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PREPARACIÓN DEL VEHÍCULO
Nos adentraremos en el desierto de la muerte. Será muy duro para el equipo pero más aún para los vehículos.
Ahí está, mira cómo lo han levantado. Rezuma aventura por todos los poros.
Elegí este modelo en concreto porque no tiene electrónica; el sistema de inyección es una simple bomba mecánica.
Es lo que busco, podemos arreglarlo en el medio de la nada.
Mira la bestia. Tiene 4,2 litros y 6 cilindros, es un diésel.
Vamos a lugares muy muy peligrosos. Lo que más me preocupa es romper el motor o volcar el coche, sería un desastre.
Como hay vidas humanas en juego, hemos instalado una jaula antivuelco que refuerza el vehículo en caso de accidente.
Hemos mejorado la suspensión con amortiguadores y muelles muy resistentes y hemos aumentado la altura del suelo.
Llevamos mucho peso en los coches.
La gran distancia que recorreremos nos obliga a llevar muchísimo combustible y muchísima agua de más.
Ya sabes, cantidad de agua,
a veces hasta un quinto de tonelada solo en ese coche. Tenemos ruedas todoterreno muy resistentes, no solo vamos por arena blanda.
Hay piedras cortantes, pistas de tierra, vamos a viajar por todo tipo de superficies.
En la arena tendremos que quitar presión para que los coches pasen con mayor facilidad.
Esa arena gruesa que lo desgasta todo y parece que te traga, no podemos permitírnoslo, así que desinflamos las ruedas.
Lo difícil es dar con la presión adecuada; si es muy baja, te arriesgas a desllantar los neumáticos.
Si es alta, te quedas atrapado.
No me creo lo que va a sufrir este motor, incluso en esta etapa del viaje de dos o tres horas, es brutal.
El calor debe ser una tortura para el motor, vamos a 2.500 revoluciones casi todo el tiempo, a 3.500 como mucho.
Es algo que nos avisaron: que vigiláramos la temperatura del motor.
El mayor riesgo creo que es sobrecalentar el motor, estás llevándolo a unos extremos enormes.
Estamos testando la temperatura en el interior del motor.
Va a hacer un calor increíble.
Estamos rozando los 80 grados.
Dentro del motor hace mucho más calor. No te quepa duda.
La ruta que seguiremos por el desierto ni siquiera la usan los mercaderes de seda es demasiado extrema y peligrosa.
Estos vehículos no pueden dejar de andar, es crucial.
Cuando entremos en el desierto de Taklamakán, solo podremos salir, ilesos o no, en esos vehículos.
Un camino de entrada, uno de salida, sin asistencia ni helicóptero ni apoyo.