Tip:
Highlight text to annotate it
X
Estamos en un momento de transición.
Un momento en el que el viejo sistema de medios está muriendo,
y está naciendo un nuevo sistema.
Una era en la que la cultura del espectador está dejando lugar a la cultura de la participación.
Donde una sociedad basada en un número pequeño de empresas que controlan las narraciones
está cediendo terreno antes un escenario de medios mucho más complejo;
en el que los ciudadanos comunes tienen la posibilidad de interrumpir el control de los medios,
y contar sus historias, de formas poderosamente nuevas.
HENRY JENKINS, Ph.D. Comparative Media Studies, MIT
Si retrocedemos miles de años en la historia humana,
veremos que los relatos más importantes fueron repetidos muchas veces alrededor del fuego.
Pertenecen a la niebla.
Al ingresar en el siglo XX, esas imágenes pertenecen en cambio a las empresas de medios,
que reclaman propiedad exclusiva sobre ellas.
En la era digital, lo que sucede es que el público toma los medios en sus manos.
y comienza a recuperar sus derechos para contar esos relatos.
El público toma los medios sin permiso de sus propietarios;
y está innovando, experimentando, recontextualizando...
está respondiendo a esas imágenes y relatos de forma novedosa.
Nosotros tomamos control sobre los medios mientras ingresan en nuestras vidas.
Y esa es la esencia de la cultura de la convergencia.
La cultura de la convergencia es un mundo en el que cada historia,
cada sonido, marca, imagen o relación
se juega en la mayor cantidad posible de canales.
Se construye tanto por decisiones tomadas por adolescentes en sus dormitorios,
como por las decisiones tomadas en las oficinas de las corporaciones.
Por lo tanto, la discusión se realiza on line o en Wikipedia,
y funciona como inteligencia colectiva.
Allí el grupo como un todo pone en juego conocimientos
en una forma más compleja que aquella en que lo haría un individuo aislado.
Estamos desarrollando tecnologías alrededor de la inteligencia colectiva
que nos permiten monitorear los datos generados por los gobiernos
en formas que antes no hubieran sido imposibles.
Podemos ver a activistas de los derechos humanos tomando videos grabados por torturadores
y reutilizarlos para atraer la atención del mundo sobre el tema de la tortura.
George Orwell imaginó un mundo en el que el Gran Hermano nos miraba.
Pero en cambio somos nosotros, con nuestras cámaras,
quienes miramos al Gran Hermano en cualquier momento del día.
Proyecto transmedia
En cualquier proyecto transmedia, la historia o experiencia
se despliega a través de una variedad de plataformas
No en forma redundante sino de forma complementaria.
De modo que cada plataforma contribuya con lo que mejor sabe hacer.
Hasta ahora, el entretenimiento popular ha sido el que mejor ha explotado estos principios.
Consideremos The Matrix: la historia se desarrolla a través de tres películas,
una docena de cortos animados, una veintena de cómics, tres videojuegos,
y continúa expandiéndose a medida que la audiencia se la apropia
y crea fan fictions o fan art, fan costumes o fan theatre.
La ventaja para los realizadores de documentales es que ya estamos representando el mundo.
La realidad ya es cross plataforma,
y la realidad es lo suficientemente compleja como para permitirnos tener
distintos personajes, distintas historias en diferentes plataformas.
Hasta ahora, el mayor éxito de narración transmedia de no-ficción es la campaña de Obama
Vemos a esta figura política, relativamente desconocida hace cuatro años
explotando en la escena nacional estadounidense,
explorando cada plataforma de nuevos medios disponible.
Redes sociales como Facebook y My Space
telefonía móvil para conectarse con los votantes
YouTube como plataforma para distribuir videos oficiales
además de permitir a los consumidores producir sus propios videos.
Un mundo gobernado por los principios de la cultura participativa
tiene el potencial de ser mucho más diverso
que un mundo controlado por un número reducido de productores de medios.
Mientras la gente común desarrolla la habilidad de relatar su historia
vemos emerger diferentes perspectivas, vemos a diferentes grupos ganar representación.
Vemos a grupos desafiar la imagen dominante construida por los medios.
Y el desafío para los que estamos preocupados por la justicia social
es asegurarnos de que estas herramientas lleguen a las manos de aquellos
que han sido los mas oprimidos y desposeídos para que sus historias sean escuchadas
para hacerlas circular.
Al expandir este poder para contar historias, tenemos la posibilidad de lograr que ellas
penetren en nuestra imaginación, que toquen nuestros corazones.
No vienen de la industria del entretenimiento sino de ciudadanos comunes
cuyas realidades nunca antes habían sido representadas.
Creo que esto es lo que entusiasma de nuestro presente en relación con los cambios en los medios.