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Con la huída de millones de personas de la peor sequía
en el Cuerno de África en 60 años,
los campos de refugiados en las fronteras de Somalia
llegan a un punto insostenible.
Las madres y los niños que llegan tras muchos días sin agua ni alimento
tienen que enfrentarse a una espera interminable
en campamentos rápidamente desabastecidos.
Para algunos, sin embargo,
tan sólo llegar a la frontera es imposible.
Abandonados a su suerte, donde la ayuda no llega,
los somalíes se desplazan de un lugar a otro
buscando desesperadamente mejores condiciones.
Tukaay Siyaadow Isaak y sus ocho hijos
abandonaron Baidoia en Somalia central.
«Nuestra supervivencia depende de la lluvia
y esta cesó.
El ganado y todo lo que teníamos
murió por la sequía.
¿Cómo podemos sobrevivir?
Así que decidimos huir para sobrevivir».
Pero después de caminar 30 kilometros
todos los días durante tres semanas,
la familia está muy débil para continuar
y se han visto obligados a refugiarse en un cabaña de cartón
en el asentamiento temporal de Galkayo.
«El destino nos trajo hasta aquí
y ahora dependemos de la ayuda de otros».
Los organismos de las Naciones Unidas y sus asociados
están redoblando sus esfuerzos para llegar a millones de necesitados
en Somalia y el resto de la región.
Multimedia de la ONU http://www.un.org/es/multimedia/