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Usted estuvo a cargo de la organización de la COP 15 en Copenhague
y después asumió nuevas responsabilidades
pasando a ser la primera Comisaria europea de Acción por el Clima.
¿Que ha hecho usted desde principios de año
para asegurarse de que la próxima COP, en Cancún,
tenga éxito allí donde Copenhague fracasó?
Algo como Copenhague puede hacerse una vez:
crear un impulso, hacer presión,
ocuparse de que la cuestión del clima alcance
lo más alto de la agenda política internacional.
De hecho conseguimos cosas en Copenhague,
aunque no todo lo que habríamos querido ver realizado.
Pero algo así no es posible hacerlo dos veces.
Así que lo que vimos en Copenhague
es que el mundo simplemente no estaba preparado.
Las partes no quisieron asumir los compromisos necesarios.
De forma que, a principios de marzo, como nueva Comisaria,
sugerí que, para Cancún,
siguiésemos un enfoque más gradual.
¿Porqué no realizar en Cancún los beneficios de lo conseguido en Copenhague?
Quizá puedan obtenerse también algunas decisiones sobre agricultura,
sobre cómo adaptarse al cambio climático;
responder, los países desarrollados tienen que responder
de sus promesas financieras, etcétera.
Hay una serie de decisiones
que deberíamos ser capaces de tomar en Cancún.
Puede que los responsables políticos, nacionales y de la UE,
se hayan marchado decepcionados de la COP 15,
incluso muy decepcionados,
pero los responsables políticos locales y regionales no están parados.
¿Qué espera usted de ellos?
Espero que sigan haciendo lo que están haciendo.
Afortunadamente, muchos de ellos ya están haciendo muchas cosas.
Debo decir que cada vez que voy de visita a una ciudad,
y hablo con la gente del ayuntamiento local,
me sorprende y me impresiona
cuántas ideas se están llevando a la práctica de hecho en la vida real.
Así es como debería ser.
En Bruselas, en Europa, podemos tener ideas;
a nivel nacional se puede legislar;
pero, al final, en el mundo real, es en el nivel local
en el que tienen que hacerse las cosas.
Podemos enfocar mucho mejor el destino del dinero
que Europa da a las regiones, por ejemplo;
si estamos construyendo un puente, si estamos respaldando en Europa
la construcción de un nuevo puente,
¿por qué no tener en cuenta desde ahora mismo
que sabemos que se aproxima un cambio climático,
y que las aguas van a subir?
¿No podría el puente ser un poco más largo y un poco más alto?
Ya ve, cuestiones de sentido común como estas.
La acción por el clima es una cuestión que afecta
prácticamente a todos los ámbitos políticos europeos.
¿Es usted una "super Comisaria"?
No es como ser una super Comisaria,
sino que es otra forma de trabajar.
En lugar de decir:
tenemos una Comisaria,
es ella quien tiene que hacerse cargo de todo lo relacionado con el clima,
más bien se trata de pensar de forma diferente y de decir:
ahora debemos integrar las reflexiones climáticas
en todas las políticas importantes.
Cuando tomamos decisiones sobre el futuro del transporte,
de la agricultura, de nuestros edificios,
de nuestros coches, sobre cualquier cosa,
tenemos que pensar también en el clima.
Todo eso cuesta dinero
y todos sabemos que el dinero público es…
Pero, por cierto, también ahorra dinero.
Si somos más eficientes desde un punto de vista energético, ahorramos dinero
en el hogar, en la empresa, en todas partes.
Es cierto, pero el dinero público que se necesita
para poner de alguna forma estos programas en práctica
es cada vez más escaso.
La lucha contra el desempleo
y la recuperación económica,
nadie las pone en duda,
pero ¿dónde queda la lucha contra el cambio climático?
Tal como yo lo veo, si lo hacemos de forma inteligente,
entonces es también una agenda de creación de empleo.
Estoy absolutamente segura
de que si Europa sigue estando a la cabeza
por lo que se refiere a desarrollar las nuevas ideas,
las nuevas soluciones, las nuevas tecnologías,
los productos tecnológicamente eficientes,
también podremos beneficiarnos de ello,
y también es posible verlo del revés:
si somos demasiado autocomplacientes, si nos relajamos demasiado,
perderemos nuestra posición de liderazgo,
que ya ha creado un montón de exportaciones y de puestos de trabajo,
y perderemos posiciones frente a nuestros competidores
en Corea, en Brasil, en China, o allí donde se encuentren.
¿Tendría que haber un nuevo instrumento financiero europeo
para el cambio climático?,
¿o está usted a favor de una mejor compartimentación
de la financiación existente
dentro de los flujos de financiación,
como los fondos estructurales?
Sabemos que en los próximos años no habrá
una gran cantidad de nuevo dinero en circulación,
esa no es la situación europea.
Por tanto, yo preferiría mucho más que
seamos mejores a la hora de obtener valor por todo el dinero
que ya está ahí: en los fondos estructurales,
en los fondos regionales, en el sector agrícola.
Hay tanto dinero ahí
que podemos emplearlo de una forma mucho más centrada,
en línea con lo que son nuestras prioridades políticas.
En esta discusión sobre Europa 2020 y sobre el presupuesto
¿le pedirá usted a su compañero, el Comisario Hahn
que le otorgue una mayor participación?
Si, ya lo he hecho, y el resultado ha sido
un grupo de comisarios que tratarán sobre el clima,
y yo soy quien dirigirá ese grupo.
Hemos tenido esa reunión y yo sugerí
este control "a prueba de clima" para todos los presupuestos,
y mis colegas estuvieron básicamente de acuerdo.
Pero, si la entiendo a usted correctamente,
¿la vía sigue siendo usar los fondos regionales
para la financiación de esos proyectos?
Si, y creo que eso ayudará también a la gente de las regiones
porque también saben que hay unos recursos inmensos
¿pero por qué no los usamos de la forma más inteligente posible?
El dinero público no será suficiente.
¿Cuál es su postura sobre el uso de acuerdos de asociación público-privados
en el ámbito del cambio climático?
Bien, estoy a favor de las asociaciones público-privadas
y creo también que ahora resultará algo cada vez más natural,
puesto que el sector privado va a notar
que el precio de emitir carbono
se va a ver incrementado en los próximos años
debido a que tenemos estos objetivos fuertes.
Y también tendrán interés en trabajar conjuntamente con el sector público.
Está usted en lo cierto,
no podemos combatir el cambio climático únicamente con medios públicos.
Eso no sería nunca suficiente.
Usted se va a dirigir al Comité de las Regiones
en el Pleno de octubre.
¿Por qué ha decidido usted hacerlo?
He sido invitada.
Considero que es indispensable, porque
podemos sentarnos en la mesa de negociación internacional
y discutir, y discutir,
y cabe esperar también que alguna vez se llegue a un acuerdo sobre algo.
Pero, en definitiva, es allí dónde la gente vive su vida
dónde es necesario encontrar y aplicar las soluciones.
Creo que las regiones tienen una enorme responsabilidad
y enormes posibilidades de ser los que pongan las cosas en práctica.
Considero que es muy importante
tener un diálogo óptimo
entre los distintos niveles.
No sólo porque podría decirles lo que creo que tienen que hacer
sino, más importante aún, porque pueden venir y decirme,
como representante de la Comisión,
qué obstáculos ven ellos para hacer todas las cosas que quieren hacer.
El Comité de las Regiones va a celebrar un acuerdo
con la Asociación Americana de Alcaldes
sobre el cambio climático.
¿Le gustaría a usted ver a otros países
en la celebración de dicho acuerdo?
Creo que lo que necesitamos en este momento a nivel europeo
es que consigamos reunir todas las propuestas y las ideas que existen
y que mejoremos en la difusión de las mejores prácticas
y que empecemos a hacerlo bien.
Pero estoy a favor de que la iniciativa europea
intente inspirar a los americanos,
puesto que la iniciativa ciudadana americana es, de hecho,
una de las iniciativas más cambiantes
que hemos visto en los Estados Unidos en los últimos años.
Hablemos un poco acerca del régimen de comercio de derechos de emisión.
Hay quienes piden ahora un objetivo más ambicioso
y reclaman una reducción del 30% de los gases de efecto invernadero.
¿Cuál es su opinión sobre este asunto?
Considero que es muy importante que Europa
cumpla sus promesas
de que, si hubiese otros que fuesen ambiciosos,
estaríamos dispuestos a llegar hasta el 30%.
Creo que sería muy desafortunado
si Europa, después de Copenhague,
se echase para atrás de esta promesa.
¿Estaría usted dispuesta a llegar hasta el 30%?
Llegado el momento oportuno.
Oportuno, eso quiere decir…
Eso quiere decir cuando los otros hagan también algo.
Deberíamos escoger muy bien el momento,
preferiblemente de forma que podamos utilizarlo
como moneda de cambio para hacer que otros también contribuyan
porque, de otro modo, nosotros podríamos estar contentos, pero el resto del mundo
no estará en mucha mejor situación,
porque necesitamos que los demás sean más ambiciosos
incluso para permanecer por debajo del incremento de dos grados.
Parece que algunas fábricas de los países en desarrollo
están aumentando la producción de estos muy nocivos gases
con el fin de obtener certificados para su posterior destrucción.
Eso ya ha cambiado.
Es cierto que en algunos proyectos muy iniciales,
dentro de lo que se conoce como el Mecanismo de Desarrollo Limpio,
era posible sacar partido de ello de alguna forma, pero actualmente
ya no se puede seguir haciendo ese tipo de proyectos.
¿Es que hay un sistema mejor?
Podría haberlo, pero el mundo no lo conoce aún.
Fijar un precio al CO2, ese es el instrumento de mercado más eficiente,
lo encarece si uno poluciona mucho,
lo abarata si uno poluciona menos.
Al final, ¿quién es quien controla todo lo que pasa?
Por ejemplo, si algo es financiado mediante este mecanismo de desarrollo limpio,
existe una junta que debería controlarlo
y ha habido algunas malas experiencias, pero se ha aprendido de ello.
Creo que es siempre así
cuando se crea un sistema complicado, y este lo es,
y, no nos engañemos,
siempre será así tratándose de sistemas internacionales.
Si, y es importante también que uno pueda controlar
que las cosas se hacen realmente tal como fueron pensadas.
Tratando con todos estos problemas mundiales, que ponen en peligro nuestro planeta,
¿puede usted seguir durmiendo bien por las noches?
Si, duermo muy bien cada noche.
Mucha gente está intentando hacer aportaciones
para que el mundo pueda moverse en la dirección adecuada.
Y no lo lograremos
si nos movemos en el corto plazo, en el día a día.
Si miro el estado en que estaba este asunto hace cuatro años
veo lo lejos que hemos llegado realmente.
Algunas veces uno no debe, como político,
mirar cada día si hemos dado grandes pasos.
Pero a veces, si uno lo mira como un proceso, puede decir,
¡Wow! Cinco años antes
nunca habríamos pensado que hubiese podido ocurrir eso.
Algunas veces me reconforta, ¿sabe usted?,
que nos estamos moviendo realmente en la buena dirección;
a veces demasiado lentamente, y eso podría quitarme el sueño,
pero si no duermo no puedo luchar,
de modo que tengo que dormir.