Tip:
Highlight text to annotate it
X
CUENTOS DE LA LUNA PÁLIDA DESPUÉS DE LA LLUVIA
Producción MASAICHI NAGATA
Guion
MATSUTARL KAWAGUCHI YOSHITAKA YODA
Fotografía KAZUO MIYAGAWA
Dirección Artística- KISAKU ITO Música - FUMIO HAYASAKA
Intérpretes
MACHIKO KYO, MITSUKO MITo KINUYO TANAKA
MASAYUKI MORI SAKAE OZAWA
SUGISAKU AOYAMA RYOSUKE KAGAWA, KIKUE MORI
ICHISABURO SAWAMURA
Dirección KENJI MIZOGUCHI
Los misteriosos y extravagantes
"Cuentos a la luz de la luna de los días de lluvia"
van al corazón de los hombres y despiertan sus fantasías.
Esta obra es un cuento que nace, precisamente,
de esas fantasías.
Época de guerras. Durante la primavera de un año ya lejano,
junto a la orilla norte del lago Biwa, en territorio Omi.
¿Qué ha sido eso?
Le habrán disparado a algún espía de Shibata.
Antes de que empiecen los combates, debo vender todo el género.
¿Crees que podrás venderlo todo en Nagahama?
Desde que entraron los soldados de Hashiba, la economía ha mejorado.
- ¿Seguro que no puedo acompañarte? - No es prudente que la mujer viaje.
Los soldados podrían intentar abusar de ti.
Y, además, debes cuidar de Genichi. Quédate en casa con nuestro tesoro.
¿Cómo vas a ser samurai?
¡Estoy harta de tus ambiciones! ¡imbécil!
¿Cómo quieres que progrese sin ambiciones?
Mi deseo es tan grande como el mar.
Tú sueñas.
¿Cómo vas a ser samurai, si eres incapaz de empuñar un fusil?
Si no trabajas como un hombre de bien, serás un desgraciado.
Ya lo veremos cuando sea samurai. No quiero trabajar como un esclavo.
Ya estoy harto de ser pobre. Hermano, deja que te acompañe.
Basta de bobadas. Deja de soñar de una vez.
- Te ayudaré a ilevar el carro. - He dicho que basta.
Está obsesionado. Cree que si va a Nagahama, su sueño se cumplirá.
Pobre infeliz.
Adiós, Miyagi.
¿Cómo pueden ser tan inconscientes?
Y no hablo sólo de Tobei, sino también de Genjuro.
Está bien hacer negocio, pero a costa de la guerra es peligroso.
El dinero no lo es todo, ¿sabes?
Os tendríais que estar preparando para cuando la guerra ilegue aquí.
Cuando vuelva Genjuro, coméntaselo, ¿de acuerdo?
- Sí. - Bien.
Hasta la vista.
¡Es tu padre!
Hola, cariño.
A ver...
¡Mira!
- Pero, ¿cómo...? - No te lo crees, ¿eh?
- Vaya. ¿Has vendido todo el género? - Sí.
Anda, coge el dinero.
Hay mucho. He venido a toda prisa para que lo vieras.
El negocio prospera. Te das cuenta, ¿no?
¿Y Tobei? ¿No ha vuelto contigo?
En el mercado, ha visto a un samurai y se ha ido tras éi.
Y he insistido mucho para que no lo hiciera.
- Vaya... - En serio.
Por favor, por favor...
- ¿Adónde va ese loco? - ¿Quién es este miserable?
Quiero ser uno de sus hombres. Trabajaré muy duro.
- Perderé la vida, si es preciso. - Largo, no queremos vagabundos.
- Para eso, necesitas armadura. - ¿Armadura?
Cuando tengas armadura y lanza, te dejaremos ser de los nuestros.
- Ahora, lárgate. - ¿Y podré ser un samurai?
- Sí, desde luego. - Claro.
Venga, largo.
¿Qué?
Vaya, ¿sigues aquí?
Búscate una armadura y una lanza.
Qué guapo estás. ¿Estás contento?
Te queda muy bien.
Cuántos regalos. Es una maravilla.
Sí.
Desde hace mucho tiempo, soñaba con haceros regalos lujosos.
Finalmente, mi sueño se ha hecho realidad.
Me gusta verte así. Qué cara de felicidad.
No es por los regalos, sino por lo bueno que eres.
Si te tengo a ti, no quiero nada más.
Pero te lo agradezco mucho. El kimono es precioso, gracias.
Cuántas cosas. Fíjate.
Pescado salado, aceite, harina, azúcar, pasta...
Todo se arregla con dinero, sí.
Si no tienes dinero, te sientes triste.
Dejas de creer en tus sueños.
Sí, tu padre seguirá trabajando.
Y ganará mucho dinero.
Haré más vasijas. Sí, claro.
Y, cuando las venda en la ciudad,
me darán muchas monedas de plata.
Tengo que trabajar sin parar.
No hay que abusar. Tenemos dinero suficiente.
Según el alcalde,
el ejército de Shibata podría ilegar pronto, en cualquier momento.
- Es peligroso salir a vender. - Pero, ¿qué dices?
Si hay guerra, aún mejor. Ganaré más dinero.
Es muy arriesgado.
Y no sabes si la suerte estará siempre de tu lado.
¿Qué sería de nosotros, si te ocurriera algo?
No debes pensar estas cosas.
Ohama.
- Hermano... - Tranquila, no te preocupes.
¿Qué samurai incorporaría a un pobre campesino a sus tropas?
Pronto volverá, no debes preocuparte. Anda, tómate algo.
Toma.
¡Será idiota!
¡Menuda facha!
Pareces un vagabundo.
¡Eres el más inútil del pueblo!
- Venga, no dejes de girar. - Sí.
El niño que se vaya, que salga a jugar.
No hay quien se concentre en el trabajo.
Anda, siéntate ahí, que molestas a tu padre.
Mamá, tengo hambre.
- Qué pesadez de niño. - Espera un poco.
Venga, venga. Pronto comeremos.
Es como si te hubiera cambiado el carácter.
Estás muy nervioso.
Yo...
La verdad, preferiría que trabajásemos menos
y que pudiéramos disfrutar con alegría de nuestro hijo.
Es lo único que realmente me importa.
La verdad es que esta vez has trabajado bien.
Sí, porque tengo planes.
Pronto volveremos a Nagahama y ganaré aún más dinero.
Me darás una parte, ¿no?
Claro que sí. ¿Te parece bien un tercio?
Estoy deseando tener mi propio dinero.
Esta vez, tu marido y el mío han trabajado más duro que nunca.
Ojalá se cuezca bien.
Han puesto sus ilusiones en este horno.
Quiera Dios que no se eche a perder la cerámica.
Yo sólo quiero disfrutar de mi familia.
Poder vivir tranquilamente.
Pero éi nunca tiene bastante, siempre quiere más.
Los hombres son misteriosos.
Mi marido era tímido
y se ha convertido en un comerciante.
Las guerras cambian el carácter de la gente.
Su objetivo es ganar dinero, no hay nada de malo.
¿Qué es lo que pasa?
Cariño, despiértate. Despertaos.
Lo que se rumoreaba. Son los soldados de Shibata.
¿Qué?
- ¿Qué ves, Tobei? - Qué horror.
Toda la gente del pueblo huye en desbandada.
- ¿Qué hacemos? - No podemos apagar el fuego.
Si se apaga, estoy arruinado.
Qué animales. Entran en las casas, lo destruyen todo.
¡Genichi! ¡Genichi!
- ¡Por aquí! - ¡Vamos, deprisa!
¡Quietos ahí! ¿Adónde vais?
¡Rodeadlos!
- ¡Que no escape nadie! - ¡No os mováis!
- ¡Quietos! - ¡Aquí, deprisa!
¡Corred! ¡Tenéis que huir!
- ¡Son los soldados de Shibata! - ¡Maldita sea!
¡Entran en las casas! ¡Llevaos todo lo que sea de valor!
- ¡Salvad a vuestras mujeres! - ¡Vamos!
Quieren alistarnos y mandarnos a una muerte segura.
- ¿Quién cuidará de nuestro hogar? - Malditos cabrones...
¿Por qué no habrán ilegado un día después?
Venga, tenemos que irnos. Si nos cogen, nos matarán.
Vamos.
Si destrozan el horno, no podré cobrar mi parte.
Déjalo, por favor. La vida vale más que tu dichoso horno.
Venga, por favor. Vámonos.
Prepara algunos víveres. Pasaremos la noche en la montaña.
¡Ohama! ¡Ohama, rápido!
- ¡Socorro! - ¡Deprisa!
¡Ailá!
¿Dónde estás? ¡Sal de ahí!
¡No! ¡No, por favor!
- ¡Piedad! - ¡Venga!
- ¡No! - ¡Acompáñanos!
¡No, por favor! ¡Por favor!
¡No quiero que me maten!
¡Piedad! ¡Son muy jóvenes! ¡No se los ileve!
- ¡A callar! ¡Soltadme! - ¿Qué será de nosotras?
¡No! ¡No! ¡No!
¡Quieto!
- ¡Vamos! - ¡Por favor!
¡Muévete!
¡Aparta, imbécil!
¡Sal del medio!
¡No, por favor! ¡No!
¡Venga, sigue!
- ¡Vamos! - ¡Miserable!
¡Muévete!
- Nos moriremos de hambre... - ¡Atrás!
- ¡Te he dicho que te muevas! - ¡Déjenos algo, se lo suplico!
¡Se lo suplico, no se lo ileve!
Miyagi, ya está listo.
Toma.
- Reponed fuerzas. - Gracias.
De nada.
Venga, a comer.
¿Dónde estará?
Es un desastre.
- ¿Has visto a mi marido? - Lo siento, no le he visto.
¿Quién anda ahí?
Parece que las cosas se calman un poco.
Por lo menos, ya no se oyen disparos.
Genjuro, ¿adónde vas?
Volver es peligroso. Los soldados se irán pronto.
- Espera un poco más. - Sí, espera. Es muy peligroso.
- Tengo que volver, será un momento. - ¡No te vayas!
- ¡Tengo que avivar el fuego! - ¡No pienses más en el horno!
¿Y si te capturan? ¡No vayas!
¡No puedo dejarlo!
¡Oivídate del horno!
- Oye, podemos empezar de cero... - ¡Calla!
¡No puedo dejarlo! ¡Tengo que avivar el fuego!
- ¡Ohama! ¡Ohama! - Sí.
¡Se ha apagado!
- Cariño... - Mala suerte, se ha apagado.
¡Maldición!
Listo.
¿Y aquí? Quizá se esconda alguien...
- Sí, o algún objeto de valor. - Echad un vistazo.
Sí...
Ayúdame.
- Vaya, son cerámicas. - Sí.
Vámonos.
¡Genial!
¡Está cocida!
Mira. Está cocida.
Déjame. A ver...
Sí, están todas cocidas y enteras, gracias a Dios.
- Están perfectas. - Sí.
¡Sí! ¡Todas!
Menos mal.
¿Cómo han salido?
- Se han cocido bien, están perfectas. - Han quedado bien.
- Venga, preparemos el género. - ¿iremos a Nagahama?
No será fácil. Cruzaremos el lago en barca.
Buena idea. Ohama es hija de un patrón de barcas.
- Tú ilevarás la barca. - Claro.
- ¿Y no será peligroso? - No, iremos primero a Unowe.
- Pero, ¿de dónde sacamos la barca? - En Unowe, hay barcas abandonadas.
Anda, saquémoslas del horno. Venga.
Toma.
Toma.
Toma.
Toma.
Vámonos.
En las aguas de Azuchi
Un pequeño bote flota a la deriva
Todos duermen
Caídos sobre el timón
Hay mucha niebla. Vigila bien.
Genichi, esto es el lago, ¿sabes? ¿A que es bonito?
Sí, y en el lago estamos a salvo.
Qué contenta estoy. Y ella también.
Ha sido una magnífica idea hacer el camino en barca.
Antes del amanecer, ilegaremos a Omizo.
Allí vive el famosos samurai Niwa Gorozaemon.
Y nos irá mejor que en Nagahama.
Pronto, los dos estaremos forrados.
Y Miyagi y Ohama serán las mujeres de dos ricos.
Yo compraré un almacén en Nakanogo.
Yo también tengo planes.
¡Una barca!
¡Es una barca fantasma!
No...
No soy un fantasma.
Soy el capitán de un metsu.
iba
con mi género a Suchi
y me han atacado
unos piratas.
Agua...
Dadme agua.
Gracias.
No sé adónde vais,
pero tened cuidado con los piratas.
Si os pillan, os robarán y os matarán.
Son crueles...
Sanguinarios...
Unos monstruos.
Cuidad, sobre todo,
a las mujeres.
Descansa en paz.
Descansa en paz. Descansa en paz.
Venga, volvamos.
Esto es una advertencia, no debemos ir.
Por favor.
Dejemos a las mujeres en tierra. Nos la jugaremos sólo nosotros.
No nos dejéis.
Yo iré con vosotros. No me fío de mi marido.
- ¿Y si te secuestran? - Falta que yo me deje.
Si seguís, yo iré con vosotros. Llevadme adonde vayáis.
- Debes cuidar a Genichi. - Dejadme ir con vosotros.
Ohama, rema.
Anda, venga, rema.
- ¡Rema! - ¡Déjame ir con vosotros!
Venga, remad.
Volveré con el dinero. Será cuestión de 10 días.
Espérame.
Cuídate mucho. Si os atacan los piratas, no os resistáis.
Descuida. Vuelve por el camino viejo.
Sobre todo, alejaos del camino principal. Es peligroso.
Ocultaos en la montaña de Mino. Allí hay algunas zonas seguras.
No vayas a casa.
Tobei, Ohama, id con mucho cuidado.
Sí. Volveremos lo antes posible, tranquila.
¡Cariño, cuida de Genichi! ¡Volveré con un montón de dinero!
¡Te sorprenderé! ¡Adiós!
- ¡Adiós, papá! - ¡Adiós, hijo!
¡Tened mucho cuidado!
¡Y volved pronto!
- ¡Tened mucho cuidado! - ¡Adiós, papá!
¡Adiós, papá!
- ¡Calidad y buen precio! - ¡Vamos, anímense!
¡Compren, señoras y señores! ¡Compren cerámicas!
- ¡Cerámicas de primera! - ¡Anímense!
¡Compren nuestras cerámicas! Vamos, son baratas y de calidad.
- Tenga, su cambio. - Miren esta vasija.
¿Quién lo quiere? ¿Ud.? Tenga, para Ud.
- ¿Qué quiere? - Tengo bols, jarrones...
- Quiero un jarrón pequeño. - Bien, ¿quién es el siguiente?
Un plato para Ud. Gracias.
Bien, señoras. Muy bien, gracias.
¿Y Ud. Qué quiere? Enseguida se lo preparo.
Venga, anímense. Vamos, anímense.
¡Piezas de cerámica!
- Es muy barato. - Vamos, anímense.
- Una cazuela de las grandes. - Ésa es muy bonita.
- No está mal. ¿Cuánto vale? - Es un poco cara, ¿no?
Gracias. El siguiente.
Enseguida. Se lo limpio.
- Un jarrón de los grandes. - Bien, buena elección.
Lo sé.
También quiero un jarrito y vasitos para el sake.
Sí.
¡Cerámicas de primera!
También queremos dos cuencos, un par de platos
y ese jarrón mediano.
Sí. Los cuencos
y un par de platos y el jarrón, ¿no?
Vivimos en la Casa Kutsuki, en la montaña.
- ¿Tendrá la bondad de ilevarlo allí? - Sí.
Le pagaremos cuando realice la entrega.
Sí, muchas gracias.
¡Atrás! ¡Abrid paso a los samuráis!
¡Paso a los samuráis del castillo! ¡Apartaos!
Cierra los ojos. No les mires.
- Por favor, no les mires. - Calla.
Compraré una armadura y una lanza
y seré uno de ellos...
No gastarás nuestro dinero en esas tonterías.
- ¡Dámelo! - ¡Déjame!
- ¡Hermano! - ¡Tobei, no seas loco!
¡Dejadme! ¡El dinero es mío!
- ¡Pronto seré un samurai! - ¡Hermano, que se va!
- ¡Tobei, espera! - ¡Tobei!
¡Tobei, vuelve!
¡Tobei!
¡Tobei!
Tobei...
¡Tobei!
¡Tobei!
- Dime, ¿qué quieres? - Una armadura.
Tobei...
Dime, ¿parezco un samurai?
Estás muy guapo, pero, claro, te falta una lanza.
Venga, dame una.
Toma.
¡Con cuidado!
¿Cuánto te debo?
- Tres monedas de plata. - Bien.
- Qué guapa. - Hola.
- ¿Adónde vas? - ¡Soltadme!
- Ven aquí, preciosa. - ¡No!
Ya es nuestra.
- ¡Dejadme, cerdos! - ¡Quieta!
¡Dejadme!
¡No!
- Ahora verás. Quieta. - ¡No!
¡No! ¡No!
¡Soltadme!
- ¡Cerdos! - Eso es.
- Vamos. - Vamos, vamos.
- Ahora verás. - Fíjate...
Quieta, no te muevas.
Toma, para ti.
¡Cerdos!
Ya ves, Tobei, en qué me has convertido.
Gracias a tus ambiciones, sólo soy una ramera.
¡Maldito seas para siempre!
¡Maldito seas!
¡Tobei, eres un cornudo!
Eres un cornudo, Tobei...
Mientras vuelven mis compañeros, ¿me vigilará el género?
- Sí, descuide. - Volverán pronto.
- Bien. - Muchas gracias.
Oiga, ¿cuánto valen esas telas?
¿Piensa comprarlas?
Bueno, depende del precio.
Son demasiado finas para tu mujer. Le darían alergia.
Tengo dinero.
Joven.
Hemos venido a buscarle temiendo que no encontrase el camino.
Son muy amables. Muchas gracias.
Venga con nosotras.
Vamos, entre, por favor.
Es que...
Tenga.
Y, ahora, será mejor que me vaya.
La Srta. Wakasa le espera. Entre, por favor.
Oiga, la Srta. Wakasa es esta princesa de belleza increíble, ¿no?
Es la hija del difunto Kutsuki Zaemon.
- Pase, hágame el favor. - Sí.
No hay por qué ser tímido.
Déme las cerámicas.
Entre, por favor.
Adelante.
Ven conmigo.
Sí.
Dime, tú eres Genjuro de Kitaugumi, ¿verdad?
¿Cómo es posible que sepa Ud. Mi nombre?
Cuando vi tus cerámicas en el mercado,
no podía dar crédito a lo que veía.
El brillo azul del esmalte de tus piezas
recordaba al brillo de las joyas y del cristal.
De mi padre, aprendí a distinguir los objetos de valor.
Te hemos hecho venir para que me cuentes personalmente
cómo se consigue semejante belleza.
Todo lo que es bello me atrae, ¿sabes?
Sólo por eso, quiero saber cómo las fabricas.
¿Acaso tienes un secreto que no puedes contar a nadie?
No, no hay ningún secreto que no pueda contar.
Todo es cuestión de experiencia.
Son muchos años tratando el barro y cociendo el esmalte.
La belleza de la experiencia.
Creo que sólo una persona como tú
puede conseguir producir unas piezas tan bellas.
Muchas gracias.
Éstas son mis cerámicas.
Me apetecía tomar sake con las piezas que tú has fabricado.
Es una suerte que las haya adquirido Ud.
Yo, la verdad, soy campesino. Y alfarero en mi tiempo libre.
Para mí, cada pieza es como un hijo.
Y es una alegría y un orgullo
que estén en unas manos tan nobles.
Y, además,
en una casa
tan fina, tan lujosa...
Mis piezas parecen más bonitas
y, aún más, en manos de una mujer tan bella.
- Me siento como en el paraíso. - No, no.
Tus piezas son demasiado bonitas, incluso para mí.
Soy vulgar y no estoy a la altura de su belleza.
Anda, bebe.
Entre vuestros dedos, mis piezas me parecen maravillosas.
Ahora entiendo que su belleza depende de quien las utilice.
Le agradezco que utilice mis cerámicas.
Es un orgullo.
Tu gran talento
no puede desperdiciarse en un pueblo que nadie conoce.
Necesitas ser ambicioso.
Tienes que conseguir que todos conozcan tu obra.
Pero...
Dígame, ¿cómo puedo conseguirlo?
Manteniendo relaciones con la Srta. Wakasa.
No debes perder tiempo. Tiene que ser esta misma noche.
La más delicada de las sedas
De ricos colores, de apreciados matices
Declinaría su brillo y perdería su riqueza
Tal como mi vida se desharía,
Amado mío.
Si tú rompieras
Con nuestros votos de Amor
Que por más de cien años
Serán sellados con este brindis
Se nota en su voz una gran felicidad.
Es la voz de mi difunto padre.
La Familia Kutsuki
fue aniquilada por Nobunaga,
el maldito y cruel Nobunaga.
La princesa y yo,
nodriza de Su Majestad,
somos las únicas de la familia que quedan en este mundo.
El alma del difunto señor aún deambula por la casa.
Y, si oye la voz de la princesa,
también se pone a cantar con alegría.
Y, hoy, el señor está contento porque sabe
que su princesa ha encontrado, por fin, al hombre de su vida.
Y sabe que ese hombre pronto será el marido de su hija para siempre.
No me dejes.
Sigue un rato más a mi lado, te lo suplico.
Es demasiado temprano para levantarte.
- Descansa un poco más, mi amor. - Dime.
¿Qué ha pasado?
¿De veras quieres que te lo diga?
Me lo preguntas como si lo hubieras olvidado.
Vaya, ¿ya estáis despiertos?
Venga, venga, mujer.
Coge la mano de tu marido y dale un baño.
Y, luego, un buen masaje.
Bueno, me retiraré y os dejaré solos.
Ya veo que no te fías de mí.
Me consideras una mujer diabólica.
¿Verdad que sí?
Pero, ahora,
tú ya eres mi hombre para siempre.
No lo olvides.
Siempre deberás satisfacerme y jugarte la vida por mí.
Me da igual que seas diabólica o de otro mundo.
Yo nunca me separaré de ti.
Me das tanto placer... Me vuelves loco.
Qué maravilla.
Esto es el paraíso.
- ¡Estate quieta! - ¡No, soltadme!
- Buena chica... - Vamos, guapa...
- ¡No! - ¡No te resistas!
- Quieta... - ¡No! ¡Soltadme!
- ¡Déjame! - Qué guapa.
¡No, por favor! ¡Déjame! ¡Soltadme!
- ¿Adónde vas? - Quieta.
¡Dejadme!
¡Buscad comida!
Aquí no hay nada.
Tiene que haber comida.
¡Buscad bien! ¡Vamos!
Rápido, ven conmigo.
Ven, no te preocupes.
Esto es comida.
¡Venid! ¡Aquí hay comida!
Ven, rápido.
Toma, esto es para el camino. Y también un poco de agua.
Gracias. Nunca lo olvidaré.
Date prisa, no hay tiempo que perder.
Sigue por el camino principal y no te pares por nada.
Gracias.
- Ve con cuidado. - Sí.
- ¡Esto es para mí! - ¡Yo lo había visto antes!
- ¡Suelta! - ¡Deja!
¡No os peleéis, idiotas!
Oye, ¿tienes algo de comida? Me muero de hambre.
¡Sí! ¡Mira!
¡Lleva comida! ¡Lleva comida!
¡No! ¡Esto es para mi hijo!
¡Por favor, devolvédmelo!
¡Por favor!
¡No!
- ¡Vamos, deprisa! - ¡Que no escape ni uno!
- ¡Disparad! - ¡Socorro!
- ¡Disparad! - ¡A por ellos!
- ¡No! ¡No! - ¡Vamos!
¡Matadles!
¡A por ellos!
- Ayúdame a morir. - Sí.
¡Jefe! ¡Lo he conseguido!
¡Jefe! ¡Su cabeza!
- ¿Qué pasa? - Tomad. Mirad esto.
Campesino, lo has encontrado tirado por ahí, ¿no?
No, señor, no me lo he encontrado. Le he matado yo.
Le he matado con mis manos.
Katsusige Fuba era el mejor samurai de esta zona.
Me extraña que un campesino como tú le haya matado.
Da igual. Aunque le hayas encontrado, mereces un premio.
¿Qué recompensa quieres recibir?
Señor, quiero un caballo, una armadura y unos hombres.
Si eso es todo lo que pides, te lo concedo.
- Muchas gracias. - Eres un tipo cómico.
- Parece un gran samurai. - Oye, ¿quién es tu jefe?
El que acabó con Katsusige Fuba.
- ¿Cómo se ilama? - Tobei de Nakanogo.
Seguro que algún día ilegará a general.
Es un ejemplo para todos.
¡Valientes, entrad en mi casa!
¡Tengo a las mujeres más guapas y sirvo la mejor comida
y el mejor sake de la ciudad!
¡Entrad, venga! ¡Entrad!
Oiga, espere. No pueden pasar de largo.
Aquí encontrarán todo aquello con lo que sueñan los hombres.
- ¿Qué hacemos? - Jefe, descansemos un poco.
No sé, quiero ilegar pronto a mis tierras.
Allí me espera alguien y quiero que me vea lo antes posible.
Jefe, un samurai como vos debe disfrutar.
Sí, vuestros hombres os respetarán más.
Está bien. Hecho.
Yo, Tobei de Nakanogo, el samurai del ejército Niwa,
voy a descansar. Nos quedamos en tu casa.
Gracias. Pasen, no se arrepentirán.
Pasen, señores.
¡Atención!
¡Aparta! ¡Llega el gran Tobei!
¡Llega el gran Tobei!
- ¿Quién es Tobei? - Aquéi de allí, al fondo.
- ¿Aquéi? - Sí, aquéi.
- Parece un tipo muy duro. - Sí, desde luego.
Gran señor, quiero tomar una copa con Ud. Y quiero ser como Ud.
Y yo.
Explíqueme cómo logró vencer a ese samurai tan terrible.
Sí, queremos saber cómo ocurrió. Así podremos aprender de Ud.
- Por favor, cuéntanoslo. - Bueno, no fue tan difícil.
Lo esencial es la cabeza, la inteligencia.
Y, luego, el brazo: la fuerza y las artes marciales.
También ser rápido y tener ojos de águila.
En la vida, hay que ver las cosas desde arriba.
Así se comprenden las enseñanzas del famoso estratega Komei Shobatsu.
Eso es todo. Y lo esencial es la inteligencia.
- ¿Entendido? - Gracias, señor.
Y no olvidéis las artes marciales,
como la escuela Koshu o la de Kanamaru.
Y, con la lanza, la escuela Otsubo.
Y también debes tener tu propio castillo
y aprender técnicas de defensa:
Kakuyoku, Gyorin y muchos más.
Y hay que estudiar a Shonshi. ¿Conocéis a Shonshi?
Es el gran maestro de la lucha en China...
- ¡Espera! - ¡Suelta!
- ¡Dame mi dinero! - ¡No me toques, ramera!
¡Déjame en paz!
¡Zorra, suéitame!
- ¿Qué pasa ahí? - ¿Que ocurre?
¡Aito! ¡Que alguien le detenga!
- ¿Qué pasa aquí? - ¡Largo! ¡No me toquéis!
- ¡Se va sin pagarme! - ¡Págale!
¡No quiero que una ramera se quede con mi dinero!
¡Págale!
Será canalla... Qué sinvergüenza.
idiota. De este modo, te ha costado el doble.
Ohama. Ohama...
Veo que has progresado mucho.
Y que has alcanzado tu sueño.
Por fin, has conseguido ser samurai.
Pero, ya ves, yo también he prosperado.
Visto ropa bonita y elegante y me maquillo para estar más atractiva.
Bebo tanto sake como quiero y cada noche duermo con uno distinto.
El ideal de cualquier mujer.
Estarás satisfecho. Es lo que querías.
En esta vida, para ascender, a veces hay que aguantar sinsabores.
¿Qué importa que tu mujer se prostituya si tienes lo que querías?
Venga.
Compra mis servicios.
Ahora que te sobra el dinero, diviértete.
¡Compra a tu propia mujer!
Ohama...
Si quería ser samurai, era sólo por ti.
¡Mientes! ¡Sólo pensabas en ser samurai y nadie te importaba!
¡No! ¡Te equivocas!
¡Espera!
Cariño, creía que me valorarías más si era samurai.
Y no sabía que estabas en esta situación.
La culpa es toda tuya.
Soy una prostituta.
No puedo volver contigo y ser la de antes.
- Claro que sí. - Lo que debería hacer es suicidarme.
Te quiero. Todo volverá a ser como antes.
He deseado tantas veces la muerte...
Pero no podía morir sin volver a verte.
Te seguía queriendo.
¡Y debería odiarte!
Por tu culpa, soy lo que soy.
¡Por tu culpa!
¿Cómo es posible que aún te quiera? ¿Cómo es posible?
Esto...
Y esto.
- Gracias. - Falta un poco.
- ¿Me hace un descuento? - A ver...
Esto tendré que quedármelo.
Es que me gustaba mucho.
Si me lo ileva a la Casa de Kutsuki, le pagaré el resto.
- ¿La Casa de Kutsuki? - Eso es.
Ya sabe, la que está la montaña.
Se lo doy.
Lárguese.
Llévese el dinero también. Váyase, largo.
Espera.
- ¿Quiere algo de mí? - Veo algo terrible, una desgracia.
- ¿De qué habla? - Quiero verte el rostro con detalle.
- ¿Mi rostro? - Eso es.
Acompáñame. Vamos a un lugar tranquilo.
Veo la marca de la muerte escrita en tu rostro.
¿Seguro que no te ha ocurrido nada extraño ni especial?
Pues no, que yo sepa.
¿Acaso tienes familia esperando? Si es así, vuelve con ellos.
De lo contrario, te espera la desgracia. Vuelve.
Aquí echarás a perder tu vida, sin remedio.
Vuelve enseguida.
Pero, ¿en qué se basa?
Sólo te digo que te estás jugando la vida.
Ahora mismo, lo paso muy bien con la Srta. Wakasa en la Casa de Kutsuki.
- Es un alma en pena. - Bobadas.
Créeme.
Por ese amor imposible, perderás a tu familia.
Y no sólo les perderás a ellos,
también perderás tu propia vida.
Espera.
Vete, si es lo que deseas,
pero debo protegerte de algún modo.
De lo contrario, morirás.
Pero yo tengo el remedio.
Utilízalo cuando veas
que la muerte se acerca.
Te darás cuenta enseguida.
Entra.
Qué maravilla.
Y un precioso colgante...
Qué maravilla.
Gracias por tu generosidad.
Qué alegría.
Has tardado mucho en volver. Me tenías muy preocupada.
¿Qué te ocurre? ¿Por qué estás tan triste?
¿Qué es lo que te ocurre?
Dime qué te pasa.
Ya nunca te dejaremos salir de aquí.
Nuestra familia fue aniquilada por completo
y las malas lenguas de la gente hablan demasiado.
Nos acusan de ser almas en pena.
Malditos miserables...
Genjuro, amor.
No permitiré que me abandones de ningún modo.
¿Y si nos fuéramos de esta casa
y nos trasladáramos juntos a mi pueblo?
Genjuro, amor...
Tú eres mi marido para siempre. Me acompañarás, ¿verdad?
Perdóname.
Te he mentido.
Te he dicho una mentira.
Tengo mujer y un hijo que me esperan.
Allí, en mi pueblo,
donde hay guerra.
No importa. Olvídate de ellos, cariño.
Déjame volver.
No.
No te dejaré ir.
Anda, tienes que acompañarme al sitio del que vengo.
Vamos.
Vámonos.
¿Qué os pasa, princesa?
Tiene algo en la piel.
- ¿Cómo? - Genjuro, tú no habrás...
- No es posible. - Muéstrame la piel.
Deja que vea lo que ilevas en la piel.
Si tenías mujer e hijo, ¿por qué te entregaste a la princesa?
No lo sé. No pude evitar sucumbir a su belleza.
El pecado en un hombre es sólo un desliz.
En una mujer, no.
Perdóname y déjame volver con los míos...
No, eso nunca.
Borra de tu piel
esas oraciones budistas.
De lo contrario, jamás te perdonaré.
Genjuro...
¿Cómo
se te ha ocurrido algo
tan increíblemente monstruoso?
Yo quería estar a tu lado para siempre.
¿Lo comprendes, amor? Para siempre.
Para siempre contigo.
Wakasa, mi pobre niña...
Antes de conocer el influjo del amor,
la pobrecilla se murió.
Yo no podía soportar la frustración de su alma
que no había conocido el amor, ni la felicidad femenina.
Y, por ello, me hice cargo de su espíritu atormentado.
La vestí con sus mejores galas y bajamos por este mundo
en busca de un amor que la haga feliz.
Y ahora que, por fin, su gran sueño se había hecho realidad
y había encontrado a un buen hombre como tú,
la traicionas y rompes su ilusionado corazón
que había hallado por primera vez la felicidad
la noche que se entregó a ti
creyendo haber encontrado un amor para toda la eternidad.
Si ahora la dejas y reniegas de su amor,
ella jamás volverá a encontrar la felicidad.
¿No tienes en el alma ni un ápice de piedad?
¿No te da pena condenar a una pobre joven
a ser infeliz el resto de la eternidad?
Genjuro, permite que tu corazón sea generoso y noble
y disfruta de la dulce compañía de la princesa para siempre.
Para siempre.
¡Perdóname! ¡Perdóname!
Genjuro...
¡Genjuro!
¡No, Genjuro!
¡Genjuro!
¡Genjuro!
¡Genjuro!
¡Genjuro!
¡Genjuro!
¡Genjuro!
Ahí está.
Tú, vamos, levántate.
- Maldito ladrón. - ¿Qué pasa?
¡Ahora verás, canalla!
Es el que ha robado el tesoro del templo.
Quieto.
Se equivocan. Yo no he robado en mi vida.
Calla.
Este sable ilevaba un mes desaparecido.
No, este sable era de Wakasa y estaba en la Casa de Kutsuki.
- ¿La casa de Kutsuki? - Eso es.
¿Te has vuelto loco?
La Casa de Kutsuki estaba aquí y fue destruida hace tiempo.
¡Canalla! ¡Te lo has inventado!
Confiesa de una vez que tú robaste el sable.
- Registradle. Adelante. - Sí.
¡No! ¡El dinero es mío! ¡Devuéivamelo!
Calla. Si no hubiera guerra, te meteríamos en la cárcel.
Pero el ejército de Shibata la ha destruido.
Eres muy afortunado. Lárgate.
La más delicada de las sedas
De ricos colores, de apreciados matices
Declinaría su brillo y perdería su riqueza
Tal como mi vida se desharía,
Amado mío...
Miyagi.
Miyagi.
Miyagi.
¡Miyagi!
Miyagi...
¡Miyagi!
Miyagi...
- He tardado mucho, perdóname. - Cariño...
- Bienvenido a casa. - Cariño, siento haber tardado tanto.
- Qué feliz soy. - Qué alegría.
- ¿Estás bien? - Sí.
Menos mal.
- ¿Y Genichi? - Ahí le tienes, durmiendo.
¿Puedo cogerlo? ¿Puedo abrazarlo?
Genichi. Genichi, tu padre ha vuelto.
Hijo, tu padre ha vuelto.
Hijo mío, qué ganas tenía de abrazarte.
Quería haber traído algún regalo para vosotros,
pero,
cometí un error terrible.
No me des explicaciones.
Lo importante es que has vuelto y que estás con nosotros.
Tenías razón.
La ambición me cegó y me apartó del buen camino.
Olvídate de todo eso. Ya estás en casa.
Supongo que estarás cansado.
Toma, el sake está preparado.
Toma.
También he preparado algo de comer.
Tengo
un poco de sueño.
He tomado demasiado sake, creo.
Qué tranquilidad.
Genichi, a dormir.
Tienes que dormir.
Papá ha vuelto a casa.
Y no volveremos a separarnos, hijo. Te lo aseguro.
Papá ha vuelto, sí.
Ya estoy de nuevo en casa.
Sí, por fin, estoy en casa.
Sí...
Estoy en casa, en mi casa.
Por fin, estoy en casa.
¿Hay alguien dentro? Abrid la puerta, por favor.
¿Qué?
Vamos, abre la puerta de una vez.
Sí, ya voy.
- Señor, ¿es Ud.? - Genjuro.
- Has vuelto. - Sí.
Muchas gracias por cuidar de mi familia.
¿Qué?
Ahí está.
Pequeño... Nos tenías preocupados.
Suerte que estás bien.
Pequeño...
- Se ha dado cuenta de tu regreso. - Sí.
Miyagi.
Miyagi.
Genjuro.
- ¿Acaso sufres una alucinación? - ¿Por qué?
Miyagi fue asesinada por un samurai.
¿Qué? ¿Está muerta?
Sí.
Ojalá siguiera viva.
Estaría encantada de verte, pero...
Está muerta.
Pobrecilla. Pobrecilla...
Yo he cuidado a Miyagi,
pero anoche desapareció.
Estábamos todos muy preocupados por éi.
Los lazos entre padre e hijo son muy fuertes.
Es asombroso, pero es evidente que notó que regresabas.
Adiós.
Hasta nunca.
¡Hasta nunca!
Has tenido que vivir la desgracia para darte cuenta
de que lo que te decía era verdad.
La guerra confunde nuestras mentes.
Y nos roba los sueños.
Ahora ya no sirve de nada arrepentirse.
Quiero que seas feliz a mi lado.
¿Por qué has muerto?
Miyagi...
¿Por qué has muerto?
No estoy muerta.
Estoy muy cerca de ti.
Veo que tus dudas han desaparecido.
Sé tú mismo y ocupa el lugar que te corresponde.
Adelante.
Vuelve al trabajo.
Qué jarrón tan bonito...
Aquí, a tu lado,
me siento feliz,
ayudándote y haciendo girar el torno.
Qué ganas tengo de ver esa pieza ya cocina.
La leña ya está preparada.
Ya no rondan soldados ni samuráis por la zona.
Vive tranquilo
y concéntrate en producir magníficas piezas.
Hemos pasado por tantos avatares...
Pero, por fin, te has convertido
en el hombre que yo deseaba que fueras.
A partir de ahora, mi alma
podrá descansar en paz sabiendo que tú eres feliz.
Cuida de nuestro pequeño y haz de éi un hombre de provecho.
Cariño, ¿no estás cansado? Descansa un poco.
No.
Toma, pequeño, está rico. Cómetelo mientras esté caliente.
- Hermano, aquí tienes la comida. - Sí.