fue impresionante!"
Pero no lo escuchamos, porque ¿en qué estamos concentrados?
Estamos concentrados en la brecha.
La brecha entre lo que efectivamente produjimos
y lo que teníamos en mente que íbamos a producir.
Y cuando la gente se nos acerca,
están, de hecho, reconociéndonos por este resultado.
Eso es lo que ellos están experimentando.
Pero esa pequeña voz en nuestra cabeza bloquea todos esos cumplidos,
y se enfoca en, "Pues, bien, 200 personas no vinieron,
y no hiciste eso, no hiciste esto otro, sí, sí, gracias por el cumplido".
Sip, pero no hice esto, y no hice esto...
Y, verán, es muy importante enfocarse en la brecha,
prestarle atención a la brecha.
Allí es donde crecemos y donde nos desarrollamos.
Pero si sólo nos enfocamos en la brecha,
así es como nos enloquecemos y como nos agotamos,
a nosotros mismos y a quienes nos rodean.
Así que, lo importante es esto: antes de mirar esto,
deténte y mira aquí.
Mira lo que sí lograste, y todas las cosas,
y los altibajos por los que pasaste para producir este resultado.
Porque eso es lo que nos hace presentes en nuestra motivación
y lo que nos hace presentes en la pasión
que nos ayuda a superar la brecha la próxima vez.
Muy bien.
Esto es lo que nos hacemos a nosotros mismos y lo que hacemos a otros.
Y dado que nos han enseñado toda la vida para enfocarnos en la brecha,
sin escuchar lo que la gente está diciendo,
o debido a estas prácticas ineficaces que la gente está usando,
y también debido a nuestras asociaciones pasadas, la locura,
encontré que, de hecho, hemos establecido
una suerte de respuesta condicionada al reconocimiento.
Como los perros de Pavlov, que salivaban cuando la campana sonaba,
cuando alguien nos hace un cumplido, decimos "¡No fue nada!",
"¡No fue nada! ¡Lo juro!", o "Voilà", o "Fue un trabajo de equipo".
Y, tal vez, sí fue un trabajo de equipo, pero, pero... aquí está mi pero, ¿cierto?
Tal vez fue un trabajo de equipo, pero eso no fue aceptar el cumplido.
Rápidamente, desviamos el reconocimiento.
También hacemos bromas,
o jugamos ping pong de cumplidos:
"¡Me encanta tu vestido!" "¡Me encantan tus... zapatos!"
(RIsas) (Aplausos)
Y, a veces, es algo culturalmente establecido.
Alguien me dijo hace poco que, en ciertas partes de China,
es considerado descortés aceptar un cumplido.
Y también lo encontramos en el lenguaje.
En francés, yo digo "Merci", y ustedes responden con...
Audiencia: "De rien!"
Traducción directa: "¡De nada!"
Una desviación, que la pueden ver en español también.
Pero hay un impacto cuando desviamos el reconocimiento.
La mayoría de la gente no se da cuenta
de que un cumplido suele estar
más acerca del emisor que del receptor.
Y cuando alguien nos ofrece un cumplido, es como si nos ofreciera un regalo.
Y cuando lo desviamos,
es como si tomáramos ese regalo y se lo tiráramos en la cara.
Así que, aunque no les guste,
aunque no estén de acuerdo con él, simplemente digan "Gracias".
Y si hizo una diferencia, háganlo saber.
Mi amiga Carol me contó una historia,
"Cuando estaba en cuarto grado,
y, por cierto, no sé por qué todo
parece pasar en cuarto grado, pero así es.
Deberíamos investigar eso.
Marge, tú puedes hablar de eso, ¿no?
Cuéntame qué pasa en cuarto grado.
(Aplausos)
Me dijo, "Cuando estaba en cuarto grado,
justo antes de irse por licencia de maternidad,
mi maestra, la Sra. McKay-Hill, se me acercó y me dijo,
'Carol, sabes que eres una muy buena estudiante,
sabes que vas a estar bien,
vas a hacer grandes cosas'".
Carol dijo, "No sé qué trataba de decirme,
pero pasé de ser tímida y reservada, a comenzar a participar en deportes,
tomar clases avanzadas y arriesgarme a hacer cosas".
Y continua, "Ese cumplido hizo una enorme diferencia en mi vida
y nunca se lo pude agradecer".
Entonces, yo le dije, "¡Genial! ¿Cuándo se lo vas a agradecer?"
Me dice, "¡Tengo 44 años! ¡Eso fue hace 35 años!
¡Ni siquiera sé si sigue viva!"
Ese viernes, Carol pudo lograr que le hicieran llegar un email
a la Sra. McKay-Hill a través del departamento escolar.
Y, a las pocas horas, recibió una respuesta,
"Carol, trabajé en muchas escuelas diferentes,
pero creo que te recuerdo,
creo que estabas en una de mis clases de cuarto grado.
¿Cómo estás?"
Carol inmediatamente respondió, diciéndole a la Sra. McKay-Hill
acerca de la diferencia que ella había sido en su vida.
La Sra. McKay-Hill le respondió enseguida,
"Carol, ¿sabes? Yo crecí en una familia pobre
y nunca creí poder ir a la universidad.
Pero mi consejero vocacional, el Sr. Tingman, me dijo que podía.
Y lo hice y me volví maestra,
y nunca llegué a agradecerle por eso.
Sé que él ya falleció,
pero sé dónde están sus hijos,
así que voy a agradecerle a ellos".
(Aplausos)
El agradecimiento, el reconocimiento y el elogio tienen un gran poder;
pero, debido a que nos suelen hacer sentir incómodos,
los evitamos.
Y, al evitarlos, nos robamos a nosotros mismos y a otros, el beneficio
que traen. Y necesitamos mejorar al respecto.
Necesitamos reflexionar nuestra relación con el reconocimiento.
Podemos comenzar mirando nuestra propia experiencia con él,
nuestra propia relación con el reconocimiento;
y siendo conscientes de estas prácticas ineficaces
que les compartí hoy,
y trabajar en eliminar su uso diario paulatinamente.
También podemos asegurarnos de que el reconocimiento no pase sólo una vez al año,
en nuestra revisión de desempeño o en nuestros cumpleaños.
¡Eso no funciona!
Nadie debería pasar un día de trabajo
sintiendo que lo que hacen no importa.
Y lo hacemos creando oportunidades para el reconocimiento en nuestras juntas de personal,
en nuestras conversaciones cotidianas con amigos y con la familia.
Por cierto, esto no es sólo para cuando se sientan felices e inspirados
con quienes les cae bien... con quienes los frustran,
cuando están cabreados,
enojados y sin ganas de ir a trabajar.
¡Esos son los días para hacerlo!
Porque es en esos momentos cuando se hace la más grande diferencia.
Quiero dejarlos hoy con algo que pueden hacer
en el receso, aquí en TEDx,
o cuando estén viendo esto.
Salgan y pregúntenle a una persona:
"¿Qué quieres que te reconozcan?" O,"¿de qué te enorgulleces?"
Y, entonces,
por cierto, ellos no lo van a querer oír,
van a tratar de evitar la pregunta,
van a pensar que ustedes son raros, y todo eso.
Pero pregúntenles de todas maneras, e insistan,
"No, en serio, ¿qué quieres que te reconozcan?"
Luego, escuchen
y háganles después preguntas
acerca del trabajo que les tomó lograr lo que lograron.
Porque, normalmente, no queremos reconocimiento por el resultado;
normalmente, queremos reconocimiento por todos los altibajos
por los retos y barreras por las que pasamos para superar ese resultado.
Después, simplemente, agradézcanles
y dénles reconocimiento por lo que compartieron.
Y, por favor, cuéntenme cómo les fue.
Muchas gracias.
(Aplausos)