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Tengo un amigo enterrador en el cementerio de la ciudad. Sabe muchas cosas y las cuenta con mucho humor y por eso me gusta ir a visitarlo.
Qué suerte que viene hoy junto a mí. Quiero contarle un secreto.
Encontré unos papeles en una caja. Estaban en un ataúd que tenía una calavera con un ojo de cristal.
Los llevaré conmigo y ya volveré otro día a contarle lo que hay escrito en esos papeles.
Espere. No se vaya todavía. Usted como médico, ¿sabrá donde compran ojos de cristal?
Voy a volver donde ese esqueleto a romperle el cráneo, así me lleve el diablo que debió ser malo en vida.
Yo nací, crecí y me hice mujer, y un buen día me enfermó el ojo. Los médicos, después de robarme un motón de dinero, me pusieron un ojo de cristal.
Al morir me enterraron sin quitarme el ojo de cristal.
Llevo reposando muchos días en la tumba, tuve que esperar.
Aquí no puedes salir en sociedad hasta que se te caiga toda la carne. Los esqueletos tienen buen olfato.
Es curioso que el ojo de cristal, inútil en vida, me permite ver de muerto.
Los esqueletos son tan tontos como las personas, no piensan más que en bailar.
Ya estoy harta de ver a mis compañeros bailar, me acercaré al cementerio civil para pasar el rato, a ver que encuentro.
Hola, y ¿tú quién eres?
Vengo de cementerio religioso, ya estoy harta de mis compañeros y vine a dar una vuelta a ver cómo anda por aquí la cosa.
¿Estas harta de ver? Pero si los esqueletos solo podemos oler y escuchar…
Es una forma de hablar, hombre, aun no me hice con la jerga de los esqueletos.
¿Es usted un recién salido de la tumba?
Últimamente hay mucho movimiento en el cementerio. ¿Hay epidemia en la ciudad?
Pues la verdad no lo sé.
¿Entonces no sabe usted de que murió?
¿Cómo no lo voy a saber? Parece usted un poco tonto.
Yo, me pegué un tiro.
Entonces…hay huelga de médicos…
Huelga de médicos, no sabe usted lo que dice. No hay huelga no, antes de enterrarme dos médicos, me abrieron la cabeza con un hacha.
Buenas noches, parece que no es usted feliz, ¿me equivoco?
Puedo saber por qué, ¿si no le molesta mi curiosidad?
No molesta no, le voy a contar mi historia que es muy triste en verdad. 28 00:05:14,00 --> 00:05:,16 Yo era criada, no muy guapa, pero si joven.
Un día me calló un diente, y el señorito, ese que va por ahí e intentaba buscar algo conmigo, me ofreció dinero para arreglarlo.
Qué mal me suena el cuento, aunque no me extraña, ya escuché historias parecidas.
Como le decía me ofreció dinero, no acepté al principio pero…
al verme al espejo sabía que el hueco me afeaba y acepté.
Qué mal hiciste. Me imagino como sigue la historia.
Seguro que no se equivoca. Aquel diente me costó, un hijo, la honra y lo que tenía de buena chica.
Entonces qué esperabas. Nadie da dinero a cambio de nada.
Caí rodando por las escaleras, y me encontré con la muerte. Morí sin saber que era un traje de seda o un trago de champán.
Fea viví, golpeada y abatida…ahora, ahora puedo descansar tranquila…
La noche siguiente…
Llegas tarde. Pensé que ya no ibas a venir.
No me lo perdería por nada del mundo.
Mmm, ¿y qué vas a hacer conmigo esta noche…?
Llevo todo el día pensando en ello.
Qué romántico, ¿pensaste tal vez en una cena?
Casi, casi cariño, la verdad es que tengo es una sed de…muerte.
¿Puedo ofrecerte algo de beber?
Siiiii, tu Saaaaangre.
Qué dices…dijiste que me amabas…
Te quiero…hasta la última gota de tu sangre…
Llevaba ya varios días pensando en lo que debería hacer con aquella mala bestia que le chupaba la sangre a los vivos…
Cuando de pronto, me acordé de aquel inglés que vivía en la parte civil del cementerio.
Él, que era hombre de mundo, podía tener la solución.
Hola, ¿Qué asunto te trae junto a mí?
Llevo varios días con una idea que me consume el pensamiento.
Desde hace cierto tiempo sigo a un muerto que no se convirtió en uno de nosotros.
¿Quieres decir…que hay un Cacique en nuestro cementerio?
Tan cierto como que estoy ahora hablando con usted.
Cuando la carne no se corrompe, es porque uno fue muy malvado en vida.
Esa maldad impide que pueda llegar a su esencia y desprenderse del cuerpo terrenal.
Para esa clase de no muertos solo hay una forma de eliminarlos.
Ya sabía yo que usted me daría una solución. ¿Qué debemos hacer entonces?
La única forma conocida de destruirlos, hace siglos, es con fuego.
Debemos quemar a esa mala criatura.
Eso es lo que haré: Le prenderé fuego a este Cacique….