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LA CHICA DEL PUENTE
- Adelante Adèle, cuéntenos. - Pues...
- Tengo... - Tiene 22 años...
No, los cumpliré dentro de dos meses.
Y dejó de estudiar muy joven porque quería empezar a trabajar. ¿Es así?
Sí, pero no fue para trabajar, sino porque conocí a alguien.
Me apetecía estar con éI, por eso me fui de casa.
Prefería vivir con éI que con mis padres, y al conocerle, aproveché...
la oportunidad.
- ¿Era una necesidad de libertad? - No sé. Lo hice para acostarme...
con éI, porque cuando era más joven creía que la vida empezaba el día...
que hacías el amor, y que antes no eres nada. Era el primero que me...
Io proponía y me marché con éI para estar juntos y empezar mi vida.
El problema fue que no tuve un buen comienzo.
¿No se Ilevaba bien con éI? ¿Por qué no tuvo un buen comienzo?
Porque conmigo siempre es así, empieza mal y termina peor.
Nunca acierto cuando elijo un número. ¿Ha visto esos papeles...
en espiral para atraer moscas? Yo soy igual. Atraigo las historias...
cutres que pasan a mi lado. Creo que hay gente así, que son como un...
imán para aliviar a los demás.
Nunca acierto cuando elijo un número.
Todo Io que intento o toco se convierte en una putada.
- ¿Cómo se Io explica, Adèle? - La mala suerte no se explica...
es igual que el oído musical, se tiene o no se tiene.
- ¿Qué pasó con ese chico? - ¿Con cuáI?
El primero, con el que se fue. ¿Llegaron a hacerlo?
- Sí, Io hicimos. - Pero le decepcionó.
No. Y ahí está el problema, porque si no me hubiese gustado, no estaría...
donde estoy. La primera vez no estábamos muy cómodos.
La primera vez nunca es fácil. No estaba cómoda porque ambos eran...
- Muy jóvenes. - No, porque eran los servicios de...
una gasolinera y no es muy práctico. ¿Lo ha intentado usted?
- No. - Es complicado. Sobre todo en las...
autopistas. Fue idea mía hacer dedo, porque creía que las historias de...
amor siempre ocurrían al lado del mar. Estaba equivocada, pero...
es normal, porque nunca he tenido buenas ideas.
Siempre me pasa igual, enseguida me embalo, no pienso, es un defecto.
Menos mal que me recogieron, porque hubiese sido capaz de...
- Tirarme debajo de un camión. - ¿Quién la recogió?
No se Io puedo decir porque estaba casado, un psicóIogo. Se dio...
cuenta enseguida de que tenía una "depre" de la leche. Hizo Io que...
pudo para levantarme la moral. Se desvivió tanto que creí que me...
había quedado embarazada. Por fortuna, sóIo era apendicitis.
Por fortuna, por decir algo, porque con el anestesista tampoco tuve...
- Mucha suerte. - ¿Tuvo problemas con éI?
No, era encantador, y parecía tan enamorado que le hubiera seguido...
hasta el fin del mundo, pero sóIo fuimos hasta Limoges.
Es curioso, ¿no? Cómo la gente puede parecer colada por ti...
cuando no Io está. Debe de ser fácil fingirlo.
Me decía que le hacía el mismo efecto que un cointreau.
Pero se cansó rápido del cointreau y se fue a Ilamar por teléfono.
- ¿A quién? - No Io supe porque desapareció.
Estábamos en un restaurante, y yo no sabía que había otra salida, y...
me quedé esperando hasta que cerraron.
El dueño vivía encima. Olía un poco a fritura, pero tenía las manos...
delicadas y suaves. Las manos engañan, te hacen creer cualquier...
cosa. Así es como empecé a trabajar. Me contrató de relaciones...
públicas en su restaurante.
- ¿En qué consistía su trabajo? - AI principio, tenía que recibir...
y sonreír a todo el mundo... No me daría un infarto con ese trabajo...
pero una sonríe y la gente se equivoca, y en Limoges hay...
tantos hombres que se sienten solos... Desde fuera no te das...
cuenta. El juez me dijo que era una de las zonas de Francia con más...
- Personas deprimidas. - ¿Qué juez, Adèle?
El que se encargó de mi caso cuando cerró el restaurante, por el tema de...
las relaciones públicas. ÉI también era depresivo.
Pero fue igual, tampoco se ocupó de mí mucho tiempo. Ni 15 minutos.
En una habitación de hotel, sin almohada, sin tele, sin cortinas...
Creo que no era mala persona. Al verme los ojos rojos de tanto Ilorar...
me ofreció su pañuelo y se marchó.
Quizá no me merezca nada mejor. Debe de estar escrito en algún sitio.
Hay gente que ha nacido para ser feliz, y a mí todos los días de mi...
vida me han engañado.
Todo Io que me prometieron me Io creí, pero nunca conseguí nada.
No sé hacer nada, no le importo a nadie, no soy feliz, ni realmente...
desgraciada, porque seguro que Io eres cuando has perdido algo.
Pero nunca he tenido nada mío, sóIo mi mala suerte.
¿Cómo se imagina el futuro, Adèle?
No Io he pensado.
Cuando era pequeña, sóIo deseaba crecer.
Quería que sucediera deprisa.
Pero ahora no sé para qué ha servido todo esto, no Io sé.
Hacerme mayor...
El futuro es como una sala de espera, como una gran estación...
con bancos y corrientes de aire, y tras los cristales gente que pasa...
corriendo. Sin verme, tienen prisa. Cogen trenes o taxis. Tienen un...
sitio adonde ir, alguien con quien encontrarse...
Y yo me quedo sentada, esperando.
¿Qué espera, Adèle?
Que me ocurra algo.
Parece usted una chica a punto de hacer una estupidez.
- No, estoy bien. - Ya, creo que está desesperada.
- Si usted Io cree. - ¿A qué está jugando, a cara o cruz?
- ¿A quién quiere impresionar? - A nadie, nunca Io he hecho.
- No voy a empezar a hacerlo hoy. - ¿Qué edad tiene para estar tan...
triste? ¿Padece alguna enfermedad? ¿Le falta un riñón, el hígado, una...
- Pierna? - No, me falta sóIo un poco de valor...
- Porque temo que esté helada. - ¡Claro que está helada! ¿Es que...
cree que la calientan?
- No tengo que pensarlo. - No, piense en cosas divertidas.
- Le ayudará a saltar. - No será fácil. Las cosas divertidas...
no son mi especialidad. Por eso estoy aquí.
Creo que algo se va a desperdiciar y no Io aguanto.
- ¿Qué se va a desperdiciar? - Usted. No se tira una bombilla...
- Que aún da luz. - La bombilla se fundió hace tiempo.
- Me deprime. - ¡Váyase, yo no le he pedido nada!
¡Estoy en las úItimas! ¿No Io entiende?
¿En las úItimas? Mírese, apenas está empezando. Tiene una mala racha...
- Nada más. - La tengo desde que nací. Llevo...
puesta la etiqueta "catástrofe". No se quita.
¿Y cree que se quitará con agua? Es su primer intento, ¿verdad?
Sí, no me paso la vida en los puentes.
- Yo sí. - ¿Por qué? ¿También quiere saltar?
No. Yo contrato gente.
- ¿Contrata... a quién? - Asistentes, mujeres que no tienen...
nada que perder. Así me gano la vida. Las encuentro aquí, o en los...
tejados. Pero eso es en primavera, en invierno prefieren los puentes.
- ¿Como yo? - No como usted. Ellas tienen...
grietas por todas partes. Están de vuelta de todo.
- ¿Y qué hace con ellas? - A veces las pierdo, depende.
Es cuestión de equilibrio.
Después de los 40 años, el lanzamiento de cuchillos es...
aleatorio. Por eso contrato en los puentes, me gusta ayudar.
Si quiere realmente matarse, puedo contratarla y probar.
No, gracias, me las arreglaré sola.
Dentro de una semana seguirá aquí mirándose la punta de los zapatos.
¿Cree que me va a engañar con su charlatanería? ¿Con sus...
propuestas, sus pruebas y sus trampas? Una chica hecha una...
mierda agarrada a una barandilla, y cree tenerlo fácil. Que dándole la...
- Mano se la puede cepillar. - ¡ No diga eso! Nunca me acuesto...
- Con mis dianas. - Es su problema. No me trago los...
- Cuentos de hadas, gracias. - Vale, si quiere saltar, salte.
Y después, ¿qué habrá conseguido?
Ya Io veré.
¿Cómo puede ser tan gilipollas?
- ¡Venga, señor, respire! - ¡ No tengo ganas de respirar!
- ¿Cómo se Io tengo que decir? - ¿Recuerda su nombre?
- ¿Cuántos dedos ve? - ¡Paso de sus dedos!
- ¡Tiene hipotermia, respire! - No la tengo, estoy inmunizado.
- 3,42. - ¿Qué?
3 minutos, 42. Barcelona 1974. Récord de Europa, ¡soy yo!
- ¡ No se mueva, señor! - ¿Por qué saltó?
¿Qué ha dicho?
Que quiere donar su cuerpo a la ciencia.
No la tome en serio, bromea. Tiene un carácter muy alegre.
- Sí, soy su madre. - ¿Usted la rescató?
Estaba muy oscuro. ¿Quién sabe quien rescató a quien?
- ¿Es nuevo? - Llevo dos meses.
¡Pida el traslado, aquí están todos chalados!
- ¿De qué puente vienen? - De una pasarela cerca de Viscaine.
- ¿Y usted? - Solferino. ¿Es esquizofrénico?
- Maníaco depresivo. - ¿Es su primer salto?
Con ella sí. Mírela, sinceramente, ¿con esos ojos y ese culo usted...
- Se tiraría al agua? - No tiene nada que ver. Depende...
- Del contexto. - ¿De qué contexto? En su caso...
puede ser normal, pero ella... ¡ Fíjese en su tristeza, no le pega!
- ¿Sería mucho pedir que sonría? - ¿Cree que es el momento?
Es el mejor momento, debería estar en una nevera con una etiqueta en...
- Un pie. - De todas formas, ya Io sabía.
- Sabía, ¿el qué? - Que fallaría. No soy capaz de...
hacer nada bien, ni siquiera ahogarme. Siempre he sido así.
Ahora suenan violines, y Iloramos un rato...
- No se desmoralice, ya Io conseguirá. - No vale la pena insistir. Nunca...
- Tengo suerte, ésta es la prueba. - Pero, ¿qué prueba? ¿Qué suerte?
- ¡Vámonos! - Tiene que calentarse, no está bien.
La suerte, qué piensa... ¿que se pilla mirando al cielo como la gripe?
Hay que creer en ella, quererla, hay que mover el culo. La suerte hay...
- Que ir a buscarla. - ¿Buscarla dónde? Nunca la he...
- Tenido, no sé a qué se parece. - ¿Quiere saber cómo es?
¡Señores! ¿Adónde van?
¡Deme azúcar! ¡Azúcar, tres!
- ¿Le gusta? Si gana es suyo. - Si gano... ¿qué?
- O suyo. ¿Tiene ganas de creer? - ¿En qué?
- En la suerte. ¿Cree en ella? - Bueno...
¿Cómo que bueno? Debe saber Io que quiere, si no váyase a casa.
- Tengo guardia. - Concéntrese en el azúcar.
Nada más, como si su vida dependiese de ello.
Cuidado.
Dos contra uno. SóIo es el principio.
- ¿Qué le parece? - Se mueve un poco, por la pulsera.
- No, ¿está o no disponible? - Tanto que estoy mareada.
- ¡Es alucinante! - Le daré el 25 por ciento, ¿vale?
- Sí, gracias. - De nada.
- ¿El 25 por ciento de qué? - De Io que yo gane. Varía según...
la noche. A veces hay buenas sorpresas. ¿Tiene enfermedades...
congénitas, alergias, prótesis, trastornos auditivos?
No, soy normal, salvo el ojo derecho, veo menos que con el izquierdo.
No importa, cuanto menos vea, menos miedo tendrá.
- ¿Sabe su grupo sanguíneo? - AB, ¿por qué?
Por si hay accidentes. Si la hemorragia se coge a tiempo, se...
pueden evitar males mayores. ¿Lleva su pasaporte encima?
- Y ésta también. - ¿Qué Ileva ahí, está de mudanza?
- ¿Eso es Io que lanza? - ¿Creía que lanzaba cucharillas?
Coche 12. Cuidado con el baúI, por favor.
- ¿Qué pasa, un bajón? - No me Io imaginaba así.
- ¿No? - Se puede matar a alguien con eso.
Puedes matar a alguien con cualquier cosa: un palillo, un...
- Imperdible, las apariencias engañan. - ¿Está bromeando? Eso asusta.
¿Asusta? Creía que estaba en las úItimas, y todo le daba igual.
- ¿Qué le pasa? - No Io sé. No he tenido tiempo de...
- Pensarlo. - Míreme. ¿Le doy miedo?
- Sinceramente, no sé, depende. - ¿De qué?
Con esos cuchillos no se puede decir que parezca un ángel.
¡ Mire! ¿Le da miedo mi mano? ¿La ve moverse?
¿Temblar?
En cualquier caso, no importa el lanzador, sino la diana.
No sé por qué, pero creo que tiene un talento excepcional. En serio.
¿Con una demostración se quedaría más tranquila?
- ¿Qué? ¿Qué pasa? - ¡Pare, me ha dado!
Claro, está muy tensa. Ha quedado demasiado cerca.
- Ha agujereado mi abrigo. - Adonde vamos no Io necesitará.
- Siempre hace buen tiempo. - Con dos o tres cuchillos en el...
abdomen, que haga buen o mal tiempo...
Dejémoslo claro. Jamás he alcanzado a nadie en el abdomen.
- Vale, pero no saldrá bien, no puedo. - ¿Por qué? ¿Tiene otros proyectos?
- ¿Válium? ¿Una pistola? - No, pero no veo claro su número.
Confíe en mí.
Por favor.
Con su físico y mi oficio les engañaremos a todos.
¿A quién engañaremos?
- Billete, por favor. - Abrigo, bolsillo izquierdo.
- Está molestando a los pasajeros. - Y usted a las lumbares con estos...
asientos de mierda. Son blandos.
Es irrompible, y sumergible hasta 250 metros.
- ¿Practicas el buceo? - Soy principiante. Empecé ayer por...
- La noche, a poca profundidad. - La primera vez no tienes que forzar.
Hay que ir con cuidado, gradualmente.
- ¿Crees en la suerte? - Sí.
- ¿Por qué? - Porque tienes unos pechos en los...
que dan ganas de acurrucarse, y presiento que va a ocurrir algo.
- ¿Como qué? - Algo suave, caliente, que me va...
a reanimar. Porque tengo taquicardia, y dentro de 30...
segundos me voy a desmayar de Io que te deseo.
- ¡Ocupado! - ¿Qué está haciendo?
¡Abra la puerta! ¡Está metiendo la pata otra vez, hasta el fondo!
- ¿Ya han acabado? - ¡ No!
- Disculpe señor, ¿me permite? - No han terminado, usando...
- Condones se tarda un poco más. - Disculpe.
Si es que se Io pone...
- ¿Se Io ha puesto? - ¿El qué?
¿En qué está pensando? Cuando se encierra el lavabo con el primero...
que ve, ¿qué le pone? ¿Tapones, protector dental?
No es el primero que he visto, es que tenía taquicardia.
- ¿Y qué? - El corazón le latía demasiado...
deprisa, y a mí también. Tenía ganas de que alguien me abrazase.
Necesitaba un poco de ternura, y vale, quizá me embalé un poco.
- Yo tampoco Io pensé. - Está claro, están hechos el uno...
para el otro. Juntos no tendrán nunca una hemorragia cerebral.
Es culpa mía. Sé que esto no soluciona nada, sóIo rellena grietas.
- ¿Qué grietas? - ¿No ve que está Ilena de grietas?
No, está bien, gracias. Vaya a rellenar a otro sitio.
- Pero, ¿quién es usted? - Un hada, ¿no se me nota?
- Todavía no estoy acostumbrada. - ¿A qué?
A decir no. Me tengo que controlar.
Es como los que quieren dejar de fumar, la primera semana es la...
más dura. Después no piensas en ello.
- Sí, debería probar con chicle. - No sé, no Io consigo.
Con los chicos me pasa Io mismo que con la ropa bonita.
Tengo ganas de probarlos a todos.
- ¿Cree que no soy normal? - Como todos, sóIo necesita...
- Orientación. - Pero, ¿hacia dónde? Tengo la...
sensación de que siempre escogeré el camino equivocado.
No hay camino equivocado, sóIo malos encuentros.
Haré alguien de usted, ¿Io entiende?
Una persona que se ría. Para la que todo sea fácil. Quiero que sea...
Cenicienta, Fara Diva, la reina de la noche.
¿Y durante el día?
¿Le gusta? Si quiere conocerle, el lavabo está por allí, a la derecha.
- Me ha sonreído, y yo soy educada. - Y como es tan educada, siempre...
- Acaba en la "piltra", ¿verdad? - Usted ve el mal en todo.
En todo no. Querría que se pusiera un poco más derecha. Meta los...
riñones, los hombros hacia atrás, barbilla desafiante, y la expresión...
- Decidida. - ¿Decidida a qué?
A conmover, esta noche el público tiene que enamorarse de usted.
Deben sentir un nudo en el estómago cuando lance el primer cuchillo.
No sufra, en cuanto le vean se quedarán totalmente paralizados.
Píntese el contorno del ojo en ***. Le dará una mirada inquietante...
- Algo trágico, siempre gusta. - ¿No le parezco bastante trágica así?
- No hace falta exagerar. - Elija uno. ¿CuáI de los tres?
El de la derecha.
Cuando usted quiere creer, cree.
Por favor.
Tiene que dejarme su tarjeta de crédito, señor.
- Para pagar. - Pagaré en efectivo, mañana.
- Lo siento mucho, señor, pero... - ¡Dígame! ¿Cree que me voy a...
escapar por la ventana con todo esto?
Hola, Gabor, ¿qué tal?
Hola, Gabor, me alegro de verte.
Madame Masillié, nacida en Nimes, 1907, tuvo 69 hijos en 27 veces...
16 veces gemelos, 7 veces trillizos, 4 veces cuatrillizos.
¿Cómo Io haces?
- ¿Dónde está Kusack? - Está ocupado. ¿Por qué?
- Para saber detrás de quien salgo. - ¿Usted es...?
Gabor, cuchillos.
Se enfrentó al americano León Speeds, en Chicago, Illinois.
- No tengo cuchillos. - Yo sí, ¿dónde está mi camerino?
¡Sr. Kusack! ¿Hemos programado cuchillos?
- No, ¡nunca! - Perdón.
¿Pero qué está haciendo aquí? No le hemos Ilamado.
¿Bromea? He cancelado dos galas en Oslo para estar aquí.
El Sr. Jarguee se encargó personalmente de la programación.
¡ No hay cuchillos, sóIo presentamos números nuevos!
Por eso he venido. Mi número es...
- Totalmente nuevo. - ¿Lanzar cuchillos? ¿Dónde está...
Io nuevo?
- Los lanzo a ciegas. - ¿A ciegas?
A ciegas.
- ¡ Lanza a ciegas! - Dice que lanza a ciegas.
- A ciegas, riesgo máximo. - Muy bien, es interesante.
- Está de acuerdo. - Irá después del contorsionista.
Imposible, nunca después de un número mudo.
Necesito una sábana de dos por dos.
- ¿Tienes un número? - No, soy la diana.
- ¿Va usted a hacer eso con Gabor? - Hacer, ¿qué?
Su número. ¡ No es lanzamiento de cuchillos, es acupuntura!
Sobre todo a ciegas. Tiene un cuerpo espléndido, ¿por qué quiere que se...
Io despedacen?
Pues...
La Estatua de la Libertad tiene 46 metros de altura.
- ¡ No, 71! - Tiene 71 metros con la base. Sin...
- Ella, 46. - ¿Capacidad de la cabeza?
¡Gabor!
- ¿Irene? - ¿Qué haces aquí? No me dijeron...
- Que estarías. - Pues sí.
Vuelves a trabajar en Francia. ¿Ya no vives en Glasgow?
- Ya no. - Has cambiado. Es tu mirada.
No sé... Creía que jamás volvería a verte.
- Y yo. - AI principio te busqué por todas...
partes. De ciudad en ciudad, incluso en Madrid, me habían dicho que...
actuabas en el Victoria.
Durante meses paré a hombres que se parecían a ti en la calle, y luego...
tomé tranquilizantes. Me casé dos... tres veces. Se me olvida.
¿Te acuerdas de tu teoría de la suerte?
Me decías que la suerte no se tiene, sino que se fabrica.
- Tu suerte fue que yo me marchara. - Eché de menos tus manos.
- Me conocían tan bien. ¡Tócame! - ¡ No!
Para decirme adiós, sóIo una vez.
Lo siento, pero, ¿qué significa a ciegas?
Que los vamos a impresionar.
Los hombros hacia atrás, la barbilla hacia arriba.
¿Quién era la de las plumas, su mujer?
- Separa los pies. Bien. - ¿A ella le dio suerte?
No. La salvé, era la mujer cañón. La lanzaban a 100 metros. Un día...
la trayectoria se desvió, y me cayó encima. Sin mí habría muerto.
Igual que yo, ¿salva a todo el mundo?
- No, no es igual que usted. - ¿Cómo Io hace a ciegas? ¿Cierra...
- Ios ojos? - No, póngase recta y respire hondo.
- Lo demás es asunto mío. - Pero, ¿Io ha hecho antes?
No del todo. No tenía diana, la estaba esperando.
- ¿Pero qué le he hecho? - Me inspira, creo en su suerte.
Hay algo en usted como una herradura, un trébol de cuatro hojas.
Pero si no me cree, allí está la salida. No se Io echaré en cara.
- ¿En qué mano? - Ve, basta con creer. ¡Póngaselo!
Si hay que morir, que sea con lujo.
Yo te he dado todos mis sueños...
toda la vida que tenía.
Tú, amor mío, sabes Io que es la amistad.
- Adelante. - Y eso debemos darnos.
¿Quién te quitará tus sueños?
¿Quién bendecirá tu alma otro día más?
Lo que nunca pudo separarnos se marchó.
Se aleja de nosotros.
Por favor, no te pongas demasiado cerca de mí.
¿Acaso no oyes mi corazón?
Quédate mi calor, y apóyate en mí.
Cuando estemos separados.
¡Déjeme ver!
- ¿Está bien? - Sí, estoy bien.
- Está un poco pálido, ¿es la tensión? - Por un momento la noté inquieta...
desconfiada, me puse nervioso.
¿Le ha pasado alguna vez sentir miedo y placer a la vez?
- Sí. - ¿Cuándo?
- Esta noche. - Y, ¿le ha gustado?
- Evidentemente. - ¡Evidentemente!
- ¿Cómo? - Nada.
Sí hay algo que querría pedirle. ¿Sería mucho pedir que sonría...
de vez en cuando?
¡Otra vez, venga!
- ¡Sí! - Muy bien, genial.
- ¡ No quiero cheque, efectivo! - ¿Podría hacer el mismo número...
mañana por la noche en San Remo, con la misma chica?
- ¿A quién quiere, a ella o a mí? - A los dos.
¡ He ganado, he ganado!
Estaba en la sala cuando lanzaba los cuchillos. Sentí como se encendía...
mi cuerpo, estaba ardiendo. Hubiera deseado que me atravesara.
Tiene tanto magnetismo en la mirada. ¿Sabe hipnotizar?
Tengo tantas ganas de que me hipnotice.
- ¿Qué mano? - Ésta.
- Lo siento, perdió. - Disculpe.
- ¿Va todo bien? - ¿Qué?
¿Necesitan algo? ¿Bebida, Kleenex?
- ¿Qué quiere? - Comprobar una cosa. Diga un...
- Número sin pensar. - ¡Treinta!
- Usted no, usted. - ¡Cero!
Tome, la paga de esta noche. Apuéstela al cero.
- ¿Ahora? - Sí, me gustaría.
Volverá dentro de un cuarto de hora. ¿Aguantará?
- ¿Qué le parece? - Nada. Cuidado con los deportistas...
la mayoría son retrasados, y casi todos la tienen pequeña.
- La decepcionarían. - ¿Cómo Io sabe, hace deporte?
Lo dejé a tiempo.
SALAS DE JUEGO
Adelante, poco a poco. Pero sobre todo nunca pequeñas apuestas.
Si duda, apueste por el de los vecinos.
- ¿Qué vecinos? - Los de su número. No piense en...
nada más, como si fuese su hermano, o su único amigo.
- ¿Por qué no entra usted? - Lo tengo prohibido.
- ¿Qué tiene prohibido? - Jugar en el casino, y además...
si no la he agujereado antes es porque tiene buena estrella, y...
yo también gracias a usted.
- ¿Mitad y mitad? - Descontando los gastos del hotel.
- ¡ Hagan juego! - ¡Siete!
Cinco, ocho y ocho, once.
- Siete, tres, seis. - Cuidado, siete, tres, seis.
¡ No va más!
- ¡ No, eso no! - ¿Una copa, señor?
- ¡Cero! - ¿Lo ve?
Nadie en este número. La banca gana.
- Mala suerte. - No es asunto suyo.
Adelante, vamos allá.
Con calma.
Así... con calma.
Con calma. Lo vamos a conseguir.
- ¡Cero! - ¡Sí!
- La cuenta, señor. - No tengo pasta. Nada de nada.
Se Io he dado todo. ¡Salud!
¡Cero!
¡Cero!
¡Cero!
¿Qué puedo comprar con todo esto, un barco, una casa...?
Cómprese unas aletas, con su manía de tirarse al agua, le serán útiles.
- Tome, quiero devolverle esto. - ¿Por qué, vuelve a París?
- En su opinión, ¿cuánto vale? - Pues así, nada.
¿Quiere saber la verdad? Le conté una mentira.
La suerte la vi pasar a menudo, pero siempre de lejos. Era de los demás.
- A mí me faltaba un trozo. - ¿Qué trozo?
Nos esperan mañana en Italia. ¿Le interesa?
- No le va a encontrar. - ¿A quién?
¡AI contorsionista! Le dije un cuarto de hora.
- ¿Qué número le gusta? - El 32, ¿no? ¡Para variar!
¿Puedo pedirle que deje de mirarme así?
No puede ser así. Tenemos que estar unidos, si no, no funciona.
¡ Unidos! Ya está bien, ¿sabe qué hora es? Ganará más mañana.
¿Cómo sabe si mañana no se irá igual que vino? No estamos...
vacunados. Temo que todo cambie, no estoy tranquila.
- ¿Usted está tranquilo? ¡ Le da igual! - No Io sé, busco un taxi.
¿Quiere asegurarse de que todavía funciona?
¡El úItimo billete de la tómbola que trae la suerte! ¿Cuánto me da?
- Ten, una prueba, la tómbola. - ¡Atentos, atentos todos!
Estamos a punto de decir el número...
¡El número 154!
- He ganado. - ¡ Ha ganado este coche, un 1.800...
completamente descapotable!
¡Esperen, esperen!
¡Adiós!
- Me equivoqué. - ¿En qué?
Usted no es una herradura, es el caballo entero.
¿Cree que la suerte sóIo es eso? Ganar a la lotería, ganar coches...
elegir un número... Tiene que haber algo más, ¿no?
- Evidentemente. - Pero, ¿qué?
- Yo no sé Io que es. - Pero el experto es usted, no yo.
Yo no soy ningún experto, soy interino. Y ya sabe que la suerte...
sóIo es cuestión de vida o muerte. ¿Qué pasa, no me cree?
¿Y ahora?
- ¿Qué hace? - Una prueba.
¿Cómo Io ha hecho, no Io he visto bien?
- ¡ Hagan juego! - ¡ No va más!
- ¿Y las curvas? - ¿Qué curvas?
- ¿Qué? - ¿Estamos vivos?
- No, ¿no nota que subimos al cielo? - No me Io imaginaba así.
Es que a esta hora está todo cerrado.
- ¿Ha encontrado a mi sustituto? - ¡ Un desesperado! Nos caímos...
bien enseguida.
¿Qué creía? No es la única que trae suerte.
- ¿A quién Ilama? - A un admirador de los cuchillos.
- ¿Tiene monedas? - No, sóIo billetes grandes.
¿Nunca ha pensado que se puede vivir sin cuchillos?
Se puede vivir sin cuchillos, sin brazos, sin piernas, sin usted...
- Pero no es Io mismo. - Eso qué tiene que ver. ¡Qué...
respuesta tan idiota! Es curioso cómo se hace el loco a veces.
¿Me deja un poco de intimidad? No tenemos que estar pegados.
Hay suficiente espacio.
¿Oiga, información? ¿Sí?
No necesitamos cuchillos, sóIo tengo que agacharme y encuentro oro.
- Siempre trabajando, ¿no se agota? - Tome, le debía un reloj. En paz.
Pero no me debe nada.
¡Oiga, oiga! He conseguido su información, ¡oiga!
Tiene que aprender a perder, sino no disfrutará cuando gane.
¿Cómo se dice arco iris en italiano? Hay que pedir un deseo, ¿verdad?
- Sonría, estamos de vacaciones. - No Io estamos, estamos perdidos.
Dice eso porque es pesimista. Déjese Ilevar por el canto de los...
grillos.
¿Quiere un postre?
Quiero decir si le apetece éI de postre con una bola de helado...
en la cara.
- ¿Tiene que coger un tren? - En vacaciones se cogen trenes.
- Hay uno muy bueno a las 20:23. - Muy bueno, ¿para quién?
Le voy a dejar mi sitio, porque se le retorcerán las cervicales.
No necesito su sitio, sóIo estoy mirando. Debe reconocer que...
úItimamente me he portado muy bien.
No sea tímida, con suerte se Io hará de pie sobre una mesa...
a la portuguesa. Sería una pena perdérselo.
¿Y si de repente le pidiera que se fuera con éI?
- ¿Cree que seríamos felices? - ¿Quiénes?
- ÉI y yo. - Le voy a contar una historia. Hace...
tiempo viví en una calle, en el lado de los números pares, en el número 22.
Miraba desde mi ventana los números impares, las casas de...
enfrente, porque creía que eran más felices, las habitaciones...
luminosas, y las fiestas más alegres. Pero las habitaciones eran más...
oscuras, más pequeñas. Y los de las impares miraban a los de enfrente.
Porque...
parece que la suerte la tienen los demás.
Bueno, esperaré en el tren. Si no aparece, sabré que se ha ido.
- Que me he ido, ¿adónde? - A ver si se está mejor enfrente.
¡ No se está mejor!
Perdón, no eres tú.
No eres tú a quien busco. ¿Qué hora es?
¡Cruz!
- ¡Cara! - Pero, ¿qué hace? ¿Cuántos años...
tiene para seguir jugando a los trenes? ¿Qué busca?
- Busco mi camino. - ¡ Míreme! Yo he creído en sus...
historias de suerte, en el trébol de cuatro hojas, en que todo será...
fácil, en Fara Diva. Yo confié en usted.
Es asqueroso Io que está haciendo, intentar desanimar a los demás con...
"su superioridad, sus trenes, sus "estoy aquí, ya no estoy aquí"..."
y su aspecto de director de instituto de mierda, siempre diciendo Io que...
hay que hacer, está bien, está mal, ¡póngase recta, levante la barbilla!
¿Tengo pinta de director de instituto de mierda?
Un poco.
Puede enfadarse, me da igual. Yo no pedí venir. Pero ahora que me ha...
traído hasta aquí, ya no me puede soltar. Además, creo que empiezo...
a acostumbrarme a la suerte y a usted.
¿Sabe Io que me apetecería hacer ahora?
- Lo mismo que a mí. - Ahora, no importa dónde.
Yo te he dado todos mis sueños...
toda la vida que tenía.
Tú, amor mío, sabes Io que es la amistad.
Y eso es todo Io que nos debemos dar.
¿Quién te robará tus sueños?
¿Quién bendecirá tu alma otro día más?
Lo que nunca pudo separarnos se marchó.
Se aleja de nosotros.
Por favor, no te pongas demasiado cerca de mí.
¿Es que acaso no oyes mi corazón?
Quédate mi calor, y apóyate en mí.
Cuando estemos separados.
Ahora echo de menos un amor completo...
y escucho a nuestros amigos.
Incluso entonces, abandonado por la suerte...
la vida continuará, y todavía...
será divertida.
¡Señor!
- ¿Qué les ha dicho? - Que estamos listos.
- ¿Listos para qué? - Dispuestos a todo.
Y a tener una carrera internacional.
- ¿Está lista? - Estoy lista.
- Buenos días. - ¡ Buenos días!
Y ahora, con todos ustedes, un número muy especial.
Ellos son únicos, no conocen el miedo. Están en el límite de Io...
imposible. Han triunfado en toda Europa, han conquistado América.
Vienen directamente de Las Vegas, con la increíble, la terrorífica, la...
"misteriosa "Rueda de la Muerte". La "Rueda de la Muerte". "
- ¿La rueda de la qué? - De la muerte. Una pequeña variante.
En los cruceros la gente se aburre, necesita movimiento.
Ya está, vamos.
¡Ahora, ya!
El balanceo.
- ¡Vamos a bailar! - No, gracias.
Ayúdeme, no se me da muy bien.
Muchas gracias.
¿Me da fuego?
Tenga.
- ¿Dónde Io encontró? - En Italia, junto a una carretera.
Curioso, es mío.
- T.P. Takis Padapopulus. Soy yo. - Entonces, se Io devuelvo.
Quédeselo, mi mujer quiere que deje de fumar.
He dicho que sí para complacerla.
De todas formas, es italiana, yo soy griego. Apenas nos entendemos.
¿Para qué discutir?
- ¿Tiene frío? - No, sóIo estoy algo mareada.
¡Takis! ¿Dónde estás? ¡Takis!
¡Takis! ¿Dónde estás? Mi marido, ¿le ha visto?
¡Takis! ¡Takis!
¡Takis! ¿Dónde estás?
¡Takis! ¡Takis!
SóIo quería...
- Tenga. - Gracias, no corría prisa.
- No, bueno sí. - ¿Qué ocurre, ha dormido mal?
Me marcho, le voy a dejar.
- ¿Por quién? - El definitivo, el que esperaba.
Me Ileva con éI, nos vamos.
- ¡ No puede ser! - Sí.
Pero acaba de casarse, está deprimido. ¡Es griego!
Nadie me miró jamás como éI. Nunca me preguntaron qué lado de la...
cama prefería. Si tenía frío, si tenía calor, si tenía hambre o sed.
- Salvo usted, en sus mejores ratos. - No. Yo nunca le pregunté qué...
lado de la cama prefería.
El izquierdo.
Usted y éI son Io único bueno que me ha ocurrido en la vida.
Ya ve, no es mucho.
Además, ¡usted y yo no vamos a pasar toda la vida juntos!
¿Cómo Io hacemos? ¿Nos damos la mano, un beso...?
Nos olvidamos.
No le prometo nada.
Lo siento.
Da igual.
¡Takis! ¡Takis!
¡Takis!
Parece usted una mujer a punto de hacer una estupidez.
Lo siento.
Lo siento tanto.
Haber sido tan tonta.
No podía saber, que la vida podía ser tan cruel.
Me dices que los errores...
forman parte de la juventud.
Pero no me importa, Io mal que Io haya hecho.
- ¿Qué es esto? - Artista. Artista de cabaret.
Soy lanzador de cuchillos.
Lo siento, Io siento tanto.
Por favor, acepta mis disculpas.
El amor era ciego, y yo estaba demasiado ciega...
para verlo.
¿En qué estaba pensando para irse con un tío como ése?
Un flechazo no se puede controlar. Me pareció que era como yo.
Parecía tan triste, y me prometió que sería para siempre.
Dígame, ¿ha mirado bien a su pastor griego?
Otra vez ha escogido a un imbécil, se ve desde aquí.
- Pero yo no podía saberlo. - Saber ¿qué?
- Que sucedería así, tan deprisa. - ¡ Un helicóptero! ¡Policía!
Porque era para siempre, pero ha sido bastante rápido.
Nos repatriaron a una base griega. AIlí es donde cambió de idea.
- ¿Y luego? - Nada. Me dieron un café caliente...
y una sonrisa para levantarme la moral.
- No. - Sí.
AIlí es donde supe que todo iba a ser como antes.
- Antes ¿de qué? - Antes de usted.
¡Éste!
- Perdió. - Lo ve, ya no funciona.
La suerte viene y va.
Y usted, ¿qué tal?
Muy bien.
¿Cree en la historia que me contó del billete roto?
- ¿Qué billete? - El que partió en dos y no...
valía nada sin la otra mitad. ¿Lo cree?
¿Sigue ahí?
- ¿Sigue ahí? - Sí, sigo aquí.
¿Todavía en el mundo del espectáculo?
Sí, de vez en cuando.
¿Viene de París? ¿No habrá visto a una chica con el pelo corto, algo...
perdida y con un reloj sumergible? Más triste que la muerte.
¿No?
Lo siento, Io siento tanto...
haber sido tan tonta.
Perdón, Io necesito por si de repente me deprimo.
No está mal.
¿Cree que es estúpido?
Debo parecer tonto. Nos aferramos a nimiedades.
Un mechero, un billete roto...
y su primera mirada en el puente, una noche que yo también...
intentaba tirarme.
No se deprima, amigo. SóIo tiene que encontrar una noche en un puente...
a una chica con ojos grandes y tristes.
Lo dejaré encendido. Nunca se sabe. Por si pasa por aquí.
¡ La puerta, joder!
Puede darme Io que quiera, un buñuelo, unos dátiles...
Parece usted un tipo a punto de hacer una estupidez.
¿A qué está esperando, a que suba el agua?
No es fácil, creemos que basta con no pensar en nada, dejarse Ilevar.
Pero esos trucos nunca funcionan.
Y los puentes no son tranquilos para tirarse.
Siempre aparece alguien para tocarte la moral.
¿Se ha roto algo?
Un montón de cosas. Habría que cambiarlo todo.
Pero no compensa, saldría más caro que un lanzador de cuchillos nuevo.
¿Y yo qué haría con un lanzador de cuchillos nuevo?
¿Tiene frío? Su mano tiembla.
Usted sueña. Nunca ha temblado.
Quizá los dos hemos soñado. Estuvo mal.
¿Nos vamos?
¿Adónde?
No importa, en cualquier lugar encontrará un par de cuchillos...
para lanzarme.
No tenemos elección. Cuando no salto yo, salta usted. No podemos...
- Continuar así. - ¿Cómo?
Sin estar juntos.