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Es un dicho común que los elefantes nunca olvidan,
pero estos maravillosos animales
son más que unos gigantes discos duros caminando.
Mientras más aprendemos de los elefantes, más parece que su impresionante memoria
es sólo un aspecto de su increíble inteligencia
que los hace una de las más sociales,
creativas y amables criaturas de la Tierra.
A diferencia de muchos proverbios, el de memoria de elefante
es científicamente correcto.
Los elefantes conocen cada miembro de su manada,
son capaces de reconocer hasta 30 compañeros
por la vista o el olor.
Esto es de gran ayuda mientras migran o se encuentran con elefantes hostiles.
Ellos también recuerdan y distinguen señales particulares que indican peligro
y pueden recordar lugares importantes mucho después de su última visita.
Pero los recuerdos sin relación con supervivencia son los más fascinantes.
Los elefantes no sólo recuerdan a sus compañeros de camada,
sino a otras criaturas que les han causado una gran impresión.
En una ocasión, dos elefantes de circo que habían actuado juntos brevemente
se regocijaron 23 años después cuando sus caminos se cruzaron.
Este reconocimiento no se limita sólo a los de su especie.
Los elefantes también han reconocido a humanos con los que intimaron
después de décadas de estar separados.
Todo esto indica que la memoria de los elefantes
va más allá que la respuesta a un estímulo.
Mirando dentro de sus cabezas, podemos explicarnos el por qué.
Los elefantes tienen el cerebro más grande que cualquier mamífero terrestre,
así como un impresionante cociente de encefalización (CE).
Esto es el tamaño del cerebro esperado en relación al tamaño corporal
y el CE de los elefantes es casi tan alto como el de los chimpancés.
Y a pesar de la lejana relación, la evolución convergente
la ha hecho notablemente similar al cerebro humano,
el cual tiene muchas neuronas y sinapsis
y un hipocampo y corteza cerebral muy desarrollados.
El hipocampo está fuertemente asociado con las emociones que ayudan el recuerdo
codificando experiencias importantes en recuerdos a largo plazo.
La capacidad de distinguir esta relevancia hace que la memoria de los elefantes
sea una habilidad compleja y adaptable más allá de la memoria por repetición.
Es lo que permite a los elefantes
que sobrevivieron una sequía en su juventud,
reconozcan las señales de advertencia en la edad adulta,
por lo que los clanes con matriarcas mayores
tienen mayores tasas de supervivencia.
Desafortunadamente, esto también hace que los elefantes
sean uno de los pocos animales no humanos en sufrir trastorno posttraumático.
Por otro lado, la corteza cerebral permite solucionar problemas,
cosa que los elefantes realizan de maneras muy creativas.
También abordan los problemas de forma cooperativa,
a veces incluso burlando a los investigadores
y manipulando a sus compañeros.
Y han captado aritmética básica, registrando las cantidades de fruta
en dos canastos luego de múltiples cambios.
La rara combinación de memoria y resolución de problemas,
puede explicar algunos de los comportamientos
más ingeniosos de los elefantes, pero no explica algunas de las cosas
que recién estamos comenzando a aprender de sus vidas mentales.
Los elefantes se comunican usando todo, desde señas corporales
y vocalizaciones, hasta un retumbo infrarrojo
que puede ser oído a kilómetros de distancia.
Y su comprensión de la sintaxis sugiere que tienen
su propio lenguaje y gramática.
Este sentido de lenguaje puede incluso ir
más allá de la simple comunicación.
Los elefantes crean arte, escogiendo y combinando cuidadosamente
diferentes colores y elementos.
Pueden reconocer 12 tonos de música y recrear las melodías.
Y sí, hay una banda de elefantes.
Pero quizás lo más sorprendente es una capacidad,
incluso más importante que la inteligencia,
su sentido de empatía, altruismo y justicia.
Los elefantes son los únicos animales no humanos,
que lamentan la muerte, realizan rituales de entierro
y vuelven a visitar sus tumbas.
También se preocupan por otras especies.
Un elefante de trabajo se negó a poner un tronco en un agujero
donde había un perro dormido.
Cuando los elefantes encuentran seres humanos heridos,
a veces hacen guardia y los consuelan con su trompa.
Por otro lado, los ataques de elefantes a los pueblos
han ocurrido usualmente justo después de la caza furtiva
lo que sugiere una venganza deliberada.
Cuando tomamos en cuenta toda la evidencia,
junto con el hecho que los elefantes son una de las pocas especies
que se pueden reconocer a sí mismos en el espejo,
es difícil no llegar a la conclusión que son seres conscientes,
inteligentes y emocionales.
Desafortunadamente, el trato de los humanos a los elefantes
no refleja esto, ya que siguen sufriendo
por la destrucción de su hábitat en Asia, la caza furtiva por el marfil en África
y el maltrato en cautividad en el mundo entero.
Ahora que sabemos de los elefantes y que continúan enseñándonos
acerca de la inteligencia animal, es más que nunca muy importante
asegurar lo que el poeta inglés, John Donne describió como
"gran obra maestra de la naturaleza" no desaparece del lienzo del mundo.