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Felicito a Lado B por esta forma peculiar de celebrar su aniversario.
Agradezco a los organizadores del evento la invitación que me han hecho, es un privilegio para mí
estar en esta mesa, y aún estando en tiempo de vacaciones he decidido aprovechar la oportunidad de dar a conocer mi opinión respecto al llamado matrimonio igualitario.
Los espacios de discusión en los que se da cabida a diferentes opiniones y de manera respetuosa se escucha con un auténtico interés lo que otras personas sienten y piensan respecto a un tema,
nos enriquecen como país y nos ayudan a entender otros puntos de vista y a descubrir siempre la parte de la verdad que no poseemos.
Manifiesto entonces mi respeto al público que me escucha y a mis compañeros en esta mesa,
es mi convicción personal que todos somos hijos de Dios y por lo tanto nadie debe ser maltratado ni discriminado por su elección de vida ni por su manera de pensar, nadie.
El artículo 24 de la Constitución resguarda ese derecho
Por qué sí o por qué no el matrimonio igualitario
Hombre y mujer somos iguales ante la ley pero diferentes como personas, diferencia que no es mala, sino constructiva.
¿En qué somos diferentes si cada proceso natural del cuerpo puede ser llevado a cabo de manera individual por la persona misma?, es decir hombres y mujeres somos biológicamente autónomos,
respiramos solos, asimilamos los nutrientes de nuestra comida, generamos la energía necesaria a partir de las calorías, etc
a excepción del proceso natural de tener hijos, que depende de la diferencia *** de las personas. El proceso natural de la maternidad, y de la paternidad requiere siempre de la concurrencia de ambos sexos.
En eso somos diferentes, no en derechos.
Naturaleza y cultura coexisten en nuestra vida, las personas no somos pura cultura, sino también naturaleza.
El amor es una dimensión constitutiva de lo que por naturaleza somos, amamos a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros amigos, a nuestra pareja.
Nadie inventó el amor, creer que el amor es un invento es tan absurdo como creer que a partir del 23 de julio de 1859
fecha en que se expidió la Ley del Matrimonio Civil en México, las personas se amaron en nuestro país.
La diferencia *** y complementaria de esposo y esposa es algo preexistente a lo que llamamos matrimonio, esa es la esencia del matrimonio, la peculiar relación de un hombre y una mujer que no es algo arbitrario ni fabricado,
es una realidad que miles de parejas heterosexuales hemos experimentado.
Toda dimensión natural del hombre se vive dentro de una cultura,
pues hacer cultura es también una dimensión humana. La realidad natural de comer, tiene en nuestra cultura poblana una expresión peculiar en el chile en nogada,
la realidad natural de orinar tiene en nuestra cultura moderna expresiones como la taza de baño, el mingitorio o el baño turco, tan común de encontrar en países europeos.
En el orden de la realidad jurídica pasa algo similar, la juridicidad es una dimensión del hombre,
hay algo natural, un componente natural en la realidad jurídica, es decir las leyes atienden a realidades específicas.
Una de estas realidades específicas es el amor conyugal que implica una dimensión específicamente ***.
La sexualidad constituye una estructura fundamental de nuestra persona, forma parte de nuestro ser y nos constituye,
ser varón o ser mujer son modos de ser persona que la naturaleza nos ofrece y pone a disposición de nuestra libertad.
Es desde nuestra libertad que hombres y mujeres elegimos como vivir nuestra sexualidad, pero es importante analizar, ¿todas las formas de vivir la sexualidad son iguales o producen los mismos resultados?
Seis manifestaciones fenomenológicas, según los especialistas Pedro Viladrich y Luis Lozano constituyen la dinámica única del amor conyugal, base del matrimonio.
No quiero decir que ésta sea la única manera de relacionarse, hay tantas posibilidades como rica es la libertad de las personas, pero es a este modo peculiar de amarse que se le llama amor conyugal.
Las seis características 1) Es un amor que sólo es posible entre una persona varón y una persona mujer, pues deriva de sus estructuras naturales sexuadas, diversas y complementarias.
Dice el antropólogo Juan Manuel Burgos que incluso la ubicación de los genitales en los cuerpos de la mujer y el varón está orientada hacia el encuentro cara a cara, y de frente, como no es en otras especies.
Solo a través de la diferencia *** pueden un hombre y una mujer darse al otro, y esta unión marital no es posible sin la diferencia ***, incluso si miramos solo al cuerpo femenino y masculino, hombre y mujer están hechos el uno para el otro en una forma absolutamente única.
Segunda característica del amor conyugal. 2) Es un amor que se inclina a ser unidad de dos, lo que requiere la madurez de hombre y mujer para pasar de ver al otro como un bien para mí,
a ser yo un bien para el otro, también requiere del autodominio y autogobierno de ambos cónyuges
a fin de lograr la armonía en la diferencia. Una persona que no tiene dominio sobre su deseo de apostar, por ejemplo, es una persona que no podrá atender a las necesidades propias del matrimonio
pues nunca tendrá dinero suficiente. Una persona que tiende a la infidelidad no podrá encontrar fácil amar a una sola persona, y por eso está incapacitado para el amor conyugal.
Tercero, otra característica del amor conyugal es un amor cuyo deseo es durar por siempre, ocupar el resto de la vida de los cónyuges, y aquí es cuando pasa de ser un amor entre hombre y mujer a ser un matrimonio.
Conyugarse es entonces pasar de un amor sentido, a un amor constituido que nos da identidad y que nace forzosamente de la voluntad y la libertad de ambos.
Hay amores que deciden siempre vivir en la etapa del noviazgo, y eso es válido, por eso no es amor conyugal.
Cuarta característica: Es una unidad que requiere exclusividad, y que no permite la interferencia sea esta *** o afectiva de cualquier tercero en el matrimonio,
en aras de la estabilidad. La amistad es una forma de amor que no reclama exclusividad, pero la conyugalidad sí,
en el matrimonio una persona comprende que tiene una deuda de amor y atención con la otra, no porque alguien se la haya impuesto, sino porque así lo decidió.
Nuestro código penal sanciona la infidelidad matrimonial, no así la del noviazgo.
Quinta característica: Es un amor que se caracteriza por ser juntos el mejor don de si, como bien recíproco y común. El amor conyugal busca siempre el bien de la persona amada y recibe en reciprocidad lo mejor de la persona amada.
Sexta característica: Es un amor creativo que tiene la posibilidad de engendrar nuevas vidas personales.
Hay amores que tienen muchas de estas características, pero solo el amor conyugal posee las seis enunciadas.
Amarse así un hombre y una mujer, con estas características, con estos propósitos es amarse conyugalmente, lo que significa que el amor conyugal no es nombre para cualquier contenido, sino es el nombre que se le puso a este modo específico de amarse.
Las cosas no son su nombre, somos las personas quienes hemos puesto nombres a las realidades para singularizarlas y distinguirlas de todas las demás,
aún de las más parecidas, para referirnos a ellas. Ninguna realidad es posterior a su nombre,
es decir, la realidad existe antes y el nombre se lo asignamos después para identificarla.
El amor conyugal, es entonces una realidad humana cuya identificación se compone por el vocablo "amor" que designa una dinámica real de la persona, es decir la dinámica del don y la acogida que todos hemos experimentado
y por el adjetivo "conyugal" que delimita el amor conyugal del resto de los amores humanos posibles,
refiriéndolo al amor de contenido *** que conforme a su naturaleza viven el hombre y la mujer en las seis características mencionadas. Esto incluye por su puesto, entonces, la posibilidad de engendrar nuevas vidas.
Hay quienes pretenden dar al amor conyugal un origen netamente cultural, dejando de lado el componente biológico natural que a todas luces tiene, me parece un error pues el matrimonio es mas que una categoría legal.
Los esfuerzos por redefinir el matrimonio menosprecian la diferencia *** considerándola irrelevante, pero es esa la esencia del matrimonio.
Sucede algo curioso en nuestros días, mientras las ciencias naturales han avanzado en diferentes áreas, incluyendo las que estudian a la persona, muchas veces se carece de una aplicación o apreciación de esas ciencias en relación a la sexualidad humana en general,
pareciera que queremos negar o desconectarnos de la ciencia sin considerar lo que ciencias como la neurobiología, ginecología, psicología evolutiva, o endocrinología han hallado respecto a las diferencias naturales entre hombres y mujeres
y se insiste en explicar las diferencias sexuales solo como construcciones culturales.
Hombres y mujeres somos diferentes en muchas dimensiones, nuestras conexiones cerebrales nos dan capacidades de conversación diferentes,
diferentes formas de tomar riesgos, de dimensionar el espacio, y esto no significa que un sexo sea superior a otro, pero son realidades que deben ser analizadas y consideradas.
Si el matrimonio fuera solo amor, claro que sería posible que dos personas adultas que se aman, y sólo porque se aman formen un matrimonio;
la discusión no es pues respecto a la libertad de amar de las personas, misma que debe ser respetada, sino a la consecuencia natural de esa peculiar forma de amar.
Segundo qué estrategia debería seguirse para garantizar que todas las personas en Puebla tengan el derecho al matrimonio igualitario
Creo que no se puede ni se debe garantizar a todas las personas el matrimonio, dado que quienes desean unir su vida a una persona del mismo sexo, viven una realidad diferente a las que lo hacen con personas de sexo diferente,la sola posibilidad de engendrar una nueva vida la hace diferente, por eso un trato igualitario no es justo,
lo que sería justo es garantizar los derechos de esas parejas del mismo sexo a la propiedad, a la seguridad social, a la separación justa, a la repartición de bienes, no así a la adopción,
que aún siendo otro tema diferente, debemos entender desde la premisa de que son los niños los que tienen derecho a vivir en una familia, y no las parejas, ni los matrimonios los que tienen el derecho a tener un hijo.
Me pronuncio entonces a favor de un reconocimiento legal de las uniones del mismo sexo a través de un pacto civil o de una sociedad de convivencia, y de la permanencia del matrimonio, como un acto legal de protección a la unión hombre-mujer en amor conyugal en favor de la posible descendencia.
¿Matrimonio igualitario en Puebla para cuándo?
No será en esta Legislatura en la que la mayoría política se obtuvo bajo el esquema de coalición, y en cuya conformación se acordó entre otras cosas dar prioridad a los temas en los que hay consenso, y en este tema no se tiene consenso.
Considero muy importante trabajar para conformar matrimonios fuertes, conocedores de sus derechos y obligaciones, capaces de convivir con sus hijos.
Creo que el estado debe vigilar por el bien de los matrimonios existentes, como por el bien de cualquier persona, hacerles más amable la vida, por ejemplo a través de apoyos concretos a la maternidad y a la paternidad,
y de capacitación para mejorar su comunicación, su alimentación, su economía, e incluso el estado debe garantizar que su disolución del matrimonio sea justa.
En México tenemos un grave problema con el tema del pago de las pensiones alimenticias, las mujeres que pasan por este problema, saben el real problema que implica que al disolver su matrimonio no se respeten estos derechos y que el estado no facilite y guíe toda esta obligación
El que la ley proteja la promesa hombre-mujer de fidelidad, permanencia, y apertura a la vida de otra persona, no debería ser considerado una injusta discriminación pues es un simple reconocimiento a una realidad.
He escuchado a algunas personas responder esta pregunta, de ¿para cuándo el matrimonio igualitario en Puebla? diciendo que Puebla no es una sociedad abierta;
permítanme decir que para mí, una sociedad abierta es aquella que se esfuerza por buscar la verdad, capaz de tratar con respeto a todos sus integrantes, incluso a quienes defendemos el matrimonio hombre y mujer, y nuestra visión sostenida en la realidad biológica, psicológica, y espiritual también debe ser escuchada.
diferentes formas de tomar riesgos, de dimensionar el espacio, y esto no significa que un sexo sea superior a otro, pero son realidades que deben ser analizadas y consideradas.
No todas las personas heterosexuales quieren casarse, ni tener hijos, ni dar a su relación erótica-afectiva la formalidad del matrimonio,
y esto mismo sucede con las personas homosexuales, por eso insisto, el estado debe más que proteger la relación erótica-afectiva de las personas, proteger las libertades de las personas y las consecuencias que esas relaciones pueden tener.
Agradezco mucho y sinceramente el favor de su atención, y reitero siempre y en todo momento mi respeto a todos ustedes. Muchas Gracias.