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Hay varios males que aquejan a nuestro país en estos días:
crimen rampante, videojuegos violentos, la degradación de los valores familiares.
Pero el que quizás sea más importante: a los niños no se les enseña a diferenciar correctamente entre cuernos y astas.
Tanto cuernos como astas se usan generalmente para defender el territorio,
luchar contra los depredadores, y atraer pareja.
En el fondo, nada me motiva tanto como unas buenas astas.
¡Astas!
No, Stefan, eso es un cuerno.
Los cuernos están formados por un interior de hueso vivo recubierto por una funda permanente de queratina.
La queratina es eso de lo que están hechos tu pelo y dientes.
Los cuernos comienzan a crecer poco después del nacimiento y continúan creciendo con el animal a lo largo de su vida.
Los especímenes de cuernos que tenemos en nuestra colección incluyen ovejas, cabras de Las Rocosas, vacas y bisontes.
Se darán cuenta de que los cuernos son abultamientos craneales simples, sin divisiones o ramificaciones.
¡Cuernos!
No, Stefan, eso son astas.
Las astas están hechas por entero de hueso y a diferencia de los cuernos, se mudan y vuelven a crecer repetidamente a largo de la vida del animal.
Estas astas, también conocidas como cornamenta, crecen más grandes cada año.
Cuando un alce macho alcanza la vejez, el crecimiento de unas grandes astas le supone tanta energía
como a una hembra de alce tener una cría.
El asta inicialmente crece desde el cráneo cubierta de un tipo de piel suave llamada borra.
Después de que las astas han alcanzado su talla completa y se hayan mineralizado como hueso,
la borra se muda, revelando la brillante nueva cornamenta en toda su gloria.
Las astas pueden se pueden dividir como en el ciervo mulo o ramificar, como en el ciervo de cola blanca.
Otros ejemplos de animales con astas en nuestra colección son caribús, alces, ciervos canadienses, mapaches...
¿Mapaches?