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¡Buenas tardes, demócratas! ¿Están listos? ¿Están listos para empezar? Eso espero.
Está es la elección de toda una vida.
Porque aparte de un candidato o política, lo que está en juego es el sueño americano.
Ese sueño -la habilidad de imaginar algo mejor para nosotros y nuestra familia y luego ir a por ello-
es lo principal acerca de quiénes somos y dónde estamos como nación.
Bien sea que ese sueño siga por otra generación depende de ustedes y de mi.
También depende de quién nos guíe.
En Massachusetts, conocemos a Mitt Romney.
Cuando dejó el cargo, Massachusetts era la 47° en la nación en creación de trabajos
-durante mejores tiempos económicos-
y nuestro producto interno en el estado estaba declinando.
Rebajó la educación más que en cualquier otro lugar de Estados Unidos.
Los caminos y los puentes estaban desmoronándose.
Los impuestos a las empresas subieron, y la confianza empresarial bajó.
Nuestro potencial de energía ecológica estaba estancado.
Y teníamos un déficit de presupuesto estructural.
Mitt Romney habla mucho acerca de todas las cosas que ha arreglado.
Puedo decirles que Massachusetts no era una de ellas.
Él es un buen hombre y un gran empresario,
pero como gobernador estaba más interesado en tener el trabajo que en hacerlo.
Cuando llegué la cargo, tomamos un curso distinto:
investir en nosotros y en nuestro futuro.
Y hoy Massachusetts lidera a la nación en competitividad económica,
logros estudiantiles, cobertura sanitaria, ciencias sociales y biotecnología,
eficiencia energética y servicios a los veteranos.
Hoy, con la ayuda de la administración Obama,
estamos reconstruyendo nuestros caminos y puentes y expandiendo acceso de banda ancha.
Hoy estamos fuera del hueco de déficit que dejó el Sr. Romney,
y hemos alcanzado los lazos más altos en nuestra historia.
Hoy, con el trabajo en la mira,
hemos hecho reformas en nuestros sistemas de pensiones y beneficios,
nuestras escuelas, nuestros sistemas de transporte y más de lo que el Sr. Romney nada más habló.
Y hoy en Massachusetts, también pueden casarse con quien sea que amen.
Todavía tenemos mucho que hacer.
Pero estamos mejor encaminados porque pusimos nuestra fe
en nuestros valores y nuestro sentido común,
no en fantasías y retóricas divisorias.
La nación enfrenta la misma elección.
Todo lo que dicen los republicanos es que si disminuimos el gobierno,
rebajamos impuestos, cortamos uniones y esperamos, todo estará bien.
¡No olviden que esas mismas políticas nos llevaron a la recesión!
Sin importar que ninguno de los gobernadores que dieron ese discurso en Tampa la semana pasada
tienen resultados para mostrar.
Pero los demócratas le debemos a los Estados Unidos más que un fuerte argumento para estar en contra.
Necesitamos ser tan fuertes acerca de lo que somos.
La pregunta es: ¿En qué creemos?
Creemos en una economía que da oportunidades
a la clase media y a los marginados,
no sólo a los que tienen mejores contactos.
Creemos que la libertad significa mantener al gobierno de nuestros asuntos privados,
incluyendo la decisión de una mujer de mantener o no un embarazo no deseado,
y la decisión de todos acerca de con quién se quieren casar.
Creemos que le debemos a la próxima generación un país mejor del que encontramos
y que cada estadounidense tiene parte en eso.
Creemos que en tiempos como estos debemos estar unidos, no contra otros.
Creemos que el gobierno tiene un papel que interpretar,
no resolviendo todos los problemas en la vida de los demás,
sino ayudando a la gente a crearse su propio sueño americano.
Eso es en lo qué creen los demócratas. En eso creen los estadounidenses,
si queremos ganar las elecciones en Noviembre y mantener nuestro país a flote,
si queremos ganarnos le privilegio de liderar,
es hora de que los demócratas defendamos nuestras creencias.
Dejen de esperar a que los expertos o las encuestas
les digan cuál será el próximo presidente, o el próximo senador, o el próximo congresista.
Somos estadounidenses.
Creamos nuestro propio futuro.
Empecemos apoyando al presidente Barack Obama.
Este es el presidente que le dio la seguridad de un seguro médico accesible
a cada estadounidense, y a cada esquina de este país luego de 90 años de intentos.
Este es el presidente que llevó a Osama bin Laden a la justicia,
quien terminó la guerra en Irak y la está terminando en Afghanistán.
Este es el presidente que acabó con el "no preguntes, no digas",
para que el amor a la patria, y no a otros,
determinara la aptitud para el servicio militar.
Quien hizo la paga equitativa al trabajo en las tierras.
Este es el presidente que salvó a la industria automovilística estadounidense de la extinción,
a la industria financiera estadounidense de la autodestrucción,
a la economía estadounidense de una completa depresión.
Quien añadió más de 4.5 millones de trabajos en el sector privado en los últimos dos años y medio,
más que en los ocho años de Geroge Bush en el cargo.
La lista de logros es larga, impresionante y no muy sabida--
incluso más cuando se considera que los republicanos congresistas
han hecho de la obstrucción en centro de su estrategia gubernamental.