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Escucha mi voz.
Mi voz te guiará en este viaje.
Mi voz hará que los sonidos a tu alrededor desaparezcan.
Relájate y déjate llevar,
mientras tu cuerpo se vuelve más y más pesado.
Al relajarte, todo a tu alrededor
parece detenerse.
Relájate... te sientes bien.
Nota cómo se relaja cada músculo de tu cara.
Relájate... La misma sensación recorre tu cuello,
tus hombros,
tus brazos,
y tus piernas.
Vas profundizando... y te sientes más y más pesado.
Es una sensación placentera
que se hunde dentro de ti,
profunda,
transportándote suavemente.
Quiero que te concentres.
Concéntrate en este punto justo entre mis ojos.
Aquí comienza tu viaje.
Quiero que imagines un edificio muy grande, el edificio que prefieras.
Acércate al edificio.
Mira a través de las ventanas.
Ves cientos de personas que se mueven rápidamente de habitación en habitación.
Están muy ocupados, tienen prisa, entregan informes,
mueven cosas de un lugar a otro,
producen, están perfectamente coordinados.
Observa cómo juntos se mueven torpemente como un cuerpo que cojea
Están trabajando.
Ahora imagina que eres uno de esos trabajadores,
dando lo mejor de ti, creando valor,
juntos,
tú y todos los demás.
Siéntete parte de esa comunidad,
de la vida laboral.
Cuando cuente hasta tres mi voz te llevará dentro del edificio.
Una.
Dos.
Tres.
Ahora trabajas en ese edificio.
Pasas de una tarea a la siguiente.
Miras a tus compañeros. Ellos te miran.
Trabajar con tus compañeros te hace sentir bien.
Sabes exactamente cuál es tu papel.
Ahora imagina un reloj en la pared.
Escúchalo.
Tic-tac, tic-tac.
Escucha atentamente cada tic y cada tac.
Tic-tac, tic-tac, tic-tac.
Siente cómo el tic-tac te lleva consigo, te lleva muy profundo,
tu vida laboral.
Ahora mira tus manos cómo trabajan, más y más rápido, al ritmo que marca el reloj.
Tic-tac, tic-tac, tic-tac.
Intentas mantener el ritmo pero te das cuenta que todo es demasiado rápido.
Esta situación te preocupa.
No tienes miedo, pero te preocupa.
Tus compañeros sonríen,
pero tú ya no puedes reconocer sus caras.
Hay algo que va mal,
algo va muy mal.
No distingues las prioridades.
Intentas recordar cómo se hace cada tarea,
pero no recuerdas nada.
Intentas recordar qué es lo que aportas,
o qué deberías aportar.
Pero tampoco lo recuerdas.
No recuerdas absolutamente nada.
Tu vida laboral se cae en pedazos.
Es un desastre para ti.
Un desastre.
Buscas por los pasillos del gran edificio.
Buscas un sentido al trabajo que solías hacer.
Corres como si hubiera algo que te persiguiese de cerca.
Estás en pánico.
No sabes por qué,
Pero estás en pánico.
En un segundo te pediré que pares.
Por favor, ¡detente!
A tu derecha hay una puerta.
Entra y ciérrala a tu paso.
Recuerda cerrar esa puerta.
Cuando cuente hasta tres, entrarás muy dentro de es habitación.
Una.
Dos.
Tres.
La habitación está en silencio; tu respiración se hace más y más lenta.
El silencio de la habitación te reconforta.
Estás en el baño.
Nadie te buscará ahí dentro y es el único sitio al que puedes ir.
Estás a salvo. No estás disponible.
Profundiza en esa sensación de guarida,
y mira a la persona que hay en el espejo.
Nota la vergüenza que siente,
sentada ahí, perezosa, inútil, improductiva.
Siente cómo la vergüenza no quieres que forme parte de ti.
Siente la vergüenza.
Ahora escucha mi voz mientras te digo que no hay nada de lo que avergonzarse,
que millones de personas se miran cada día en ese espejo.
Así que siéntate, ponte cómodo y relájate. Relájate.
Ahora mira de nuevo al espejo y observa cómo la vergüenza huye de ahí,
y se escapa por los pasillos del gran edificio,
a través de las habitaciones de tu vida laboral,
dejando cada planta
absolutamente vacía.
Ahora observa los edificios vacíos que hay a tu alrededor.
Los ordenadores parpadean.
Ya no pasan autobuses.
Ya no hay supermercados,
porque los trabajadores ya no trabajan.
La vida laboral se ha detenido.
Ahora siente el alivio de saber que todos los trabajadores se esconden en el baño, contigo.
Te sientes libre.
Ya no trabajas más.
No te avergüenzas lo más mínimo.
En breve sentirás el cambio.
Cuando chasque mis dedos abrirás la puerta, y saldrás al mundo exterior,
sintiéndote relajado y encantado de abrazar esta nueva liberación.