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¡Jacuzzi!
Llamaron a la puerta
y apareció un tipo que parecía muy en forma.
Tenía la chaqueta abierta.
Quizás habían contratado a un sargento del ejército. Eso parecía.
¡Hola, hola!
Soy Sébastien y seré su entrenador.
¿Qué tal estáis? ¿Bien?
Como saben, la comida es muy importante
en nuestra actividad de entrenamiento.
Empezaremos hoy con una lección de cocina.
¿De acuerdo? ¡A la cocina!
Cuando llegué, me presenté
y fuimos a la cocina.
Miramos el frigorífico para conocer los hábitos alimenticios
y pasamos a la sesión de cocina.
La comida sana no tiene que ser aburrida.
Hay que tener fantasía. Vamos a empezar.
La sesión de cocina es esencial. Cuando se entrena
intensamente, hay que tener muy en cuenta
lo que se come y lo que se necesita comer. Las proteínas
son útiles para la construcción muscular.
Se deben añadir ácidos grasos esenciales
que permiten aumentar el nivel de energía.
Lo que nos enseñó es genial para mí porque...
tengo muy malas costumbres.
Fue muy útil para mí.
Soy mal cocinero. No cocino cosas sanas.
Lo que cocino es poco apetitoso y no tiene sabor.
Por eso, fue interesante para mí saber cómo hacer platos ricos.
Preparamos filetes de atún
con verduras, muy sencillo.
Acompañados de una especie de revuelto
de queso feta y requesón. Bastante básico,
pero con mucha energía.
El trabajo de hoy
fue muy agradable. Aprendí algo con la feta
y las nueces. Nunca lo había probado.
Me gustó. Con muchas proteínas, muy rico y sano.
¡La comida sana está lista!
Vamos a traerla.
Al final de ese delicioso almuerzo,
tuve la certeza de debía hacer eso más a menudo.
Es el tipo de comida que necesita tu cuerpo.
Aprecié mucho la compañía de Duncan.
Fue una colaboración muy agradable.
Escuchaba, aportaba ideas.
Lo aprecié mucho.
Bueno, ¿qué tal la comida?
-¡Buenísima! -Muy rica.
Perfecto, porque ahora vuelvo a ser el entrenador.
Cambiaos de ropa,
y adelante, tienen dos minutos. ¡Rápido, rápido!