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Diego Golombek - "El tiempo del lado de adentro".
Se trata de buscar el tiempo del lado de adentro.
Qué es lo que nos pasa adentro con el tiempo,
y un tiempo cíclico parecido al que algunos de los oradores nos dijeron hace unos momentos.
Y hay muchas formas de buscar ese tiempo del lado de adentro.
Podemos pensar en el tiempo como una escala: cuánto dura ese tiempo del lado de adentro.
Podemos pensar ese tiempo como un sentido.
¿Hay un sentido del tiempo así como hay visión, audición, olfato?
¿Hay un órgano de los sentidos que mide el tiempo en el cerebro?
¿El tiempo también se puede aprender? ¿Hay un aprendizaje del tiempo...
que también tiene que ver con el cerebro?
¿El tiempo tiene que ver también con la cultura, en tanto Biología?
¿Hay tempos biológicos en las distintas culturas?
Y por supuesto, ¿el tiempo tiene que ver con ciclos que nos ocurren adentro?
En la charla solamente voy a hablar del tiempo como ciclo,
y voy a contarles algún que otro experimento.
Pero hay muchas dimensiones posibles del tiempo en la Biología,
así como hay muchas posibles escalas del tiempo en la Biología.
Dentro de esas escalas podemos ir desde ciclos muy cortos
de microsegundos.
Gracias a los microsegundos sabemos que un sonido viene de allá o de allá.
El oído puede calcular microsegundos.
También tenemos tiempos muy largos
tiempos del orden de años, tiempos estacionales
bichos que año a año van variando, van cambiando su piel
tienen reproducción estacional,
bichos que tienen ciclos de muchos años de duración.
También son ritmos biológicos.
Sin embargo, me voy a sentar un tiempo medio que es el rango llamado circadiano, por "circa diem", "cerca de un día".
Ritmos que duran alrededor de un día.
Y todos los experimentamos muy a menudo
cuando dormimos, cuando estamos despiertos
en el cambio de estado de ánimo
son ritmos diarios o circadianos.
Hay muchas historias sobre los ritmos circadianos.
Y vamos a empezar por una historia más que histórica mitológica
que tiene que ver con este señor
que es Febo o Apolo de acuerdo a cuál sea su mitología favorita
y como dios, ¿que es lo que tenía que hacer? salir del Olimpo, andar con su carro dorado tirado por cuatro caballos.
[N.T: se pierde el audio]
Y Febo entre otras cosas, que ahí lo vemos con sus cuatro caballos y sus rayos dorados alrededor de la cabeza
andaba enamorando jovencitas.
Y estas jovencitas, una de las que se enamoró del sol
se llamaba Clitie.
Me corro un poco así la pueden ver, está buena por otro lado ¿si?,
y esta Clitie se quedaba mirando al sol
¿Y que hacía Febo?, la histeriqueaba. Miraba así "Ah, mira...que sé yo...una que me mira"
Y esta empezó a amenazarlo: "Dame bola, dame bola y va a pasar algo"
Y finalmente comenzó a transformarse.
No se ve bien pero comenzó a transformarse a partir de los pies
y luego de un tiempo se transformó en...
un girasol.
Aaahhh... (risas)
Eh, permiso: "Luego de un tiempo se transformó en un girasol."(Exclamaciones)
Cómo son, ¿eh?
Esto, es un ritmo biológico.
Es un ritmo biológico técnicamente aburrido
porque para que el girasol gire alguien le tiene que decir qué hora es
En la jerga se dice en un ritmo biológico exógeno:
para existir, alguien le dice es de día o es de noche.
Dentro de la Biología es por supuesto mucho más interesante pensar en un ritmo biológico endógeno.
Que haya algo dentro del organismo que mida el tiempo,
un reloj adentro del cuerpo, un reloj biológico.
Mucha gente pensó en este reloj durante mucho tiempo
y vamos a ver más allá de mitologías, historias de ritmos.
Una de las más simpáticas es la de este señor llamado Lineo
muy conocido entre los biólogos porque inventó la clasificación género-especie.
Y él era un botánico clásico de la Universidad de Uppsala en Suecia
y salía al mundo a ver las flores
y él inventó un reloj floral.
En el cual uno puede saber qué hora es en el mundo de acuerdo a qué flores están abiertas o cerradas en el campo.
Y este reloj tiene una precisión de alrededor de 15 minutos, si uno sabe mucho de flores por supuesto.
Pero esto no es un experimento, es una descripción.
El primer experimento cronobiológico no lo hizo un biólogo sino un astrónomo francés
llamado de Mairan en 1700 y poco
y este astrónomo tenía en su observatorio una planta mimosa.
¿Saben cuáles son las mimosas?
las sensitivas, que uno toca las hojas y se mueven.
Y vió que las hojas de la planta estaban extendidas de día y retraídas de noche.
Cualquiera de nosotros hubiera dicho en 1700 o ahora:
Eso ocurre porque están recibiendo el sol o dejando de recibirlo.
Pero el tipo este hizo un experimento que fue tecnológicamente muy complicado:
Agarró la maceta y la puso adentro de un ropero
a ver si las hojas se seguían moviendo.
Y el resultado es fascinante:
las hojas se seguían moviendo.
Esto sería el control: hojas abiertas cuando ven el sol, hojas más cerradas cuando es de noche
y adentro del ropero las hojas se siguen moviendo.
Hay algo adentro de la planta que marca el tiempo, hay un reloj biológico adentro de la planta.
Así como hay ejemplos históricos hay contraejemplos históricos.
Yo voy a hablar con mucho hincapié de ritmos biológicos
y no voy a utilizar la palabra bioritmos,
que es una engaña pichanga, una truchada
inventada. Y uso la palabra invención con toda premeditación
por un señor que los piscoanalistas seguramente conocen bastante,
que es Wittels Fritz,
que es este de la derecha, ¿quién es el de la izquierda?
Sigmundito, ¿sí? Jóven. No estamos acostumbrados a verlo así sin pipa.
Eran muy amigotes, ¿sí? Y es más, como buen otorrinolaringólogo, Fritz lo operó como tres veces a Freud de la nariz.
Y Fritz inventó los bioritmos sobra la base de casos únicos.
Le contaron que un leñador bajaba más árboles cada 21 días.
Y dijo "ñaquate, hay un ciclo físico de 21 días".
Después agregó un ciclo emocional de 28 días,
aparentemente ligado al ciclo menstrual,
y después alguien, otra persona, agregó un ciclo intelectual de 33 dias.
Esto es trucho, no es así.
Si bien uno puede ganarse la vida haciendo bioritmos
que es la ocupación secundaria de nuestro laboratorio por otro lado.
(Risas) Pero, ¿por qué hago mucho hincapié con esto?
Porque si uno habla de ritmos biológicos o cronobiología se imagina lo siguiente
que ocurre en una librería de Buenos Aires:
Uno va a buscar un libro de cronobiología a una librería real de Buenos Aires
y pasa esto:
este es un libro no muy bueno de un autor francés que se llama "Los ritmos biológicos".
Piensen quienes son nuestros vecinos:
"El Aloe Vera, una planta milagrosa", "La astrología predictiva",
"La guía práctica para el cronoocultismo", "Un gran cronobiólogo: Ernesto Che Guevara"
y mi favorito que es "El grande libro de cocina para mejor vivir y holgar"
"Holgar", vaya uno a saber por qué será "holgar". Yo olgo, tú holgas.
Pero espero que al menos en algún momento nos saquen de acá y nos pongan en Jardinería, en Deportes, en algo un poquito más serio.
Porque efectivamente la cronobiología, que es la que estudia los ritmos biológicos,
es una disciplina seria.
Lo digo yo porque vivo de eso, si no dijera eso la verdad no tendría mucha credibilidad.
Y tiene ciertos patrones generales,
por ejemplo, que ocurren en todo bicho que uno estudie.
El hecho de estar en un planeta que gire
nos ha impreso evolutivamente,
ha seleccionado los bichos que giran con ese planeta
que tiene ritmos diarios de aproximadamente 24 horas.
Y esto no es trivial.
Una bacteria que vive pocas horas,
cuando está en una colonia, tiene ritmos de 24 horas.
Un bicho que está en el fondo del mar,
que no ve el sol nunca o que está subterráneo,
también tiene ritmos de 24 horas.
Tan fuerte es esta impresión y esta selección natural en favor de los ritmos.
Volvamos a de Mairan, al experimento de este astrónomo.
Esto describe la cronobiología de esta manera:
Tenemos ritmos biológicos en lo que ustedes quieran medir
y están de acuerdo con el mundo, el mundo les dice qué hora es.
Y en la jerga al mundo se lo llama Zeitgeber (dador de tiempo).
¿El experimento de Mairán cuál fue?
Eliminar el zeitgeber y ver que se seguían manteniendo los ritmos.
Por lo tanto postulamos que hay algo que mide el tiempo y lo llamamos reloj.
Esto es la cronobiología: 3 cajitas
y 2 flechas.
Y así de sencillo nos genera las preguntas más básicas de la cronobilogía.
¿Qué va a decir un biólogo frente a este esquema?
Obviamente, ¿qué es ese reloj?
¿dónde está?, ¿cómo funciona?
Pero también, ¿cómo se pone en hora?
Y también ¿cómo es que ese reloj le dice al cuerpo qué hora es?
Estas son las preguntas que nos hacemos diariamente en el laboratorio.
Pero vamos un poquitito más atrás.
¿Cómo es eso de que hay un ritmo endógeno?
¿Para qué? si el mundo nos dice qué hora es.
Todo el tiempo nosotros podemos mirar por la ventana o salir de la cueva
y saber que es de día o es de noche.
Esa pregunta ha acompañado a la cronobiología durante mucho tiempo
y es muy confusa la distinción y vamos a dar un ejemplo de cuán confusa es.
Este señor viene con su moto, ¿sí?, y necesita saber qué hora es
y le pregunta al campesino que está muy ocupado:
"¿Qué hora es?", el campesino le toca las partes a la burra
y le dice "Y, son las 10:35".
Este no lo puede creer y le dice "¿Pero estás seguro?"
Y sí, efectivamente controla el campesino nuevamente...
"Sí, son las 10:35, 10:36 más o menos."
"Bueno, está bien". Pone su reloj en hora este señor
se va a hacer lo que tenga que hacer.
No le cree demasiado.
Y como vamos a ver enseguida vuelve y ahora quiere controlar el experimento.
Entonces como vemos el campesino está tan ocupado como hace un ratito.
Y le va a controlar justamente. "¿Buenas, cómo va?"
"Todo bien, si acá estamos."
"Bueno, ahora quiero saber si mi reloj anda todavía bien. Por favor, decime qué hora es."
"¿Otra vez? Bueh... a ver. Bueno, ahora son las 5 y media."
(Siete y cuarto, perdón)
"¿Siete y cuarto?, pero exactamente! Es justo, justo."
"Eh, que vamo' a hacerle."
"Pero, por favor me tenés que decir cómo lo hacés".
Y acá le va a explicar el señor cuál es su secreto,
y en realidad ve el reloj de la torre de la iglesia. (Risas)
Esto es un ejemplo perfecto de cómo uno puede confundir un dador de hora interno,
la burra,
con un dador de la hora externo.
Si uno va todos los días al laboratorio a la misma hora,
le está diciendo qué hora es a los bichos,
cuando uno piensa que no tienen otro horario.
Si uno hace un experimento con humanos,
y los deja ver la tele o les da de comer a determinadas horas,
les está diciendo qué hora es.
Y eso hay que evitarlo cuando uno está haciendo un experimento.
Cuando yo comencé con esto hace muchos años, hace veinte y pico de años,
no le creía a los ritmos endógenos,
justamente porque pensaba para qué tener ritmos endógenos
si el mundo nos dice qué hora es.
Y traté de buscar alguna situación en la que el mundo no nos dijera qué hora es.
Y ésta es una de esas situaciones:
Antártida.
En un momento del año en la Antártida no se pone el sol,
en otro momento del año no sale el sol.
Este es un buen momento para poner a prueba ese reloj endógeno.
Y pudimos hacer una campaña acá, donde está el signo de pregunta justamente,
en las Islas Shetland, en una isla de morondanga que se llaman Islas Medialuna,
que tenía un kilómetro de largo y era una base de la Armada.
Entonces nos preguntamos "¿Qué hacemos acá? Podemos medir bichos autóctonos,
aves marinas, mamíferos, invertebrados,
al personal de la base", evidentemente...
Y entre estas opciones elegimos lo más humano:
que resultaron ser estos muchachos,
que por lo menos no nos despertaron a las 6 de la mañana con la Marcha de San Lorenzo.
Entonces nos pasamos varios días midiendo estos muchachos
en un momento en el cual el mundo no dice qué hora es.
Y lo que pasó, independientemente de lo que hayamos medido,
a lo largo de un día en el cual el sol no se pone y la temperatura no cambia,
los bichos saben que a una hora tienen que hacer algo
y a otra hora tienen que hacer otra cosa.
¡Bárbaro! Vale la pena tener un reloj porque el mundo no siempre nos dice qué hora es.
Vamos entonces a buscar ese reloj.
Esta es una de las aventuras más fascinante de las neurociencias:
buscar el reloj biológico.
Y por ahi lo más interesante es que el primero que se dió cuenta cómo buscarlo,
no fue un cronobiólogo,
sino un cronopio.
Fue justamente (perdón, me pasé).
Fue justamente Julio Cortázar,
que en el '52 escribió:
"El tiempo entra por los ojos. Eso lo sabe cualquiera."
Traducción: no sabemos dónde está el reloj,
pero sabemos que se pone en hora con la luz.
Disfracémonos de luz, metámonos por el ojo y veamos a dónde va a parar.
Y el experimento se puede resumir aquí.
Bueno, lo que se veía ahi,
se supone que no tiene que ocurrir,
es que la luz entraba a través de los ojos,
y por una vía de la retina al cerebro,
va a parar a unos núcleos.
Esto no es parte mía, como ven, justamente está sacado de Howard Hughes.
Va a parar a unos núcleos que saben qué hora es.
Se llaman núcleos supraquiasmáticos, no importa demasiado la distinción técnica.
Entonces la luz le tiene que decir algo al reloj,
y ésa es la pregunta que yo me hago desde hace muchos años:
¿qué le dice la luz al reloj para ponerlo en hora?
Un reloj que no se pone en hora no sirve para nada.
Un reloj que atrasa o adelante unos minutos, al cabo de muchos días
atrasó o adelantó varias horas,
y de ser un bicho diurno me transformé en un bicho nocturno o viceversa.
No voy a encontrar novia, no voy a encontrar comida, voy a encontrar alguien que me morfe.
Por lo tanto no es útil no tener un reloj sincronizado.
Entonces, la pregunta de mi laboratorio es:
¿qué le dice la luz al reloj en términos neuroquímicos?
Y le vamos poniendo nombre a lo que pasa desde la luz,
hasta que cambia algo en el reloj.
Y mientras le íbamos poniendo nombres encontramos varias moléculas
adentro de las células que tienen que ver con esta charla de la luz y el reloj.
Una de esas moléculas se llama así, GMP cíclico
Entonces dijimos: Pará, sabemos que tiene que haber GMP cíclico entre la luz y el reloj
¿qué pasa si lo aumentamos?
tendrá que haber una avenida más grande para la luz
y el reloj se sincronizará más fácilmente.
¿Cómo hacemos para aumentar el GMPc?
Bueno, por ejemplo hagamos que se destruya menos.
Y resulta que hay fármacos que destruyen, que inhiben la destrucción del GMPc.
Uno de esos fármacos se denomina sildenafil.
¿A alguien le suena?
¿qué es el sildenafil? Pueden confesar absolutamente.
Sildenafil, es el ***®
Entonces, estábamos una noche en el laboratorio diciendo
"¿Che y si le damos ***®?"
"Nah, no bolúdo qué le vas a dar ***®?"
Bueno, digamos que sí, somos científicos serios.
Hicimos el experimento,
y fue absolutamente maravilloso.
Lo que hicimos fue un modelo de jetlag,
o sea de desincronización en vuelo,
para hamsters.
Los mandamos a Francia. Bueno, no nos dió en subsidio para mandarlos a Francia,
entonces simplemente cambiamos el horario de oscuridad.
Hicimos que la luz se apagara
6 minutos, perdón, 6 horas más temprano.
Como si estuvieran volando a Francia.
Esto que está acá es un experimento control.
Fíjense, la luz se apaga a esa hora, es un bicho nocturno
está activo.
Se apaga más temprano,
tarda un montón de días, como nosotros cuando volamos a Europa o Australia,
tardamos un montón de días en adaptarnos.
Si le damos ***®, además de que está mucho más feliz,
tarda muchos menos días en adaptarse.
Dijimos "esto está buenísimo", ¿sí?
Y tan buenísimo está que tuvo mucha repercusión este experimento.
Mucho más que cualquier otro experimento que haya hecho en mi vida.
Como por ejemplo, Fontanarrosa diciendo:
"Efectivamente me tomé un ***®, quedé preparado para enfrentar una noche de pasión y me dormí."
O bien Sendra diciendo:
"Es cierto que el ***® combate el insomnio,
cuando yo tomo ***® mi esposa me dice que quiere dormir."
O bien un gran honor que es haber aparecido en la Revista Barcelona®, ¿sí?
Donde "Los roedores alzados podrían curar el insomnio: nuevos usos del ***®"
Donde decimos cosas maravillosas
como que "la idea de darles ***® caía de maduro",
o "este hallazgo nos vino al palo, digo al pelo".
Debo decir que quién escribía esto era un conspicuo biólogo,
que no está ahora entre nosotros porque viajó a Europa, ¿sí?
Pero el mejor reconocimiento fue un e-mail que nos llegó sorpresivamente,
que decía "te han seleccionado con tus co-autores para ganar uno de los Premios IgNobel"
Que no teníamos mucha idea de qué se trataba,
pero es maravilloso: es un premio a los experimentos que primero te hacen reír
y después pensar.
Obviamente fuimos,
y acá les muestro mi pato de plástico
que es mi premio IgNobel,
y lo más maravilloso que es mi co-premiados,
como por ejemplo el Presidente de la Asociación Internacional de Tragasables.
(Risas)
Que es éste que está acá,
que escribió un paper que se llama "Tragar sables y sus efectos secundarios". (Risas)
Y ahí está demostrando algunos de los efectos secundarios.
Y estos que están acá,
y estos que están acá con la boca abierta son Premios Nobel
de verdad, ¿sí?
que estaban ahi mirando cómo el señor demostraba un experimento científico.
Bueno ¿y con esto qué? ¿Con esto qué?
Nosotros somos relojes andantes,
cualquier cosa que midamos a lo largo del día
va a variar.
Esto es un resumen de un montón de variables,
que si las medimos en distinto momento,
van a tener un máximo,
nuestra temperatura va a tener un máximo a la tarde,
nuestro cortisol a la madrugada,
nuestro grado de alerta, nuestra fuerza, todo va a cambiar a lo largo del día.
Por tanto, tiene mucha importancia la dimensión tiempo
dentro de la Biología.
No todos van a cambiar igual
algunos van a ser más matutinos, otros más vespertinos,
lo que se llama en la jerga "búhos" y "alondras".
Ahora nosotros, que la mayoría somos medio neutros,
ya estamos un poco corriendonos
más allá de nuestro horario de neutralidad cronobiológica, ¿sí?
Ya estamos pensando "¿cuánto va a hablar este pibe?
¿ya, ya está, no? más o menos."
O bien estamos mandando mensajes de texto: "¿cómo están los chicos? ¿cómo están los chicos, que es muy tarde?"
Básicamente...
No somos búhos o alondras de forma igual toda la vida.
Los adolescentes son típicos búhos.
Y no por cuestiones culturales.
También hay cuestiones culturales, pero las agujas del reloj de los adolescentes
apuntan a más tarde.
Por lo tanto tienden a hacer las cosas más tarde, y les cuesta mucho despertarse a la mañana
y les cuesta muchísimo la estupidez de que el colegio empiece a las 7.30 de la mañana.
Y cuando digo esto en una escuela salgo hecho un héroe.
Dicen: "¡Por fin la ciencia sirve para algo!"
Los pibes dicen: "¡Quiero ser científico!", efectivamente.
Esto además de ser una cuestión que cambia con el desarrollo,
cambia genéticamente.
Hay propensiones genéticas,
hay variaciones de ciertos genes
que hacen que seamos más búhos, más vespertinos,
o más alondras, más matutinos.
Excelente excusa, ¿sí?
La próxima vez que les digan que son unos vagos, que se despiertan muy tarde:
"son los genes, querido, no puedo hacer otra cosa".
Finalmente entonces, y con esto termino,
y quiero dejar picando esta pregunta:
¿Es entonces que estamos preparados para un mundo que ya no existe?
¿Un mundo en el cual el tiempo está dado por señales naturales
por el día, la noche, por las estaciones?
¿Es que Edison nos robó el tiempo?
¿Edison y sus amigos?
Seguramente sí.
Seguramente si medimos ritmos biológicos en poblaciones sin luz eléctrica,
que de hecho está investigado,
son muy diferentes.
¿Cómo sería el tiempo en una situación más natural?
¿Cómo serían nuestros ritmos biológicos?, ¿cómo sería nuestro sueño...
...en ausencia de patrones ambientales artificiales como la luz artificial?
Pero en realidad el tiempo no espera a nadie,
a mí tampoco, y con eso me parece mejor terminar.
(Aplausos)