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(Audio de la película, en inglés)
Seguramente todos recuerdan este episodio
cuando el piloto de ese avión
salió del aeropuerto de la Guardia de Nueva York
y a los pocos minutos entendió dos cosas:
Primero, que no tenía más motores
y segundo, que no tenía tiempo de volver a la Guardia,
no tenía tiempo para volver al aeropuerto y aterrizó en el río Hudson.
Si el piloto de ese avión hubiese sido una computadora, todos estarían muertos.
155 personas que estaban en esa máquina salvaron su vida,
porque el piloto era un ser humano y tenía un cerebro humano.
Pero particularmente, tenía un área cerebral que se llama lóbulo frontal, intacta.
El cerebro trabaja en red,
cuando tenemos una función cognitiva se activa casi todo el cerebro,
pero hay áreas que son más críticas, esto lo voy a repetir durante la charla.
Si hay un área del cerebro humano que nos relaciona con nuestra identidad,
es el área frontal.
Lo que nos hace diferentes a todos los que estamos acá hoy,
lo que nos diferencia de las demás especies.
Si hay una lesión en la parte posterior del cerebro
que es clave para el proceso de percepción del mundo externo,
la persona va a tener seguramente un déficit en percibir el mundo, pero va a ser la misma.
Si hay un daño frontal, uno no va a ser el que fue,
uno comienza a ser distinto, cambia la personalidad.
El lóbulo frontal tiene neuronas que son diferentes a otras partes del cerebro.
Por ejemplo, hay neuronas del sistema olfatorio, del olfato.
La red que regula el olfato tiene neuronas que responden básicamente a estímulos olfatorios.
Algunas de las neuronas que procesan la visión responden al estímulo visual.
En cambio, como uno esperaría del área más crítica del cerebro humano,
las neuronas frontales responden a diferentes cosas según el contexto.
Por ejemplo, pueden responder al perro o a un estímulo viendo un gato,
dependiendo del contexto.
Esta área que es crítica para nosotros
termina de madurar entre la segunda y la tercera década de vida
y tiene una función importante en varias funciones intelectuales y cognitivas.
Por ejemplo, la planificación, la toma de decisiones,
la memoria, el lenguaje, la interacción social.
Mi cerebro está cambiando porque estoy acá
y ustedes, están cambiando sus cerebros, porque me escuchan a mí,
les guste o no les guste lo que digo.
La interacción social cambia nuestro cerebro.
Aun en el ascensor, cuando nos miramos con el vecino, tenemos que decirle algo por compromiso,
vemos si nos quiere o no... El cerebro se está activando y el del vecino también.
No se puede entender un cerebro humano como algo único,
se tiene que entender como una interacción entre dos cerebros.
Si ustedes me aprietan el cuello y me dicen
"Facundo, ¿cómo resumirías el cerebro humano?"
yo diría "bueno, es un órgano social".
Y parte de la complejidad del cerebro humano
para muchos investigadores se explica
por la complejidad social que nuestra especie ha alcanzado.
Y si no creen en la complejidad social que hemos alcanzado,
miren todo lo que hemos creado:
las sillas, el micrófono, la computadora que no anda, mi camisa y todo esto que estamos haciendo ahora.
Hemos aprendido mucho del lóbulo frontal
por pacientes que lamentablemente tuvieron problemas neurológicos o psiquiátricos,
pero también aprendimos por la nueva tecnología, las imágenes.
Hoy podemos estudiar el cerebro con aparatos que ven en vivo
qué pasa en nuestro cerebro cuando imaginamos,
cuando memorizamos
y la memoria humana no es una sola: hay diferentes tipos de memoria.
Hay una memoria de dónde y cuándo: yo me recibí tal día en tal lugar,
hay una memoria que es una memoria episódica y hay un área clave en ese hipocampo,
hay otra memoria que es la que estoy usando ahora que es una memoria "online":
yo estoy tratando de decir palabras que no dije unos segundos antes,
o también cuando tengo un número de teléfono en la cabeza,
lo marco, hablo con la persona y lo olvido, es una memoria más online.
Esta memoria sí tiene mucha dependencia con el lóbulo frontal.
Pero hay otras memorias que sabíamos, por lesiones y por estudios de animales,
en las que no era tan importante el lóbulo frontal
o la memoria semántica: saber que Montevideo es la capital de Uruguay,
no sabemos cuándo aprendimos eso, es un concepto,
como que esto es una camisa.
Hoy sabemos por las técnicas de imágenes
que el lóbulo frontal
se activa en todas estas memorias en el humano:
cuando tiene una memoria autobiográfica,
una memoria semántica, una memoria online, una memoria episódica,
además de otras partes del cerebro que sabíamos por animales
y por humanos
hoy sabemos que en vivo, el lóbulo frontal juega un rol importante.
Y hablando de memoria, quiero decirles que avances en las neurociencias
en las últimas décadas,
debido al avance genético, [avance] de imágenes
y que hay más científicos en la humanidad que en toda la historia de la humanidad
han demostrado que la memoria humana es el último recuerdo.
Cuando uno evoca una memoria, se hace inestable
y cuando la vuelve a guardar, se guarda
y si lo que se guarda coincide con el evento
vamos a recordar el evento tal cual.
Pero si cuando se evoca la memoria agregamos cosas
y se guarda con diferentes contextos emocionales
o situaciones,
lo que vamos a recordar la próxima vez
no es el hecho que pasó,
sino el último recuerdo.
Básicamente, y lo repito porque es un hecho importante,
cuando uno evoca una memoria, la memoria se hace inestable
y se vuelve a guardar como cuando uno guarda un documento Word en la computadora,
lo que se guarda es lo que se va a recordar la próxima vez.
Si uno hace un viaje de enamorados y uno está más enamorado que el otro
y lo cuenta cien veces, y el otro lo cuenta dos porque está poco enamorado y lo pasó mal,
seguramente el más exacto es el que lo contó dos veces,
porque el que lo contó cien veces
va a poner cosas emocionales en el viaje y en el contexto
que no van a tener nada que ver con la realidad.
Aprendimos del lóbulo frontal
que es el encargado de planificar,
de organizar la conducta temporal del lenguaje,
de la emoción y de los aspectos racionales,
[por experiencias] de los pacientes.
Una de esas experiencias, es la lobotomía.
La lobotomía es un procedimiento que afortunadamente no se usa más,
pero fue muy popular en Europa y en Estados Unidos
hace décadas y a partir de los '70 cesó la actividad.
Básicamente le destruían el lóbulo frontal entrando con un fierrito por el ojo,
que destruía a personas con una depresión incurable en ese momento,
con obsesiones que no los dejaban tener una vida independiente
o con dolores intensos.
Y había una foto muy expresiva de una persona muy preocupada
que después de la cirugía estaba con un habano totalmente liberado.
Se le habían acabado las obsesiones,
pero había dejado de ser él mismo:
estaba completamente desinhibido, despreocupado.
Y así aprendimos lamentablemente lo que sucede con una lesión frontal.
También aprendimos sobre lo que pasa con una lesión frontal
con un experimento natural que sucedió en Cavendish, un pueblo de Vermont.
En Cavendish, había una empresa que estaba construyendo un ferrocarril
y un capataz, Phineas Gage, era muy obesivo.
Llegaba temprano a trabajar, se iba último,
todo el mundo confiaba en la palabra de él,
los jefes en la empresa confiaban en él,
los obreros que dependían de él estaban muy contentos.
Era una persona muy confiable hasta que en la explosión de una mina,
un fierro le atravesó el lóbulo frontal.
El fierro salió, no quedó incrustado.
Básicamente esta parte del cerebro había desaparecido.
Lo llevaron a Boston, hoy el fierro está en el Hospital de Harvard.
Es un caso muy famoso, no estoy violando ninguna confidencialidad médica,
todos los datos que voy a decir
fueron muy difundidos en los medios internacionalmente, científicos y no científicos.
Phineas Gage llega al hospital de Boston, primero, consciente.
Segundo, hablando perfectamente, memorizando todo lo que pasó.
Después de una semana se va de alta,
con un agujero en la parte anterior del cerebro.
Los círculos médicos de Boston se preguntaban "¿para qué sirve esa parte?"
Porque Phineas Gage salió de alta con la misma inteligencia.
La ciencia no puede medir toda la inteligencia, no se puede medir el humor, la ironía, la valentía,
pero se pueden medir algunos aspectos de la inteligencia ***ítica.
Y esa inteligencia ***ítica estaba preservada en Gage.
El lenguaje estaba preservado, la memoria o las memorias estaban preservadas,
la atención estaba preservada, las funciones espaciales estaban preservadas,
no tenía ningún déficit motor.
Entonces los médicos en Boston decían ¿para qué sirve esta zona del cerebro?
Al tiempo se dieron cuenta.
Phineas Gage se puso totalmente desinhibido,
empezó a tomar decisiones financieras en contra de él mismo,
decisiones sociales, laborales, familiares.
No quiero hacer un juicio moral sobre qué está bien y qué mal en toma de decisiones,
pero si alguien tomaba decisiones ventajosas en su vida, previo a un accidente,
y luego del accidente empieza a tomar decisiones
que juegan en contra de uno el aspecto social, laboral y familiar,
claramente hay un déficit de toma de decisiones.
Lo curioso es que ese déficit de Phineas Gage
no pudo ser explicado como pérdida de la razón;
porque el intelecto, la parte intelectual, la memoria, la atención,
la inteligencia, el lenguaje estaban intactos.
¿Y qué pasó? Es que el fierro atravesó la zona frontal,
que cumple otra función además de todas las que dije antes,
que es regular la emoción y lo racional.
El lóbulo frontal es el que se encarga en nuestro cerebro
de adaptar socialmente los impulsos innatos que todos tenemos.
Todos queremos devolverle una piña a alguien si nos pega por sorpresa, todos.
Pero algunos no lo hacen.
Todos queremos acercarnos al estímulo ***, todos.
Y todos queremos decirle a una persona que es molesta, es mentirosa o cínica,
que es un mentiroso o un cínico.
Y eso es lo que las personas con daño frontal hacen.
Entonces el déficit de Phineas Gage era un déficit emocional
que guía a la toma de decisión "racional"
y los seres humanos tomamos decisiones permanentemente.
La vida no nos lleva a tomar decisiones sólo cuando elegimos una carrera universitaria,
cuando elegimos un trabajo, o cuando elegimos un plato de comida en un restaurante,
o cuando yo elegí esta camisa seguramente consciente, viendo si tenía una camisa similar o no.
Obviamente que esas decisiones son conscientes y tenemos muchas decisiones conscientes,
pero vivimos tomando decisiones.
(Dirigiéndose a alguien del público) ¿Cómo te llamás vos?
(Respuesta de la persona) Mercedes.
Mercedes está tomando decisiones en este momento, mirarme a mí o mirar la pantalla,
mirar al señor, pensar qué estoy diciendo o pensar qué va a comer más tarde.
Vivimos tomando decisiones.
Y el cerebro, evolutivamente, ha desarrollado un mecanismo de toma de decisiones
donde no puede evaluar los pros y las contras permanentemente
porque si no, no tendríamos tiempo para tomar todas las decisiones que tomamos.
Porque tomar decisiones no es solamente elegir un plato de comida, o una camisa,
o una carrera universitaria.
La toma de decisiones es permanente, entonces el cerebro humano
ha desarrollado evolutivamente un mecanismo automático,
muchas veces no consciente,
que incorpora el contexto que cambia, como pasó acá en esta charla:
Yo pensé que tenía déficit frontal hasta esta charla, pero ando bastante bien.
Cambió el contexto y yo me pude adaptar al contexto.
Lo mismo que el piloto del avión.
La toma de decisión humana no es un proceso lógico ni computacional,
sino que está guiado por las emociones.
Pacientes como Phineas Gage tienen lo que se llama "miopía del futuro".
Phineas Gage sabía qué estaba bien y qué estaba mal,
sabía que por las decisiones que tomó no lo admitieron en el trabajo.
Los pacientes frontales saben qué está bien y qué está mal, no es un problema de conocimiento.
Sin embargo, eligen el riesgo, la recompensa inmediata.
Por eso, muchas veces en la neurobiología decimos que estos pacientes tienen miopía del futuro.
No pueden resistir la tentación inmediata,
aunque esa tentación inmediata sea perjudicial en el largo plazo.
Y esta teoría de la biología de la toma de decisiones, está dando luz para entender algunos aspectos,
no todos porque son fenómenos multifactorales y complejos; pero, por ejemplo, la obesidad.
En todos los supermercados hay un tarro de helado y algunos no pueden resistir comerlo
a pesar de que saben que van a aumentar 500 calorías a la tarde o a la mañana siguiente,
o inmediatamente después de comerlo.
Lo mismo pasa con la adicción severa a las drogas o con el juego patológico.
El jugador patológico no es el que juega a veces en el casino, sino el que no puede vivir sin jugar.
Hay un caso de un paciente mío que tenía la plata que había juntado durante meses
para pagar su luna de miel, y el día anterior al casamiento, se la jugó.
Claramente, no vio el futuro: que la mujer lo iba a matar.
Ahora vamos a escuchar un poco de música,
y les voy a contar qué tiene que ver esto con el lóbulo frontal.
(Música)
Este es el Bolero de Ravel.
Ravel lamentablemente sufrió una enfermedad que afectaba el sistema frontal.
Esto está bien evidenciado en la literatura médica.
Y muchos investigadores creen en la hipótesis
de que parte de su obra artística fue influenciada por su enfermedad frontal.
Porque los frontales también perseveran, son como "piñón fijo" muchas veces,
no pueden tener esa flexibilidad cognitiva que es necesaria para sobrevivir.
Incluso, en el bolero la melodía se repite como 17 veces
y algunos investigadores en 'papers' científicos tienen la hipótesis de que la enfermedad lo afectó.
Pueden ver que la perseveración, ser "piñón fijo" cuando uno es un genio es agradable;
el asunto es cuando uno persevera y no es un genio.
Se creía que el lóbulo frontal era más grande en los humanos que en otras especies.
Hoy sabemos que no.
Hoy sabemos que parte de la complejidad frontal quizá sería por las conexiones cerebrales,
no tanto por el tamaño del lóbulo frontal.
Este es un estudio que hicimos cuando yo vivía en Inglaterra, en Cambridge,
para que vean que hubo muchos Phineas Gage en la historia.
Estudiamos un grupo de 30 pacientes como Phineas Gage.
La neurobiología no hace una regla de un solo caso, sino que hay muchísimos laboratorios en el mundo
que por décadas han estudiado el fenómeno que originalmente se dio en Gage.
Y la lesión frontal no sólo se da con una lesión, con un fierro o con un accidente vascular.
Esta es una enfermedad degenerativa, como el Alzheimer,
pero en vez de afectar el hipocampo que regula la memoria,
afecta el lóbulo frontal degenerativo.
Esto es una foto del New York Times, es un senador americano de Nuevo Mexico
que renunció al cargo teniendo esta patología frontal.
Pero lo interesante, es que la mayoría no se daba cuenta,
porque lo que se afectaba no era como en el Alzheimer,
no era la memoria o la orientación, era la conducta.
y a veces estos pacientes son más simpáticos.
Esta es la foto que les quería mostrar sobre cómo la obesidad, el juego patológico
y la adicción a las drogas también
se está investigando como un déficit en toma de decisiones.
El no poder inhibir la recompensa inmediata a pesar de que va a ser perjudicial en el largo plazo.
El ser humano contemporáneo cuenta con todos los recursos
para resolver muchos de los problemas sociales más urgentes, por ejemplo la pobreza.
Sin embargo, en los temas sociales hay emoción.
Cuando hablamos con un jefe hay emoción;
cuando hablamos con nuestra pareja hay emoción;
cuando nos encontramos con la competencia hay emoción;
cuando abordamos a alguien hay emoción.
Los temas sociales involucran emoción,
porque tienen implícito poder, sumisión
y beneficio personal.
El enfoque en la razón,
en el control del comportamiento humano,
en la anticipación de la conducta
ha generado la falsa idea de que nos manejamos con la razón.
La historia humana claramente contradice el hecho de que somos seres totalmente racionales.
Para terminar, quiero contarles que la miopía del futuro
no sólo está relacionada con lo neurológico.
Y quiero cerrar con una historia personal que seguramente es la historia de
muchos de ustedes y es la escuela pública argentina.
Como muchos de ustedes, yo soy producto de la escuela pública de nuestro país.
Esto es Arroyo Dulce, un pueblito de campo satélite de Salto,
entre Pergamino y Salto,
esta es mi escuela primaria y secundaria en Salto, y finalmente la UBA.
Luego me fui al exterior y volví.
Como a muchos de ustedes, este sistema público
me permitió cumplir mis sueños y mis objetivos.
No fue lo único, pero fue una base importante
con la que yo pude cumplir mis sueños personales y objetivos.
Y este proyecto de educación pública
que diferenció a la Argentina de otros países en América Latina,
y del cual estamos orgullosos los argentinos,
fue pensado por una generación de argentinos que claramente no tenían miopía del futuro,
que pudieron pensar un sistema educativo más allá de su vida biológica
Por eso espero, anhelo,
como seguramente todos ustedes esperan y anhelan,
que las próximas generaciones de argentinos,
incluso mi hijo Pedrito que tiene 4 años y está por ahí, Manuela que tiene 6 y está por ahí
digan lo mismo de nosotros: que no tuvimos miopía del futuro.
Muchas gracias.
(Aplausos)