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Inminente Final, Apocalipsis Explicado
Presenta...
¿Existe el Infierno de Fuego?
La Misión de Nuestro Canal
¡Hola, qué tal, seguidores de nuestro canal Inminente Final, Apocalipsis Explicado!
Y quiero hacer una declaración de principios,
antes de abordar esta que, seguramente,
es la más oscura y una de las más discutidas de las doctrinas bíblicas.
Quería decirlo, por si... quizá no todo el mundo lo tiene del todo claro,
el canal Apocalipsis Explicado, Inminente Final es un canal evangelístico.
O sea, es un canal destinado a la difusión de la Palabra de Dios,
del mensaje de Dios, de la Buena Noticia de Dios.
Esto quiere decir, en griego, la palabra "evangelio".
No tiene que ver con un grupo religioso en particular,
aunque yo soy evangélico, eso es un detalle que no tiene que ver
con la esencia del sentido de nuestro canal,
que es que está consagrado a la difusión del mensaje de Jesucristo,
de que Dios se hizo hombre,
el hijo de Dios, Jesucristo, se hizo hombre,
se dejó matar por nosotros,
para dar nos la posibilidad de arrepentirnos
y obtener perdón para nuestras vidas,
perdón por nuestros pecados, por nuestro fracaso.
Esta es la esencia del mensaje evangelístico,
y a esto consagramos nuestro canal.
Lo digo porque, quizá, el tema de hablar de Apocalipsis, de la ira de Dios,
del juicio que está por venir sobre los habitantes de la Tierra,
en especial, sobre aquellos que rechazaron el mensaje de la misericordia de Dios,
puede ser que alguno nos considere como algo "marginal" dentro de la doctrina de Dios.
O que consideren, digamos, que "nos vamos por las ramas" y desatendemos lo principal.
Desde luego, lo primordial que nosotros marcamos siempre en nuestro mensaje es eso:
somos evangelistas, estamos al servicio de la palabra de Dios,
del evangelio, de la buena noticia de Dios,
que es esta salvación y este amor de Dios,
tan inmenso, que Él dio a su hijo por nosotros.
Entonces, ese es el sentido por el que nosotros abrimos nuestro canal.
Quería declararlo, porque ahora tenemos que hablar acerca de la más oscura
- te decía - de las doctrinas bíblicas,
acerca de una de las más resistidas y polémicas,
como lo es la doctrina del infierno, de la condenación eterna,
del juicio que aguarda a aquellos que opten por no arrepentirse,
y por no obedecer a la fe de Jesucristo.
Así, pues, hecha esta presentación, dediquémonos a hablar de esta doctrina en particular.
Lo hemos dicho varias veces,
en especial abordamos este tema cuando hablábamos del Día de la Ira de Dios,
del día de Armagedón, de ese día de la justicia universal,
que se ejecutará sobre los hijos de rebelión
y sobre quienes opten por la perdición.
Es, para muchos, una paradoja;
otros, exageran un poco más, y lo transforman en una contradicción,
el tema del castigo de Dios, de la justicia de Dios,
de un Dios que vendrá como justiciero,
y ni que hablemos de un Dios que aplicará una tortura infinita y eterna
sobre aquellos que voluntariamente se hayan quedado fuera,
respecto del plan de salvación.
¿Cómo conciliar estas dos posiciones? ¿Cómo verlo de la misma forma?
El tema es que Jesucristo vino a dejarse matar por nosotros
a fin de satisfacer la demanda de juicio
que gravitaba sobre nuestras cabezas.
Todos nosotros, por habernos rebelado
de manera consciente y voluntaria contra Dios,
tendríamos que morir.
Ese era el precio por nuestra rebelión.
Eso debería haber recaído sobre nuestras cabezas.
Uno de los temas que recorre las dispensaciones,
que es uno de nuestros últimos mensajes,
es que el precio a pagar para satisfacer las demandas de justicia de Dios,
es sangre, sangre inocente: alguien tiene que morir.
Es un tema que va más allá de lo que uno puede explicar filosóficamente,
desde un pensamiento, digamos, humanista o racional.
Esto se acepta simplemente por fe.
Siempre... la mayor parte de las dispensaciones,
prácticamente todas, se inician con un gigantesco derramamiento de sangre,
con el fin de satisfacer las demandas de la justicia de Dios.
Y esta enorme, esta infinita injusticia humana,
esta tremenda, esta arraigadísima perversidad de todos y cada uno de nosotros,
recayó sobre la persona de Jesucristo.
"Él se hizo pecado por nosotros",
siendo hombre justo, siendo hombre perfecto, Él ocupó nuestro lugar.
Esto es la cruz de Cristo.
Este es el mensaje verdadero de la misericordia de Dios.
Dios jamás dejó de ser santo,
y jamás dejó de tener entre sus atributos
una necesidad absoluta de justicia y de perfección de parte de nosotros.
Porque esa es su naturaleza.
Dios es perfecto. Dios es puro.
Dios no puede aceptar la perversidad de los seres humanos.
En respuesta, lo que hizo fue enviar una víctima,
enviar a su propio hijo a pagar el precio de nuestra maldad.
Entonces, entiéndase que, en Jesucristo se cumplen el amor de Dios,
y las demandas de la justicia infinita y eterna
de un Dios que es toda perfección, de un Dios que es tres veces santo:
Padre, Hijo y Espíritu Santo, en sus tres personas,
Dios es perfectamente santo.
Y nunca dejó de serlo. Jamás dejará de serlo.
Siempre pide, pues, de nosotros, a lo largo de cualquiera de las eras de la historia,
que seamos para Él un pueblo consagrado y santo.
Esta es la base, digamos, para entender lo que es la condenación, el infierno de fuego.
La explicación de la doctrina en sí, es sencilla, es simple:
solo que hay que saberse todos los pasos.
Esto no se da de manera tan simple
como para que uno pueda explicarlo en cinco minutos.
Es una explicación que nos va a demandar algún tiempo:
pero hay que aprendérsela, por supuesto.
Tiene su importancia el saber por qué el infierno no se cumple de manera inmediata,
sino van cumpliéndose diferentes pasos
hasta llegar a esto que Jesús llamaba el horno de fuego, la Gehena,
y otras palabras diferentes para referirse a esto mismo:
a la condenación eterna que sufrirán aquellos que no acepten la misericordia de Dios.
El infierno fue preparado para el diablo y sus ángeles, no para el hombre
Lo primero que hay que decir,
lo primero que hay que aclarar con respecto a esta doctrina,
es... especialmente una doctrina neotestamentaria.
Aparece apenas insinuada en el Antiguo Testamento,
por ejemplo, en Daniel cap. 12 y en Isaías cap. 66.
Se habla de "vergüenza", de "confusión perpetua", en el libro del profeta Daniel,
se habla de "gusano que no muere" y "fuego que no se apaga" en Isaías, cap. 66.
Apenas insinuado aparece, también, en el libro de Job,
cuando se habla de "azufre", de una tortura, de un sufrimiento,
el cual tendrán que atravesar las personas que practican la injusticia.
Pero un punto... primer punto que yo quiero dejar bien en claro,
además de esto, de que es una doctrina específicamente neotestamentaria,
la del infierno de fuego...
lo primero que quiero marcar es que, es un sitio, es un castigo, es un tormento
que fue originariamente destinado, no al hombre,
no al hombre que caería en pecado, no a Adán ni a Eva por ejemplo,
sino para el Diablo y sus ángeles.
Fue preparado para ellos: atención.
No fueron echados aún en el estanque de fuego, en el lago de fuego.
No todavía.
Hay algunos pasajes que se refieren específicamente
a lo que fue la rebelión de Satanás,
a la que se sumaron dos terceras partes de los ángeles,
según aclara Apocalipsis, cap. 12. Ese es uno de los pasajes.
El otro de los pasajes es Isaías, cap. 14,
y el otro figura en el capítulo 28 del libro del profeta Ezequiel.
Ambos... en los últimos dos pasajes, las alusiones a Satanás son veladas.
Se habla del "rey de Babilonia" en un caso, y del "rey de Tiro" en el otro.
Pero se refieren a Satanás y a su rebelión.
Se habla de un "Edén", de un paraíso que no es el paraíso terrenal,
en el que fueron instalados, después,
cuando fueron creados los cielos y la tierra, Adán y Eva,
sino que aquel era un paraíso de otro orden.
También se habla en la Biblia de "prisiones de oscuridad".
Apocalipsis habla, por ejemplo,
de que algunos ángeles serán desatados de prisiones subterráneas,
en las cuales se encuentran de manera temporaria
para que cumplan determinadas funciones en los días finales.
- Esto es algo interesante y notable. -
La palabra "infierno", viene del latín infernus,
y tiene que ver con estos lugares inferiores de la Tierra,
en los que ángeles del mal, ángeles rebeldes,
ángeles de Satanás, de momento están atados,
y en algún momento serán desatados también,
para cumplir una parte del plan que Dios tiene en su mente.
Entonces, entiéndase: algunos de los ángeles rebeldes,
que se sumaron a la rebelión de Satanás,
están, como dice la Biblia, "en los lugares celestes",
haciendo la obra de ellos en la atmósfera,
en algún punto del universo están:
no en la Tierra ni en el cielo.
O sea, no "en el cielo" en el sentido de "en la presencia de Dios",
aunque se mueven en el medio,
entre la presencia de Dios y el mundo de los hombres,
como lo registra el libro de Job, por ejemplo,
haciendo su trabajo de acusar a las personas.
Es una de las funciones preferidas de Satanás,
la de acusar a los hombres,
en especial, acusar a las personas a las que no se puede acusar con motivos justificados,
a los cristianos, a los que mantienen una relación personal con Dios.
Un detalle que se me ocurre mencionar...
Muchos de los ángeles que están en las regiones celestes
caerán, después del rapto de la Iglesia,
durante el inicio de los siete años finales,
como hemos visto más de una vez.
En cuanto a los demonios,
aunque integran el plan de Satanás
y forman parte de ese cuerpo militar de la perversidad, de ese ejército del mal,
son seres de otra clase.
No son exactamente ángeles.
Tienen otro origen,
como dijimos, un origen que la Biblia no registra,
probablemente porque no es de importancia para nosotros.
Entonces, conste -lo dejamos otra vez en claro -:
el infierno no era para el hombre,
no fue creado para el hombre.
La rebelión de Satanás muy probablemente precedió a la caída del hombre.
Así, pues, la Serpiente fue el portavoz de Satanás en el Huerto del Edén,
y su sentido -el sentido de la tentación del hombre -
fue poder arrastrar consigo a la humanidad.
O sea que Satanás quiere llevarse a la mayor cantidad posible de almas consigo,
rumbo a la destrucción,
con el fin de atentar contra Dios.
El hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios,
y Satanás sabe que es una manera de atentar, indirectamente, contra Dios,
tratar de pervertir a los hombres,
intentar llevarse a la mayor cantidad posible de almas humanas.
Entonces, una persona que peca, que desobedece la palabra de Dios,
como Adán y Eva lo hicieron,
y todos nosotros llevamos el ADN de la caída,
de la perdición, el ADN del pecado original de Adán y Eva...
quien hace esto,
el que desobedece se asocia a la obra de Satanás y de sus ángeles y demonios.
Dios es justo.
Dios no puede dejar sin satisfacer sus demandas de justicia.
Entonces, el Diablo sabe que,
cuanto mayor sea la cantidad de gente que logre asociar a su plan,
tanto mayor será el juicio que Dios deberá derramar sobre las personas.
Y he aquí la "lucha de planes" de la que venimos hablando desde el comienzo, ¿no?
El misterio de la piedad,
el plan de Dios para tratar de salvar al hombre por misericordia y por gracia...
no porque nosotros hayamos hecho nada en servicio a Dios...
¡no tenemos ningún mérito, no tenemos que demandarle a Dios!
¡Nada que reclamarle a Dios!
Dios todo nos lo dio por gracia.
Pero el Diablo trata de perder:
ahí tenemos el misterio de la iniquidad,
socavando el plan de Dios.
Es una lucha entre misterios, como siempre decimos.
Lucha de misterios que termina, en el plan de Dios,
con Jesucristo muriendo en la cruz y resucitando por nosotros,
haciendo todo esto por gracia.
Este es el concepto de la gracia y de la misericordia de Dios.
¿Quiénes irán, y quiénes no irán al infierno?
Otro punto que quiero que quede claro:
solamente los infractores, los transgresores voluntarios irán al infierno.
Solo quienes habiendo conocido la Ley y las demandas de justicia de parte de Dios,
las desobedezcan.
Lo cual excluye a determinadas personas,
que no lo hacen ni consciente ni voluntariamente.
Son infractores, pero lo son de manera inconsciente.
¿Quiénes, por ejemplo? Los niños, los salvajes,
las personas que no conozcan la ley de Dios,
quienes jamás han oído el nombre de Jesucristo
ni la ley de nuestro Dios.
Y las personas que tengan, por ejemplo, problemas mentales desde su nacimiento.
Todas esas personas serán juzgadas sin ley, sin la ley de Dios,
sino conforme a la ley de sus propias conciencias.
Esto lo dice el apóstol Pablo. Lo deja muy claro.
Hay un juicio de la conciencia,
en el caso de que la persona no conozca
lo que es la revelación de la ley y de la justicia de Dios,
quedará sujeta al juicio del tribunal de su propia conciencia
en el día del juicio final.
Entonces, ¿quiénes sí se van al infierno?
Los transgresores voluntarios.
Quienes, sabiendo hacer el bien, no lo hagan;
o conociendo qué es lo que está mal, lo que está prohibido,
lo que a Dios desagrada, lo que nos pervierte,
vayan y lo hagan igual.
¿Qué cambia a partir de la venida del Señor?
¿Qué cambia a partir de la venida de Jesucristo?
La salvación pasa a ser creer en Jesús,
y la perdición pasa a ser rehusarse a aceptar la gracia y la misericordia de Dios.
Para decirlo con una metáfora,
es no subirse al "bote", no subirse al barco de la salvación,
al "Arca de Noé", que viene a ser Jesucristo.
Lo decimos, obviamente, simbólicamente;
pero es así: hay una "inundación", la perdición eterna de las personas,
su condición pecaminosa, su deseo de hacer las cosas mal,
su rebelión íntima a hacer las cosas bien.
Dios envía un barco para que nos salvemos, que es Jesucristo.
Si nos subimos, nos salvamos;
el que lo rechaza, está cometiendo un doble pecado,
porque está prefiriendo el mal,
dándole Dios la chance de hacer las cosas mejor...
Por eso la Biblia dice cosas como estas, ¿no?
"El que no cree, ya ha sido condenado..."
"El que crea y se bautice, se salvará,
mas el que no crea, se condenará."
Este es el tema: quien no se salva en este tiempo actual,
en la era actual que estamos viviendo,
en esta dispensación que nos tocó vivir, de la misericordia de Dios...
el que no se salva es porque no quiere salvarse.
Dios proveyó de todos los medios que necesitábamos,
Dios nos dio la fuerza, el poder de vencer el pecado,
de ser cada vez mejores y de subirnos a una salvación gratuita,
a una oferta universal, sin restricciones:
esto es para todos.
Es absolutamente indiscriminada, la oferta de la misericordia de Dios.
O sea que, quien se quiere perder y quiere irse al infierno,
lo hace de manera consciente y voluntaria.
De ahí... entre otras razones, el acuciante,
el urgente deseo y necesidad de los cristianos,
por salir a predicar el evangelio "a toda criatura".
Sabemos que la mayor parte del mundo,
ha oído el nombre de Jesús,
conocen los mandamientos de Dios,
y sin embargo, continúan infringiéndolos.
Entonces nosotros, como cristianos,
tenemos que darles la mayor cantidad posible de chances
tenemos que "enviarles todos los salvavidas y señales", digamos,
para que en algún momento de sus vidas
ellos acepten subirse a este "barco de la salvación", que es Jesucristo.
Decisión que, por supuesto, queda en ellos.
Pero también hay otros que niegan la existencia de la condenación eterna y del infierno de fuego,
y a ellos vamos a dedicarnos ahora.
Citas bíblicas que respaldan la existencia de la condenación eterna.
Vamos a empezar por Mateo, capítulo 5, versículo 22.
Los voy a leer rapidísimamente;
espero que tengan la velocidad y sigan la lectura,
pero estos son pasajes conocidos de todo el mundo.
Dice: "Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano,
"será culpable de juicio;
"y cualquiera que diga: Necio, a su hermano,
"será culpable ante el concilio;
"y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego."
Mateo 5:29.
"Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti;
"pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros,
"y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno."
Mateo 10:28.
"Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar;
"temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno" [esto es, Dios].
Mateo 18:9.
"Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti;
"mejor te es entrar con un solo ojo en la vida,
"que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego."
Mateo 23:33.
"¡Serpientes, generación de víboras!
"¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?"
2 Pedro 2:4.
"Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron,
"sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad,
"para ser reservados al juicio..."
Entonces, si Dios no perdonó a los ángeles
- es el razonamiento de Pedro -
¿cómo va a perdonar a los hombres rebeldes,
que son inferiores en rango respecto de los ángeles?
Especialmente en sentido espiritual,
no tenemos el rango espiritual de los ángeles y arcángeles.
Mateo 8:12.
"Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera;
"allí será el lloro y el crujir de dientes."
Las "tinieblas de afuera" de la Nueva Jerusalén.
La Nueva Jerusalén no conocerá la noche;
solo existirá la noche fuera de la Ciudad.
A esto se refiere con "las tinieblas de afuera",
esta es la famosa "gehena",
una especie de basural descomunal,
que va a existir fuera de la gran ciudad, de la Nueva Jerusalén,
y allí van a ser arrojados los condenados.
Mateo 13:41.
"Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles,
"y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo,
"y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego;
"allí será el lloro y el crujir de dientes."
Respuesta a la "teoría de la aniquilación"
La explicación viene en el versículo 49,
también en el capítulo 13 del evangelio de Mateo
-seguimos ahí, nomás -
"Así será al fin del siglo..."
- el fin del mundo, el fin del aión, el fin de la era, de esta dispensación -:
"saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,
"y los echarán en el horno de fuego;
"allí será el lloro y el crujir de dientes."
Esto va para quienes creen que habrá una "aniquilación",
una teoría totalmente no-bíblica, sin asidero bíblico,
que es la teoría de la aniquilación,
según la cual el cuerpo será destruido después de la condenación final.
Si hay "lloro y crujir de dientes",
quiere decir que hay dientes.
Hay conciencia: si hay lloro, hay conciencia, hay dolor.
De otra manera, no lo habría:
no habría ni lloro ni crujir de dientes.
Alguien que es aniquilado y deja, para siempre, de existir,
como sostienen, por ejemplo, los adventistas, o los Testigos de Jehová,
o algunos cristianos de confesiones medio extrañas,
que ahora están pululando por todas partes,
quienes sostienen que "no habrá condenación eterna",
que simplemente habrá una "aniquilación",
y un "pasar del ser, al no-ser".
Una teoría humanista que, como decimos,
y lo remarcaremos todas las veces necesarias,
no tiene asidero bíblico:
el alma es eterna, es creada eterna.
Desde lo que dice el Nuevo Testamento,
el alma tiene una vida indefinida:
es creada, en un momento dado,
nace, recibe un cuerpo humano,
luego muere y resucita,
y va a juicio de condenación, o a la vida eterna.
Son las dos opciones que Dios deja:
no hay "tercera vía", ¡y no hay "aniquilación"!
¡Por favor! No existe asidero bíblico para sostener que el alma se destruye,
y el ser humano, el alma humana, pasa del ser al no-ser.
Mateo 22:13.
"Entonces el rey dijo a los que servían:
"Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera;
"allí será el lloro y el crujir de dientes."
Mateo 24:48.
"Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón:
"Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos,
"y aun a comer y a beber con los borrachos,
"vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera,
"y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente,
"y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes."
Mateo 25:30.
"Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera;
"allí será el lloro y el crujir de dientes."
Alguno puede decir que todos estos pasajes, son parábolas.
Pero, por ejemplo, Jesucristo habla de "lloro y crujir de dientes",
cuando se dirige al Centurión, que tenía un siervo enfermo,
que le dijo al Señor: "Di tu palabra, y con tu sola palabra de autoridad, mi siervo sanará."
Jesucristo respondió que "los hijos del Reino serán echados fuera",
y que ahí "sería el lloro y el crujir de dientes".
No estaba formulando parábola alguna,
no estaba hablando en sentido figurado,
sino en un sentido directamente literal.
Hemos recorrido ese pasaje.
Seguimos en Marcos 9:43.
"Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala;
"mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno,
"al fuego que no puede ser apagado,
"donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga."
¡Cita textual de Isaías capítulo 66, versículo 24!
O sea, nótese: hablamos de las alusiones al infierno en el Antiguo Testamento,
con estas palabras del evangelio de Marcos, Jesucristo lo confirma:
dice: "Sí: Isaías se refería a esto, con sus últimas y pavorosas palabras,
a la condenación eterna, al infierno de fuego."
Y uno de los pasajes favoritos,
para quienes atacan la doctrina del infierno de fuego,
que es la parábola del "rico y Lázaro".
Dice el evangelio de Lucas, capítulo 16, versículo 27
- arranquemos desde ahí -:
"Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre..."
Dice el hombre rico a Abraham, ¿no?, desde las llamas del infierno -
"porque tengo cinco hermanos, para que les testifique,
"a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento."
LUGAR DE TORMENTO.
Inmediatamente después de la muerte,
los injustos van a un LUGAR DE TORMENTO.
"Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
"Él entonces dijo: No, padre Abraham;
"pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
"Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas,
"tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos."
Seguimos en Apocalipsis,
el libro a cuya explicación específicamente consagramos este canal -
Estamos hablando de una de las doctrinas principales de la Biblia y del Apocalipsis,
que es la doctrina de la condenación eterna en el infierno de fuego.
Dice Apocalipsis 14: 9
"Si alguno adora a la bestia y a su imagen,
"y recibe la marca en su frente o en su mano,
"él también beberá del vino de la ira de Dios,
"que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira;
"y será..." - ¿Aniquilado? ¿Dejará de existir?
No: "...atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero;
"y el humo de su..." ¿Aniquilación? ¿De su dejar de existir?
No: "El humo de su tormento sube por los siglos de los siglos.
"Y no tienen reposo de día ni de noche..."
¡Escuchen! Los que hablan de "dejar de existir" y "dejar de ser",
se refieren a un estado parecido al de los que duermen, ¿no?
Al reposo, a la no-conciencia, a la inconciencia total,
como si el ser humano, una vez que peca y desobedece,
y se niega a creer en el evangelio de Dios,
al morir pasa a un estado de sopor en el que no se sabe nada,
un estado en el que uno no puede decir: "Yo", ni "tú",
ni "ayer", ni "hoy", ni "mañana",
no se diferencia; es una indiferenciación.
Como esa "noche primordial" [Ur-Nacht]
en la que los poetas y místicos alemanes decían que ingresaba el alma post mortem, ¿no?
Y los orientales también creen en esto, el Nirvana, el famoso estado del Nirvana.
Son doctrinas que no tienen nada de bíblico.
Acá dice: "No tienen reposo ni de día ni de noche
"los que adoran a la bestia y a su imagen,
"ni nadie que reciba la marca de su nombre."
Esto no es una parábola.
Está hablando en un lenguaje textual,
en un lenguaje directo y absolutamente literal,
y que no admite, me parece a mí, dobles interpretaciones.
Respuesta a los que sostienen que la condenación será solo temporaria (aionios)
Después, hay algunos trucos, digamos, lingüísticos, eruditos,
para negar que el infierno será una condena eterna.
Por ejemplo, se usa el adjetivo aionios,
que en la Biblia se traduce como "por los siglos de los siglos..."
"eterno", "condenación eterna"...
Los que sostienen esto, se refieren a que la palabra aión,
a la que le dedicamos uno de nuestros últimos mensajes,
la palabra "dispensación", "eras", "épocas" de la Biblia, ¿no?
Son épocas muy dilatadas, que trascienden la vida de los seres humanos,
que se extienden por un período mucho mayor que el de la vida de una sola persona,
estas eras, estos "aiones" (en griego)...
Entonces, así como existe el aión, que es un sustantivo,
existe el adjetivo "aionios".
Pero ellos suponen que "aionios" quiere decir también temporal, epocal,
que dura mucho tiempo, pero que dura un tiempo determinado, limitado.
Digamos, entonces... cuando dice "un tormento eterno",
ellos entienden que será un "tormento temporal".
Cuando se habla de condenación eterna,
ellos piensan que se puede traducir "condenación temporaria",
o bien "condenación que se prolonga a lo largo de una era".
Pero hay un grave problema:
que cuando la Biblia habla de la misericordia de Dios, usa el mismo adjetivo: aionios.
Dice: "La misericordia de Dios es eterna." "Dios es eterno."
"Su dominio es eterno."
Toda esta clase de expresiones, cuando aparecen en el Nuevo Testamento,
usan el mismo adjetivo: aionios.
Entonces: "En ese caso hay que traducir como "eterno"".
¿Y cuando habla de la condenación?
"¡Ah, no! En ese caso, traduzcamos que es temporal..."
"Es nuestro criterio el que..."
¡Ah! ¿"Nuestro" criterio es el que tiene que empezar por definir sobre lo que la palabra de Dios dice?
A mí me resulta evidente la deshonestidad de quienes pretenden traducir "aionios",
cuando se refiere al infierno, de una manera,
pero cuando habla de la misericordia de Dios lo traducen de otra manera muy diferente.
Entonces, es este un argumento que cae por su propio peso.
¡Sigamos! Nos quedan más pasajes que hablan del infierno y de la condenación eterna.
El lago de fuego, destino final de los incrédulos y transgresores
Acá termina la historia. - Apocalipsis 20:10.
"Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre,
"donde estaban la bestia y el falso profeta..."
Seres reales. No seres virtuales, no seres "dibujados",
no seres meramente simbólicos, según sostiene la lectura idealista, ¿no?
la lectura simbolista del Apocalipsis...
Sino que serán seres concretos, la Bestia y el Falso Profeta,
el Anticristo y su lugarteniente espiritual, su "taumatúrgico" lugarteniente.
"y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos."
O sea, eternamente.
"Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida..."
- en este juicio del Trono Blanco -
"fue lanzado al lago de fuego."
Apocalipsis 21:8.
"Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas,
los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos..."
Los cobardes, los homicidas...
Ahora que un pastor de gran renombre,
y algunas de cuyas obras tengo acá en mis anaqueles,
- voy a tener que revisarlas cuidadosamente -
ha sostenido recientemente que "los suicidas pueden ir al cielo,
"y pueden ser perdonados por la misericordia de Dios aun sin arrepentirse..."
"Los cobardes y los homicidas y los mentirosos
"tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda."
Esto será al final de la dispensación del Milenio.
Se abren los libros. Todas las personas del mundo comparecen.
No los cristianos, ¿eh?
Los cristianos, en la primera resurrección, se salvan y reinan con Jesucristo durante los mil años.
Pero al cabo de los mil años, todos los muertos sin Jesucristo,
todos los muertos en desobediencia, a lo largo de las edades,
serán juzgados por el juicio del Trono Blanco.
Y los que no estén en el Libro de la Vida,
serán lanzados en el lago de fuego, que arde con fuego y azufre.
Esto es textual y no admite segundas interpretaciones.
A mí me parece una evidencia.
Quien quiera discutirlo, cuenta con mi permiso,
y por supuesto, cuenta con el permiso de Dios.
Los rebeldes también tienen el permiso,
en esta dispensación hay permiso para rebelarse,
y hay permiso para creer lo que te plazca.
Ahora, no es lícito sostener que ese error y esa mentira
se deban a que la palabra de Dios contenga ambigüedades.
Por lo visto, no las contiene.
Destino final de las almas
Otro tema interesante,
que suele conocerse, de manera inquietante,
menos que lo que uno quisiera creer que se conoce,
es el del destino final de la gente que muere a lo largo del tiempo, ¿no?
- de los que mueren ahora, con o sin Jesucristo.
Esto tiene que ver, también, con las dispensaciones,
con un tema que ya hemos recorrido bastante.
Las resurrecciones, por ejemplo, no tienen lugar de manera simultánea,
sino que la resurrección de los santos antecederá a la de los que sean condenados.
Es decir: los que tienen a Jesús serán resucitados,
si es que mueren en el Señor, ¿no?, en esta época...
Supongamos que alguien murió hace diez años,
murió en Jesucristo: esa persona, en el rapto de la Iglesia,
su cuerpo volverá a unirse a su alma,
- en un proceso sobrenatural que no me pidas que te explique,
porque no tengo la menor idea de cómo Dios hará esto -
pero ese es el poder milagroso de Dios.
La personas recibirán nuevamente sus cuerpos:
estos cuerpos serán transfigurados.
O sea, serán cuerpos perfectos,
digamos, sin ninguna clase de defectos como los tenemos en esta vida,
sin ninguna enfermedad, sin posibilidad de sufrimiento,
ni de padecer ninguna clase de malestar.
Y, en ese momento, nos uniremos todos al Señor:
los que estemos vivos, como Pablo dice,
los que estemos sobre la Tierra
seremos transformados junto con ellos en el aire.
Pero quienes hayan muerto en el Señor,
irán unas décimas de segundo antes que nosotros.
Todo esto lo explica 1 de Tesalonicenses, capítulo 4.
Lo hemos analizado en nuestro mensaje sobre el Rapto,
volvemos a decirlo.
Los condenados, como recién explicamos,
después del Milenio,
después de todos los años que nos quedan hasta Armagedón
más los años del Milenio, los mil años,
recién entonces ellos resucitarán para comparecer ante el juicio del Trono Blanco.
Y ahí, de acuerdo a lo que haya en los libros,
de acuerdo a lo que hayan hecho según sus propias conciencias,
o su conocimiento (o no) de la ley de Dios, - como ya explicamos -
serán arrojados al estanque de fuego, o serán absueltos.
Estas son las dos posibilidades.
"¿A dónde van las almas?",
suelen preguntarse últimamente la gente:
y yo veo que muchos cristianos lo ignoran también...
Antiguamente, antes de Jesucristo,
se habla, en el evangelio de Lucas
-recién lo hemos visto- en la parábola de "Lázaro y el rico",
se habla del Seno de Abraham:
este era un lugar previo, digamos...
una antesala al paraíso de Dios.
Era un lugar de paz, de tranquilidad, de gozo y de conciencia.
Notar que la muerte es un estado consciente
de acuerdo a la revelación neotestamentaria:
insisto en este punto.
Es el Nuevo Testamento el que habla,
digamos - acerca del destino post-mortem de las almas de las personas.
En el Antiguo Testamento figuran algunas muy vagas insinuaciones,
y muchas veces, incluso, mucha incertidumbre.
Porque Dios, todavía, en esa época, en esa fase de su plan de salvación,
no había revelado plenamente qué ocurriría con estas cosas.
Entonces, el Seno de Abraham era el lugar
hacia el que iban todos que morían en Dios;
o sea, obedeciendo la ley de Dios dentro del pacto israelita.
Y en otro lugar, inferior, en el seno de la Tierra,
en un lugar de tortura, de malestar,
en un lugar de sufrimiento y de tormento,
que no es exactamente el mismo tormento del lago de fuego,
pero que es un lugar en el que no reposarán en modo alguno,
estuvieron antes de Jesucristo las personas que desobedecían al mandato de Dios,
los "impíos", como la Biblia les llama claramente, ¿no?
los desobedientes, los rebeldes, los que optan por hacer lo que quieren,
y no lo que Dios demanda -ni siquiera buscan de lo que Dios demanda.
"Hacen la suya", como los argentinos decimos,
hacen lo que les viene en gana, lo que a ellos bien les parece.
Entonces: hay un Sheol, hay una morada de los muertos, un abismo, un infernus,
que es el lugar en el que las almas condenadas,
las almas que no obedecieron a Dios esperan por su sentencia al fin de los tiempos.
Los que mueren en Cristo, sus almas van a la presencia de Dios;
sus cuerpos, obviamente, quedan enterrados en el lugar que sus familiares dispongan, ¿no?
en el sitio en que ellos dispongan homenajearles.
Pero dice la Biblia, en Apocalipsis:
"Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor:
"descansarán de sus trabajos, porque sus buenas acciones siguen con ellos."
Entonces, hay conciencia,
hay un sentido de la identidad una vez que nos morimos:
absolutamente, no es el que tenemos ahora en la Tierra,
que tenemos nuestros cuerpos con nosotros,
pero las almas de los que mueren en el Señor
van a Su presencia: y lo saben.
Saben que están con Jesucristo.
No es lo mismo morir con Jesucristo, que morir sin el Señor.
De esto, bíblicamente, te puedo decir que tenés que estar absolutamente seguro.
Entonces, en la primera resurrección tendrán parte los santos, los cristianos,
los que sean raptados, antes de los siete años de Apocalipsis,
y los que se dejen matar por dar testimonio durante la época del Anticristo,
entre ellos, los 144 mil -
sin entrar en detalles polémicos,
los cuales ya hemos visto y desgranado hasta donde pudimos,
hasta donde la Biblia nos permitía hacerlo, por supuesto...
Pero de esa primera resurrección participan los santos;
la segunda resurrección es para juicio;
y, en cuanto a la "segunda muerte", - otro término que aparece en Apocalipsis -
se refiere específicamente, con eso, al infierno, al lago de fuego,
a esa Gehena, al infierno en sentido propio.
No en el sentido de "encierro subterráneo en espera de la condenación final",
sino directamente al lago de fuego,
a la Gehena, a ese basural que estaba en las afueras de Jerusalén,
el cual sirve a Jesucristo como símbolo de lo que será el sitio en el que
serán condenados eternamente, por los siglos de los siglos,
aquellos que opten por decir "no" a la cruz de Jesucristo,
y "no" a la misericordia y al plan de salvación de nuestro Dios.
Un misterio: las resurrecciones de Mateo 27: 51-54
Otro tema interesante es saber qué pasa en Mateo, cap. 27, versículos 51 al 54.
Simplemente, "lo dejo picando"...
Es una gran polémica teológica,
es un misterio que queda abierto.
Cuando Jesucristo muere, se abren las tumbas de Jerusalén,
y cuando Jesucristo resucita,
muchos de los que estaban en las tumbas,
los santos del Antiguo Pacto, salen y se aparecen a varios en la ciudad.
La pregunta es si los santos del Antiguo Pacto resucitan, junto a Jesús, todos,
y ellos se unen a Él - o sea si se trata de una resurrección definitiva -
o bien resucitaron al modo en que resucitó Lázaro,
o sea resucitaron temporariamente,
para dar testimonio del poder de Dios,
para luego, al cabo de los años, de los meses o de los días, volver a morirse.
Es esta una pregunta que, obviamente,
es un interrogante interesante, desde el punto de vista bíblico,
pero tiene que ver también con las dispensaciones.
¿Qué ocurrirá - esto es algo que ignoramos - qué ocurrirá con aquellos que murieron antes de venir Jesucristo?
Otra cosa que sí sabemos, por 1 de Pedro,
es que Jesús, al morir, fue a predicarles a quienes habían muerto antes de Él,
fue a anunciarles el mensaje de salvación,
a fin de que los santos del Antiguo Pacto también tuvieran un testimonio
de lo que Jesucristo es y representa para la vida de todos los hombres.
Los que mueren sin Cristo y en desobediencia,
van al Sheol o abismo (en latín, infernus),
en espera del Juicio del Trono Blanco.
"No hay paz para el impío". - Isaías 57:21.
Almas en pena = son demonios.
No son almas humanas.
La sucesión que establece la Biblia es la siguiente:
la muerte, y después el juicio. (Hebreos 9:27)
No hay limbo, ni purgatorio, ni "almas en pena"
Los justos que han muerto en Jesús resucitan en el Rapto de la Iglesia,
justo antes de que los creyentes vivos seamos raptados en cuerpo y alma.
A continuación, los siete años de Apocalipsis,
que forman la "última semana" de años de Daniel.
Mueren los 144 mil judíos por reconocer el señorío de Jesús
y negarse a recibir la marca del Anticristo
Al cabo de los siete años, los creyentes raptados junto a Jesucristo
volvemos desde cielo a la Tierra.
Batalla de Armagedón, y fin de esta era.
Resucitan los 144 mil, y reinamos con ellos durante mil años
Los pecadores sin Cristo (no arrepentidos), los incrédulos e impíos,
resucitan recién después de los mil años que pasan tras Armagedón
- Resucitan, y comparecen ante el Juicio del Trono Blanco.
Cada uno es juzgado según sus obras,
y quienes no estén anotados en el Libro de la Vida,
son arrojados vivos, junto a Satanás, en el Lago de Fuego
Resumen final
Entonces, pasando en limpio:
el infierno, el lago de fuego, es el lugar de castigo...
de juicio, en realidad: no de castigo.
El castigo sirve para enmendar a una persona,
es para que cambie de actitud,
o sea que ofrece la oportunidad de que la persona enderece su camino.
En cambio, juicio es directamente cuando se han agotado todas las instancias del castigo,
y cuando ya no hay misericordia,
cuando se acabó el tiempo de la misericordia y de las posibilidades de recibir el perdón de Dios:
eso es el juicio, y eso es el lago de fuego.
Es una doctrina clave,
es una doctrina importantísima.
¡De ninguna manera debemos los cristianos aceptar que alguien ponga en tela de juicio esta doctrina!
¡Y mucho menos, que lo haga con argumentos seudo-bíblicos!
Herramientas tenemos: la palabra de Dios es muy clara.
Y tengámoslo en cuenta nosotros, como creyentes,
a la hora de mirar a las personas que nos rodean.
Nosotros no somos quienes
para dictaminar, desde nuestro propio criterio,
cuál es el destino final de Fulano, Mengano, Zutano,
o de cualquier persona que haya partido, ¿no?
en su tiempo, hacia "el gran viaje eterno", por así decirlo.
Pero tiene que ser un incentivo y una conciencia muy clara para nosotros,
el saber que todos los días, a cada hora, a cada minuto y con cada segundo que pasa
hay personas que están dando ese gran paso
sin tener conciencia de lo que Jesucristo nos ofrece,
sin saber de la misericordia de Dios a cabalidad,
con toda plenitud, con podrían saberlo a través de nuestra palabra y de nuestro testimonio de vida.
Ese tiene que ser un incentivo para nosotros,
para no quedarnos de ninguna manera guardados en nuestras casas.
El tener en claro que todos los días, y a cada hora y a cada instante,
hay personas que están yendo directamente hacia una condenación segura.
Una condenación que será eterna,
que será la separación eterna, indeclinable, irreversible respecto de Dios,
y que será, como la Biblia dice con claridad,
un destino de tormento y de sufrimiento eterno.
Que nos sirva de conciencia a nosotros, como cristianos,
para jamás estarnos quietos.