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CIUDAD VIOLENTA
¡Coogan!
Vámonos juntos.
Adonde quieras, sin fechas.
- No sabes nada de mí. - No me importa.
Dejaré atrás lo que he sido hasta hoy.
Haz tú lo mismo. ¿Puedes?
Cariño, ¿por qué no te relajas?
Deja que el sol acaricie tu piel.
La naturaleza es amor.
¡Jeff!
Jeff.
Te manda Weber.
Él me saca y yo me uno a la organización.
- ¿No es eso? - No, he venido por mi cuenta.
Tienes problemas.
Eres especial para mí. Fuiste mi primer cliente.
No te enfades.
No quiero deberles nada a esos.
- Me alegro de verte. - Así me gusta.
Muy bien...
A ver cómo te sacamos esta vez.
¿Qué pasó?
Pues disparé en legítima defensa.
- Y el arma era de ellos. - Bien.
Pero el juez querrá saber más.
¿Por qué querían liquidarte?
Di que me confundieron con otro.
¿El juez se tragará eso?
Tal vez si la chica que iba contigo declarara...
¿Qué chica?
No hay ninguna.
- Estaba solo. - ¿Cómo? Pero si la vieron...
Busca testigos que no la hayan visto.
Disparé en legítima defensa y estaba solo.
No es momento para sentimentalismos.
Ni tú eres sentimental. Te costará apartarla de esto.
No estará apartada de esto.
¡Eh, vosotros!
Venid a decirme algo.
Con estos dos acabaré enloqueciendo.
¿Por qué no abres nunca la boca?
¿Qué te pasa?
¿Somos poca cosa para ti?
¿O te embarga la tristeza?
¿Sabes qué, Jeff Heston?
Deberías alegrarte.
Si existiera la justicia,
ya deberías estar asado,
los ojos fuera de las órbitas como dos huevos fritos.
Legítima defensa, ¡y un cuerno!
Aparte de esos tres mamones,
te has cargado a muchos más.
Pero Jeff Heston es un profesional.
Un experto como pocos.
No hay pruebas.
No hay testigos. No hay nada.
Un par de años, y a casa.
¿Y yo?
Soy un pobre ladrón, y por 400 cochinos dólares
debo pasar 10 años pudriéndome aquí.
No te muevas.
No te muevas.
Quítamela, por favor.
Por favor, rápido.
Rápido, por favor.
Rápido...
¿Por qué no la aplastas?
¡Jeff!
¿Pero qué hace? Está loco.
Tenías que demostrar que eres un tío duro, ¿no?
¿De qué hablas?
Conocí a uno así.
Durante 40 años fue un buen marido,
buen padre y buen ciudadano.
Un día, en vez de ir a la oficina, se compró una pistola.
Se apostó en una esquina y empezó a disparar.
Mató a tres personas.
Decían que se había vuelto loco, pero no era eso.
Había descubierto su vocación.
Era un asesino nato.
Puede pasarme a mí.
O a ti.
Siempre hemos matado.
Hemos manejado armas.
Y un día...
Descubrimos que todo ha sido un error.
Y que, al final, tenemos conciencia.
20.000 dólares, no está mal.
Y, en realidad, no es un crimen.
Mi tío tiene 80 años. ¡80!
Bastaría con un empujón.
No tendrás remordimientos.
Soy un profesional.
- ¿Diga? - Soy amigo de su sobrino.
Quiero que le avise...
de que alguien va a matarle.
¿Qué? ¿Qué quiere decir?
¿Quién es?
- ¿Dónde está? - En la orilla.
Lo verá si se asoma.
Oiga, ¿quién es?
No oigo nada de nada.
Soy un profesional.
Le miré.
No me había pasado nunca.
Para mí eran objetivos, nada más.
¿Por qué?
Cuando salgas de aquí, cambia de oficio.
Algo se ha roto dentro de ti.
¿Cómo ha ocurrido? No lo sé.
¿Jugó sucio contigo?
Basta ya, viejo.
Cállate.
Bienvenido.
Vamos, Jeff. El jefe quiere hablar contigo.
Tienes suerte.
Acabas de salir,
y ya tienes un trabajito esperándote.
- No voy a trabajar más. - 50.000 dólares.
No.
Por Dios, Jeff. Por 50.000 lo haría cualquiera.
Venga aquí.
- Quieren proponerle algo. - ¿Cómo?
Hola, Jeff.
En fila como soldados.
Asesinos que fichan y reciben una pensión.
Has acertado a rechazar a Weber.
Tú eres de otra pasta.
Un hombre libre, como yo.
Nos gusta pensar por nuestra cuenta.
Y resolvemos los problemas arriesgando el pellejo.
¿Qué haces?
¿Quieres ganarte el cielo?
No. El cielo me cuesta.
Ese ciego es mi contacto.
Anda, toca luego la que me gusta a mí.
Vale.
Quiero que investigues un poco.
¿A quién buscas?
A Jerry Coogan y a Vanessa Shelton.
- Quiero saber dónde están. - Bien.
Cuanto antes.
¿Ya está?
Sí.
Su coche está listo.
Bienvenidos a Michigan.
Están a punto de empezar las carreras de la CanAm.
Participan los corredores más famosos del mundo.
Se calcula que unas 40.000 personas de EE. UU. y Canadá
seguirán el progreso de sus héroes
en esta emocionante carrera.
El campeón Stirling Moss dirigirá esta carrera.
Los corredores alcanzarán velocidades de 300 km por hora.
Pese a que son veteranos,
se nota cierto nerviosismo entre los pilotos.
Un nerviosismo justificado por la importancia de la prueba.
Vemos a algunos famosos.
Ahí está Dennis Hope.
John Deeper, seguro de sí mismo.
Jerry Coogan, un millonario que se dedica a su pasión.
Llevan los coches a sus posiciones de salida.
Se trata de una prueba de velocidad.
El director Stirling Moss verificará la primera vuelta
e irán aumentando la velocidad hasta el inicio de la carrera.
Los mecánicos tratan los coches
como los instrumentos delicados que son.
Los pilotos aprecian mucho sus bólidos
pues gracias a ellos, pueden demostrar
su destreza y valentía.
Conforme se acercan a la salida, oímos los motores.
Los mecánicos hacen las últimas pruebas
para que todo esté a punto.
Falta poco para el inicio de la carrera.
Les recuerdo que estamos retransmitiendo desde Michigan.
Los pilotos están...
En cuanto a ella, nada que hacer.
La he buscado, he preguntado.
Nadie sabe nada.
O nadie quiere hablar.
Lo siento, Jeff.
Oye, ¿puedo darte un consejo?
- No. - Te lo daré igualmente.
Olvida a esa chica.
Vete a tomar el sol y el aire. Te sentará bien.
Si quieres, seguiré buscándola.
Y si averiguo algo, te aviso.
Pero vete, Jeff. Hazme caso.
No te busques líos.
Debo encontrarla.
Cuanto antes.
Y estoy segura, amigos, de que ninguno
cerrará el corazón a la llamada de esta noble empresa.
Estas víctimas de la pobreza hallarán la fe al rehacer su vida
cuando se enteren de que tienen tantos amigos desconocidos.
¡Jeff!
Es inútil, no me creerás.
Es horrible ser como soy.
Siempre me equivoco.
Era la chica de Coogan cuando te conocí.
Él era muy celoso.
Enseguida vio que algo había cambiado.
Hizo que me siguieran y así descubrió lo nuestro.
Al saber quién eras, te utilizó para matar a su tío.
Después te eliminaba y me recuperaba.
Lo logró. Te fuiste con él.
Sí, es cierto.
¿Qué podía hacer?
Pero fue momentáneo.
No podía olvidarte.
Ni lo que le había hecho.
Y enseguida le dejé.
Me equivoqué.
Y sigo equivocada, como siempre.
Es porque no sé estar sola.
Volvamos a empezar.
Dejaré todo atrás.
No, Jeff, no.
No, Jeff.
No.
Jeff, aquí no.
No, Jeff, no.
Aquí no.
Aquí no, Jeff.
Cuando estoy contigo, todo termina en sangre y violencia.
La ciudad está llena de sangre y violencia.
Sólo lo ves a mi lado.
Vámonos.
Es para usted.
Hola, cariño.
Heston. Tengo reservas para Miami.
- Buen viaje. - Gracias.
Han dejado esto para usted.
Anúlelo.
¿Qué sabes de eso?
¿Qué broma es esta?
¿Te has vuelto loco?
¿Este es el motivo?
Aparta la pistola.
Esa chica te ha hecho perder la cabeza.
Yo te enseñé a usar un arma.
Y ahora me amenazas.
Soy tu único amigo.
No olvides esto.
Bórrame de tu lista.
Me he equivocado.
Uno tiene que defenderse.
¿De mí?
¿Qué iba a saber yo? Estaba contigo.
Yo te ayudé, ¿no?
Pero no volveré a hacerlo, seguro.
Así aprenderás a no tomar fotos.
¿Quién te pagó?
- Basta, basta. - ¿Quién te pagó?
Me matarán. Me matarán.
No.
No.
No, no.
Déjalo, Jeff.
Shapiro ha sido un héroe.
Y sin necesidad.
Podía habértelo dicho. Yo le encargué las fotos.
Te estaba buscando para charlar sobre ellas.
Tranquilízate.
Venimos a entregarte una invitación.
¿Sabes?
Eres fotogénico.
Ahora vendrás con nosotros.
Como te dije, el jefe quiere verte.
- ¡Eh, Jeff! - Hola, Steve.
- Qué casualidad. - No tanta.
El club es de Weber. Vengo a jugar a tenis.
- ¿Y tú? - Weber quiere hablar con él.
- Dile a Weber que enseguida irá. - Muy bien.
Está en la sauna japonesa.
No tardes. No le gusta esperar.
¿Qué pasa con Weber?
Quiere hablar conmigo.
Escucha...
No es asunto mío, pero...
ten cuidado con Weber.
No aguanta a nadie.
Exprime a todos y los tira.
- Que no te pase a ti. - Trabajas para él.
Sí, pero yo le manejo a él.
Soy abogado, Jeff.
Suelo trabajar con gente como él.
Les convenzo de que los métodos violentos
ya no se pueden utilizar.
Jeff.
Tengo una proposición: Un negocio en Venezuela.
Es un buen negocio. Lo he llevado yo.
Es la última compra de la organización.
Lograré que vayas ahora mismo.
No veas a Weber.
Bueno, tengo que verle.
Tus argumentos son buenos.
Quizá los suyos también.
Jeff, estaré en el despacho hasta tarde.
Ve cuando termines.
- De acuerdo. - Y...
Recuerda.
Los que dan órdenes no siempre mandan.
Te hice una oferta y la rechazaste.
Y además, mentiste.
Dijiste que no trabajarías más y...
Coogan.
No deberías mentir a papá.
Al final, todo se sabe.
Sobre todo si papá es un hijo de puta suspicaz como yo.
No fue un trabajo. Lo hice por mí.
No te sientas herido tan fácilmente.
No se trata de eso.
No puedo consentir ciertas cosas.
Es cuestión de autoridad.
Es necesario que me haga respetar.
Si no, el trabajo se iría al garete.
Antes todo era diferente.
Bastaba con liquidar a uno de los muchachos.
Ya sabes, un porcentaje pequeño.
Así todos los demás
entraban en vereda sin problemas.
Los jóvenes sois unos cínicos.
Os quejáis de todo y no respetáis a nadie.
- Quiero ese carrete. - Y yo, que entres en la familia.
He sido huérfano toda la vida.
Voy a mi aire.
Hasta los huérfanos se casan.
No se puede estar solo, hay que pertenecer a algo:
A un grupo, a un partido o a una iglesia.
Si vas solo,
te aplastan.
Yo te habría evitado un lío como el de las Islas Vírgenes.
¿Comprendes?
Escucha...
Haremos grandes cosas juntos.
La organización cambia.
Se vuelve más fuerte y más limpia.
Preparamos una red a gran escala, nacional,
en la que no caben aficionados.
Y si por alguna rara casualidad necesitamos a alguien,
contratamos a campeones como tú, no menos.
Tendrías un sueldo fijo y la libertad que quieras.
Pero si yo te llamo, tú acudes.
Siempre.
No existe el divorcio en nuestra familia.
- Tenlo presente. - Sí, lo sé.
En el puerto hay muchos que no.
Estatuas submarinas.
Las novelas policíacas no te convienen.
Quiero tu felicidad.
Contrataré a ese amigo tuyo, ¿Killain?
A Killain no podrás.
Lo tendré en cuanto se lo pida.
Si lo quiero, lo tendré a él y a quien sea.
- Te contestaré mañana. - ¡Eh!
Espera.
No he terminado.
No me creerás, pero a veces
siento nostalgia del pasado.
Tú no lo comprendes,
perteneces a la era de las máquinas.
¿Ves ese banco?
La primera vez que entré fue con un fusil.
Lo limpiamos. Ahora el banco es mío.
Presido consejos de administración.
Qué mierda. Es un coñazo.
Peor que un dolor de muelas.
Killain también habla así del pasado.
Pero él no se ha liado a hacer cosas que le asqueen.
Sí, soy ambicioso.
Y hasta sentimental, y eso me asquea.
¿Ves ese rascacielos? Es la sede de la empresa.
Trabajé mucho para construir a lgo que fuera digno de mí.
Y ahora no soy digno de él.
Los directores que tengo me dicen:
"No venga por aquí a menudo, no conviene", ¿comprendes?
Prefieren olvidar que existo.
Y ellos manejan mi empresa.
Así ni se ensucian las manos ni tienen que confesarse.
No me cuentes tu vida.
Tengo cosas que hacer. Tomaré un taxi.
Cálmate, Jeff.
Sé mi invitado un rato más.
Prueba esto.
"Pasión a la luz de la luna".
La última novedad.
No tengo sed.
Jeff, ¿te gusta mi casa?
Cuesta más que un portaaviones.
Pero a necesito.
Tengo una mujer muy exigente.
Para casarme, le compré una casa de campo de un millón.
Pero se la ganó con creces durante a luna de miel.
Tiene mucho estilo.
No soy un ingenuo. He visto mundo.
Pero te diré algo.
Me dio más sorpresas.
Muy agradables.
Ah, se me olvidaba. Tú la conoces.
Salía contigo y te plantó por Coogan y por su herencia.
Yo te vengué.
Le plantó a él en cuanto me conoció.
Es mejor que te dejara. Es demasiado animada.
Te habría sentado mal.
Pero yo, cada vez que hace una de sus escapadas,
me siento aliviado.
Soy mayor y necesito un descanso.
Las mujeres pueden ser las mayores zorras de mundo
pero se empeñan en guardar las apariencias.
Sabe que si me opusiera a sus salidas debería quedarse.
Cuando vuelve, me monta escenas,
cuenta mentiras con toda clase de detalles.
A su modo, es una gran artista.
Brindemos por el talento de mi mujer.
No tengo sed.
No me lo dijiste.
Estabas en la cárcel.
No podía contarte que se había casado con Weber.
Además, me sentía culpable.
La busqué durante el juicio
y estaba conmigo cuando él la vio.
Aún no la has olvidado, ¿verdad?
Es peligrosa para ti.
Olvida el pasado. Sólo te traerá desgracias.
Cambia de vida.
Vete, acepta mi oferta.
Empieza de nuevo.
Dale sentido a tu futuro.
Dentro de poco,
cuando la organización actúe dentro de la legalidad,
podrás reincorporare a ella.
¿Oiga?
¿La Sra. Vanessa Weber?
¿Sabe dónde puede estar?
No importa, gracias.
Gracias por venir.
¿Te gusta?
Es mi refugio.
¡Jeff!
Me la regalaste tú.
Esa muñeca era un recuerdo.
Nada de recuerdos. No hay ayer, ni mañana.
- Yo te quiero. - Sólo cuenta esto.
Te quiero.
Jeff...
¿Adónde vas?
A la tienda, cariño.
A comprar comida.
El campo abre el apetito.
¿Por qué paramos aquí?
Quiero cazar algo, vamos.
Si me vas a matar, hazlo rápido.
Sabes lo de Weber.
Él nos detuvo en el aeropuerto.
Y ahora quiere librarse de mí.
Él da la orden pero tú lo deseas.
Me odias.
Al hacer el amor, he notado cuánto me odias.
Sólo te pido una cosa.
Por favor, hazlo rápido.
No soporto el dolor, lo sabes.
Siempre he tenido miedo.
Tenía que sentirme segura.
Rodeada de cosas seguras.
Y Weber fue mi oportunidad.
Desobedezco a Jeff.
No quería que te buscase. No quiere tu testimonio.
Estaba enamorada de él.
Fue terrible descubrir que era un asesino, un gángster.
Sí, es un gángster. Y tiene que pagarlo.
Pero créeme, nadie es blanco o *** del todo.
Y la frontera entre lo legal y o ilegal
la marca un relaciones públicas
o una propaganda eficaz.
Mira a ese.
Podría estar en la cárcel como Jeff
o detrás de la mesa de gobernador.
Al Weber es un rey.
Quiere conocerte. Nos invita a su mesa.
Lo siento por tu rey, pero soy republicana.
He conocido a otros más ricos que Weber.
No.
No fue por su dinero.
La encantadora Vanessa. Eres la atracción.
¿No te zumban los oídos?
Sólo se habla de ti.
Mi radar lo capta todo.
- ¿Qué quieres decir? - No te pierdas mi programa.
Voy a hablar de tu novio,
el gángster, Jeff Heston,
y de tu estancia en las Islas Vírgenes.
No tengo nada que ver.
No seas absurda. Es publicidad para ti.
Serás la preferida de todos los asesinos de América.
Pegarán tu foto en las culatas de sus armas.
Tom, por favor.
Mire, Shandy...
No hable de la Srta. Shelton.
Se ahorrará contratiempos.
La cadena pertenece a este caballero.
¿Qué dice, jefe?
¿Nos asusta hablar de la Srta. Shelton?
Los pleitos me encantan.
Con la denuncia número mil,
vi que el programa era un éxito.
¿Ocurre algo, Steve?
Shandy hablará de la Srta. Shelton en su programa.
Me nutro de noticias.
Cuando tengo un tema, lo trato.
No le quepa duda.
Y esta historia la contaré aunque me cueste mi empleo.
Ya lo ha perdido.
¿Verdad, Sherman?
Sherman, ¿no es verdad?
Este impetuoso caballero acaba de perder su empleo.
¿No es así?
No te he oído. ¿Está despedido?
Sí, Al.
Steve, mueve el trasero para que conozca a la señorita.
Será mejor que no me pierda esto.
Tú eres peligroso y Vanessa, importante.
Era la riqueza unida al poder.
Pura tiranía.
Dominio de todo sólo con desearlo.
Tú no lo entiendes, pero
tienes tu propio modo de dominar.
Yo soy débil.
Quizá esté mal, pero
para mí él
significaba seguridad, fuerza.
Lo he pagado caro.
Es tan desagradable vivir con él...
Dormir con él.
Sentir su cuerpo viscoso y grasiento sobre mí.
¡Jeff!
- ¿Es un hombre de Weber? - Una adquisición reciente.
Aún lleva la etiqueta del precio.
Traigo noticias.
¿De qué clase?
De las necrológicas.
Id al club Olimpic y esperadme allí.
Quiero estar solo.
Bueno, chico.
No me parece un error.
Vanessa no se portaba bien contigo.
Y para ser sincero,
empezaba a portarse mal conmigo.
Así que no le guardaré luto mucho tiempo.
No quiero parecer cínico, pero en los últimos meses
la Sra. Weber metía las narices en los negocios del Sr. Weber.
Por eso te dejé las manos libres.
¿Así que todo ha salido bien? Con tu gran estilo habitual.
Sí, sí.
Muy bien para todos.
Menos para Killain.
¿Killain?
¿Y Vanessa?
Estoy aquí, Al.
Ah, Jeff...
Ya te ha engañado.
¿Y las fotografías y los negativos?
Ahí.
La llave.
Ella tiene copia de todas, ¿verdad?
La llave.
Vanessa.
Como ves, la señora de la casa está muy bien informada.
Te equivocas, Jeff. Coogan, tú y yo.
Y vuelves a caer.
No serás el último.
Te utiliza.
Ella quiere sentar sus posaderas en mi trono.
Apúntala a ella
y te doy un cheque de 10.000.000 de dólares.
¿Son estos, Jeff?
Quémalos.
Buena chica.
Ahora dile que salga.
Vanessa odia la violencia.
¿Verdad, querida?
Está bien. ¿Lo recuerdas todo?
Hotel Jericho, Srta. Brown.
Date prisa.
Vanessa.
Adiós.
Y enhorabuena.
La encantadora Vanessa.
Es lista.
Sabe lo que quiere. Pero tú...
Me has decepcionado.
Es curioso.
Parece que Vanessa te ha arrebatado toda tu fuerza.
Debo decirte algo,
y no me importa que me creas.
Esa te ha jodido pero bien.
Con esos negativos,
había varias copias.
Y acaba de llevárselas delante de tus narices.
No.
Me lo habrías dicho inmediatamente.
Así es más divertido. Me matarás, ¿no?
Déjame divertirme.
¿Qué te pasa?
¿Te falta valor?
Tienes dudas.
Te lo replanteas.
Que sepas que te has jodido la vida.
Has comido la manzana y saldrás del paraíso.
Tus víctimas te perseguirán toda la vida.
¿En qué hotel has quedado?
¿A quién amas?
A la policía.
¿Qué significa esto?
Espera, Steve.
- No puedo hacerlo. - ¿Por qué?
¿Remordimientos?
¿El campo ha reavivado el amor?
No aprenderás nunca.
¿No lo ves? Si no le detienen, te matará.
Ahora ya sabe que eres una zorra.
Desde luego que lo soy.
Y gracias a eso,
tú has llevado una vida cómoda con tus leyes.
Yo he arriesgado el pellejo.
Yo me casé con Weber.
Yo me acosté con él.
No creo que él hubiera apreciado mis encantos.
Pero tengo un mérito.
Yo puse en acción el mecanismo Vanessa
y hoy tenemos una organización de mil millones.
Jeff está acabado.
Está fichado. Lo atraparán pronto.
- ¿Sabes a cuántos ha matado? - ¿Y tú qué?
Querías que Weber muriese.
Los dos queríamos.
Sin remordimientos.
Hemos desviado la pistola hacia él.
Y Jeff ha disparado.
Cuanto antes termine, mejor. Incluso para él.
¿Dónde te espera?
- ¿Ha llegado la Srta. Brown? - Srta. Brown...
Pues no.
¡Por ahí va!
Coche 23, localizado en el distrito B.
Rodeen esa zona.
- Conforme. - Enviado.
Transmite esto.
A todos los coches. Atención.
Busquen a Jeff Heston.
Se le ha visto en la calle Warren.
Estás preciosa.
Incluso vestida.
Lo sé.
No brindemos por anticipado.
Ya habrá tiempo.
No es por la ceremonia, sino por una buena noticia.
Lo han descubierto en África
con los mercenarios.
Y con nombre falso.
Me lo ha dicho un agente.
Hablo de Jeff, claro.
¿Cómo lograría salir de EE. UU. y llegar a África?
Todo solucionado.
África está bastante lejos.
Y es peligrosa.
Esperaba algo más definitivo.
Definitivo, una palabra bonita.
Es muy refinada.
Pero para mí, es la imagen de Jeff
retorciéndose en la silla eléctrica o ametrallado.
Me asustas.
Decidiste traicionarlo,
pero sigues poseída por ese asesino
que ya huele a cadáver.
Es el olor que noto en ti.
Y mucho más fuerte.
Él acepta sus propios riesgos.
La gente como tú,
como nosotros, nunca arriesga nada.
O al menos, casi nunca.
- Tengo tu discurso. - No lo necesito.
Sé lo que debo decir.
No me subestimes, Steve.
Aprendes rápido.
Pero aún me necesitas.
Todo lo hemos hecho juntos.
Pero yo he sido el cerebro y sigo siéndolo.
No olvides eso.
Cuando podamos casarnos después del luto,
verás adónde te llevaré.
Hasta dónde.
Sé adónde quiero llegar.
Y quiero llegar por mis propios medios.
Tienes razón.
Es magnífico ser poderoso, fuerte.
Pero el poder no se comparte.
Deben sostenerlo sólo dos manos.
Las mías, en este caso.
Ten cuidado conmigo.
Steve, en la sede de la compañía Weber,
todos, desde el portero
hasta el consejo de administración,
me esperan a mí.
A la viuda de Weber, con la mayoría de las acciones.
Sigue sonriendo.
Aún eres mi fiel abogado, digno de confianza.
Jeff.
Amor mío...
No me hagas sufrir.
Ve a la azotea.
Dispara.
Debes de ser novato.
Si no me disparas, te mataré.