Tip:
Highlight text to annotate it
X
"...y la contribución esencial de muchos otros, presentan:"
BASADO EN LA NOVELA DE ALFRED DÖBLIN.
PELÍCULA EN 13 EPISODIOS Y UN EPÍLOGO.
¿Qué, Biberkopf, problemas?
No, me he quedado sin cerveza. Voy a por más.
Sí, la cerveza.
¿Me das mi leche ya o tengo que morirme antes?
Ya está otra vez.
No piensa más que en meterse con uno.
Antes era una buena mujer, pero cómo cambian.
No piensa más que en meterse con uno.
Tu leche estará preparada enseguida.
Hola, Sr. Greiner.
Necesito provisiones.
Vaya, Sr. Biberkopf, no le ha costado mucho.
Cuando uno necesita algo, lo necesita, ¿eh?
Es verdad.
Y déme una botella también, pero sólo por diversión.
Enseguida.
Por desgracia, no nos queda licor.
Arruinados,
Greiner se dedica sólo a beber y a dormir.
¿Y qué debería hacer su marido si no tiene trabajo?
Hoy todo el mundo se dedica a vagar.
Cuando tiene razón, tiene Vd. razón.
Yo también opino lo mismo.
¿Sabe lo que no entiendo?
No entiendo de qué viven ahí.
¿Dónde?
En esa zapatería de ahí.
Cuatro grandes escaparates, todo de lo más elegante,
pero nunca veo clientes.
Contrataron a 6 chicas para despachar,
es decir, cuando hay clientes.
80 marcos cada una al mes.
Cuando el negocio prospere y ellas sean viejas, ganarán 100.
Es la zapatería de la anciana Sra. Grillmann.
Antes era bastante normal,
sin ese gran escaparate, ni tan recargada.
Pero entonces se casó con el gerente,
y desde entonces duerme en la parte trasera.
Lo está pasando mal.
Es un tipo hábil que ha levantado la tienda,
pero tiene menos de 40.
Y eso es una desgracia, pues a veces llega tarde a casa,
y la vieja está despierta,
y está tan enfadada que no puede dormir.
Es lo que consigues
casándote con alguien más joven que tú.
"IV. UN PUÑADO DE PERSONAS EN LA PROFUNDIDAD DEL SILENCIO."
La importancia de la grasa en la nutrición:
la grasa cubre los huesos y protege los tejidos.
Las personas escuálidas se quejan
de problemas en las plantas de los pies.
Dénos otra botella.
A él también. No se sostiene sobre una pierna.
No, no. Nadie se sostiene sobre una pierna.
A menos que te pegaran un tiro en la guerra,
pero eso tampoco es natural, ¿eh?
Junto al abogado viven dos matrimonios gordos,
el hermano con su mujer y la hermana con su marido.
Tienen una niña enferma.
Junto a ellos vive un aprendiz de hornero con su esposa.
Creo que ella trabaja en una imprenta.
Ella misma me dijo que tenía una infección de ovarios.
Una infección de ovarios, mujeres.
¿Qué sacan los dos de la vida?
Primero se tienen ellos mismos, y después, los domingos,
una obra de teatro y películas, y a veces reunión de club,
y después visita a los padres...
¿Eso es todo?
Bueno, como si eso no bastara.
También está el buen tiempo, el mal tiempo.
Chorradas.
Sentarse enfrente de la estufa, desayunar y esas cosas.
Qué clase de vida llevan los capitanes y los generales.
Qué saca nadie de la vida, no nos engañemos.
Y justo encima de ellos vive el abogado, Löwenhund.
Es un tacaño.
Tiene una señora de la limpieza que le barre el linóleo,
pero no tiene para pagar una aspiradora.
No está ni casado.
Y la señora de la limpieza rasca y limpia,
y está muy flaca, pero elástica para haber tenido dos hijos.
Sí, Sr. Biberkopf, tacañería.
Y por último, rechazo con firmeza la acusación
del Tribunal Regional de que los conejos salvajes
del Gran Ducado de Sachsen-Altenburg
han de ser considerados animales de caza.
Detrás vive un camarero con su mujer en un piso
muy bien amueblado, un candelero de cristal con colgantes.
ÉI siempre está en casa hasta las 2, duerme y toca la cítara.
Su mujer trabaja en unos grandes almacenes,
es la supervisora o algo así,
o al menos eso dice.
ÉI estuvo casado antes,
pero su mujer debió engañarle mucho.
Siempre se apañaba para consolarle y reconciliarse,
pero al final él se largó.
Y cuando los procedimientos del divorcio empezaron
le declararon culpable a él porque se había ido.
Nunca pudo demostrar que ella le había engañado.
Entonces conoció a su actual esposa,
cuando ella iba buscando a un hombre.
Es siempre lo mismo.
Del mismo calibre que la primera, aunque un poco más lista.
No se entera cuando ella le engaña.
...no fue posible.
Espero tener la oportunidad
de visitarle el próximo miércoles y le pido
que sea paciente hasta entonces.
Sinceramente suyo...
Estimado Sr. Tollmann,
por lo que se refiere al caso de su hija,
le pido un nuevo honorario de 200 marcos.
Puede pagarlo a plazos si lo desea.
En 2º lugar...
Encima de ellos, junto a Vd., ahí vivimos nosotros.
Greiner, el gerente, no está mal,
se mantiene a distancia cuando se emborracha,
pero a veces se pone furioso.
Las compañías de seguridad lo vigilan todo.
Están por todos lados,
vigilan, ponen relojes, alarmas antirrobo,
servicio de seguridad y protección de Berlín,
sistemas de seguridad de Alemania,
servicio de seguridad y protección del área de Berlín
y anterior división de seguridad de la junta
de propietarios de Berlín,
cuartel central del oeste, compañía de seguridad.
Las obras completas de Sherlock Holmes,
de Conan Doyle.
Servicio de vigilancia, servicio de lavado,
servicio de lavandería Apolo, lavandería Adler lo hace todo,
lavado de cuerpo y manos,
especializada en ropa interior de caballeros y damas...
Enfermedades venéreas, desgracia que uno se acarrea solo,
Tribunal Supremo de Frankfurt, 1 C 5.
En el caso de los solteros se puede ser menos estricto
al considerar si la relación ***
es moralmente permisible,
pero hay que admitir que las relaciones extramaritales,
como señala Staub, son un exceso que conlleva
ciertos riesgos, y que quien consienta este exceso
debe cargar con sus riesgos.
Del mismo modo, Plank, conforme con esta opinión,
considera dichas enfermedades
cuando las contrae una persona sujeta al servicio militar
que mantiene relaciones sexuales extramaritales
como un caso de negligencia grave.
Disculpe, señora, pero...
Es que...
No sé...
Bueno, Vd. entra aquí...
¿Qué quiere decir? ¿Sucede algo?
Me ha guiñado el ojo.
Puede ser verdad...
...que le haya guiñado el ojo, pero...
Significa eso que no quiere...
Esto sí que es bueno.
Primero me guiña el ojo y luego se echa atrás.
Si eso es lo que quiere... ¡calzonazos!
En la segunda planta vive un viejo,
tiene 64 años, es encerador de muebles, calvo.
Su hija está divorciada, le hace las faenas de casa.
Le veo salir del edificio todas las mañanas.
Tiene una enfermedad cardiaca, eso lo veo yo.
Pega un trago de vez en cuando.
Pronto le darán la baja.
Esclerosis coronaria, dijo, y miodegeneratiocordia.
Recuerdo las palabras, aunque son difíciles.
Antes remaba, ¿y qué puede hacer ahora?
Leer el periódico por la tarde, encender su pipa,
mientras su hija chismorrea en el rellano. Es una cotilla.
Tenía que haber sido yo.
¡Lo que uno puede llegar a llevar en el estómago!
Con telas de araña en una esquina oscura...
tampoco se cazan ratones.
Quiero beber agua.
A quién le importa lo que yo haga.
¿A quién le importa?
Si quiero dormir, pues duermo,
hasta pasado mañana de un tirón.
Si quiero no hacer nada hasta pasado mañana,
entonces no haré nada porque no me apetece.
A quién le importa lo que yo haga.
Le oí vomitar anoche. Sonaba de un modo horrible.
Pero pensé que de noche no podría ayudarle.
Por eso no vine.
En primer lugar,
idiota, tú no tienes por qué decirme nada.
En segundo lugar,
aunque me quede en este agujero apestoso de 8 a 12,
a quién le importa lo que yo haga.
No se preocupe.
Yo lo limpiaré.
Estoy acostumbrado de la Guerra. Era asistente médico.
Solía limpiar cosas mucho peores, no me molesta.
¿Perdiste tu corazón en la naturaleza?
Yo no perdí ahí mi corazón.
Aunque me sentía como si el espíritu primitivo
quisiera arrancarme cuando estaba frente
a los gigantes Alpes o a la orilla del rugiente mar.
Porque las olas se alzaban y hacían hervir mis huesos.
Mi corazón se conmovió,
pero no lo perdí ni en los nidos de las águilas,
ni donde el minero busca el mineral en ocultas vetas.
¿Dónde entonces?
¿Perdiste tu corazón en la tormenta embravecida
del Movimiento Juvenil? ¿En el torbellino político?
No lo perdí ahí.
¿Entonces no lo perdiste en ninguna parte?
¿Eres uno de esos que no pierde su corazón en ninguna parte,
sino que se lo guarda para sí,
lo conserva bien limpio y lo momifica?
¿Termina todo con la muerte?
¿Se puede creer hoy en día?
Martes: ¿puede cambiar el hombre?
Miércoles: ¿quién es justo ante Dios?
Buenos días, pastor.
Me llamo Franz Biberkopf, y hago trabajos eventuales.
Antes transportaba muebles, ahora estoy sin empleo.
Quería preguntarle qué puedo hacer por mi dolor de estómago.
Indigestión. Ahí va otra vez.
Es bilis venenosa. Desde luego, por beber demasiado.
Discúlpeme por abordarle en mitad de la calle.
Le estoy apartando de sus labores.
¿Pero qué puedo hacer con la bilis?
Un cristiano debe ayudar a otro. Vd. es un buen hombre.
Yo no iré al Cielo, y ¿por qué?
Si hay criminales, yo puedo hablar de eso.
Fiel y leal.
Lo juramos a Karl Liebknecht,
le dimos la mano a Rosa Luxemburg.
Iré al Paraíso cuando muera,
y ellos me harán una reverencia y dirán:
"Es Biberkopf, fiel y leal,
un alemán que hace trabajillos, fiel y leal.
Alta ondea la bandera, negra, blanca y roja...
pero él se lo guardó para sí, no se hizo un criminal
como los otros que querían ser alemanes...
y engañar a sus conciudadanos."
Si tuviera un puñal, se lo clavaría en las tripas.
Ahora te toca a ti. Jovencito, corre hacia el predicador.
Adelante, si todavía te divierte y puedes seguir graznando.
No lo tocaré, Predicador,
es demasiado bueno para eso,
los canallas no deben estar ni en prisión,
ni en prisión.
Yo estuve en prisión,
me la conozco de pe a pa.
Mercancía de primera clase, es un gran negocio,
no tiene vuelta de hoja,
los canallas no deben estar aquí.
2 por 2 es 4, 2 por 2 es 4.
No tiene vuelta de hoja.
Aquí ve, aquí ve a un hombre.
Disculpe, pero tengo dolor de estómago.
Tengo que controlarme.
Agua... agua...
Tome.
Gracias.
Lleva ahí tumbado tres días,
delirando, gritando, sollozando y gruñendo.
Si supiera todos los pensamientos y sufrimientos
que ha estado expulsando...
¿He estado así durante días? ¿Durante días?
Durante días.
Llegué a pensar que se lo llevaran de aquí,
o en traer a un médico.
Pero siempre he dicho que es mejor
si se decide por uno mismo lo que a uno le conviene.
Sí, es verdad.
Entonces llevo días así.
Vaya, debo de haber cogido una buena.
No sé, no era sólo alcohol,
había algo más.
Pamplinas, ¿de qué habla?
Empiné el codo demasiado. Simplemente bebí demasiado.
Voy a bajar con la gente de la calle.
A estirar las piernas.
Clop, clop, clop, un pie delante del otro,
y después el otro delante de aquél.
F. Biberkopf, fuerte como una cobra, pero le tiemblan las piernas,
fue adonde los judíos de la calle Münz.
El hombre quiere acabar con todos.
El hombre quiere hacer tábula rasa.
Allá vamos, Franz Biberkopf, frío pero como nuevo.
Quién quiere estar ahora en el recibidor,
ser un vendedor de la calle y helarse los pies.
Fiel y leal.
Una suerte volver a estar otra vez en la calle.
y no oír más los chillidos de las mujeres.
Aquí va Franz Biberkopf, andando por la calle.
La gente hace lo que puede.
Tiene niños en casa, bocas hambrientas.
Picos de pájaro que abren y cierran...
Abren y cierran, abren y cierran.
Perdone, señor, lo siento.
Es que los tejados pueden comenzar a tambalearse...
a tambalearse y moverse. Y a resbalar como la arena,
como resbala una gorra de la cabeza.
Quiero decir que están todos inclinados,
sobre las vigas del tejado. Todos en una larga hilera.
No puede pasar nada, están clavados.
Hay fuertes vigas debajo, cartón embetunado y alquitrán.
"Fuerte y verdadera es la guardia del Rin".
Buenos días, Franz Biberkopf.
Estamos en pie, rectos, sacando pecho.
Somos ciudadanos alemanes, dijo el director de la cárcel.
La gente anda por la calle en silencio,
el carretero descarga, los oficiales se ocupan de las casas.
"Ahí llega una llamada como un trueno,
como el batirse de espadas..."
Bueno, también podemos ir por aquí.
Al tipo de la chaqueta marrón, ¿no le conozco?
Sí, seguro que le conozco, y tiene trabajo.
Eso también lo podemos hacer más tarde...
...agarra con la mano derecha, estira...
agarra, y después otra vez abajo.
Así somos trabajadores, así somos proletariado.
A la derecha, a la izquierda.
Arriba a la derecha, abajo a la izquierda.
AL HOMBRE COMO A LOS ANIMALES. UNOS MUEREN, EL OTRO También.
Un gran buey blanco es llevado al matadero.
La entrada, llena de sangre, abierta con mitades colgando
y cuartos, huesos troceados. El buey tiene la frente ancha.
Es llevado ante los carniceros con palos y golpes.
Se le da un golpecito en la pata trasera izquierda con un hacha.
Un ganadero lo agarra por el cuello,
el animal se rinde, como de acuerdo,
ahora que ya sabe que es su destino,
y que no puede hacer nada al respecto.
Quizá crea que el ganadero lo está acariciando.
El hombre parece amistoso.
Inclina la cabeza a un lado, la boca hacia arriba.
Clava el puñal en el cuello del buey.
La sangre roja negruzca cae sobre el brazo del carnicero,
sangre exultante, sangre caliente.
El acto de transformación ha llegado.
Tu sangre proviene del sol.
El sol se escondió en tu cuerpo, y ahora vuelve a salir.
El animal respira con enormes jadeos.
Como si se ahogara, como si se irritara.
Cuando Hiob perdió todo lo que se puede perder,
nada más ni nada menos, yació en el huerto de coles.
Hiob, estás en el huerto de coles...
...con la casa del perro lo bastante lejos
para que el perro guardián no pueda morderte.
El perro ladra... se acerca un paso.
Cuando te vuelves, te vas a levantar, él gruñe...
...tira de la cadena, salta hacia adelante y trata de morder.
Hiob, esto es un palacio...
y los huertos y los campos que una vez fueron tuyos,
el huerto de coles al que me arrojaron, no lo conocía,
ni tampoco las cabras que llevan por la mañana,
que pasan cerca,
y pastan la hierba
y se llenan la boca.
Todo era mío.
Hiob, ahora lo has perdido todo.
Puedes arrastrarte a la choza por la noche.
La gente tiene miedo de tu lepra.
Cabalgabas por tus tierras, radiante,
y la gente se agolpaba a tu alrededor.
Ahora tienes la cerca de madera ante tus narices,
por la que sólo trepan caracoles.
Puedes también estudiar las lombrices.
Son las únicas criaturas que no te temen.
Tus ojos llenos de costras, saco de desgracias,
pantano viviente, sólo los abres de vez en cuando.
¿Qué te tortura más, Hiob?
Haber perdido a tus hijos y a tus hijas,
que no poseas nada, que tengas frío por la noche,
las llagas de tu garganta, de tu nariz. ¿Qué es?
Venga ya.
Abre los ojos tanto como puedas.
Quiere volverme loco, me quita mis pensamientos.
Y si lo hace, ¿es una lástima?
Es que no quiero.
Aunque tus pensamientos te hagan sufrir,
no quieres perderlos.
Nadie ha de rezar por mí cuando muera.
Soy veneno para la tierra, la gente debe escupirme.
No puedes abrir los ojos, están pegados.
Te lamentas por yacer en un huerto de coles,
y sólo te queda la caseta del perro,
y tu enfermedad.
Ya no me queda fuerza.
No me queda fuerza...
para tener esperanza...
ni deseos.
No me quedan dientes.
Estoy blando.
Estoy avergonzado.
Eso es lo más terrible.
Lo llevo escrito en la frente.
El juego es mío.
Eso es lo que más te hace sufrir, Hiob.
No quieres ser débil, quieres resistir,
o preferirías estar lleno de agujeros, sin cerebro,
sin pensamientos, como un animal. 73.
47. ¡Sáname, si puedes!
Seas Dios, o Satán, ángel u hombre, sáname.
¿Aceptarás que te sane cualquiera?
Sáname.
Quizá mi precio sea alto y terrible.
Sáname.
Soy Satán.
Sáname.
Y si soy Satán, ¿a qué acuerdo llegaremos?
Tú no quieres sanarme...
...nadie quiere ayudarme,
ni Satán, ni Dios, ni ángel, ni hombre.
¿Y tú mismo?
¿Yo qué?
Tú mismo no quieres.
Quién va a ayudarte si tú mismo no quieres.
No, no, no, no...
Dios y Satán, ángeles y hombres, todos quieren ayudarte,
pero tú no quieres.
Dios, porque te ama. Satán para agarrarte luego.
Los ángeles y los hombres, porque son ayudantes
de Dios y de Satán, pero tú no quieres.
Dios y Satán, ángeles y hombres quieren ayudarme.
Nadie quiere ayudarme, no...
Y ahora cálmate. Eso es.
Eres un buen animal. Lo sabes, tiene que suceder.
Los establos, los mataderos
y el mercado de la carne forman un todo económico
inseparable. El negocio emplea a 258 funcionarios,
entre ellos veterinarios, inspectores, marcadores.
Las ordenanzas de tráfico del 4 de octubre de 1900, disposiciones,
reglamento de suministro, distribución de piensos,
lista de tasas, precio de mercado, tasas por almacenamiento
tasas del matadero, tasas por la extracción de abrevaderos
del mercado del cerdo.
17 por 3 es 51 y...
Los tiempos se encarecen. Cada vez se calcula peor
y es más difícil llegar al nivel de la competencia.
AQUEL DÍA SANARON SUS PRIMERAS LLAGAS.
El sol sale y se pone, llegan días claros
los carritos de bebés van por la calle, febrero de 1928.
Franz Biberkopf bebe detestando el mundo.
Se bebe todo lo que tiene. Quería ser honrado,
pero hay canallas y escoria y ratas.
Aunque acabe siendo un vagabundo,
se beberá hasta su último céntimo.
En la segunda planta vive un viejo,
tiene 64 años, es encerador de muebles, calvo.
Su hija está divorciada, le hace las faenas de casa.
Le veo salir del edificio todas las mañanas.
Tiene una enfermedad cardiaca, eso lo veo yo.
Además, de vez en cuando pasa por aquí y bebe una cerveza.
Pronto le darán la baja.
Esclerosis coronaria, dijo, y miodegeneratiocordia.
Recuerdo las palabras, aunque son difíciles.
Soy yo, Franz.
¿Tú?
Dios mío, apaga la luz, por favor, por favor.
Y me has encontrado... aquí.
Hace tiempo que sé que estás aquí.
Siempre supe dónde estabas.
Pero ahora creo que no se acabará.
Creí que tenía que ayudarte.
Nadie tiene que ayudarme, me ayudaré solo.
Dios mío, Franz, sabes de sobra que todavía te quiero.
Y ahora que Ida ya no está...
¿por qué no vuelves conmigo?
No lo entiendes...
No quiero que una mujer trabaje para mí nunca más.
No quiero que una mujer se tire a las calle por mí.
Lo juré, entiendes.
Y si el mundo está lleno está lleno de ruindad,
de basura y de porquería...
Me lo juré. Se acabó.
Entiéndeme, por favor.
Sí, Franz, lo entiendo.
Es sólo que sepas que yo siempre estaré para ti.
Vale, Eva, lo entiendo.
Y gracias.
Pero créeme. Tengo que salir de aquí yo solo,
o hundirme. Lo que sea, pero solo.
Y ahora vete. Sé buena y déjame solo.
Quizá debería dejarte dinero...
No, gracias, Eva. Sé que tu intención es buena.
Aunque me iría bien, no puedo coger nada.
No puedo hacerlo.
Así se las arregla la gente. De día y también por la noche.
Así hacen sus sucios negocios.
Debería coger una maceta y tirársela.
Qué buscan esos tipos donde yo vivo.
Vd. es de la compañía de seguros, ¿no?
No hay nada que podamos hacer. Un buen trabajo.
Esto de los robos a los mayoristas
ya ha llegado demasiado lejos. Es el 5º en año y medio.
Intentaron entrar a través de la pared,
porque hay un sistema de alarma en la puerta.
Las paredes son muy finas, el edificio no se tiene en pie.
Es como un huevo de Pascua tamaño gigante.
¿Y ninguno ha visto u oído nada?
¿O alguien sí que ha visto algo?
Bueno, hagan algo, esto es demasiado.
Bueno, no hay nada que hacer.
Podríamos buscar huellas dactilares.
Ya lo he ordenado, inspector.
Bien, Wichmann, muy bien.
Yo vi a las ratas, pero no voy a delatarles.
Pero si vuelven a entrar en el patio,
entonces iré, como me llamo Franz Biberkopf.
¿Ha dicho alguien algo?
Yo también creo que alguien ha dicho algo.
¿Han oído algo?
No...
¿Has dicho tú algo?
Quizá sería mejor que se lo dijeras a la policía.
Yo no les voy a parar los pies,
aunque sean idiotas de baja estofa.
Bueno, tal vez tengas razón.
Buenos días, Baumann.
Sabes una cosa, Baumann,
ya sé lo que es más raro del mundo. ¿Y tú?
La gente.
Eso es.
Buenos días.
Buenos días.
Quería pasarme, yo...
Entra.
¿No tienes sed, Biberkopf?
Como dije, lo más raro del mundo es la gente.
No tengas miedo, oigo todo lo que pasa al lado,
que los Greiner querían ser cómplices de los ladrones.
Es la primera idea que tuvieron ayer.
Pero anoche Greiner cambió de opinión.
"¿Por qué íbamos a dividirlo? Es una idiotez."
Y luego la convenció a ella,
de que debían hacerlo solos, él y ella, hoy.
Tome, no le queda ninguna.
Pensé que Greiner había hecho un trato con ellos.
Es cierto, pero eso fue anoche.
Ahora se ha decidido a ganarles por la mano.
¿Y lo lograrán?
¿Los dos solos, qué crees?
De ningún modo. No se fían el uno del otro.
Eso permite al mundo devorarlos a placer.
La mujer se lo ha contado a ese chico de ahí.
Creo que porque le ha echado el ojo al chico.
Nada más.
Los Greiner siguen abajo.
¿Se sorprenderá el viejo Greiner cuando aparezcan los otros?
Al final tendrá que dividirlo.
Löser y Wolf, Berlín/Elbing,
calidad de primera clase para todos los gustos,
Brasil, La Habana, México, Chupete,
cigarros Liliputienses nº 8, 25 cada uno.
Winterballade, paquete de 25, 20 pfennigs.
10 cigarrillos, de calidad.
Hoja de Sumatra, este precio es una oferta especial,
100 por un cartón, 10 pfennigs.
Yo gano todo, tú ganas todo,
él gana todo,
con cartones de 50 en paquetes de 10,
lo enviamos a todos los países del mundo, Bolero, 25 pfennigs,
esta noticia nos gustó mucho.
Caerás en redondo.
Calla un momento.
Creo que vienen.
Greiner está enfadado, muy enfadado.
¿Y ahora?
Se están peleando.
Ahora empiezan a emborracharse.
Han vuelto a hacer las paces.
Es curioso...
él no tiene ni la menor idea
de que podrían engañarle. ¿Qué significará eso?
Estoy seguro de que significa algo.
Creo que significa...
que él la quiere más que ella le quiere a él. Sí.
Te marcharás pronto, ¿no?
¿Qué quieres decir?
Nada, sólo preguntaba.
No lo sé.
Yo sí.
Pero yo lo sé. Estás sano otra vez, ya has sudado tu enfermedad.
Baumann, despierta.
La policía está llamando a su puerta, se acaban de despertar.
Creo que te marcharás hoy.
En parte me entristece. Pero no sé por qué.
Déjenos pasar,
será mejor que se vayan más rápido que lento.
¿Qué sucede, maldición?
Necesito la llave de mi restaurante.
¿Hay alguien aquí? Pero si acaba de entrar.
Seguramente volverá enseguida.
Puedes decirle que le he devuelto la caja.
¡Se acabó!
Bueno, pues...
Cuídate, Hiob.
Gracias... Satán.
Aire helado, febrero.
La gente camina abrigada.
Los que tienen abrigos de piel los llevan, los que no, no.
Las mujeres llevan medias finas y se hielan, pero están guapas.
La máquina de vapor aporrea la Alexanderplatz.
Mucha gente tiene tiempo y mira el martinete aporreando.
Toda Alexanderplatz está en obras.
De dónde sacan el dinero, la ciudad de Berlín es rica,
y nosotros pagamos los impuestos.
Por la mañana temprano, vienen los obreros
desde Reinickendorf, Neuköln, Weissensee, haga frío o no,
con termos de café, bocadillos, tenemos que trabajar como esclavos.
Los zánganos se sientan arriba,
duermen en sus camas de pluma y nos desangran.
Quien crea que puede mejorar el pan de harina blanqueada
añadiendo ingredientes artificiales, se engaña,
y engaña al consumidor.
La Naturaleza tiene sus leyes y venga cualquier abuso.
El deteriorado estado de la salud
de la mayoría de los pueblos civilizados lo causa
la comida blanqueada y refinada artificialmente.
El intento de determinar la vida *** de un matrimonio...
¡Caramba, Biberkopf!
Dios mío, hace mucho que no nos veíamos.
Sí, hace mucho.
Has estado fuera una buena temporada.
¿Sucedió algo?
No, no sucedió nada.
Sólo necesitaba paz y tranquilidad.
Estar solo por un tiempo.
A veces uno lo necesita, yo al menos.
Todos necesitamos estar solos de vez en cuando.
Tener tiempo para pensar las cosas.
Pensé...
que probaría otra vez con los periódicos.
El negocio va despacio ahora.
Tengo 65 años, y de repente,
tengo reumatismo en la espalda,
de un día a otro.
El reumatismo empieza a los 60.
En las fábricas ya no cogen a nadie.
Hace 7 meses me operaron, en Lichtenberg...
en el Hospital Hubertus.
Me quitaron un huevo, dijeron que tenía tuberculosis.
Me lo sacaron pero el dolor continua, te lo aseguro.
Pues cuidado...
al final le tocará al otro.
Ahora tienes 65 años y te falta un huevo.
Y tienes reuma en la espalda, así es la vida.
Has de tener contactos, los contactos lo son todo,
y un buen sitio donde estar.
Cuando llueve, hay humedad,
y después depende un poco de lo que pase en el mundo.
Los acontecimientos deportivos están bien.
Cuando cambió el gobierno al morirse Ebert,
literalmente nos quitaban los periódicos de las manos.
¿A qué viene esa expresión?
No está tan mal.
Imagínate que te cae algo en la cabeza,
y entonces no has de pensar en nada de nada.
Ataque a la ley de protección de los inquilinos.
El castigo de Zörgiebel.
Dimito del partido que traiciona sus principios.
Censura inglesa a Amanullah, la India queda sin noticias.
Crisis en el Reichstag, se habla de elecciones en marzo.
El conflicto en Alemania central continua,
se formará una cámara de arbitraje.
Por cierto, tu amigo Meck vende ropa, o algo.
En la calle Clemen. Le va bien el negocio.
Franz, tú...
Hubiese jurado...
...que había vuelto a hacer algo, ¿eh?
No, chico, eso se acabó.
Estabas con Lina, ¿eh?
Sí, la chica estaba sola, se sentía sola.
¿Estás cabreado?
Pamplinas. Todo lo contrario.
Prefiero que alguien la consolara a que ella
estuviera sola y triste sólo porque me fui.
¿Dónde está ahora?
Se fue un día.
Sí, así suele pasar.
La gente se encuentra, llega a conocerse bien,
y tarde o temprano se acaba.
¿Qué es eso que vendes?
Vendo ropa, vestidos, faldas, pantalones, cazadoras,
ese tipo de cosas.
¿Y de dónde la sacas?
Sólo las chicas preguntan de dónde viene,
cuando quieren dinero para el sustento de sus hijos.
Seguiréis en los negocios sucios hasta que os arruinéis,
ni más ni menos. Os lo digo yo.