Tip:
Highlight text to annotate it
X
Imaginen que son fósiles:
que recorren grandes museos del mundo,
inspirando admiración en espectadores de todas las edades,
posando para hordas de fotógrafos aduladores.
¿Les gustaría?
Bueno, ¡buena suerte!
Por lo menos el 99,9 % de las criaturas que han vivido
no se conservan en el registro fósil.
Pero olvídenlas,
las demás sí lo harán,
¡escuchen!
Si quieren que su cadáver
esté en el exclusivo club del 0,01 %,
el Salón de la Fama de los Fósiles,
no será fácil.
¡Manos a la obra!
Paso uno: morir.
Es un hecho duro y frío de la fosilización.
Todo lo que encuentran los paleontólogos
alguna vez estuvo vivo y en un momento murió.
Obviaremos los detalles
y supondremos que tuvieron una vida larga y plena,
así que vayamos a lo que realmente importa:
¿cómo murieron?
Hay muchas formas de convertirse en fósil,
así que destaquemos las 10 opciones principales.
Podrían auto-atraparse en savia de árbol,
que, cuando endurece, se convierte en ámbar
y puede sobrevivir intacta millones de años.
Pero a menos que encuentren un árbol muy grande bajo el cual sentarse,
la preservación en ámbar seguirá siendo
dominio exclusivo de insectos y otros animales muy pequeños.
Por lo general, los lugares adecuados
si uno quiere terminar fosilizado
son aquellos donde se depositan sedimentos, en forma activa,
como el lecho de un lago o un océano.
¿Una montaña o una pradera?
¡No es bueno!
Tienen que quedar enterrados,
cuanto más rápido, mejor,
porque cuanto más tiempo queden en la superficie,
es más probable que los coman,
que sean carroña
o destruidos de alguna otra forma
antes de poder ser preservados.
Si pueden quedar enterrados
con poco o nada de oxígeno,
como en el lecho de un pantano o lago profundo,
mucho mejor.
Esa falta de oxígeno desacelerará la descomposición
y les dará más tiempo para fosilizarse.
Supongamos pues que tuvieron suerte de morir
y quedar enterrados en un mar poco profundo
bajo sedimentos de fango arenoso.
¿Qué sigue?
Una opción es el proceso
llamado permineralización.
Mientras todas las partes blandas se descomponen,
los huesos se saturan de aguas ricas en minerales.
Poco a poco, se precipitan unos cristales microscópicos
de estas aguas
y llenan los huecos y los poros de los huesos.
De lo contrario, más vale que
se solidifiquen los sedimentos circundantes
mientras se descomponen los huesos
y otro sedimento o mineral llene los espacios
que dejan los huesos,
creando así un molde perfecto del esqueleto.
Con el tiempo, los sedimentos que rodean al fósil
se litificarán (convertirán en roca).
Pero ¡no estamos a salvo todavía!
Podrían ocurrir muchas cosas
a esas rocas sedimentarias
que podrían destruir sus posibilidades
de ser descubiertos.
Podrían ser elevados, formar cadenas montañosas
y erosionados
o arrastrados en una placa oceánica
y regresar al manto de la Tierra,
convirtiendo así al fósil en papilla caliente.
Crucemos los dedos para que las rocas circundantes
sean elevadas suavemente
por la tectónica de placas,
que cambien los niveles del mar
y terminen en tierra seca
cerca de la superficie,
pero no tanto
como para que la erosión eólica y pluvial los elimine
antes de que alguien los encuentre.
El último paso de este largo proceso,
un paleontólogo intrépido tiene que venir a buscarlos.
Puede que sea una científica investigadora
en busca de fósiles de tu edad y tipo
o solo una coleccionista aficionada
que espera un hallazgo fortuito.
Retira las capas de roca que tienen encima
o detecta sus fósiles expuestos
en una orilla del arroyo luego de una inundación.
Y allí tienen,
un magnífico descubrimiento científico,
¡de millones de años de formación!
Ella y sus colegas les quitan suavemente
los sedimentos de alrededor,
los miden y fotografían
todas las piezas que encuentran,
y empiezan la tarea compleja de reconstruir
cómo y cuándo vivieron
en función de la evidencia encontrada en sus huesos.
Los paleontólogos serán algunos de sus mayores fans
junto a toda esa multitud de admiradores que hay en los museos.
¡Lo lograron!
Pasaron años bajo tierra en la oscuridad,
derramando sangre,
sudor,
lágrimas,
y todos los órganos internos.
Fue un proceso que llegó hasta la médula
hasta que los huesos se desintegraron
y fueron reemplazados por minerales y sedimentos.
Pero valió la pena
porque ahora ¡son fósiles famosos!
Así que será mejor que mantengan la pose.