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Hermann Hesse, nacido en Alemania en 1877,
recibió el premio Nobel de Literatura en el año 1946.
Está considerado como uno de los mayores prosistas
en lengua alemana del siglo XX.
Entre sus obras figuran: "Bajo las ruedas", "Siddhartha",
"Demian", "El lobo estepario", "El viaje a Oriente",
"Lecturas para minutos", "Mi credo" y "Juego de Abalorios";
éste último libro constituye una especie de síntesis
de las filosofías de oriente y occidente.
Para hablar sobre Hermann Hesse,
hoy contamos con la presencia de Diego Sánchez Meca,
catedrático de Filosofía Contemporánea en la UNED
y autor, entre otros, de los siguientes libros:
"Nietzsche. La experiencia dionisiaca del mundo",
"El nihilismo", "Teoría del conocimiento",
"Metamorfosis y confines de la individualidad",
"Historia de la filosofía moderna y contemporánea"
y "La Historia de la filosofía como hermenéutica".
- Buenos días Diego. - Buenos días.
Hermann Hesse fue un autor muy leído
entre los jóvenes de los años 60 y 70 del pasado siglo,
inspirador del movimiento hippie,
defensor del diálogo entre las culturas de oriente y occidente.
¿Se pueden considerar todavía actuales y vigentes
los planteamientos y mensajes de este autor?.
Yo creo que se podrían considerar, sobre todo, esos dos que has dicho.
El ser inspirador del movimiento hippie
y el haber sido uno de los promotores
de lo que en ese momento se llamaba la moda del oriental.
El movimiento hippie
fue un movimiento de contestación, de protesta,
respecto a lo que en ese momento, en los años 60 o 70,
era el capitalismo burgués, la sociedad de consumo, el economicísmo,
todo ese mundo moderno,
la industrialización, la tecnificación que surgía,
a los jóvenes nos resulto un poco impactante
y se puso de moda la contestación, los movimientos contestatarios.
Y parte de esos movimientos contestatarios y,
entre ellos, el movimiento hippie,
se inspiraban en una espiritualidad oriental,
y por eso Hermann Hesse que era uno de los promotores
de este resurgimiento de lo oriental en occidente, se puso de moda.
Estos son ya planteamientos que han quedado un poco superados,
pero yo creo que en los contenidos, en el fondo,
como ahora después podremos decir, tienen todavía vigencia.
¿Cuál sería la obra de Hermann Hesse
emblemática y representativa de su ideario estético-espiritual,
y la que debería recomendarse más a los lectores de hoy?.
Creo que tiene un conjunto de obras, todas ellas muy significativas,
sería difícil decir cuál es la más significativa.
Hay que tener en cuenta que varias de ellas
estuvieron escritas bajo el impacto de ese trauma terrible
que dejaron las dos guerras mundiales y que, en ese momento,
condicionaba mucho la producción literaria y artística, en general.
Un ejemplo muy evidente de ese tipo de escritura fue "El lobo estepario".
Sin embargo, yo creo que hoy tienen más interés las otras obras,
donde él proponía, más que analizaba críticamente,
las causas de por qué el mundo contemporáneo
había conducido a esas guerras.
Aquellas en las que él propone, de manera simbólica y alegórica,
una vía por la que echar a andar.
Y entre ellas, yo creo que la más emblemática es "Siddhartha",
porque en "Siddhartha" él expresa,
de una manera simbólica, su ideario estético y espiritual,
y también hace las propuestas que él considera convenientes como mensaje,
para el desarrollo de la cultura a partir de ese momento.
¿Cuáles son los aspectos concretos del mundo contemporáneo
de los que "Siddhartha" hace una crítica global?.
Esta novela tiene un mensaje estético y espiritual.
Y es una novela que plantea, sobre todo,
una critica al mundo contemporáneo muy concreta,
y es que se percibe una descompensación
entre el progreso externo y el progreso interior.
Es decir, los dos últimos siglos,
han sido siglos de un progreso magnifico en el ámbito científico,
en el ámbito económico, en el ámbito industrial, en el ámbito tecnológico,
hemos alcanzado un confort, un mundo de posibilidades,
que ninguna generación anterior hubiera podido soñar.
Yo creo que eso es un motivo para estar muy satisfecho y muy orgulloso
de ese nivel que hemos alcanzado externamente.
Sin embargo, también y al mismo tiempo,
se ha producido un empobrecimiento de las experiencias internas,
se ha producido una cierta desorientación,
hay tanta abundancia de cosas que no sabemos,
que podríamos hacer o que podríamos realizar,
y eso hace que, en general,
el hombre de hoy esté muy saturado externamente de posibilidades,
pero en el fondo sea infeliz.
No es un hombre feliz, no es un hombre satisfecho ni realizado.
Esa descompensación es lo que Hermann Hesse toma como eje de sus críticas,
en el sentido de que esa descompensación
no tiene por qué ser necesariamente así,
se puede encontrar un equilibrio o se debe aspirar, por lo menos,
a ese equilibrio, a esa armonización entre los logros externos,
y que contribuyan a un sentimiento de felicidad
que, sin embargo, parece que hoy no existe,
y tampoco en la época de Hermann Hesse.
Hay, por tanto, esa descompensación,
y esa sería la crítica global que hace al mundo actual.
La aparente resistencia de Hermann Hesse
a la modernización y a la tecnificación contemporáneas,
¿no le sitúan entre los reaccionarios nostálgicos y románticos
que creen que la solución de nuestros problemas
está en una vuelta a lo primitivo y a lo pasado y superado?.
Yo creo, sencillamente, que no.
Romántico, puede que sí, pero no en el sentido de reaccionario
y en el sentido negativo que se le puede dar a la palabra romántico.
La crítica que él hace al mundo contemporáneo,
es una crítica de que es un mundo unilateralmente orientado.
Por ejemplo, parece que, en general,
para la gente de las sociedades avanzadas no existe más valor,
o solamente existe el valor de la ganancia económica,
del aumento del confort,
de la competitividad por alcanzar un nivel mejor de vida.
Esa aspiración tan focalizada en el disfrute,
también unilateralmente entendido,
porque es un disfrute puramente externo,
puramente consumista y hedonista.
Hermann Hesse hace un análisis de él
y dice que se remite a una característica del hombre occidental,
que es que no acepta las limitaciones de su finitud,
el ser humano aspira prometeicamente a ser como Dios,
a tener los mismos poderes como Dios,
el ser humano occidental de nuestras sociedades,
quiere volar, quiere vencer la muerte, quiere...
esas ambiciones significan para él una no aceptación de la finitud.
Cuando él propone en "Siddhartha",
como contrapunto a la visión budista del mundo,
lo que quiere señalar realmente es que en esa visión,
el hombre acepta su finitud, acepta su mortalidad,
y eso le sirve para compensar, para sobrellevar mejor,
las carencias propias de nuestra condición humana.
Entonces, yo creo que la llamada, por parte de Hermann Hesse,
a una reflexión respecto a la conveniencia para el ser humano
de no olvidar que es un hombre finito,
un hombre que llega un momento en que muere,
lo que le hace recordar que es una existencia sin esencia,
dicho filosóficamente.
Eso, que al hombre actual le suena muy mal,
recordarle que es un ser mortal no le gusta,
él considera la muerte como algo que debe ser olvidado,
porque es algo que deprime y limita la capacidad de disfrute.
Eso, sin embargo, en la visión budista es justo al contrario,
porque la visión budista lo que entiende es que la vida
debe ser entendida a partir de la experiencia de la muerte.
Eso, no es ser reaccionario,
eso es algo que contrasta mucho con nuestros puntos de vista,
pero que no estaría de más que reflexionáramos sobre eso,
porque nos serviría para moderar
ese impulso unilateralmente dirigido por nuestra parte
que nos conduce a ese desequilibrio del que hemos hablado en principio,
entre progreso externo y progreso interno.
¿Opone Hermann Hesse, en su novela "Siddhartha"
el modo de pensar oriental y el occidental,
para apuntar finalmente a la comprensión budista de la vida
como una posible fuente de inspiración
y de orientación espiritual para nosotros?.
Y si es así, ¿qué diferencias habría para él
entre el budismo y el cristianismo en ese sentido?.
Yo creo que opone oriente y occidente, hace ese contraste,
tiene como contrapunto a la vista el horizonte del budismo,
porque, de hecho, "Siddhartha" cuenta la historia de un joven
en unos términos bastante análogos a la biografía histórica de Buda.
Sin embargo, lo que no se puede decir que haya en "Siddhartha"
sea la propuesta del budismo
como alternativa a los problemas de occidente, eso no es así.
El budismo no es la alternativa.
Y, ¿por qué no lo es?.
Porque a Hermann Hesse le parece que es muy parecido al cristianismo,
demasiado parecido al cristianismo.
Si el cristianismo no ha servido, sino que, al contrario,
a lo que ha contribuido ha sido a la situación que tenemos,
el budismo tampoco sería.
No hay que olvidar que Hermann Hesse era hijo de un pastor protestante,
misionero durante muchos años en la India,
y la lucha generacional entre él y su padre
le llevó a querer superar tanto el cristianismo como el budismo,
no es, por tanto, el budismo la alternativa que Hermann se plantea.
Para resumirlo en pocas palabras,
¿cuál es el mensaje de sabiduría
al que Hermann Hesse quiso dar forma literaria en esta,
tan famosa como poco comprendida, obra "Siddhartha"?.
Yo creo que esta novela es la historia de un individuo
que busca el equilibrio entre su mundo externo y su mundo interno.
Ese es el mensaje que lanza en esta novela al mundo occidental.
Básicamente, en qué se diferencia respecto de lo que decíamos antes
de los mensajes del budismo y del cristianismo,
por eso esas dos propuestas no vendrían a solucionar nada.
Tanto el cristianismo como el budismo establecen
que el ser humano es un ser sobrenatural,
es decir, es un ser en el cual hay que distinguir
una dimensión natural y una dimensión trascendente.
Eso, plantea una oposición
entre la dimensión natural del hombre y su dimensión espiritual.
Y por tanto, en el caso del cristianismo lo vemos más claramente,
no hay una diferencia sólo, hay una oposición, hay contraposición.
Todo el conflicto del hombre moderno con la naturaleza,
su no saber relacionarse armónicamente con ella,
su potencial destrucción a corto plazo de ella,
está basado en esa consideración de que él no es naturaleza,
de que él es sobrenatural.
Eso es un error gravísimo,
y eso es un error que trae consecuencias, probablemente,
irreversibles e irreparables.
El budismo no soluciona tampoco la cuestión,
porque también es una doctrina pesimista,
es una doctrina que no apunta a un mensaje de integración y de armonía
en la consideración de una felicidad conquistada
en esa unión de lo natural y de lo espiritual.
Por tanto, el mensaje final de "Siddhartha" es;
primero, es posible la espiritualidad fuera de la religión.
No es pequeño ese mensaje.
Es posible una espiritualidad que no éste englobada
dentro de una institución o de una creencia religiosa;
y segundo, ¿qué tipo de espiritualidad tendría que ser esa?.
Una espiritualidad
en la que el individuo no distingue en él mismo
entre un cuerpo, que está ahí y que es una especie de materia inerte,
y un espíritu que parece que es él mismo.
No, no, el cuerpo y el espíritu son una misma cosa, son una misma unidad,
el hombre es una cosa, y esa cosa tiene dimensiones corporales
y tiene dimensiones espirituales en la misma unidad.
Es esa experiencia de uno mismo como unidad,
lo que conduce a una unidad de uno mismo
con la naturaleza y con el mundo,
y por tanto a toda una actitud de solución de esa descompensación
entre el progreso externo y el progreso interno.
Yo creo que esa es la clave que encierra esa novela,
explicada de una manera simbólica muy bonita,
muy estéticamente presentada,
y creo que eso es lo que hace de la novela una obra maestra.
Hasta aquí el programa de hoy.
Muchas gracias Diego,
por acercarnos al célebre escritor alemán Hermann Hesse.
- Gracias a ti.
De su "Lecturas para minutos", son las siguientes palabras:
"No necesito ningún arma contra la muerte, porque la muerte no existe.
Pero sí hay una: el miedo ante la muerte, y esa se puede curar".