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La industria textil se ocupa del proceso completo
de creación de productos de vestuario e industriales,
desde la extracción de las materias primas
hasta la distribución y venta.
El sector incluye la fabricación de fibras químicas,
el hilado, la producción de la ropa y los tejidos del hogar,
además de sus aplicaciones industriales.
La fuerte competencia llegada de los mercados asiáticos
y de otras economías emergentes
han obligado al sector a adaptarse a nuevos cambios,
haciendo del I+D y la innovación sus recursos estratégicos.
El diseño de nuevos materiales y sistemas de producción revolucionarios,
así como la optimización de los procesos de distribución,
se han convertido en la clave para el progreso de la industria.
Muestra de esta reestructuración del sector
es la aplicación de las tecnologías de la información,
que llevan una pieza desde la mesa de diseño
hasta la tienda en cuestión de días,
a la vez que la venta por Internet no para de crecer.
La realidad profesional del sector
se organiza en cuatro ámbitos de actividad:
El de las fibras químicas
se dedica a la producción de fibras no naturales
a partir de sintetizar petróleo o bien celulosa.
El ámbito del textil de cabecera
consiste en los procesos de hilatura, tejedura y de acabado,
que van desde la transformación de las fibras en hilos
hasta su conversión en un tejido,
pasando por el tratamiento químico o mecánico.
Las industrias de vestuario
están integradas por el punto y la confección,
y convierten el tejido en una pieza de ropa
o bien en género de punto, de cuero o de piel,
cortando y uniendo las piezas según un patrón.
La distribución y logística
comprende todo el entramado logístico de suministro,
transporte, almacenaje y distribución del producto ya confeccionado,
y podemos incluir la actividad relacionada con las compras
y la gestión de los nuevos procesos productivos modernos.
Si bien ésta no es una actividad propiamente integrada
en el proceso de producción,
su incidencia estratégica es tan importante
que podemos decir que forma parte de él.
En el sector encontramos oportunidades de trabajo
para todos los perfiles profesionales.
Los perfiles de mayor cualificación
encontraran un amplio abanico de ocupaciones
que se concentran en la gestión, la logística y la distribución,
el diseño del producto, el I+D y la investigación con nuevas tecnologías,
así que el perfil formativo solicitado es bastante amplio:
desde las ingenierías química e industrial relacionadas con el textil,
hasta la administración de empresas o la economía.
También perfiles con tareas creativas como el diseño
tienen sus respectivas líneas formativas superiores.
Los de menor cualificación, que concentran su interés
en las tareas operativas del proceso productivo,
también cubren un amplio espectro formativo:
desde la ESO, en las tareas más elementales de la producción,
hasta los títulos de FP relacionados con el patronaje y la moda
como el de Confección y Piel.
Si bien no se requiere otra formación complementaria,
hay valores como la experiencia, las aptitudes para el trabajo en grupo
o la versatilidad que pueden ser todavía más determinantes
a la hora de buscar trabajo.
Tener ideas innovadoras y creativas,
como los tejidos inteligentes
o nuevas formas personalizadas de llegar al consumidor,
es imprescindible a la hora de diferenciarse
y hacerse un lugar en este mercado.