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Desafortunadamente, un año después tenemos que informar que la situación para los jóvenes
en el mercado laboral no ha mejorado.
En efecto, la crisis económica ha demostrado estar mucho más arraigada de lo que pensamos al principio.
Es poco probable que la situación mejore en un futuro próximo.
En las economías desarrolladas,
la crisis tuvo un impacto particularmente grave sobre los jóvenes.
En esos países, la tasa de desempleo juvenil
y el número de jóvenes desempleados en 2010 alcanzó la cifra más alta jamás registrada.
Al mismo tiempo,
la tasa de desempleo juvenil, entre 2009 y 2010, continuó aumentando.
Esto hace de la región un caso singular.
En las economías en desarrollo,
la situación es muy diferente porque son muy pocos los jóvenes que pueden permitirse el lujo de no trabajar.
De manera que la tasa de desempleo juvenil no es el indicador más revelador en estos países.
Más bien, debemos hablar de trabajadores pobres y de empleo vulnerable.
La mayoría de los jóvenes aceptan cualquier trabajo que esté disponible,
con frecuencia con horarios reducidos, y en condiciones de trabajo malas y salarios muy bajos.
El empleo a tiempo parcial ha aumentado de manera vertiginosa durante los último años en las economías desarrolladas.
El trabajo a tiempo parcial no es de por sí algo negativo,
en particular cuando los jóvenes estudian y trabajan al mismo tiempo.
Sin embargo, la magnitud del incremento de esta variable sugiere que el trabajo de medio tiempo es aceptado involuntariamente.
Muchos jóvenes se están dando cuenta de que
sólo pueden encontrar un trabajo de medio tiempo y temporal.
Invertir en los jóvenes es ahora más necesario que nunca.
Por ejemplo, inversiones a largo plazo en sistemas de educación y formación,
políticas fiscales dirigidas a subvencionar el empleo juvenil,
estos son algunos ejemplos.
Desafortunadamente, estas soluciones son necesarias en momentos
en que los gobiernos tienen muy poco espacio fiscal
para responder a estas necesidades.
Afortunadamente, existen otros actores que pueden tomar la iniciativa donde los gobiernos no pueden.
Muchos actores no gubernamentales, sindicatos, organizaciones de trabajadores
y empresas privadas, por ejemplo, están desempeñando un papel cada vez mayor en la promoción del empleo juvenil.
Las organizaciones privadas están reconociendo que invertir en los jóvenes
tiene sentido desde el punto de vista empresarial.
La tasa de desempleo de larga duración mide el porcentaje de desempleados
que han estado buscando trabajo durante 12 meses o más.
Lo que observamos es que
la tasa de desempleo de larga duración de los jóvenes está superando la de los adultos por un gran margen.
Esto confirma la visión general de que
durante las crisis económicas y las etapas de recuperación,
el mercado laboral juvenil tarda más en volver recobrarse.
Sé que no es fácil para los jóvenes,
pero debemos estimularlos para que no pierdan la motivación y para que se mantengan activos.
No tiene que ser en el mercado laboral, pueden ofrecerse como voluntarios,
asociarse a través de las redes sociales, algo que los mantenga involucrados.
Porque la falta de participación es lo que puede generar un sentido de descontento social,
una sensación de aislamiento.
Así que sean positivos, participen y defiendan un futuro mejor.