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Traductor: Denise R Quivu Revisor: Sebastian Betti
Las computadoras de hoy son tan sorprendentes
que no nos damos cuenta de lo horribles que son realmente.
Hoy me gustaría hablarles de este problema,
y de cómo podemos solucionarlo con la ayuda de la neurociencia.
Para empezar, les llevaré de vuelta a una helada noche en Harlem en 2011
que me marcó profundamente.
Me encontraba en el típico bar cerca de la Universidad de Columbia,
donde me gradué en ciencias de la computación y neurociencia,
disfrutando de una conversación con un compañero
sobre el potencial de la hologramas de reemplazar algún día las computadoras.
Y justo cuando llegamos a la mejor parte de la conversación,
por supuesto, le llaman por teléfono.
Se lo acercó, lo miró y empezó a escribir.
Se esforzó por volver a mirarme y me dice:
"Sigue. Te escucho".
Pero, por supuesto, sus ojos distraídos
delataban que la conversación terminó.
Mientras tanto, al otro lado de la barra,
vi a otro estudiante con su teléfono,
esta vez mostrándolo a un grupo.
Eran fotos en Instagram
que hicieron que estos jóvenes se riesen en voz alta.
Y esa dicotomía entre mi malestar
y lo felices que eran ellos con la misma tecnología,
realmente me hizo pensar.
Y cuanto más pensaba en ello, más me daba cuenta
de que obviamente, lo malo no era la información digital
sino más bien el sistema de presentación
que me separaba de mi amigo pero conectaba a esos jóvenes.
Ya ven, ellos estaban reunidos en torno a algo,
igual que nuestros antepasados que desarrollaron sus habilidades sociales
contando historias alrededor de un fuego.
Y eso es exactamente lo que creo que deben hacer las herramientas,
ser una extensión de nuestro cuerpo.
Y creo que las computadoras de hoy están haciendo todo lo contrario.
Sea que envíen un correo a su esposa
sea que compongan una sinfonía o simplemente consuelen a un amigo
lo están haciendo casi de la misma manera,
encorvados sobre estos rectángulos,
tocando botones y menús y más rectángulos.
Y creo que no es la manera adecuada,
creo que podemos empezar a usar una máquina mucho más natural.
Debemos usar máquinas que traigan nuestro trabajo de vuelta al mundo.
Debemos usar máquinas que se basan en los principios de la neurociencia
para aumentar nuestros sentidos en lugar de restringirlos.
Ahora bien, da la casualidad de que tengo esa máquina.
Se llama Meta 2.
Vamos a probarla.
En frente puedo ver al público
y también mis propias manos.
Y en tres, dos, uno,
veremos aparecer un holograma,
un holograma muy realista que aparece ante mí,
expuesto en las gafas que llevo en la cabeza ahora mismo.
Por supuesto, podría ser cualquier cosa que compramos o estudiamos
y uso la manos
para moverlo suavemente con precisión.
Y creo que Iron Man estaría orgulloso.
Volveremos a esto más adelante.
(Aplausos)
Ahora bien, si están pensando como yo, su mente ya está imaginando
las posibilidades que ofrece este tipo de tecnología,
así que veamos algunas.
Mi madre es arquitecta,
así que lo primero que pensé
fue diseñar un edificio en 3D
en lugar de tener que usar estos planos en 2D.
De hecho está interactuando con algunos proyectos ahora mismo
y está seleccionando una decoración interior.
Todo esto se filmó con una cámara GoPro a través de nuestras gafas.
Este siguiente uso es algo muy personal,
el proyecto del cerebro transparente del Prof. Adam Gazzaley,
desarrollado en la UCSF.
Como estudiante de neurociencia,
siempre tuve la fantasía
de aprender y memorizar las complejas estructuras cerebrales
con una máquina real,
para tocar y jugar con las diversas estructuras cerebrales.
Lo que están viendo se llama realidad aumentada,
pero, para mí, es parte de una historia mucho más importante:
la historia de cómo podemos empezar a transformar los dispositivos digitales
en una extensión del cuerpo y no al revés.
Y bien,
creo que en los próximos años, la humanidad se enfrentará a un cambio.
Empezaremos a solapar toda una gama de información digital en el mundo real.
Imaginen por un momento qué podría significar esto
para los narradores, pintores, neurocirujanos, decoradores,
y quizá para quienes estamos aquí hoy.
Creo que como comunidad tenemos que tratar de hacer un esfuerzo
e imaginar cómo podemos crear esta nueva realidad
para que enriquezca la experiencia humana,
en lugar de hacer que nuestra realidad
se parezca más bien a un juego o la saturemos con información digital.
Esto es lo que me apasiona.
Ahora quiero contarles un pequeño secreto.
En unos cinco años
--este no es el dispositivo más pequeño--
todo esto se verá reducido a una tira por encima de los ojos
que proyectará los hologramas.
Y al igual que no nos importa el teléfono que compramos
en términos del hardware
--lo compramos por el sistema operativo--
como neurólogo siempre soñé
con crear un sistema operativo mental.
Y es muy, muy importante que lo hagamos bien,
ya que podríamos vivir dentro de estas cosas
al menos del mismo modo que convivimos con la interfaz gráfica de Windows.
Y yo no sé Uds., pero a mí me asusta vivir dentro de Windows.
(Risas)
Para aislar la única interfaz más intuitiva de todas las posibles
usamos la neurociencia para guiarnos en el diseño
en lugar de dejar
que lo decida un grupo de diseñadores en una sala de reuniones.
Y nos basamos en el principio llamado la "vía neuronal de menor resistencia".
A cada paso, estamos conectando el iOS del cerebro con nuestro cerebro
y, por primera vez, tal como lo dicta el cerebro.
En otras palabras,
tratamos de crear un equipo cuyo uso no necesite ningún aprendizaje.
Estamos construyendo un sistema que siempre supieron usar.
Aquí están las primeras tres directrices que empleamos para diseñar,
para estrenar una experiencia completamente nueva para el usuario.
Primera, Uds. son el sistema operativo.
Los sistemas de archivado tradicionales son complejos y abstractos,
y requieren de pasos intermedios para su decodificación.
Es una forma de ir en contra de la vía neuronal de menor resistencia.
Mientras tanto, en la realidad virtual,
pueden por supuesto insertar su panel holográfico de TED aquí,
y su correo electrónico holográfico en el otro lado de la mesa,
de modo que su memoria espacial pueda recuperarlos sin problema.
Pueden también guardar el holograma del auto Tesla que desean comprar
o el modelo que mis abogados me dijeron que pusiera antes de la charla.
(Risas)
Perfecto. Y su cerebro sabe exactamente cómo recuperarlos.
La segunda pauta de la interfaz se llama "tocar para ver".
¿Qué hacen los bebés cuando ven algo que les llama la atención?
Tratan de alcanzarlo y tocarlo.
Y así es exactamente cómo debería funcionar la máquina natural también.
Resulta que el sistema visual es considerablemente estimulado
por el sentido de la propiocepción,
la sensación que nuestro cuerpo tiene en el espacio.
Por lo tanto, al tocar nuestro trabajo, no nos limitaremos a manejarlo mejor,
sino también a entenderlo en más profundidad.
Por lo tanto, tocar para ver.
Pero no basta con solo experimentar cosas nosotros mismos.
Somos primates sociales por naturaleza.
Y esto me lleva a la tercera directriz,
del fuego holográfico de nuestra primera historia.
Nuestro subsistema de neuronas espejo sugiere
que podemos interactuar entre nosotros y con nuestro trabajo mucho mejor
si podemos observar la cara y las manos de nuestro interlocutor en 3D.
Así que si miramos el video en la pantalla
pueden ver dos usuarios de Meta 2 usar el mismo holograma,
que hacen contacto visual, conectados con esto,
en vez de distraerse con dispositivos externos.
Sigamos y volvamos a probarlo pensando en la neurociencia.
Una vez más, nuestra interfaz preferida, el sistema operativo de la mente.
Iré un paso más allá
y tomaré este par de lentes
para dejarlo aquí en la mesa.
Sigo con Uds., estoy presente en el momento, estamos conectados.
Mi memoria espacial entra en acción
y puedo seguir adelante y agarrarlo, y traerlo de vuelta aquí,
mientras recuerdo que yo soy el sistema operativo.
Y ahora mi propiocepción está trabajando,
y puedo seguir y descomponer estas lentes en mil partes
y tocar el mismo sensor que está escaneando mi mano.
Pero no es suficiente ver las cosas solo,
por lo que en un segundo, mi socio Ray hará una llamada en 3D.
¿Ray?
(Timbre)
Hola Ray, ¿cómo te va?
Chicos, puedo verlo delante de mí en 3D.
Y es foto-realista.
(Aplausos)
Gracias.
Mi subsistema de neuronas espejo sugiere que esto va a reemplazar a los teléfonos
muy pronto.
Ray, ¿cómo te va?
Ray: Bien. Estamos en directo hoy.
(Aplausos)
MG: Ray, ¿no le haces un regalo al público?
¿El cerebro holográfico que vimos en el video anterior?
Chicos, esta tecnología no solo cambiará a los teléfonos
sino también nuestra forma de colaborar.
Muchas gracias.
Gracias, Ray.
Ray: De nada.
(Aplausos)
MG: Así que amigos, este es el mensaje que descubrí en aquel bar en 2011:
El futuro de la informática no está encerrado detrás de estas pantallas.
sino aquí, dentro de nosotros.
(Aplausos)
Así que si hay una idea que quiero difundir hoy aquí,
es que la máquina natural no es una ficción del futuro,
está aquí en 2016.
Es por eso que cientos de nosotros en Meta,
incluyendo el personal administrativo,
los ejecutivos, los diseñadores, los ingenieros,
antes de TED 2017,
tiraremos los monitores externos
y los reemplazaremos por máquinas mucho más reales y naturales.
Muchas gracias.
(Aplausos)
Muchas gracias, de verdad.
Gracias, chicos.
Chris Anderson: Aclárame una cosa,
ya que ha habido unas cuantas demostraciones de realidad virtual
en el último año, más o menos por ahí.
Y a veces hay un debate entre tecnólogos
sobre si realmente vemos cosas reales en la pantalla...
Está el tema del campo de visión,
ya que la tecnología muestra una vista mejorada
de lo que en realidad se vería usando las gafas.
¿Vimos el modelo real antes?
MG: Por supuesto.
No solo eso,
tomamos medidas adicionales para filmar con una GoPro a través de la lente real
en los diversos videos que acaban de ver.
Queríamos tratar de simular la experiencia del mundo
que estamos viendo realmente a través de estas gafas y sin cortar nada.
CA: Muchas gracias por la demostración.
MG: Muchas gracias, muy agradecido.